Nueva entrega de Rü, quizá el exponente más conspicuo del bedroom pop limeño. Para la ocasión,
Bruno Cuzcano ha reducido notablemente las opciones que venía manejando el
guardarropa de su proyecto solista, dosificándole esa habilidad proteica
refrendada por jornadas anteriores de mostrar varios rostros distintos -shoegazing,
psicodelia, funk, indie, lo fi, electrónica...- durante una misma entrega.
El bedroom pop
propuesto en Rojo ha quedado reducido
a su filón indie, entonces. Al menos por ahora. No es que se hayan difuminado
los matices, o los arreglos un toque sorpresivos, pero sí puede decirse que
todos ellos tienden a uniformizarse con el fúlgido candor de la música dispuesta
por Rü en este volumen -candor que recuerda su poco al de los efusivos primeros
trabajos de La Buena Vida y al del epónimo debut en 33 de Le Mans.
Apuesto a que este
panorama es producto de lidias varias con el vil sentimiento. Y es que el joven
individualista parece flotar hoy en uno de esos períodos entre la desilusión subsecuente
a una ruptura amorosa y los albores de una nueva relación sentimental, etapas que
la Vida suele atiborrar de indulgente saudade. Ese tristón humor miserabilista que
copa letra y música recibe confirmación del propio Cuzcano, quien en las notas
de BandCamp dedica 10 de las 13 canciones a su ex y las restantes a otra (no
aclara si se refiere a otra ex o simplemente a alguien más).
Secundado por el
baterista Sergio Maldonado, cuya recurrencia indica una paulatina integración a Rü en funciones de músico de estudio, Bruno se asocia a nuevos nombres para
despachar estos óleos pletóricos en narraciones de desencuentros y expectativas
frustradas: César Gutiérrez se encarga de la flauta traversa en “En Tus
Lunares” y “Tú”, mientras que Piero Rodríguez apuntala la percusión en esta
última y “En Tu Boca”. Sin embargo, quien se roba los flashes es un músico
lacónicamente acreditado como David, ¿miembro?/¿ex miembro? del grupo
venezolano Dante Y La Divina Comedia. Su saxofón se lleva de maravillas con
muchos pasajes de Rojo.
Sea en la
aproximación en sutil clave space age a la bossa nova brasilera de “En Tus
Lunares”, en los medios tiempos proto-baladescos de “Mi Niña” y “Antes De Que
No Pasara”, en el revoltijo de falsos jazz y soul blancos a lo Kenny G de
“Psicópata De Mierda” y “Estábamos Ciegos” (¿guiño al vaporwave?), o en las
trepidaciones cuasi-mediterráneas de “Tú”; el saxo no sólo deja su firma
indeleble, sino que también fluye armoniosamente con esa marea de pop a la que
el esférico ha sido ofrendado. Un pop que puede ser melifluo y estar sazonado
de palabrotas como en “Todos Los Días”, o elevar las lecturas de sacarosa como
en “Chinita”. Un pop que tan pronto puede mostrarse vigorosamente semiacústico
(“Hueles A Que Me Vas A Romper El Corazón En Un Millón De Pedazos”), como eléctricamente
deschavado (“Me Das Asco”) o raudo y resuelto (“En Tu Boca”).
No se me termina de
acomodar el hecho de que Cuzcano haya eliminado de su catálogo discográfico el extended
Patético (2019). Podría alegar que Rojo es la primera referencia del
capitalino para una escudería independiente, la renombrada LaFlor Records, y el
incluir en el largo dos de cuatro temas del EP (“Tan Vacío” y “Tan Loco”) lo
inclinaron a esa supresión. Sería especular. De cualquier modo, lo que sí
representa Rojo es el arribo a un
cierto grado de madurez como productor y cantautor bedroom pop, el lente meloso
y acibarado con que este músico de 20 abriles enfrenta nuevos escenarios
anímicos, propios de la segunda juventud.
El disco merece
puntaje adicional por su voluptuosa portada -fotografía, acreditada a Soledad Samamé, de una composición plástica creada por José Andrés Lezma (que bastante
de naturaleza muerta tiene, en la pobre opinión de un aficionado a la pintura).
Hákim de Merv
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