jueves, 14 de agosto de 2025

Alunaki: Misantropía // Famtaxma: Eternidad

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 6 de agosto de 2025.)

(Sí, me declaro culpable de antemano. Es un texto algo extraño. En mi defensa, alegaré que responde a una coyuntura acorde. Para comprobarlo, basta con leerle.)

Pocas semanas atrás, Raúl Begazo anunció en redes la aparición de una nueva placa de su proyecto personal Alunaki, que el propio músico arequipeño cataloga como la tercera de su producción artística. “¿Tercera?”, te preguntarás, fiel lector/a de esta bitácora. “¡Pero si la tercera salió en noviembre del ‘23!”. Efectivamente, en esas fechas, el ex Orquídea colgó en BandCamp un LP epónimo, sucesor de Telescopio (‘20) y Sueño Ameba (‘22).

Misantropía no es otra cosa que un update de la rodaja liberada en aquellos días, entiendo hoy banneada de Internet. Para este update, dicho corpus ha vuelto a pasar por los procesos de producción y de masterización, lo que indica que el autor no había quedado 100% conforme con el (apresurado) primer resultado. Son asimismo evidentes otros cambios, de diversa envergadura: un nuevo orden en el track list, “Recuerdos Olvidados” y “WiGa” han pasado a ser respectivamente “Recuerdos” y “Wiga”, la norconeña Dafne Castañeda protagoniza un dueto con Begazo en “Tu Luz”, la portada ha sido cambiada, el docente Kris Revcam acredita teclados en “Wiga”... De manera inevitable, la sustitución recuerda el caso de Diseñar Y Destruir, póstumo testimonio de Varsovia cuya primera versión se filtró por error, publicándose la definitiva algunas semanas después.

La diferencia es que entre Alunaki y Misantropía ha pasado año y medio. Alunaki, además, no fue consecuencia de un error involuntario. Esencialmente, se trata del mismo repertorio, sólo que con modificaciones cualitativas imprescindibles de acuerdo al criterio de Raúl. La más saltante es el sonido, que ha mejorado buen trecho respecto de la toma “10/23”. En tal sentido, el incremento ofrece una fotografía mucho más limpia, a la par que pone ahora de relieve referentes estéticos antes opacados por otros -en Misantropía, Alunaki me suena más cerca de Ride y de The Boo Radleys, por ejemplo.

Por lo demás, la nueva imagen del repertorio no impugna lo que ya había dejado sentado mi reseña de Alunaki, por supuesto. Ni colores, ni calorías, ni aciertos, ni deficiencias -de hecho, este acabado más rockero enfatiza algunas limitaciones de Begazo como vocalista. Pero ésa es una historia que ya conté. Sólo tienes que hacer click aquí para acceder a ella.

Hace cinco años, finiquitaba mi comentario sobre el homónimo EP debut del cuarteto mistiano Fantaxma subrayando que necesitaba un soberano ajustón de tuercas, de cara a su continuidad vital. Esto, considerando el propósito de avanzar constantemente, que fuera expresado a través de su página en Facebook; así como la llamativa aleación indie dark con que blindase ese primer esfuerzo (de antecedentes rastreables en la chamba de los ¿desaparecidos? Aura).

Hoy es menester aplicarle cuatro o cinco escuchas a la renovación propugnada por Willington/Málaga/Blas/Herrera -imposible de soslayar, y que a la vez no alcanza a ser todo lo sustantiva que debiera. Por vía de la rojinegra Uku Records, Fantaxma ha editado Eternidad, mini-álbum en realidad calificable como maxi-single al estar compuesto por sólo dos surcos inéditos, amén de cuatro relecturas de éstos. Si encima se considera que el track que da nombre a este esférico tiene todas las señas de asumirse como “A-side” de un 45’’ virtual, dejando al otro en la a ratos incómoda situación de ocupar el consabido “lado B”, la cosa se pone más peliaguda.

Abre la jornada “Eternidad”, y desde el vamos es notoria la transformación en el output del grupo. Si sobreviven algunos indicios de ese pasado que coludía al indie rock de este siglo y al darkwave, precisamente son eso: restos, huellas, asomos. A sus hundidas espaldas se aúpa una eléctrica embebida de distorsión todavía ruda, como dejando en claro que la apuesta viene guarnecida de pedaleras. La voz del también guitarrista Lenin Herrera, sin embargo, no tiene intenciones de susurrar. Por eso, prefiero hablar de noise rock antes que de shoegazing. Si acaso, en sus momentos de mayor despliegue punchero consiguen adscribirse a ese marbete, conectándose al primer Resplandor (Sol De Hiel EP, 1998).

¿Y entonces? Pasa que, ya encausada de lleno en el rubro, “Oración” es una pieza muy poco extensa. Cuando parece que va a comenzar a reventar, cae presa del fade out. En conjunto, ocho minutos y sencillo, duración exigua para presentar la metamorfosis sin apuntalarla. Porque las consabidas versiones añadidas -tres de “Oración”, sólo una de “Eternidad- no lidian con el reto. Tampoco les compete hacerlo. Bien sea que “Oración” termine inundada de una sobrecarga tal que la afantasme (Fiorella16), bien que se alargue gracias a la de palo y a una pandereta, bien que le cambies el fusible en las seis cuerdas (Miguel Málaga) por uno más rockero (Raúl Montañez); el saldo no se trastoca.

Y sí, la interpretación ‘Etéreo Drone’ de “Eternidad” suma atmósferas dub, fortaleza y algo de espectral (neo)psicodelia. Estas peculiaridades, no obstante, no me hacen olvidar que es a fin de cuentas una relectura. Que cumple con su cometido, sólo para poner de relieve que Eternidad trae muy poca carne -y no precisamente harto hueso, pero sí unas cuantas capas de grasa, lo que termina generando la misma impresión.

Hákim de Merv

No hay comentarios.:

Publicar un comentario