Faltando muy pocas
horas para volver de Arequipa en mayo pasado, sostuve una amenísima charla con
Juan José Leyva, Valeria Valdivia Conde y Víctor Miranda Ormachea. Conversando
de uno y otro tema sobre la movida de la ciudad sureña, el integrante de
Ruidósfera me confiaba con algo de preocupación que casi nada se había hecho al
interior de la movida characata por recuperar grabaciones anteriores a los 00s.
Trabajos de Gritos De Miseria (Revolución
Permanente) y Konflicto Interno (Sentimiento Serrano) sí han sido reeditados en CD, pero lo mismo no acontece aún con
TV-67 o Catedral De Humo. Hay quienes conservan material en audio y video de
éstas y otras formaciones. Por ahora. No sería mala idea repescarlo para el
respectivo reissue digital, evitando
así que la apatía o la desidia se lo sirvan en bandeja al olvido y al pasado.
Renzo Nash Power Trio es presente y futuro. Pasado también, aunque éste respondía al seudónimo
de Patilda DFM. No podría afirmar cuándo se produce la disolución del uno y el surgimiento
del otro, o cuántos y cuáles integrantes transitan entre ambos, excepto el
guitarrista Renzo Nash; quien -evidentemente- dirige esta nueva aventura, secundado
por los músicos Jafeth Candia (bajo) y Alfonso Obando (batería).
RNPT debutó el año
pasado con el mini-álbum Day To Day,
declarando abiertamente influencias del post rock y del progre. Tal asociación,
si bien mirada con desdén por la crítica especializada, no deviene en infrecuente.
Sí lo hace, por el contrario, al añadirse a la mezcolanza una ingente dosis de
indie -cuyo pathos es diametralmente opuesto al del prog rock. La adición contribuiría
quizá a generar una imagen contradictoria de lo que practica la terna
arequipeña, si no fuese porque la Realidad rara vez siente ganas de agotar las
posibilidades de lo que con tres elementos -juntos y revueltos- puede generarse.
En esencia, sí, lo
del grupo es post rock. Pero no el fundacional, sino el de la siguiente
generación -léase Mogwai y compañía-, que tiene infinidad de conexiones con la
mejor tradición indie de los 90s. Es con este post que a veces se trenza el
viejo progre, sólo que no siempre de manera frontal.
Day To Day es post rock medio irresoluto:
tímido, nefelibato, que aparece taciturnamente. Cuando quiere soltarse para las
cámaras, como en algunos pasajes de “BSG (Café)” o “Awake”, el espíritu de “la
progresiva” es evocado y le roba los flashes. Cuando su distensión es más
espontánea, casos “What Are You Doing With Your Life?” o “Muñón 3.30 pm”, más
cerca del indie se asienta. En medio del cambalache sonoro, el trío integra
muestras de indistinta procedencia: pueden ser astillas de ruidos cotidianos
(el reciclador ambulante, por ejemplo) o fragmentos completos de series y/o
películas -“12 Oz” crece enroscándose sobre un pedazo de speech de 12 Oz. Mouse (cf. Adult Swim, el bloque
adulto de Cartoon Network).
Todo primer intento
es valioso para el o los autores. En lo que atañe a Renzo Nash Power Trio, Day To Day debe servir para sacar en
limpio algunas conclusiones. La primera de ellas es que, como disco, no merece
pulgares hacia arriba ni hacia abajo -sino hacia la izquierda. Es un demo bien
grabado antes que un primer esfuerzo a cabalidad. La segunda conclusión es que el
combo tiene talento, pero sus acometidas necesitan depurar cualquier
inclinación hacia el prog rock: éste puede llevarse más o menos bien con el
primer post rock, no con el segundo. Qué mejor muestra de ello que el single
posterior a DTD, significativamente
bautizado Day To Day - Lado B:
“Sunset Is Coming” es post rock de baja fidelidad, en la línea de unos hipotéticamente
despojados Friends Of Dean Martinez.
Y la tercera
conclusión se refiere al uso de registros ajenos al de la banda: hay una veta a
explotar en esa dirección, quizá hasta convertirla en sello distintivo -“What
Are You Doing...” extrapola la iracunda proclama de un breve video viral de Filthy Frank (le sale una voz bien a lo Tom Waits).
Por su parte,
Peatón -no confundir con el terceto madrileño homónimo- transita muchas
direcciones desde las cuatro paredes de su dormitorio/bunker. Este proyecto mistiano
es seguidor ad pedem literae de los postulados metodológicos de la bedroom
music. Hasta en la periodicidad.
En lo que va del
año, Peatón no ha publicado título alguno, pero en el anterior dio curso a toda
su producción, desde el 7” debut Feliz Año Nuevo (enero) hasta el extended de covers Re-Versiones (noviembre: Invisible, los Carpenters y sus amados
Beatles -John Lennon solista incluido-). Independientemente de las plataformas
virtuales, el acto ha publicado en físico al menos dos referencias, 27 EP (mayo del año pasado) y Magenta EP (agosto). Ambas incluyen los
sencillos digitales posteados en BandCamp, a excepción del cover de The
Beatles, “While My Guitar Gently Weeps” (abril del 2017).
El láser comienza a
recorrer la superficie de 27 EP con
“Feliz Año Nuevo”, tema del que se desprende un aroma muy fuerte a Los
Planetas. Sin embargo, el resto de pistas es distinto. En “Hendidura”, lado B
de “Feliz...”, Peatón es tentado por matices darkwave en clave pop. Para “Se
Va” o “Maqueta”, los oídos viran hacia el shoegazing, pero uno -rima en exceso
forzada- y otro -dulzura que empalaga- no pasan de ser esfuerzos regulares. Si
hay una canción que brilla en el extended, ésa es “Mil Años”: nueve minutos de
rezumante melancolía pop.
Magenta EP imita el orden desconcertante de su
predecesor abriendo la cancha con “Mística Astral”, un track que pareciera
indicar cambio de rumbo hacia la electrónica. A poco de acabar, empero, “Sunday
Night” muta drásticamente de registro hacia el pop de manufactura acústica.
Junto con el tema epónimo de esta entrega y la versión ‘short’ de “Mil Años”,
“Sunday...” da pie a un extended más homogéneo, lo que no es lo mismo que más
definido o pulido.
Y es que el en-buena-cuenta
indie pop electrónico de Peatón, aún arrullado por los modismos lo fi, luce
todavía en fase embrionaria. Esto no tiene absolutamente nada de malo, salvo
por el hecho de que te pones a pensar que antaño los grupos llegaban a tener
algo de consistencia antes de grabar y publicar. Quizá “consistencia” no sea la
palabra más adecuada. Quizá la idea que quiero expresar es una mezcla de
conceptos tales como el de identidad, el de una composición ya lograda, el de
un sonido compacto y delineado que luego se convierta en otra cosa si así lo
quisieran los músicos... Quizá, también, sea que ya estoy muy viejo para
entender que son éstos otros tiempos, en el que la inmediatez empuja hacia la
urgencia.
En cualquier caso,
le deseo lo mejor a Pablo Pantigozo, el hombre tras Peatón. No he sido
indiferente a la música que ha editado. Sólo que, a veces, en este ¿“oficio”?
hay que ser muy poco indulgente para aupar a nuestros créditos, para que se
pongan las pilas y salgan adelante rindiendo más allá del 100%.
Hákim de Merv
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