sábado, 19 de diciembre de 2020

Underground Junín Vol. 1 // Telúrica // Magnético

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 28 de octubre del 2020.)

Llegan novedades desde la sierra central del Perú, a través del benjamín colectivo de músicos independientes Arte Sonoro (fundado en el 2018). Tal cual su denominación indica, Underground Junín Vol. 1 es la entrega inaugural de una anhelada serie de muestrarios orientada a documentar la movida juninense -de inobjetable relevancia en el mapeo de circuitos nacionales fuera del mainstream gracias a bandas de Huancayo y La Oroya.

De hecho, aquellas dos ciudades aportan el 70% de artistas concurrentes a la compilación, corroborando lo que parte del título -”Vol. 1”- deja entrever. Éste es, pues, un mural incompleto: aunque compendia músicos de Pilcomayo, Satipo, Jauja y Chupaca; no lo hace con largueza (uno por localidad). Además, no todas las provincias de Junín se ven representadas. Faltan Concepción, Tarma, Chanchamayo, la provincia homónima...

Las buenas noticias de Underground Junín... se focalizan sobre todo en aspectos formales. En sus más de 80 minutos -razón por la que se le debería considerar “doble”-, te topas con adalides EBM (la neurosis de guerra como sampleado leitmotiv en “Máquina Rebelde”, de Infekted), angustiados darkies (“Agonizante Vivir”, de Eternos Caminantes), feroces híbridos de metal y grunge (“MHDP”, de Chaski Cósmico), e indies empeñosos (“Mundo De Colores”, de Flying Tall). No menos interesante es verificar que, pese a esa loable variedad, Junín mantiene su status de bastión identificado con la electrónica -60% del repertorio se nutre de diversos subgéneros ad hoc. Descontando los lances de Ivo Macross (“Océano En La Galaxia”), Xtredan (“Matriz Genética”) y Alcaloidë (“L4 Oro7a (F.C.+ R.C.)”); todos ellos experimentados oroínos y aplicados estetas IDM que residen/han residido en la capital, restan muchos actos adscritos a diferentes variantes del discurso electrónico: synth punk (“Ahora Muero”, de En Los Ojos De Medusa), synth pop -“Sombras” de Sulka, un brillante “Nada Es Suficiente” de Orsound, “Salir O Morir” de The Uwish (sonido bien a lo New Order en sus albores)-, IDM de sesgo étnico/new age/tribal (Lunática Terrestre, Gaviota, Musutruk, THC Noise)...

En detrimento del artefacto juega el hecho de no ser 100% temático, ya que hacia el ocaso se pautean canales de la mexicana Molamol (“A2”) y del limeño Ionaxs (“Musgo Del Tiempo”, integrado a posteriori a su recientísimo Amuki). Aunque los motivos pueden suponerse y entenderse -camaradería, difusión, entusiasmo colaborativo-, no creo que justifiquen la digresiva inclusión. Ése es, sin embargo, un problema menor.

Más difícil es transigir en que una cuarta parte del panorámico no sólo no trasciende lo meramente derivativo, sino que termina aproximándose a la inanición (cuando no a la vacuidad). Dicha porción está constituida por algunos de los nombres que ya he citado: The Uwish, Lunática Terrestre, Chaski Cósmico, Sulka... Así y todo, sus intervenciones lucen mejor plasmadas que las de Dimensión y Álvaro Tuppia, quienes no consiguen aprobar. Mientras el segundo arruina su número atiborrándolo de sacarosa al punto de empalagar (“Mi Ángel Guardián”), el primero no lo venía haciendo nada mal, hasta que su vocalización pisa el acelerador y degrada el eufónico cantar rasta a vil fraseo trap (“Amores Tóxicos”). Una pena, porque había logrado sintonizar con su cannábico ritmo estelar.

Balance prometedor el de Underground Junín..., para más señas en free download. Mi consejo es que ajusten un poco más los filtros y que amplíen el abanico de búsqueda/el rango de géneros. En especial esto último -quién sabe lo que encontrarán con el radar calibrado.

Desde su creación en el 2010, Trilce Discos ha escrito la crónica de una ruta tan incesante como variopinta. Aquello que empezase diez años atrás en modo importadora minorista de CDs y/o acetatos, hoy es una consolidada marca independiente -que ha organizado proyecciones de documentales, orquestado tributos a reputados grupos peruchos como Voz Propia y Silvania, financiado vinílicas antologías (la de VP) y reediciones (Pasan Los Días: Una Revisión De Los Años Explosivos 1986-1990, de G3), curado ferias independientes, pinchado discos en sesiones DJ para Arcadia Mediática o el famoso Yacana...

En este convulso 2020, el trajín de Trilce cumple una década. Fernando Gonzáles y Antonio Gutiérrez, únicos mantenedores del proyecto, festejan la efeméride preparando una compilación doble que también maniobra como conjunción de volúmenes perfectamente separables. Regalo para los fans y el público de la movida independiente nacional (e internacional), ambas secciones pueden descargarse de forma gratuita vía su BandCamp oficial.

Toda vez que se acostumbra usar sustantivos para bautizar bandas, series de lanzamientos (sean éstas editoriales o discográficas), escuderías, subsellos, eventos temáticos y demás; siempre me ha atraído el empleo de adjetivos en su reemplazo. En algún momento, al director de Sub Julián Rodríguez se le ocurrió acompañar cada nuevo número de dicha revista con un cassette de artistas locales de vanguardia, a raíz del informe “Marcianos Al Ataque” (sobre la bullente escena avant garde limeña de fines de siglo). Esa saga iba a llamarse Subsónica. En consonante dirección, pensé en numerar las viejas cintas VHS en que meticulosamente grababa películas del cable a comienzos del milenio, después del genérico epígrafe Gótica.

Acabo de caer en la cuenta de que, por lo general, estas tentativas escogen palabras esdrújulas. El díptico de Trilce no es la excepción. Incluso se podría especular acerca de la facilidad con que tanto Telúrica como Magnético (se) identifican (con) el grueso del respectivo material al que titulan. El arte de portada asignado a cada uno, en realidad un solo gráfico no-isomorfo de Erick Baltodano (Artaud) seccionado a la mitad, es el que determina el orden de escucha (“de izquierda a derecha”).

Si bien paradójicamente apareció al día siguiente de Magnético, el viaje lo inicia Telúrica. Es decir, la energía tectónica, geológica, subterránea. Ya aquí pueden observarse ciertas características que trascienden a ambos plásticos, como que la selección no es patriotera, ni se limita a composiciones antes publicadas (bien como parte de otros trabajos, bien online). Empieza este asalto “Nacidos Para Sufrir”, del combo español Endora Y Sus Vicios. De aquí a “Al Final”, de la argentina Ditta Perdita, Telúrica se contorsiona entre el punk, su variación synth a lo Suicide (“Hustler Blanco”, de los trujillanos Bondage), el dark, su infusión electro (“El Viento Sopla”, inédito de Herrmann Hamann), el drum’n’bass-injertado-de-cyberpunk-injertado-de-drum’n’bass (“T Es Un Cyberpunk Caníbal”, de Tetsuo) y el EBM (“Babilonia”, de los asimismo rioplatenses Killing Key). Como ves, lo de la energía tectónica no era ninguna exageración.

A partir de “Opaque” (Terror Forms), el combustible de Telúrica se disipa un tanto con otros aditivos, como el synthwave de alto octanaje (“1991”, de Registros Akásicos) o el shoegazing de los propios TR. Ello no es óbice para que la naturaleza reacia de la rodaja siga propinando zarpazos -ahí están el “Klon” de Fem/Bot (dúo de Silvana Tello y Omán Morí) y el “15 Días” de Alienígena. Completa este último, por cierto, la tríada de fichajes pertenecientes a Rip Off Records que se apunta a la celebración de Trilce.

Estructuralmente, Magnético es muy similar a Telúrica. Del electrogaze con guiño a los 60s de “Gene”, single de Silvania que marcase su retorno tras 22 años de hibernación, a las incandescencias baggy de “Blue Marvels”, la relectura que de Nightblooms hiciera la dupla Orquídea (Raúl Begazo y el desaparecido Abdel De La Cruz); al disco lo impulsa su capacidad inductiva, sugerente, hipnótica. Los minutos desfilan entre el dream pop de Solenoide (“Casa De Islandia”), el shoegazing de los colombianos Encarta 98 (“Retomar”) o los estadounidenses Sepals (“Sympathy”), el indie de los uruguayos Santa María Peligro (“Ritos”) y hasta el pop/rock de los también charrúas Carmen Sandiego (“Eructo De Semen”).

En adelante, la química de Magnético se tornasola con puro compatriota: se acomodan en el tramo de cierre el indie mucho más contundente de FM (“Luces”) y el ruido psicodélico experimental e infrarrealista de Artaud (“Cruzando El Agua”). “Ocaso De Cirros”, infinita suite de kosmische musik rescatada de las sesiones que produjeran el corpus para el Letanías de Miguel Ángel Burga, cumple el encargo de finiquitar la jornada -pero también de invitarte a volver al inicio de Telúrica y repetir el ciclo cuantas veces lo juzgues conveniente. Que sean muchos más los años que Trilce Discos permanezca entre nosotros.

Hákim de Merv

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