Terminando mi
habitual audición de madrugada, reparo en que los dos títulos de este
comentario no sólo comparten sello (Discos Astromelia, label con sede en Lima
fundada a fines del 2019), formato (el resucitado cassette) e integrantes; sino
que ambos han sido además condicionados por la pandemia, diferenciándose a
partir de esta circunstancia en grado y curso...
Debido a los
extraños días que vivimos, no hay ninguna certeza sobre si este 2020 alcanzará
a ver publicado el LP de Artaud que completa la tríada de volúmenes consignados en el 2017. El remate, pues, queda en compás de espera -mas no el proyecto de
Erick Baltodano, que ha liberado en abril último su primer directo, testimonio
de una intervención en el ex cine Ayacucho. Producido por Baltodano y Camilo Uriarte, de la portada se encarga el primero, mientras que el segundo lo hace
de mezcla y masterización.
Campo De Flores Artificiales (En Vivo En El Teatro Limbo Astral)
atestigua la performance de Artaud en medio de un programa que incluía por
igual proyecciones y lectura de poemas, amén de otras varias performances.
Según costumbre del guitarrista trujillano, que nunca trabaja con alineaciones
idénticas, Artaud aquí son Baltodano (primera eléctrica), su hermano Boris (de
Ancestro, bajo), Ale Borea (de Búho Ermitaño; voz, percusión, efectos), Franz Núñez
(de Búho Ermitaño, guitarra), Silvana Tello (theremin), Sebastián Quispe
(teclados) y Pedro Fukuda (batería). Colaboran también Uriarte y Santiago Vera.
El live, dos tomas que bordean la media
hora de extensión cada una, retrata al grupo en faena de improvisación abierta.
En lo único en que se asemejan estas pistas, por ende, es en la duración y en
el imperativo que moldea los correspondientes procesos creativos -entre free y
harmolódico. De hecho, “Sketches De Oaxaca/Noches De Xochimilco/Alice Coltrane Flota
En Toluca Lake” arranca levemente jazzeada, y le toma algunos intervalos acelerar
la marcha hasta transformarse en la materia prima de la que nació el rock’n’roll.
Al poco tiempo, la percusión se disocia/desentiende del resto del ensamble, y
éste se hunde en los océanos de la cerril psicodelia noise. Como en su
superficie, sus profundidades son agitadas por corrientes de pasiones
primigenias, aunque la conexión intuitiva entre los miembros de esta versión de
Artaud nos rodea mayormente de un smooth timbral aterciopelado. A diez minutos del
desenlace, la percusión vuelve a asomar con algo de fuerza, levantando el
escenario que rodea la ulterior acometida rockera.
El poeta Santiago
Vera tiene una participación estelar en “Popular Y Porvenir” con las
composiciones “Esos Procesos Demoran”, “Variaciones De Un Texto Para Leer, Cantar,
Mirar Y Contar”, “Fuentes Del Derecho” y “Fuera De Precio”. Su modo de leer algo
me recuerda al subterfugio del spoken word. Encausadas por esta impronta, las
ultraterrenas y jammeras erupciones de Artaud, que unas veces suenan
psicofónicas y otras sólo psicoacústicas; insuflan al track aires de subtexto
sonoro idóneo para cualquier happening. Entrecruzados con las líneas que emite
Vera, aquellos estallidos alientan asociaciones mentales surrealistas, que sin
embargo no acompañan a la impro hasta el último acorde -una serie de loopeos
finales baja el telón para “Popular...”, otorgándole connotaciones de
soundtrack para la película de un Lynch división B.
Aperitivo un tanto
agreste/convulso, con que esperar que el viento sople a favor y el nuevo disco
de Artaud aparezca en la segunda mitad del año.
Fascinante
instrumento, el theremin. Creado en la Unión Soviética entre 1919 y 1920 por el
físico y violonchelista Lev Termen Sergueyevich a.k.a. Leon Theremin, el principio de su funcionamiento recae en
las variadas frecuencias de radio oscilante que la carga eléctrica de un cuerpo
humano produce moviéndose dentro y/o fuera de un campo electromagnético dado. El
requisito del campo físico cargado eléctricamente adscribe al también llamado
eterófono a la familia en que se agrupa al invento japonés Otamatone, a las
francesas Ondas Martenot y al británico “telégrafo musical” -primer antepasado
de los sintetizadores.
Reivindicado en los
90s a partir del documental Theremin: An Electronic Oddyssey (1995), Termen patentó el theremin en Estados Unidos
hacia 1928. Gracias a su extensiva utilización en bandas sonoras de films B para
la floreciente industria de la época en el imperio (norte)americano, la
sonoridad umbría, catastrófica y extraterrestre del artefacto eslavo quedó
asociada a las representaciones audiovisuales de géneros como el terror y la
entonces incipiente ciencia-ficción -huella que ha signado su derrotero, para
bien o para mal.
Pese a la reciente puesta
de largo, Silvana Tello es compositora y ejecutante curtidísima en esas lides. Cultivada
en distintas ramas del arte; Tello ha cooperado con varios exponentes de la
escena independiente desde que aprendiese a manejar el theremin con Veronik -puede
aseverarse, dicho sea de paso, que son las dos únicas mujeres peruanas capaces
de usarle como herramienta medular de composición. La más difundida de
estas colaboraciones quizá sea “Jarjacha”, único tema cantado en la discografía
de los progresivos Cholo Visceral.
A mí, que
pertenezco a una generación más bien harto timorata en esos menesteres, me hace
sentir abuelo esta chica. Habiéndosela jugado desde temprana edad por su firme
convicción en torno a la expresión artística, ad portas de llegar a la base 3
la capitalina entrega Circuito. Aunque
todos los números de la cinta ya habían visto la luz como singles el 22 de mayo
del 2019 en su cuenta BandCamp, el mérito intrínseco les otorga margen
suficiente para obviar este formalismo. Valiéndose de grabaciones de campo
recopiladas en un periodo que abarca años, la también fotógrafa ha intervenido
este corpus, desfigurándolo al punto de convertirle en torvo telón de fondo
sobre el que operar dos theremines (digital uno, analógico el otro). En su
caso, la prolongada fase de aislamiento social obligatorio le sirvió asimismo
para ordenar ideas y terminar de pautear/pulir el tape.
Ciertamente, Circuito apechuga el peso del canon que
soporta el theremin. Su sci-fi ambient apuesta por draconianas distopías
resultantes del eventual colapso de la civilización humana. El toque alusivo
del disco es muy patente en tal sentido, capitalizando además la holográfica turbación
emocional que genera evocar realidades post apocalípticas existentes sólo como
meras posibilidades. Al futurismo dantesco y desolador de la obertura “Averno”
se le extinguen las pocas luces que toleraba cuando transita hacia “Espectro”.
“Lourdes” es tal vez el corte más redondo de la ‘circuitería’: siempre
misterioso, de continuo siseante, a veces trepando las paredes; el theremin
conjura los recursos que más se han arrogado para sí tanto la ciencia-ficción
como el terror. Sé que es físicamente imposible, pero percibo momentáneamente que
los glissandos de “Lourdes” se trasmutan en portamentos, aumentando más la
sensación de estrujada e irreal pesadilla.
Camino que merece
ser explorado a posteriori, “Materia” -cuenta con video oficial- es más apolíneo
que el resto de este acromegálico Circuito.
Sobre todo si suena después de “Lourdes” y antes de “Paisaje”. No encuentro un
nombre más apropiado para este último surco, que indefectiblemente hace brotar
en mi imaginación parajes áridos, sin actividad biológica perceptible -donde el único estigma
posible es el del ocaso, de la entropía, del kippel...
Al cassette lo finaliza
“Ausentes”, en comandita con Danny Caballero (a) Paruro. Aquí el registro es
más zumbante y canibaliza la estética drone, con el theremin literalmente
disparándose de sonidos graves/subsónicos a frecuencias
estridentes/chirriantes. “Ya No Hay Seres
En La Tierra/El Sol Se Oculta” es
el mantra que profiere Tello a todo lo ancho de los poco más de quince minutos con que Circuito acaba mordiéndose la cola. Imponente
debut de la integrante del binomio FEM/BOT, que se quedará todavía un rato clavándole los incisivos a mis nerviosas
neuronas.
Hákim de Merv
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