jueves, 26 de octubre de 2023

Nax: Dejando Todo Atrás // Sternenmädchen: Gilles Zeitschiff 2

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 18 de octubre de 2023.)

En los idus de septiembre, el proyecto gaucho Nax pone a consideración en BandCamp propio su segundo LP, Dejando Todo Atrás -título más shoegazing imposible, dado el notorio guiño a “Leave Them All Behind”, apertura del clásico Going Blank Again (‘92) de Ride. Prudentemente, la alusión al combo de Andy Bell y Mike Gardener no trasciende mucho más allá.

Hay un par de cosas que decir en torno a lo nuevo del alias bonaerense. Lo primero, es que aparentemente ha regresado a modo unipersonal. Si en Congelado (‘20) se acreditó a Christian Bocon, a Nicolás Garimano, a Jonathan Sansone y a Nicolás Castello; quien se mantiene bajo el nombre de Nax en Dejando... es su fundador y principal animador -Castello. Joaquín Karpinsky como dueño del bajo en la vespertina “Reflejo Lunar” es el único otro crédito concedido en las notas del lanzamiento, donde figura Nico en labores de composición letrística y sónica, ejecución de todos los instrumentos salvo donde se indica lo contrario, de mezcla y masterizado. De modo que se le puede señalar, sin ligereza, como responsable directo de la evolución del acto en este nuevo episodio.

Otra peculiaridad a subrayar es lo bien perfilado que ha sido el plástico. Repitiendo la experiencia de Congelado, algunos de cuyos números fueron eyectados/testeados cual singles meses antes de la aparición del debut, varias de las pistas recogidas en DTA han visto la luz incluso desde el ‘21. Este fogueo previo le ha permitido a Castello bocetar un esférico lucífero, donde las sombras no están ausentes, sino dispuestas de tal manera que le cohesionan sosegando sus a veces excesivos ímpetus. Una muestra de ello es la citada “Reflejo Lunar” y su vinílico efecto epilogal. Otra igual de crepuscular, aunque no tan melancólica, es la senescente “Bleu”.

Es precisamente en esas ocasiones cuando Nax gravita hacia el primer Slowdive -el de “Ballad Of Sister Sue”, el de “The Sadman”, el de “Primal”, el de “Catch The Breeze”. La síncopa moderada, el latido del bajo a medio andar, las voces cansinas... Rasgos a menudo sustituidos en las dos primeras partes del opus por momentos de inflamado fulgor (“A S T R O”, “Desaparecer” me hizo pensar en el pop multicolor de Loveless), de pulso trepidante (“R A R A”, “Todo Es Fugaz”), de contundente explosión noisica (“Olvidado”, “Brillar”). En tales circunstancias, se hace más apropiado citar a Chapterhouse, a M83, a Swallow...

El tercio final de Dejando Todo Atrás merece párrafo aparte. Nax oscila entre extremos, de “Animal” a “Verlos Partir”. En este último y en “Me Como Tu Voz”, por ejemplo, parece transmigrar del shoegazing a un estado que sólo se me ocurre tipificar como “dreamwave”. En “Animal” y en “No Soy Quien Debería Ser”, parece abrazar fervorosamente la herencia vaporosa de entidades como Alison’s Halo y Half String, sólo que con índices bajísimos en serotonina -que le reditúan cierta aura de desencanto y abatimiento, jamás al punto de abandonar los predios del dream pop. El segmento es una suerte de antesala para el final del CD, “Danza Cuántica”, con el que Castello regresa al sonido Just For A Day (‘91) -esta vez alternando el litio oftálmico que proporciona el sunset y las apagadas sombras rojizas que sobre éste va imprimiendo de a pocos la divina noche. A diferencia de Congelado, Nax consigue esta vez aprobar a la primera escucha.

Como para no olvidar nunca que en todos lados se cuecen habas, la segunda incursión de Gille Lettmann a.k.a. Sternenmädchen, liberada casi medio siglo después de la primera (Gilles Zeitschiff, ‘74); trae a colación uno de los grandes bluffs acaecidos en el devenir de la música pop. Esta vez, el turno es el del intocable kraut rock.

Hacia 1972, Rolf-Ulrich Kaiser y la “Doncella De Las Estrellas” eran una pareja consolidada, dueña de Ohr y otros subsellos funcionales al primero -en torno al que se había abroquelado principalmente la escena berlinesa. La empresa podría haber funcionado un toque más, y pasado sus propietarios a la Historia como gestores de un capítulo esencial para la vanguardia pop alemana. La megalomanía de Kaiser dispuso otro sino.

Ocurrió entonces que los astros se alinearon, posibilitando una reunión entre Hartmut Enke (bajista de Ash Ra Tempel) y Timothy Leary (gurú del ácido por esos calendarios). Lo que cerró en Berna (Suiza) como intento desastroso de colaboración entre el exiliado teórico usamericano y la banda de Manuel Göttsching, debido al abuso de sustancias non-sanctas, habría podido quedar archivado y no nos perdíamos de nada. De no haber metido Rolf-Ulrich las narices, obvio.

Por desgracia, Seven Up (‘73) acabó siendo una jornada bastante mediocre, terminada de grabar a las patadas y completada a posteriori por ignotos músicos de sesión que nada tuvieron que ver jamás con la movida kosmische. El disco de marras fue glorificado aquí por desubicados como Eduardo Lecca, que en su libro Vanguardia 1966 - 1998 hizo apología de una “...melodía del Cielo...”/un “...sonido del Cosmos infinito...”, allí donde sólo hubo paja y más paja de parte de Leary. Más mesurado/cauto se mostró Eduardo Lenti (Cinco Décadas De Rock 1955-2000: Origen, Evolución Y Análisis - Parte 1 (1955-1979)), quien enfoca la placa desde el lado de Ash Ra Tempel y le considera ejercicio distendido respecto del epónimo debut (‘71) y de Schwingungen (‘72), verdaderas gemas del kraut teutón.

Para peor, y no satisfecho con sacar un LP semi-apócrifo, Kaiser capitalizó el cambio de denominación de su discográfica -de Ohr a Die Kosmischen Kuriere-, creando el grupo fantasma The Cosmic Jokers y editando cinco vinilos in extenso. Hoy se sabe que no existió tal grupo, que su materia prima proviene de sesiones en que intervinieron Dieter Dierks (el otro productor talentoso del género, opacado por Kaiser), Harald Großkopf, Jürgen Dollase (ambos en Wallenstein), Klaus Schulze y Manuel Göttsching; que no se les notificó a los músicos el registro de dichas sesiones y menos todavía su publicación en formato álbum, y que éstos permanecieron descatalogados muchos lustros por múltiples demandas legales. Así y todo, Rolf-Ulrich se dio el gusto de diseminar un manifiesto a través de su banda-títere, que hizo que sus compatriotas de la revista Sounds le cambiasen el seudónimo a su escudería por el de “die lächerliche kuriere” (“los mensajeros ridículos”), y del que muchos/as bajo estos cielos se han hecho eco con estólida candidez.

¿Y Sternenmädchen? La Lettmann al menos tuvo la decencia de editar algo real y tangible. Se considera a su Nave Del Tiempo un surreal documento sonoro que navega entre el proto synth del maestro Schulze, la apetitosa psicodelia trippera de los Tempel y la intensa vibra space enhebrada en los omniacordes de Tangerine Dream; todo ello hermanado por la narrativa de Gille en plan folk estelar. Algo así como el reverso no-laudable-para-algunos, en-exceso-electrónico-para-otros y pasado-de-revoluciones-para-todos/as de bandas como Synanthesia o The Pentangle.

Un buen día de este 2023, me entero de la puesta en venta de Gilles Zeitschiff 2 (mayo). Creía retirada de toda actividad a la pareja Kaiser-Lettmann, pero la edición de este segundo volumen, para más inri bajo el ala rediviva de Die Kosmischen Kuriere (en sociedad con Breeze Music); me convence de lo contrario. De lo que estoy seguro es de la antigüedad de las grabaciones. Ésta es gente que ya se está jugando los descuentos en la base siete, y para convencerse de ello no hace falta sino echar una mirada a la info del díptico: Harald Großkopf, Rolf-Ulrich Kaiser (a) Sun Courier, Dieter Dierks, Jürgen Dollase... El único al que no conozco es el italiano Roberto Cacciapaglia, que sí o sí es coetáneo suyo.

Aunque muy probablemente estos seniors se hayan juntado para arreglar/pulir/completar los tracks, éstos han sido recuperados de las grabaciones de la época -lo que comúnmente se conoce como “material de archivo”. No sólo por la acreditación ya consignada, sino por la tónica general del largo. Para estándares actuales, Gilles Zeitschiff 2 es un 33 r.p.m. muy apolíneo, lleno de luz, que se aventura en desarrollos electrónicos de ciencia-ficción anteriores a Kraftwerk -en tal sentido, su onda es muy Berlin School (“Tutenchanamun”), a lo sumo Jarre o Vangelis. Tan es así que “Beethoven” recuerda su poco al “Chariots Of Fire” del difunto esteta heleno. Sus motivos cósmicos como grecas remiten a la fluidez circular de muchos de sus contemporáneos de entredécada (“Overtüre”), tanto como sus tintineos y reverberaciones celestiales a cierta solemnidad espirituosa reinante entonces (“Leonardo”). Todo apunta, pues, a que se trata de una rodaja que recupera parte del trabajo que la artista dejó inédito hace cinco décadas. Si bien ello puede ofrecer una mayor perspectiva sobre cómo se hacían las cosas en aquellos días, su valor no se extiende mucho más allá del que le asignamos a la pieza que -no sabíamos que- faltaba para completar la colección.

PD: El intrilingüis de Kaiser al dedillo en el décimo capítulo de Future Days: El Kraut Rock Y La Construcción De La Alemania Moderna, librazo de David Stubbs.

Hákim de Merv

jueves, 19 de octubre de 2023

The Infernal Sounds From Peru: Compilado Thrash/Black/Grind/Noise/Crossover Volumen 1

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 11 de octubre de 2023.)

Próximo/a a cumplir tres décadas practicando el hoy perdido/olvidado arte de escribir reseñas/artículos sobre discos/tendencias/grupos de música popular, llegas a obtener cierto grado de -si no sabiduría, al menos sí de- inteligencia. De entre la modesta que me ha reportado ese esotérico oficio, pesco una certeza que ni pedrada en ojo tuerto se presta mejor para la ocasión: cualquier ejercicio de dialéctica histórica en detrimento de estilos actualmente tenidos por “caducos” como el hardcore, el punk y el metal queda reducido a intentona estéril; si aquello de lo que éstos en principio se nutrieron permanece inmutable. Y hasta donde sé, todavía la Humanidad se halla muy lejos de ascender a la sociedad ideal que satisfaga a todos/as.

Valga la parrafada para alegar a favor de incansables oleadas de hordas insumisas y gritantes, que casi siempre acaban consumiéndose más rápido de lo que tarda su impacto en golpear cual encrespados tsunamis, pero cuyas sucedáneas no han dejado nunca de aparecer -y es saludable que jamás lo hagan. Calientito aún, ahí tienes el ejemplo de The Infernal Sounds From Peru: Compilado Thrash/Black/Grind/Noise/Crossover Volumen 1, cobijado por el siempre hirviente regazo de Entes Anómicos, que amenaza con hilvanar una seguidilla de lanzamientos de igual o mayor calibre -ojalá nomás la cosa no termine como lo del mítico Nuestro Silencio, Ahoga Sus Gritos (‘97).

Dado el largo subtítulo que le orla, ponderar los colores que tiñen esta compilación de descarga gratuita es tarea algo reiterativa. Poco es, en efecto, lo que se hace menester añadir a la paleta: además de los géneros aludidos, cabe citar al extremecore, al kängpunk, al D-beat, al stenchcore, al speed, al crustcore, al anarcopunk, al fastcore y al death, tanto si este último prefija al metal como si al rock. Verdad que muchas de estas denominaciones son esencialmente sinónimas de las consignadas en el nombre del disco, pero los especialistas les suelen tener más bien por variantes y argumentar a tal fin disecciones muy enteradas/eruditas de cada rama, lo cual es suficiente motivo para mencionarlas aquí.

En mi opinión, el output predominante en The Infernal Sounds From Peru... es el del crossover. Muy pocas son las bandas que sólo abrazan uno u otro subgénero en este apocalíptico maelström. Tal vez ARZ, Dezerción (ambas arequipeñas) y los legendarios Atrofia Cerebral y DHK, por el lado de las tendencias de origen punk y hardcore. Quizás Nahual, Katari, Apnosia, Zyx66 (ambas ileñas), Deicidios (Ayacucho) y Humanicidio; por el lado de los marbetes de ascendencia metalera. Probablemente sea ésta una taxonomía errónea, pues la totalidad de formaciones involucradas -dieciocho, más de la mitad de ellas proveniente de provincia- seguramente reconocerá improntas de ambos lados y manifestará cerrada admiración por sus figuras tutelares.

Y es que hasta un profano en el tema como tu seguro servidor advierte que son más los vínculos que las barreras. Una imparable avalancha de iracundia brutal metamorfoseada en canciones que van de los 16 segundos (“Continuo Deterioro” de Atrofia Cerebral, adalid fundacional del grindcore patrio) a los 4 minutos (“Callejón Sin Salida” de Grito De Miseria, clásico indiscutible de la Ciudad Blanca), exceptuando la participación en directo de Nahual (“Agathodemon Or Kneph”). Una velocidad contundentemente abrasiva que obliga al rasposo exabrupto gutural o a la sangrante garganta en carne viva. Un ruidismo distinto del concebido por el avant garde -salvajonamente radicalizado, urgentemente rabioso, combativamente caótico, enérgicamente devastador. Un odio y un asco revulsivos hasta niveles intoxicantes, que impelen a tomar las armas que aún ofrece la ¿“musicalidad”? y a descerrajar equivalentes rollos igual de inconformistas.

Qué envidia contar con menos de 20 y recibir revelaciones como ésta, vertebrada por sangre nueva y por veteranos experimentados -los Atrofia, Demencia, DHK, Maestro Caníbal, Gritos De Miseria, ARZ, Nahual... La virulencia de su onda expansiva aún está por verse.

Hákim de Merv

jueves, 12 de octubre de 2023

Sounds Of Salomon Jedidias & Space Rock: SIX6SIX // Chino Burga: Landing

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 4 de octubre de 2023.)

Literalmente en las postrimerías de los 00s (12/09), SuperSpace Records concedió luz verde a la que entonces se pensaba sería la ópera prima de Sounds Of Salomon Jedidias & Space Rock, desmesurado alias con que se estrenaba en lides de las escenas experimentales nativas Rafael Díaz Portilla. A la sazón ingeniero de sonido de Leche Plus, el debutante se plegaba entusiasta al pelotón de grupos que hacía de la neopsicodelia el principio fundamental de su accionar: Transparente, Hipnoascención, Pastizal, los mismos Plus et al.

Las cambiantes coyunturas vitales llevaron a Díaz por otros caminos, alejándole de la actividad artística. El segundo LP nunca se llegó a concretar, y el primero permaneció relegado a un link de descarga -felizmente nunca banneado- que le preserva hasta hoy, perteneciente a un blog hace mucho tiempo inactivo. Afortunadamente, SuperSpace ha decidido reeditar el artefacto en cuestión, disponible en BandCamp desde el 27 de junio con el agregado de un corte inédito (rescatado de las sesiones de grabación de la época por Díaz).

Aunque suene a barrabasada, una de las primeras cosas que saltaban a la vista al escuchar SIX6SIX era que, si las delirantes pesadillas cósmicas del célebre H.P. Lovecraft fueran a la discoteca, la de Sounds Of Salomon Jedidias & Space Rock sería la música elegida para contorsionarse en las pistas de baile. Desde los primeros acordes de “Rebel On You Keep Up - Mantente Firme”, la aleación neopsicodélica de este demoledor largo dejaba en claro que ha sido forjada al amparo de los Charlatans, del Aphex house de Selected Ambient Works 85-92 (‘92), de los maravillosos Happy Mondays y de Primal Scream; influencias varias que han sido centrifugadas por el dub más tétrico y la dañina vibra confrontacional de los Suicide.

Cómo estos componentes diversos lograron calzar en el mismo puzzle, quizá lo explique el que el músico ya estaba curtido en jornadas similares. El diseño sonoro en SIX6SIX prioriza ingentes dosis de dub y reverb, lo que confiere a la música una fascinante tridimensionalidad y un groove alienígena -que, cuando se desboca, convierte a varios de los canales pauteados en desmadrados bad trips. A este respecto, el punto culminante es “Mon Ami - Mi Amigo”, subyugado por un bajo retorcido y unos teclados de los que hablaría bien si les tildara de perniciosos. La agobiante densidad de la atmósfera la hace irrespirable, al punto que es casi un alivio cuando el láser reproduce el siguiente track.

Pero la neopsicodelia vitaminizada de SOSJ&SR no tenía sólo colores oscuros, como ya se mencionó líneas arriba. Resabios del Aphex Twin apolíneo aparecen travestidos en la pileraza “Memory Of Universe Elevating - Memorias De Un Universo Elevado”: su rítmica programación, en clave de apacible house, es similar a la de “We Are The Music Makers” del Gemelo. En otros pasajes (“Abba Father - Gracias Padre”, “Suit Is Out - El Asunto Es Fuera”), el acto exprimía las reservas de ácido de The Chemical Brothers y las combinaba con ramalazos de Stone Roses o los aludidos Mondays. Aunque estos matices sean ocasionalmente opacados por otros más lóbregos, su huella aparece codificada en cada cisura de SIX6SIX.

Para la anécdota quedan la correcta versión del clásico de Alpha Stone, “Here It Comes - Aquí Viene” (extraído del algo extemporáneo Life’s A Motorway, 2001) y la recuperada “Solar Radiation - Radiación Solar”. Participa esta última de las virtudes mayores del CD, filia excesiva al ensamble de los hermanos Ryder incluida, pero algo de agua hace la masterización, que no logra repescar la pista vocal del fondo de la mezcla (el resultado es de macilento barnizado).

Casi quince años atrás, Sounds Of Salomon Jedidias & Space Rock tenía la ventaja de “haber salido de último”, luego de los vivificantes ejercicios de Transparente y compañía. Poseía el plus, además, de un ingeniero de sonido que conocía bastante bien su oficio, lo que de paso le permitió adelantar a casi toda la escena local afín de entonces -Pastizal, Hipnoascención. Lamentablemente, y como sucede en predios ligados a la música pop de avanzada -con mayor razón en el caso de Perú-, la suerte no lo ayudó, y la Vida dispuso otra cosa. Hoy que vuelve a estar disponible para nuevos oídos, toca ser más prudente no en lo concerniente a réditos estéticos, sino al futuro del proyecto. Quizás, quizás no.

Habíamos dejado a Miguel Ángel Burga en un registro que conjugaba etéreas travesías siderales e iterativos soundscapes ctónicos (Geografías Geométricas Vol. 1), producto acaso de las ondulaciones astrales que de continuo afronta en su vida cotidiana, arraigada tiempo ha entre las montañas cinceladas por el Vilcanota y el Urubamba. El guarismo hacía presagiar que el limeño seguiría esa elipse hasta completar al menos una segunda entrega. Todavía es posible que lo haga, claro, pero con Landing cambia de fisionomía sónica y decreta una pausa en el camino trazado por aquella parábola. Cuán largo será ese alto, depende exclusivamente de él.

Colgado en su BandCamp al promediar julio, el nuevo álbum del guitarrista recupera el hálito pop a que condescendían estetas insulares de la talla de Windy Weber, Scott Cortez, David Pierce o Kirsty Yates. En efecto, entre el post rock más volátil e ingrávido, el bliss pop antecesor directo del harsh noise y las lecciones de kosmische musik reivindicadas en/volcadas a los 90s; Burga ha moldeado un disco de canciones antes que un documento sonoro a la manera de Main, The Azuza Plane o Spacetime Continuum. Y sin embargo, esta media docena de nuevos temas comparte con estos últimos la naturaleza conceptual, la vocación trasgresora, el trascendentalismo de una tímbrica sublimada...

Pero si hay una impronta que destaca nada más empezar Landing, ésa es la de Seefeel. Concretamente, en tracks como “E”, “@2926” o “Z”. Sea la faceta más transparente y refractaria (“E”), sea la más accesible y rítmica (“N Dub”, “Landing”), sea la más báquica (“Z”); es notorio en el esférico el influjo del combo de Sarah Peacock y Mark Clifford en modalidad Quique (1993) y/o Polyfusia (1994). “¿O sea que Burga ahora copia esas referencias? Tsssssss”. No, huevón/huevona. Lo que estoy diciendo es que el output que los británicos construyeron estrangulando slides a un punto de no-retorno y filtrando efecto e instrumento -la guitarra- hasta límites impensables, con lo que de paso alcanzaron un estadio semilíquido que les permitió transmutarse hacia el ambient o retroceder hacia el post si lo consideraban adecuado, resuena permeando las diversas capas que revisten al vinilo.

Resuena, he escrito. No copa, ni inunda. A través de muchos volúmenes en el curso de varios años ya, Miguel Ángel ha desarrollado un background lo bastante interesante y sustancioso como para sólo mimetizarse. Por el contrario, y lejos de conformarse con ver/sentir/replicar, el eximio capitalino entrecruza/anuda esos ecos a lo Seefeel con/a los suyos propios, cosechados durante luengas estaciones. En esta alquimia es que Landing consigue materializar un repertorio de tórrida belleza noventera e inamovibles bases ciclópeas de enteogénico post rock. Sólo hacia el final, con “Qoylloriti”, el título cambia de coordenadas a velocidad hiperespacial y desciende a la gleba para reencontrarse con esa fuerza telúrica que, al parecer, nunca le será ajena al autor.

Sí, es verdad. Una fina artesanía de estructuras poliédricas, montadas sobre entramados metálicos forjados a fuego lento, y cuyos cristalinos anversos reflejan fidedignamente la luz de las estrellas. Hermosa.

Hákim de Merv

jueves, 5 de octubre de 2023

Espectro Simulado: Ruiditos​​ / Sigilios Contra El Simulacro Capitalista/​​Teocrático/​​Extractivista/​​Moderadamente Represivo​ /​I Want My MTV // Rvptur4: Synth Punk Y Sedición EP / Maldiciones De Invierno EP

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 27 de septiembre de 2023.)

Recién a mediados de año me entero de la travesía de Espectro Simulado, suerte de “supergrupo” oriundo del underground mapocho que empieza a acumular rodaje en febrero del ‘22 con la salida de Generador Automático De Nombres De Bandas Death Metal (EP 1) (la segunda parte aparece unos cinco meses después). La primera referencia in extenso se plasma hacia las postrimerías de noviembre pasado, y es el principal móvil de estos renglones.

Espectro Simulado nace del encontronazo entre José Miguel Trujillo (ex Familea Miranda), Charlie Vásquez (Orquesta Pandroginia) y Jorge Cabargas Schultz (Tobías Alcayota). A simple vista, el irreprochable background me da pie a vislumbrar una dirección bien 90s. Su arsenal, compuesto de alguna pedalera, alguna drum machine y mucho software (como el AudioHijack 3 y el Ableton Live 11); indica que los tiros van más por el lado digital. Evidencia clarificada nada más empezar a reproducirse el pantagruélicamente bautizado Ruiditos​​ / Sigilios Contra El Simulacro Capitalista/​​Teocrático/​​Extractivista/​​Moderadamente Represivo / I Want My MTV.

La puesta de largo se ha trabajado desde un registro deliberadamente imperfecto. A toda hora, sientes que el sonido se mueve detrás de gruesas cortinas/bajo tapices de copiosa felpa. Más que a la de la Baja Fidelidad, esa particularidad de las texturas sonoras recuerda en algo a la ornamentación timbral magnética de la tape music, lo que combina fantástico con las cuatro pistas integrantes de la rodaja. Éstas devienen collages aurales de atmósferas fragmentadas, producto de topetazos de frecuencias y de desbrozamiento y/o desintegración de pulsos y patrones rítmicos -sobreviviendo éstos al cataclismo según convenga.

“Devuelvan Las Zonas De Sacrificio (Smooth Criminals Fuck Off And Die En Buena)”, por ejemplo, no les necesita; ya que es deconstrucción/yuxtaposición de sintagmas sónicos pura. “Sue​ñ​o Contigo (Millionaire Hellicopter Crash)” y “My/Chola/​Gave​/​Me​/​ASS​/​Urprise”, en cambio, los destazan para montar sobre sus restos improvisaciones acumulativas de ruido estratificado/loopeado (el primero) y de patrones vocales reprocesados (el segundo). Si recuerdo bien, y mi memoria sigue siendo buena, el output fruto de este maelström capta el aroma que desprendían las vanguardias electrónicas de principios de siglo -lo que le emparenta con discos como los de la serie de Aloardi ‘Inventos Divertidos Para Niños Solos’ o el del crossover colectivo La Confitería Es La Mejor De Las Religiones (‘02).

Justamente es “Resistir Es In​útil, Así Que Hazlo Ahora (Clases De Ética Del Trabajo Rework)” la pieza que subraya sutilmente cierta similitud con La Confitería... No por su materia prima (una variopinta colección de frases que se entrecruzan/superponen/repiten incesantemente, aupada a programaciones mínimas que de a pocos se van invisibilizando), sino por su flexible metodología cut/paste/remake/remodel/repackage. Excursión que refrenda la vigencia de los leitmotivs centrales esgrimidos por el avant garde post 2000 -y que aún permanecen como la Última Frontera.

Se conoce muy poco de Rvptur4 por estos lares, y estoy tentado a afirmar que ocurre lo mismo en su natal Santiago. Si he llegado a saber de su existencia, fue a través de la excelente plataforma española Tremendo Garaje, que difunde música underground independiente y artesanal de diversas partes del mundo. Todavía sin poder adscribirles colores preeminentes, los íberos no parecen tener preferencias hacia géneros determinados, más allá de un cierto gusto por el punk y el dark. El acto austral, por suerte, es synth punk de raíces brunas.

Y por brunas, me refiero a hundidas en el darkwave de ascendencia hispana. Aunque no tengo la certeza, este proyecto no asoma individual, dadas las varias facetas de su música. El primer EP es una declaración de principios desde su denominación: Synth Punk Y Sedición empieza con “Hikikomori”, angustioso grito munchiano de autoafirmación antisocial y sintes esquizoides hasta el horror -el neologismo oriental, de hecho, alude a un sector de la población japonesa que se exilia voluntariamente en la soledad de sus minúsculos domicilios sin trabajar ni estudiar. En las subsiguientes “Todo Se Arruina” y “Son De Calle”, desaparece cualquier rastro de tintes macabros, ocupando su lugar una rabiosa impronta punk ilustrada con glaciales secuencias y efectos de sonido extraídos de una película retro de ciencia ficción.

Las letras de “Son...” y “Todo...” reivindican, como asimismo “Hikikomori”, la lúdica furia de la que los jóvenes turcos del ‘77 se nutriesen gracias a “pestíferos pero insanamente sentidos” himnos clásicos firmados por Crass, The Buzzcocks o los ubicuos Pistols. Ello se palpa algo menos reconcentrado en el siguiente extended de Rvptur4. Lanzado apenas cuatro meses después del debut en corto, Maldiciones De Invierno (agosto) es un gran paso adelante en la breve ruta del alias. Abre el viaje “Lullaby”, diminuto instrumental “siniestro” que obra como intro lento y sombrío, dejando así el verdadero arranque en manos del próximo número. Y vaya que lo hace: “Abismo” suena menos punk, abarrotado de sintetizadores decididamente más oscuros -y una lírica que, si bien mantiene su pedigrí punkoide, ya luce más propia de unos Parálisis Permanente que de unos Siniestro Total.

“El Día De Su Muerte” afianza el carácter de pastiche que con orgullo el ¿grupo? sureño enarbola. Su arcádico synth oscila entre el dark, el punk, la new wave y el soundtrack de animaciones pastrulas enfocadas en la Muerte e imaginarios convergentes. Y “El Viento (Elegía Por Lola Kiepja)” es un fúnebre medio tiempo que recoge las proclamas de quien acaso fuera la última anciana de la etnia Ona, que antes de su muerte -1966- legó a la posteridad parte de las tradiciones y de los cantos ancestrales de los Selk’nam, pueblo desaparecido a consecuencia del genocidio perpetrado entre mediados del siglo XIX y principios del XX. Con este homenaje finaliza un EP estupendo, que hace escarnio del célebre álbum de Sui Generis -Confesiones De Invierno (‘73)- no sólo pervirtiendo su nombre, sino apropiándose también de la imagen más icónica del dúo argentino. Seco.

Hákim de Merv