(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 26 de mayo del 2021.)
Mucha gracia no me causó escuchar por primera vez a Elegante & La Imperial. Ni por segunda, ni por tercera. No porque me disguste la electrónica mestiza. Todo lo contrario: me parece una vía refrescante de hacer fusión que, tal cual sucediese con el rock mestizo en los 90s, oxigenó nuevamente las músicas más identitarias de nuestra latinidad. No obstante, sucede que el alias aludía a una suerte de ósmosis -o en todo caso evolución-, de la que participaba Elegante. Es este último el zarpazo inaugural de Daniel Martinetti (quien después se reinventara como Sonoradio), cuyo unigénito legado se convirtiese en uno de los más lánguidamente hermosos (y dilatados) álbums IDM hechos en nuestro país: Desvaneciendo (2004).
Escuchar lo que antes era Elegante haciendo cumbia digital o global bass, pues, me parecía harto afrentoso. Pero bueno, ya pasó un tiempo. Además, el propio Martinetti ha reivindicado su primigenia faceta a través de las chambas como Danny eM y Saeztti. El primer chaplín cuenta con una seguidilla de EPs en un registro de inmaculado house -de los cuales he podido audicionar Something To Say, Form & Function y All Kind Of Things.
El segundo acaba de hacer su debut formal precisamente el 26/5 con Esplendor Artificial, también tras unos cuantos EPs publicados en Discos Aquelarre (sello del autor). En su primera parte, Saeztti repasa casi todo el frente de estéticas post rave valiéndose del canon del intelligent techno para proyectar sugerentes movimientos circulares, evocadoras ristras melódicas, espaciosas notas de una calidez expansiva... No es el suyo, con todo, un IDM de arte y ensayo: pistas como “La Transparencia Del Aire”, “Nada Ha Existido” o “De Extraño Diseño” hablan más de un output abierto, permeable al hechizo house y otros sortilegios equivalentes -el nutritivo ambient pop que cocina “Detrás De Un Resplandor”-, enganchado a las cadencias retozonas de unos Bandulu o un Speedy J.
Por otro lado, EA se pone un tanto voluble de ”Historia Natural” en adelante. Me explico: las formas que modela Saeztti persisten indemnes, su vocabulario y gramática son los mismos. No así el contenido, que deviene mercurial. El magnetismo carnal de números como “Historia...” y “Distant”, por ejemplo, es progresivamente atemperado por alternantes sensaciones vívidas de nostalgia y melancolía. Con la tesitura de un paseo subacuático, “Las Cosas Simples” borronea de a pocos los indicios de pulsión rítmica, convirtiéndose así en la pieza más abstracta del repertorio. Y, pese a las sofisticadas líneas de bajo que recodifican la energía primaria del funk, tanto “El Falso Profeta” como “Esplendor Artificial” emergen sanitizadas hasta la asepsia -si bien no cargadas de congoja, tampoco del dulzor que era moneda común en el primer segmento.
En conjunto, el debut de Saeztti colma
sobradamente las expectativas. Entiendo que tal vez pudo ganar más puntos con
un trackeo menos disparejo, aunque la apreciación es asaz subjetiva. Provengan
de una u otra mitad, los sonidos de Esplendor Artificial hacen justicia
al íntegro del background que acredita ya el limeño...
...salvo Elegante & La Imperial.
Esta colección de seis nuevos episodios batalla entre el shoegazing y el ambient digital, si bien la presencia de este último es ahora mucho más manifiesta. Desde los primeros latidos de “Memorias De Un Lago”, queda establecida la preponderancia otorgada por el unipersonal de José A. Rodríguez a la electrónica de tintes ornamentales. Incluso en los minutos más dulces/ruidosos del esférico -“El Alma De Flora” y “Fragancia De Ocaso”, vale decir su sección media-, el timón de Vergel yace en manos del antedicho discurso binario.
Paradójicamente, esta dialéctica hace del baggy el verdadero elemento decorativo de la jornada. En la senda del crossover abierto por Silvania y similares, Aloysius Acker emprende travesía sobre ese ambient rugoso cuyas bases están anegadas de iterativas figuras de programación sintética (“Edhral”, “Memorias...”), que en más de una vez parece querer echarse a correr pero que siempre sucumbe contenido por la placidez y laxitud en que finalmente encallan las composiciones. Las pinceladas de dream pop -“Una Estatua Que Sueña Nubes”, “La Lluvia Cae Desigual Como Tu Nombre”- se limitan, en consecuencia, a diversificar/suavizar el impertérrito paisaje en derredor de este apacible trip.
Sin trepidaciones, sin pulsaciones ni proclamas vigorosas, todavía puede recurrirse a la figura del crisol para describir a Vergel. Mas, a diferencia de DAC, ya se apunta sutilmente hacia direcciones donde el shoegazing no encontrará cabida. Coedita la moreliana Bifronte Records, discográfica mexicana desde hace un lustro próxima a los circuitos independientes nacionales emparentados con la electrónica más arriesgada.
Hákim de Merv
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