(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 1ero de junio del 2022.)
Pese a que durante los 00s las visiones que impelían su poiesis se revistieron de parafernalia que le movió hacia niveles alegóricos antes impensables, hasta Cosmopolis (2012) podía afirmarse que la obra de David Cronenberg seguía en constante evolución. Largometrajes como A Dangerous Method (2011), A History Of Violence (2005) o Eastern Promises (2007) lo mostraban en plena forma -tomándose su tiempo, eso sí, para concretar cada nueva película; a diferencia de los asombrosos promedios editoriales que acreditase en los 80s y en los 90s. Entonces se estrenó Maps To The Stars (2014), drama que apelaba a la sátira sin alcanzar el aprobado que se tenía por inherente al apellido de semejante director. El canadiense debe haber sentido la pegada: de ahí que ocho calendarios medien entre Maps... y su regreso al ecran retomando un viejo proyecto ya tratado en 1970 -Crimes Of The Future anuncia, además, el retorno de Cronenberg en modo Profeta de la Nueva Carne.
Contrariamente a lo acaecido con The Beyond - Music Inspired By The Lucio Fulci Death Trilogy (‘21), los aprensivos climas de discordante ominosidad post industrial conjurados por sus participantes dan lugar en The Body Of Horror... a un dark ambient acerado y filoso, que congenia tonificado con la palpitante épica visceral de los films dirigidos por el Barón de la Sangre. Las siniestras atmósferas preñadas de overtones dronizados adquieren una sustancia que se percibe más como horrenda que como terrorífica, cooptando así la esencia del discurso audiovisual del autor. La tríada compuesta por “Morphogenetical Grafts” (Dodenskald), “ConSec” (UNCODIFIED) y “Metaflesh” (Schloss Tegal) es reveladora a este respecto, con esa pulsante y estruendosa desolación que de vez en cuando (r)estalla gracias a nocivas frecuencias disruptoras. Un par de peldaños más abajo se ubican el asistólico latido de “Dr. Benway’s Narcotics Operation” (Sonologyst), el muestreo que de Naked Lunch hace “The Interzone” (Desiderii Marginis), la apertura “A Cognitive Island Of Fake Tumor Implants” (Sigillum S) y la semi-industriosa “House Of Skin” (Mario Lino Stancati).
Los puntos más altos en una jornada de oleadas de ruido esculpido que se comporta como rarefacto: la excelente “Dead Zone Visions” de Jarl y sobre todo la genialidad cronenbergiana de “Cortical Systematics”, responsabilidad del trío binacional Mortar Devotions. Conformado por el dúo itálico Nona Et Decima y por el finés Aleksei Tsernjavski, este trinomio firma una secuenciada pieza horror synth de desapacible compulsión kinésica. Como si el propio filmmaker norteamericano la hubiese pensado y ejecutado -una delicia.
Afirmaba el recientemente fallecido Rafael Llopis, el más importante glosador del que la hiperbólicamente aterradora cosmogonía de Cthulhu ha gozado en lengua castellana, que todo mito atraviesa cinco etapas antes de su ineluctable deceso: horror numinoso, leyenda folklórica, arte fantástico o terrorífico, humorismo y bufonada. Lo que no previó el célebre estudioso español al acuñar esa aseveración fue que el panteón entrevisto en sueños por H.P. Lovecraft -esta “...religión sabida falsa desde un principio...”- iba a regresar de la muerte con vigores renovados y completamente regenerado. Lo corroboran multitud de manifestaciones artísticas en todo el mundo: sonoras, cinematográficas, literarias, plásticas.
Yog-Sothoth decanta, depura, reconcentra los hallazgos más significativos de los que se han provisto ambas escuderías en el curso de años. Sorteando la tentación de apelar al audioextremismo, The Great Old Ones hace honor a su denominación con doseles acortinados de zumbidos cuyas incesantes ondulaciones se modulan a base de crescendos truncos y súbitos diminuendos. Las ambientaciones que repujan “The Lurker At The Threshold” (colaboración póstuma entre H.P. y August Derleth, el sanpablo de los mitos de Cthulhu), “Your Servants Call Upon You” o “Born From The Nameless Mist” (Magnum Innominandum del cual nace la mayoría de entidades cósmicas lovecraftianas) son estructuradas por precipitaciones de texturas sónicas absortas en una malignidad epatante. Dark ambient minimalista, que prefiere envolverte antes que pecharte, a medio camino entre la composición contemporánea y una drone music de tóxico ritualismo reptante.
Hákim de Merv
No hay comentarios.:
Publicar un comentario