jueves, 29 de junio de 2023

Arian: Stranger Than Fiction // Chino Burga: Geografías Geométricas Vol. 1

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 21 de junio del 2023.)

No he obtenido mayores señas de Arian, solista que ha saltado a la cancha hace poco más de dos meses. Ignoro si es ése su alias artístico o si su nombre civil. La cuenta de Instagram que se consigna como referencia ha caducado, y desconozco si el músico posee cuentas en Facebook o en Twitter. Así que, descontando su nacionalidad peruano-usamericana, no manejo otras pistas personales. Me centro, por ende, en el reciente estreno.

Ateniéndome a un punto de vista formal, Stranger Than Fiction es un fruto abundante en estos tiempos -el registro se queda a medio camino entre el EP y el mini-álbum, aunque hay más argumentos para posicionarlo dentro de esta última categoría. Presumiblemente realizada en Estados Unidos, la producción de la placa es notable, pues confiere al debut una enorme potencia adicional, además de magnificar esa espacialidad que mana de sus ocho composiciones.

Respecto del esférico, es viable trazarle cierto paralelismo con lo que hizo tres años atrás la norconeña Dafne Castañeda en su alucinado y primerísimo Posguerra. Avalan esta comparación no sólo la brevedad de ambos trabajos, sino la coartada de trasladar la técnica del glitch -recurso fundamentado en el Error, nacido en los vericuetos del avant garde más escarpado durante los 90s- a coordenadas estilísticas millas distantes de la experimentación. La única diferencia en relación a Castañeda es que ella escogió moverse dentro de los límites del trip hop, mientras que Arian ha elegido los del rhythm’n’blues y del soul. Éste es, desde mi perspectiva, el principal hándicap que lastra el mini-LP.

Aunque pueda sonar levemente racista, en mi opinión, salvo muy contadas excepciones (la más notoria de ellas es la de la difunta Amy Winehouse), el r’n’b y el soul no-negros suenan a impostación, a copia lamentable, a plástico, a facsímil insustancial. Empezando por el desabrido de Michael Bolton y el insulso de Kenny G, y terminando por esos ídolos de barro que vende el mainstream -Christina Aguilera, J-Lo, Meghan Trainor, Dua Lipa, siguen nombres... La voz de Arian carece de autodominio, no tiene sobriedad, y eso hace que caiga constantemente en disfuerzos similares a los espetados por los antes aludidos. Cuando no es el caso, la performance que despliega es decente y punto.

Stranger Than Fiction está íntegramente elaborado bajo estándares electrónicos en el formato del medio tiempo. Por suerte, lo último no se traduce en un producto completamente pasteurizado. A veces, es el hip hop el que toma el control de las bases, como en “Sour”. A veces, Arian prefiere el ludismo al lucimiento, caso “Luckycharms” y “Odetous”. A veces, el individualista se permite explorar -tímidamente, eso sí- el arte del sampleo, como el murmullo del agua entre “Odetous” y “Theendfornow”. Sin ser perfectos, el antedicho track y “Trip” enfatizan las direcciones en las que creo debe profundizarse de cara al futuro. El chico tiene groove, vamos. Lo animo a que persista: este STF puede haber fallado a mis oídos, pero es pronto para tirar la toalla.

Estupenda portada.

Haciendo un paréntesis en el normal discurrir de su discografía, Miguel Ángel Burga subió a fines de septiembre del ‘22 en su cuenta BandCamp un single virtual homenajeando a una artista que hoy es recordada más por su participación en el histórico debut absoluto de The Velvet Underground que por su obra firmada a título personal -Nico. Desde la carátula (fotograma del film experimental galo La Cicatrice Intérieure, para el que la nacida Christa Päffgen actúa y compone el soundtrack) y el bautizo que recibe (parte de la lírica de “König”), Lass Dich Leiten 7’’ declara sus intenciones de rendir tributo a la seminal cantante germana. Lo curioso, y de ahí la necesidad de hablar de un paréntesis, es que Burga parece haberse contraído sobre sí mismo para modelar sendas relecturas (“The Falconer” y la ya mencionada “König”) atravesándolas con todos los géneros que el peruano ha practicado alguna vez -exceptuando el stoner y el noise rock/shoegazing. Revestidas de una solemnidad reluctante, cavernosa, casi espectral; en las minimalistas reinterpretaciones se dejan escuchar ecos de la psicodelia primordial, de la kosmische musik, del space rock, del ambient, del post rock de tintes sublunares, de la drone music de nuestros días.

Sintomáticamente, el procedimiento es el mismo para Geografías Geométricas Vol. 1, eyectado usufructuando los bytes de la alemana Midira Records a comienzos de abril último. Se puede hablar, en efecto, de una metafísica idéntica; con la discrepancia de tener este volumen, primero de tres anunciados, un norte estético específico y preponderante -el de la iteración drónica. Dos largas suites divididas en dos partes (“El Ascenso I”, “El Ascenso II”, “La Ascensión I”, “La Ascensión II”), que en esencia bien pueden ensamblarse en un único tema de proporciones titanescas. De ahí la impresión de fades in y out algo arbitrarios, porque la música dispuesta aquí no parece haber tenido nacimiento ni llegar en el futuro a cesar.

Pese a que la repetitividad es la norma en GGV. 1, la percepción que genera se condice con muchas de las teorías maximalistas puestas en ejecución por Peter Kember. Cada vez que he decidido recorrer el disco, he experimentado sensaciones similares a la que describiera Eno cuando afrontó el episodio post-accidente vehicular que le inspiró para inventar el ambient. Sin ruidos externos que me interrumpiesen, era como si la rodaja abriera sus fauces para engullirme, mientras que el desaforado torrente circular de resonancias sísmicas iba creando el uniforme paisaje tectónico sobre el que avanzaba. Uniforme, y sin embargo de vez en cuando alguna vibración volcánica hacía vacilar las magnitudes ilimitadas/dimensiones colosales de ese paisajismo en serie del que se nutre el drone. Tal y como los icebergs que visionaba el genial ex Roxy Music, surgiendo en medio de un continuum de ruido ambiental -cláxones y sonidos de otros ingenios humanos, voces, trinos, el rugido ocasional del aire, el canto acuoso...

Hace ya un tiempo que Burga se ha retirado a vivir en el corazón del Valle Sagrado, en Cuzco. Es posible que su larga estadía en medio de la naturaleza, rodeado de cumbres y de gargantas, del verdor por el que suspiramos en las ciudades y del constante rumor cristalino del agua, de espíritus de raigambre contrastante y de multitud de otras formas de vida; depurase las ideas que hicieron al fin combustión en este viaje. Lo que me queda claro es que eso es sólo la mitad del ticket. El otro 50% es cosecha del alma de Miguel Ángel -de las convulsas connotaciones telúricas de su proceso creativo, de la disciplinada contención introspectiva que ahora observa, de los febriles espirales horizontales con que acompaña la mecánica celeste que gobierna la Tierra en su incesante viaje siguiendo al Sol.

Hákim de Merv

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