(Publicado originalmente en mi cuenta
Facebook el 21 de abril del 2021.)
Nueva serie hecha realidad, en la nómina Chip Musik. No ha cumplido todavía su primer aniversario Transmisores, faena mancomunada
que proponía una estructura constitutiva distinta a la del “x”-way CD y del split,
cuando en marzo último el ya anunciado segundo volumen recibiese luz verde. Transmisores
se convierte así en la segunda línea de lanzamientos acuñada por la siempre inquieta
escudería, después de la de los célebres Lego.
Con
Transmisores II, van perfilándose
algunos rasgos direccionales de la saga, como la constante renovación de la
lista de participantes o la publicación de repertorio exclusivamente inédito. O
la presentación de los nuevos proyectos que se van sumando al catálogo Chip -si
antes fue Mongo No Stars, ahora es Astronauta Slow Dance. Podría reflexionar sobre
los estrenos en ciernes como el criterio dirimente con que esas flamantes
incorporaciones acceden a los compilatorios, si bien faltaría verificar esa aserción
en la Realidad: aunque tanto MNS como ASD vienen chambeando sus respectivos
debuts, el del primero lleva ya tiempo aguardando el visto bueno.
De su predecesor, ...II reitera asimismo
la cantidad de colaboraciones por cabeza (dos) y su equidistante posicionamiento
(1 y 6, 2 y 7, 3 y 8...). A diferencia de su hermano mayor, sin embargo, éste
no describe una traslación circular. Lo suyo es más una suerte de desplazamiento
hacia adelante que recorre el espectro de las vanguardias noventeras hasta alcanzar
los 180 grados respecto del punto de partida. Una gambeta de largo aliento cuyo
movimiento inicial está a cargo de Puna, podría decirse el grupo insignia de la
independiente -por reunir a sus animadores más señeros: Alfonso Noriega, Jorge
Rivas y Alexander Fabián, más el concurso en bombo y platillos de Leko López. Para
“Al Sur De Los Párpados”, el cuarteto recupera la síncopa jazzy que en el
excelente Sukha (2019) pringó su resonante mezcla de post rock, bliss
pop, electrónica y baggy. Único track del esférico que tiene vocales, el
desenlace de “Al Sur...” me recordó al de “Souvlaki Space Station” de los
amados Slowdive (o al de “Moussaka Chaos”, según se estime). En coordenadas
semejantes, prescindiendo de toda percusión y con los indicadores de distorsión
decibélica en rojo, se asienta “Sierra”.
Diversificando ese maleable ambient
electrónico que es componente capital de su sonido, la arequipeña
Yume Station
empieza el peregrinaje desentendiéndose del testigo que resguardase Puna. Enarbolando
siempre bandera de concisión, en “Redfish” y “Greenfish” la individualista se
balancea entre la indietrónica casera, dosificados clicks’n’cuts y casi
invisibles brochazos glitch; enfatizando prólogo y epílogo de “Redfish” con
sedante efecto acuoso. Proporciones idóneas cuyos niveles espero ver reeditados
en su recientísimo
1991, que todavía no escucho. De otro lado, Gabriel
Muñoz (a)
Astronauta Slow Dance empuña un rollo asaz etéreo/angélico de
shoegazing y ethos landscaping, rollo que no se resiente al encamarse con las programaciones
de ascendencia IDM/post IDM (“En El Bosque”) o con las sencillas secuencias de
que le provee el synth más sobrio (los dos últimos minutos y sencillo de “Mind”).
Un prometedor mixtión todavía en pleno maridaje.
Penúltimo en el track list óseo de Transmisores
II, Alcaloidë acomete sendos ejercicios de electrónica asida al Ruido. Asida,
no fusionada. Son “Nube Molecular” y “Danakil” efigies de abstractas geometrías
anómalas -post IDM “Danakil”, intelligent techno “Nube...”-, lo bastante afectas
al cromosoma Warp de esta identidad de Alexander Fabián como para no abandonarse
al puro Caos litografiado por el Ruido. Este último se erige preponderante en
el corolario de la placa, en manos de Rolando Apolo, músico experimental de
amplia trayectoria. Su taumatúrgica manipulación de frecuencias y texturas tan
pronto funciona desnuda (“Ol Creh”) como caminando sobre una alfombra
entretejida de beats colapsados y secuenciaciones deformes/desgarradas/rotas (“Litos
Odra Lat”). En ambas instancias, las explosiones de noise binario adquieren un
protagonismo estelar, pero no por fuerza excluyente. Concluye así el segundo
capítulo de una serie cuyo siguiente paso aparentemente sale de todas maneras
en el 2021.
Hákim de Merv
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