(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 3 de febrero del 2021.)
LOS DISCOS PERUANOS DEL 2020 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (II)
Evaluada in situ hace casi tres años, la sensación que me reportaba el estado de la escena subterránea de la -geopolíticamente hablando- segunda ciudad del Perú era harto difusa. Desde entonces, sus músicos han revertido esa vacilante situación, sosteniendo un plausible rush editorial en esencia a todo lo ancho del 2020. Hoy, por ende, puede afirmarse que los circuitos de la Ciudad Blanca vuelven a estar en llamas...
Como su nombre establece, Roiduoma Vol. I: AQP Electrodoméstica Ruido S.A. inaugura una serie que, curada por la discográfica azteca Silencio EPI (DF); se reserva para divulgar a artistas/grupos del continente americano que se desplazan tangencialmente al mainstream de la música pop. Que haya sido fruto de diversas coyunturas es tan irrelevante como valioso su fidedigno esbozo del actual panorama arequipeño -José María Málaga, individualista tras Fiorella16 y cocreador del festival Espora junto a su hermano Miguel, chambeó la compilación y se la propuso a aquellos cuates, quienes aprovecharon las posibilidades que ésta ofrecía.
En términos de variedad, Roiduoma Vol. I... se anota el puntaje perfecto. No le quita pegada el acoger tracks que han sido ya difundidos en Internet/físicamente, que ocupan -distribuidos- casi la mitad del listado. Corresponden éstos al indie dark de “Extraviado” (Fantaxma), al stoner enrazado de “Orate” (Stonearth), al drónico minimalismo pedal de “Mutation” (La Vie), al bullicioso postpunkgaze de “Telescopio” (Alunaki), al power grunge noise de “En Un Cohete Hacia El Sol” (La Ciudad Negra), al estrepitoso indie lo fi de “Things Don’t Care” (L-Ror), al resonante bedroom pop de “Todo Por Un OVNI” (Vida En Marte) y al ruidoso crossover de “Irijua” (La Terminal). Todos han sido extraídos de álbums, EPs y singles que apareciesen en el año pandémico -lo que equivale a ocho producciones independientes en una metrópolis del interior. Ocho producciones que, más importante aún, no agotan el universo disponible de éstas en Arequipa.
Junto a esos canales, se disponen otros diez de seudónimos en su mayor parte debutantes. Yume Station (“Sekai Isshuū (En El Año 3000)”), que tiene un estilo consolidado de polifónicos clicks’n’cuts y ornamentación puntillista, no es uno de ellos. Tampoco lo es El Estéreo Tipo, aventura solista de Richard Chuquitaype -Lunes, Fobya, El Divino Juego Del Caos- que ofrenda nuevo instrumental favoreciendo el rock sobre el pop (“La Vida Como Un Cristal”, a diferencia de lo que sucedía en su más equilibrado Con Una Ayudita De Mis Amigos, 2019)-. Y menos Sicalipsis, que se sale del molde de su primerísimo Alkehal EP (2005) para acercarse más a su 7’’ de retorno -“Bob-i-Alice” (Capitán Mou, 2017)- con “Cámara Lenta”.
No. Los neófitos absolutos son Fernanda Huamán (a) F(loto), cuyo “Terrario” se sumerge en una solución de indie y shoegazing, y un Tufi colgado del ambient más avant garde (“Fog”). También el rock alternativo de MK Ultra (“Escombros”), el futurismo lo fi de dormitorio de The Strada (“Didrop 1”), el ruido experimental de R1ffm4nn (“Ai_Re{Bucle} _Tribulejana”) y la electrónica que despacha Rabia Dulce -repleta de aves canoras y guiños mil a la compositora pop más célebre de Islandia (su significativamente bautizado “Hallörk” incluye sampleos de “Hyperballad” y “Possibly Maybe”, entre otros de la Guðmundsdóttir).
La participación de El Divino Juego Del Caos anuncia una posible resurrección de este acto de principios de siglo (o al menos su momentánea reactivación). “Delirio EpidéRmico” ya había visto la luz en el esférico a comentar en los siguientes párrafos: un inédito que aquí vuelve a ser pauteado en lo que parece ser su forma definitiva. El número, que le hace justicia al sonido de avanzada que enarboló siempre EDJDC -un volátil post rock bastante inasible, vecino del ambient menos complaciente-, es el irresistible rescate arqueológico que le faltaba a una excelente fotografía de la movida sureña más remisa a la mass media. Colgada en BandCamp el 20 de diciembre del 2020, Roiduoma Vol. I... será prontamente editada en cassette -imposible saber si llegará hasta aquí, o si tendré la suerte de hacerme de un ejemplar.
La genealogía del Suramérica Experimental es consecuencia de otra serie de azarosas circunstancias. José María Málaga andaba con ganas de grabar junto al proyecto argentino ULL, en plan de split. Por sugerencia de los también ches Catástrofe Del Noise, la idea se ensanchó a 3-way CD, y ello le picó el bicho al peruano para convocar a otro alias de sillar, pensando en que la cosa quedase en empate (dos por bandera). Sucesivas ampliaciones del “split” hicieron que ingresaran Sicalipsis y NRA Ruido por el bando arequipeño, y Paciente 0, Noidran y Existen Z por el bando gaucho.
El menú acabó por completarse al salir de la cancha Fiorella16 y entrar en su reemplazo El Divino Juego Del Caos -tal vez la identidad más antigua de Málaga y de Richard Chuquitaype. Finiquitados los procesos de selección, trackeo y masterización (este último a cargo de Yamil, de Existen Z); la recopilación fue expuesta a Basement Corner Emissions, de Portland (Oregon, USA), por intercesión de Joe Transmision (CDN). El sello la colgó en su BandCamp para descarga gratuita -con ese asaz descaminado nombre.
Un carburante negro como el basalto, donde se combinan el ubicuo Aphex Twin y Sun O))), Burial y la no wave, Luc Ferrari y el post rock; es el coercitivo catalizador que aglutina tanto a las bandas cisandinas como a las transandinas. Blanden estas últimas un dark noise de callosidades opresivas (“Estroboscopio”, de Existen Z), a veces potenciado más por ásperos accesos de Distorsión que por la pureza dramática del Ruido (“Evil Inheritance”, de Noidran, es un firewall de harsh ambient), dinamizado por las cíclicas torrenteras de su carácter modular (“Radio Amnesia”, de Paciente 0).
Los créditos peruchos se hallan a luenga distancia de compartir cierta uniformidad. NRA Ruido debe haber cedido al Suramérica Experimental lo más lustroso, rítmico y contenidamente chirriante que haya salido de su yunque (“Plaza De Hormas”). De las intervenciones de Sicalipsis y El Divino Juego Del Caos ya he hablado líneas arriba, por otro lado. No necesitan sino estas precisiones: mientras que la toma de “Cámara Lenta” (Sicalipsis) incluida aquí es la misma que la del Roiduoma Vol. I..., la de “Delirio EpidéRmico” (EDJDC) diverge. Me arriesgaría a asegurar que ésta es la versión original, ya que Basement Corner Emissions subió el panorámico al promediar septiembre: de “Partes De Cabello Y Delirio EpidéRmico”, el título se redujo en Roiduoma Vol. I... a simplemente “Delirio EpidéRmico”, aplicándosele Pitch y TimeStretch para extenderlo al bajarle de medio tono a uno entero. En la comparación, me quedo con la versión de diciembre.
Producido por su primera guitarra, Recurrent Memory From A Dream es un debut soñado. Diez viñetas exquisitas, la mayoría de las cuales opera emulsionando psicodelia de viejo cuño, amparadas en parámetros netamente pop. En efecto, el psicotrópico blues modal impulsado por Blues Magoos y The Fugs desde ambas costas de la Unión, que chorreaba misticismo a través de Hammonds y Farfisas por igual, que erigió sólidos trasvases hacia el prog rock y el incipiente heavy metal; es recodificado apoyándose en la artesanía y la tonalidad intrínsecas al pop, sin desmedro del inconfundible sabor añejo obtenido por las décadas que sepáranle de sus épocas más felices.
Es una emotividad otoñal y acuosa la que preside las canciones de TGSP, por lo demás muy bien hechas, con ganchos perfectos (“Hot Fuzz”, “Black Space”, “Exhume”), delays precisos a las vocales (“Hitchhiker”) e incluso scratch que gatilla en la mente la remembranza deseada/prevista (la diminuta “At The Oblivion Gates”). El uso del inglés en las voces tanto femeninas como masculinas y la enorme calidad instrumental acreditada terminan por convertir a este Recurrent Memory... en una/otra de las grandes sorpresas cosecha 2020 que han aflorado en la escena peruana -y, más concretamente, en la movida arequipeña.
La vara se eleva todavía más en los capítulos finales del viaje. A partir de “Ease Island”, se avizora una recomposición senescente de los segmentos más lisérgicos y voladazos de Hacia El Sol Rojo, portentoso entrée de La Ira De Dios y referente local para cualquier agrupación de intenciones psychedelic space a lo vieja escuela. Similar sino fatiga el tema epónimo -nueve minutos y pico de un sonido que sacude la placidez inducida por sonoridades precedentes, insertando en medio un trecho de evidente filiación santanera- y también “Dome” (el vigoroso y polirrítmico cierre de la jornada).
Mezclado y masterizado en Logic Studio entre diciembre del 2019 y mayo del 2020, Recurrent Memory From A Dream es uno de los mayores hitos que la movida arequipeña erigiese el año pasado, logrando cuando menos hacer tablas con el Telescopio de Alunaki. Joya de disco.
De esta nutrida bolsa, escojo a Mañana Es Mejor EP. La razón es simple: de todos los trabajos que le he escuchado al individualista mistiano, la inmensa mayoría de ellos de escaso minutaje, no recuerdo ninguno que empiece con el punche, pero más que nada con el exceso decibélico del extended en cuestión. Quiero decir, Mañana Es Mejor tiene la misma constitución llamémosle químico-estructural que los demás títulos de la discografía marciana -simple y pedestre composta indie, tratada usando una mezcladora bedroom pop de baja resolución, a veces medio fresona (“Ciudades”), a veces semiacústica (“Conciencia Limpia”), a veces de paso reposado tirando para manso. Lo que distingue al EP es lo potente que asoma, al menos durante su primera parte: esa trilogía formada por “Raúl De Los Recuerdos”, “Aurora And Nostalgia” y “Ciudades” tiene los armónicos erizados por la inusual cantidad de ruido que les embarga -inusual, valga la aclaración, teniendo en cuenta los estándares normales del bedroom pop.
Obviando esa instancia, las tonadas de Mañana Es Mejor EP cursan características de esa lúdica de las emociones que es el pop confeccionado entre las cuatro paredes de un dormitorio: la auténtica sencillez de las melodías (“1900”), el efecto ambiente que se filtra a través de atmósferas reverberantes (“Detective Astronauta”), el minimalismo lo fi de tempo pausado (“Aurora And Nostalgia”)... Nada del otro jueves, es verdad, y no ha de faltar quien despotrique del bedroom pop per se. Yo elijo disfrutar el repaso que este género diletante lleva a cabo de las lecciones impartidas en la historia del pop de avanzada -“diletante” en el buen sentido, subrayo.
Como sucede con los dos primeros muestrarios diseccionados en esta ocasión, se ha lanzado a Tales In Deep Noise Saturation a través de una escudería independiente del exterior -Strange Noise Records, localizada en Columbia (Carolina Del Sur, USA). Complicado que se manufacture una edición CD, ya que el conjunto de seis paradas supera con comodidad la barrera de los 80 minutos: de ahí la elección del formato para su fabricación física -C90. De ahí, también, su naturaleza contradictoria; que es disgregada y asimismo unitaria.
Disgregada, porque cinco de estas seis piezas han sido repescadas de sesiones realizadas en directo para diversas experiencias, entre el 2015 y el 2019. “El Hedor Del Forastero” se ejecutó en octubre del ‘18 en la capital mexicana, por ejemplo, mientras que “Sólo Dientes, Un Nombre Y Un Número” fue performada en junio del ‘19 durante un residenciado en Costa Rica. Orígenes similares tienen “Stereoma”, “Hebefrenia” y “Vvaaccaass Sagradas”. La única excepción es “Pathetic Field Recordings”, extraída del plástico del mismo nombre (donde se le consigna simplemente como “Track 01”).
¿Y unitaria? Pues porque todas estas pistas son organismos compuestos de ruido alimentado por aparatos de radio intervenidos, por casiotones crackeados y por eléctricas abusadas. Los códigos más “artísticos” que soplaban sobre la dúctil arcilla que moldea el mayor de los Málaga -la distorsión de ascendencia shoegazing, los chispazos de psicodelia, el expresionismo del post rock más periférico- han sido canibalizados por nubarrones de crujientes frecuencias (“Vvaaccaass Sagradas”), leviatanes anamórficos que repentinamente adquieren la facultad de la locomoción bípeda y la capacidad de invocar tormentas (“Sólo Dientes, Un Nombre Y Un Número”), candidatos a erosivo soundtrack del Desgaste y/o a banda sonora de una naturaleza inerte aún a nivel celular (“Stereoma”).
Una furiosa e inacabable tempestad de estridente software y zumbantes drones, con que hacer reset cerebral cada vez que te sientas demasiado adaptado/a a la tragedia de la vida moderna convencional.
Hákim de Merv
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