(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 3 de noviembre del 2015.)
¿Algún día
dispondremos de una historia más o menos completa/documentada sobre las
subescenas electrónicas locales? Difícil aventurar una respuesta positiva:
todavía la historia del rock nacional está aquejada de varios baches, y eso que
éste no cuenta con el hándicap de la electrónica nativa, que no fue bien
recibida al inicio. Para que te hagas una idea, recién el año pasado se han
recuperado grabaciones en vivo y en estudio de los subtes Masoko Tanga -after
punk en el mismo sentido que, digamos, Yndeseables.
Volviendo al tema,
esfuerzos por vertebrar una historia de la música electrónica compuesta bajo
estos cielos no faltan, pero su número es aún limitado. Recién hace un par de
años se editó un disco con la música de Disidentes, que fue de las primeras
bandas industriales en los 80s -lo que se suma a su maqueta de ensayos
digitalizada y puesta para libre descarga en los 00s. También se ha hablado
muchas veces de orquestar un álbum doble que compile las piezas más logradas de
nuestros créditos electrónicos -de hecho, fue éste uno de los proyectos que
tenía en carpeta el finado Leo Bacteria.
Existe un circuito
del que se habla poquísimo, más por desconocimiento que por algún prejuicio
subyacente (al menos hoy, en esos días no sabría decirlo). Me refiero al synth
pop nacional de fines de los 80s y principios de los 90s. Cuando se rememora la
génesis del electro nativo, siempre se habla de T De Cobre, Disidentes o
Cuerpos Del Deseo en los 80s; pero luego, salto de garrocha mediante, la
memoria pasa a Arián 1, que ya es más EBM. De actos como Spectra, Hipnótika,
Pozí, TKO Systems y Paracas; sólo se ha conservado el recuerdo de sus nombres.
A fin de cuentas, no debería ser extraño: el periodo de vida de estos proyectos
coincide con los años oscuros que también atravesó el rock subterráneo -el
catastrófico primer gobierno de García, el electroshock y debacle moral del
gobierno de Fujimori...
Por eso me parece
valioso que dos de los protagonistas de esta tropa se hayan asociado tras un
nuevo nombre, divulgado por la saga UnderPop de Josué Vásquez merced a sendas
colaboraciones. Noche Futura es, ciertamente, la unión de Julio Granados y de
José Calderón (a) José Carminis. El primero estuvo en Pozí, que se hizo en
aquellos olvidados años de un minihit local, “Baila Pasiva”. Hacia 1992,
Granados se da a conocer en solitario como Relayze. Calderón, por su parte, quien llega a Pozí durante la última etapa del
grupo; es miembro de TKO Systems, acto que forman algunos de los ex Pozí tras
su disolución. Mucho tiempo después de estos acontecimientos (2011), ambos
músicos se reencuentran y deciden retomar el trabajo de su anterior alias donde
éste quedó inconcluso.
(Otrosí, en Pozí militó Ricardo Escuza, músico que participó en discos como Tributo A La Niñez, Contrataque: Tributo Al Rock Subterráneo y Verano Del 69. Tras la debacle de Pozí, Escuza formó Paracas.)
(Otrosí, en Pozí militó Ricardo Escuza, músico que participó en discos como Tributo A La Niñez, Contrataque: Tributo Al Rock Subterráneo y Verano Del 69. Tras la debacle de Pozí, Escuza formó Paracas.)
Sinfonía Cósmica Del Mar (2015), que está
por lanzarse en las próximas semanas, tiene dos segmentos muy definidos, uno
bastante más pequeño que el otro -para bien, porque es el menos interesante, el
más discreto y el que pasa más rápido. La apertura de “Árbol” anuncia ya el
regreso a los calendarios del synth pop, pero no el clásico, sino el de los
90s, cuando el género incorporó una estructura rítmica más ágil para los temas
de corte dance -y los reflectores los acaparaban Memory Garden, Cosmicity,
Faith Assembly y Seven Red Seven. A la mitad del tema, la ornamentación guiña
sorprendentemente al Detroit techno, con detalles sonoros que me hacen pensar
en los pioneros del groove hipnótico (Forge Masters, LFO, Tuff Little Unit,
Unique 3, Phuture...). Me quedo esperando por más, pero “Ángeles Del Medio
Oriente” retrocede ahora sí a los 80s, con no mucho acierto. La floja “Volaré”
ya pone preocupante la cosa, porque pareciera que el disco empieza a hacer
agua.
Felizmente, ahí
termina el primer segmento. El instrumental “Entre Peces Y Navíos” cumple la
función de bisagra hacia un segundo segmento de todas formas superior. En
efecto, entre “Noche Futura” y “Enzo En El Mar”, volvemos al synth pop
noventero de sellos como A Different Drum. No son pocos los aciertos aquí: los
medios tiempos, que aquí suenan a semi-balada (“Mi Alma Animal”, “Al Lado De Un
Hombre”, “Enzo...”), hacen las veces de cuñas entre composiciones maduras, de
aroma dance floor. Muchas de ellas ya han sido lanzadas en formato maxi- single
a través de la Red: “Medusa”, “Noche Futura”, “Dulce Fantasía” -estas dos
últimas son las antologadas por en UnderPop. Habría que mencionar también a “No
Te Voy A Dejar” y a “Shopping Cart” para
terminar de destacar este exquisito tramo de Sinfonía... en clave synth.
Tarea pendiente la
de trabajar bastante más las letras. Cumplen los cánones del género desde el
título mismo del debut, sí, pero si el flashback funciona en el apartado
sónico, en sus momentos menos inspirados la lírica no resiste bien el viaje al
pasado. Fácil “Volaré”, la canción más prescindible de esta jornada, no se
haría merecedora de tal sambenito si no fuera por su letra. De cualquier modo, SCDM consigue el aprobado. Ahora a
aguardar el siguiente paso -y si se permite la sugerencia y fueran tan gentiles,
estimados Julio y José, a recuperar para el dominio público la olvidada música
de Pozí, de TKO Systems y de Paracas.
Hákim de Merv
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