LOS DISCOS PERUANOS
DEL 2019 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (II)
(Tanda dedicada a Chip
Musik Records.)


Se hace un tanto
difícil localizar coordenadas fijas para el opus de un proyecto ciertamente
electrónico cuya naturaleza no excluye las cuerdas ni un alto porcentaje de
organicidad funk/jazz/rock. El swing asociado a las músicas de raíces negras
que acabo de listar queda trasplantado a comarcas binarias ni bien suena
“Jaxx”, ruidosa apertura preñada de dub. Con el derrotero predeterminado, las
eléctricas matizan la electrónica en diversas proporciones: pueden hacerlo
hasta lograr mostrarle indefinida (“Relax”), o enfocarse en el groove
atravesando tupidos filtros de rascuacha fidelidad electro (“Afrokaoss”). Algo
similar ocurre con el free-noise-jazz-out
de la levantisca “NoiseFun”, con las dos versiones de “AcidLatino” (¿o debería
decir “AcidLatino” y su ulterior reprise?) donde los beats se revuelven
intentando emular primitivas zarabandas, y con “Águila Destroy” -su tempo
dislocado alude a ese “arnés lunático” del que se jactaba en los 90s el rey de
la melodía cubista, Mike Paradinas (a) μ-ziq.
Sólo en una
oportunidad, AMF es tentado a olvidar el swing para abandonarse en brazos del vanguardismo
digital que empezase a dar sus primeros pasos hace tres décadas. “Huaca” principia
como una construcción IDM de barnices irreales, pero no es lo suficientemente
seráfica para evitar la irrupción de las cuerdas. Estreno de eclecticismo a la
legua, asistido por Henry Ronceros (batería), Nelson Hernández (guitarra) y
Mako Moya (sintetizadores, teclados).

El simétrico intelligent
techno que exorciza Siam Liam accede a acoplar una guitarra en medio de la
avalancha de efectos, secuencias y softwares varios. Diría que hasta puede
considerarse esta “licencia” su invisible
punto de apoyo, al emprender la elaboración de esos lienzos donde el Ruido y la
Melodía se trenzan a puño limpio -porque eso es lo que hacen. Las consecuencias
de esa riña no se conducen según la a estas alturas ya manida ecuación con que
se prefiere simplificar al shoegazing, sino que equivalen a melodías
distorsionadas prestas a surcar informes sueños líquidos de cálidas otredades.

Bizarro ambient
modal para diluir el surrealismo manante de los viajes que realizamos cada
noche al cerrar los ojos. Al son de estructuras sugeridas, bases corroídas y
atmósferas chispeantes, siempre se sueña mejor.


No del todo, por
cierto. La excepción a la regla es “Sintas”, corte proto-industrial donde más
nítidamente destaca la guitarra, y por añadidura limbo equidistante entre aquello
que fue El Otro Infinito y aquello que quiere llegar a ser en lo sucesivo. Claramente,
todavía no lo consigue: por más que surcos como “Amanece(s)”, “Amapolas”
(rework del track incluido en Fever, su
LP del 2017) o “DH1” (de nerviosidad declinante) invoquen insistentemente a
Global Communications y a los Sabres Of Paradise más ascéticos; aún hay rumbos
que recorrer, fases que atravesar, procesos que madurar.
El horizonte
plantea una incógnita enorme sobre el unipersonal de Noriega, pero EOI da como para mirarle entre pasmado y
expectante.

No adivino si Lego 13: Trece (El Final De Una Década)
tiene aspiraciones epocales. Su título no tiene por qué interpretarse más allá
de un sentido literal: le sirve a la discográfica, entonces, para cerrar las
persianas de los últimos diez años y encarar la entrada al tercer decenio del
siglo XXI. La ocasión amerita que el Lego
13... sea doble, aliciente para priorizar a grupos y solistas peruanos, sin
olvidar a bandas de otras latitudes que se han integrado a la label o cuyas
estéticas le son convergentes.

El resto pertenece a las filas del catálogo: Miyagi Pitcher (“Origen (A.
Pizarnik)” pasa como out-take de su reciente Abraxas, oscilante entre el IDM y el vaporwave), Xtredan (cuyo “Vrillon
1977” recuerda mucho a la estética primigenia de los Artificial Intelligence de la Warp), Alcaloidë (una ‘flatulenta’
“Entelequia”) y Puna, con la que tal vez sea la mejor composición de su
comentadísimo Sukha -“Ultramar”.
22 convocados, 17 connacionales,
5 provenientes de distintos puntos del planeta.

Otros, como el del individualista
mapocho Luis Venegas (a) Argades o el de Mongo No Stars, van por senderos
consonantes. El primero decrece revoluciones a niveles de minimal noise con
“Galería Subterránea”, mientras que el segundo hibrida techno, proto-EBM y ecos
del sonido The Shamen en “La Bestia”, hipnótico canal dance.
La cuota de
diversidad es cosa de allegados como el trío mexicano Acty (agradable noise pop
en “Nada Es Lo Que Quieren”, tiene editado un larga duración en Chip), el dúo
Gelatina Magma (“Nuestros Días”, número al que Giancarlo Samamé y Ángela Ruesta
le están sacando el jugo) y Les Replicants. Aportes en varios documentos
colectivos me conceden margen para afirmar que este trío fundado en Huamanga se
comporta sumamente maleable -y más importante aún, con mucho oficio.
“Ilumíname” tonifica aquello que en los 80s se conoció como “psicodelia”, mostrándose
su sonido vagamente deudor de Loop.
Los dos volúmenes
de Lego 13... constituyen un
remarcable esfuerzo que ha venido gestándose durante casi medio año. A
diferencia del devastador estío que vivimos en el 2019, es ésta una perfecta
compilación para afrontar el verano más bien suave de este 2020. La variedad de
registro podrá ser menor que la exhibida por las recopilaciones de Dorog, pero debe
recordarse que en ello incide el que Chip Musik Records sea el sello nacional
IDM/post IDM por antonomasia -además de muy afín al shoegazing.
Las portadas son
cortesía de Ángela Ruesta.
Hákim de Merv
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