(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 7 de agosto del 2014.)
No exagero ni un
pelo si digo que fui de los primeros en comentar la música de Liquidarlo
Celuloide. Allá por el año 2004, cuando acababa de ver la luz Freak Out!, el amigo Luis Alvarado
-director de Buh Records y en aquel entonces impulsor del fanzine Autobús- me prestó los dos primeros
trabajos de este proyecto de Juan Diego Capurro -ya terminados pero que nunca
había visto en circulación: Fiebre De Lo
Misterioso (2003) y Pradera Tóxica
(2004). La impresión fue buenísima, al punto de que, para el segundo número de “la
Friki”, escribí en la respectiva reseña al Pradera...:
“Cacofonías histéricas, bromas siniestras, malignos tarareos, guitarras
invenciblemente repetitivas, lloriqueos, gritos guturales, declamaciones de
poseso, nerviosos desgañites. El arsenal de una errabunda alma en pena que ni
siquiera en sus momentos más afectuosos (“Feto”, tema del Fiebre...) deja de sonar ajena a la
humanidad. Como si la dominaran los delirios de un dios idiota, prisionero del
Caos”.
Desde entonces,
Liquidarlo Celuloide -hoy una entidad colectiva- logró hacerse de un sitio en
la variopinta escena local post-2000, ganándose un nombre por sus comentadas
performances, sus discos cada vez más extraños y sus musicalizaciones para
films con cuyas estéticas el alias mantiene no pocas conexiones (la japonesa Tetzuo, por ejemplo). Por cierto, la
banda meses después editaría nuevo disco: Vértigo Magnético (2014).
Parafraseando al
gran Fidel Gutiérrez, entonces, Liquidarlo Celuloide es Juan Diego Capurro...
Pero Juan Diego Capurro no sólo es Liquidarlo Celuloide. A la par de su ahora
célebre identidad, Juan Diego formó parte de Retrasados De Hojalata, “amago de
proyecto” (¿?) que legó un único disco epónimo en el que le hacen más que honor
a su nombre -pues lo de RDH es “la inoperancia como bandera, la vejación del
Sonido (...), la parodia inmisericorde (...), la maníaca/demente carcajada, la
amoralidad siniestra e infantil (¡¡¿¿??!!), el cretinismo sónico al servicio
del hombre involucionado/cavernícola post apocalíptico” (Freak Out! número 3, 2004).
Asimismo, Capurro estrenó
en el 2014 nuevo chaplín: Hipnos Medula, que desconozco mayormente. Y tiene ya
¡¡¡cuatro discos!!! como Molusco Estroboscópico, que es el motivo de esta
escueta semblanza.
Lo primero que
escuché de ME fue el tema “Agelena Laberíntica”, incluido en el Nuevo Manual De Zoofilia (2010), disco
compilatorio para descarga gratuita. Después, a través de este medio supe de
una bitácora que Juan Diego creara exclusivamente para su barbo multilumínico: allí se puede encontrar información actualizada sobre los álbums,
participaciones varias en otros registros (a destacar su aporte en disco que
homenajea a la descojonante Videodrome
-1983-, del maestro David Cronenberg) y pequeñas muestras de su magma sonoro
vía SoundCloud o YouTube.
Los dos primeros
volúmenes de Molusco Estroboscópico, Levitador
(2008) y Agelena (2009), son álbums
en un sentido conceptual. Los dos siguientes, en cambio, tienen un cariz
recopilatorio: Ríos De Gas (2012)
rescata composiciones del período 2010-2012, entre las que se encuentran tanto
su contribución al compilatorio dedicado a Videodrome
como su aporte al disco tributo de Zero Karma (Buh Records, 2012). Océano Artificial (2013), por su parte,
hace lo propio con piezas que reconstruyen “una serie de experiencias
sensoriales” relacionadas con el agua -el Sonido como flujo.
Enfrentado a los
discos, más de una vez me he preguntado por qué es Molusco Estroboscópico el
bastardo caleta de Capurro, y Liquidarlo Celuloide el vástago por el que
siempre se le recordará. Debería ser al revés. Hay en ME una extraña
musicalidad que no aparece ni por asomo en LC: bajo texturas claramente
ominosas (“drónicas”, industriales, tape music; improntas todas bajo
tratamiento lo fi), se percibe un hilar constante de capas tras capas de
atmósferas sonoras. A veces, éstas responden a un cierto orden; a veces, a la
nerviosidad propia de la estética de los collages. Los títulos apuntalan estas
impresiones: “Flotando En Una Piscina Con Una Camisa Roja” (creo haber
escuchado aquí un sampleo de Cantinflas), “Memorias Del Caldo De Cultivo
Original”, “Meridiano Telepático”, “Paseo En Motocicleta Con Arañas En La Mente”...
En limpio, me queda la sensación de que Liquidarlo Celuloide vendría a ser una
suerte de lado B de lo que Juan Diego ha firmado como ME: habiendo cosas en
común, estas jornadas del Molusco parecen ser la materia prima de las que se
derivan, en clave más, ejem, “arrabalera”; los desvaríos relampagueantes de LC.
Los interesados
pueden contactar al músico a través de su Facebook. Los cuatro títulos vienen
en un primoroso empaque artesanal de dos dípticos, empaque que respeta el arte
original de las portadas e incluye la información respectiva para cada rodaja.
De nada.
Hákim de Merv
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