jueves, 30 de junio de 2022

Lego 14: Autumn Tapes

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 22 de junio del 2022.)

Como el 2017, este 2022 reviste especial importancia para los camaradas de Chip Musik Records, pues llegan a quince los años que el sello independiente acumula de ininterrumpida existencia. Y entre los lanzamientos programados para el almanaque en curso que ya han visto la luz, no podían faltar los adscritos a la principal línea bandera de la oroíno-limeña escudería shoegazer/post rave.

Anunciando el apogeo de la estación a la que guiña su título, y que la semana previa llegó a su fin, ...Autumn Tapes aparece en las postrimerías de abril. Como suele pasar en episodios de la serie cuyas temáticas no se hallan presididas por género específico alguno, en el decimocuarto Lego confluyen diferentes formas de comprender y acercarse al Sonido -evidentemente cercanas a los códigos estéticos que recorren con frecuencia los obreros de la colmena Chip. En lo tocante a aspectos formales de la compilación, éstos son idénticos a los de sus predecesores: un track list en el que intervienen músicos de la casa (no faltando novedades), proyectos que orbitan en sus proximidades, invitados de tierras lejanas... Aportan estos últimos ciertas pinceladas de excentricidad al menú dispuesto, como el tempestuoso IDM críptico con incrustaciones trippy del ruso Saybik (“Wave Toxic”), el audioextremismo filo-industrial de veloz zarpazo del acto polaco Øzcvr (“Impøssible”), y el hip hop abstracto/solarpunk del talentoso productor alemán Wasteofblood (“Freeze”).

En el rubro de quienes colaboran de continuo con la plataforma, figura Rolando Apolo y una impresionante “Zorro De Arriba Y Zorro De Abajo”, apertura del panorámico que me hizo pensar en unos primigenios Silver Apples sumergidos en neblinosos bancos de dub digital -psicotrónico tratamiento de la voz del Taita José María Arguedas incluido. También se cuelan aquí el dark ya medio herrumbroso de Cashiari (“El Prado De Los Ecos”), el cálido ambient pop instrumental de Polvos Azules (“Gallito De Las Rocas”), y la electrónica de lúdica ejecución de Vrianch (“Antes Del Día” recuerda mucho el cósmico ambient prog del recientemente desaparecido Vangelis). Mención aparte merecen aquí dos nombres en otro tiempo hermanados: Luxsie y Les Replicants. Poniendo sobre la mesa muchas de sus facetas -electro-dark, ethereal wave, lo fi pop-, a la vez que homologándolas bajo un penetrante halo cyberpunk, en “I Have A User (88.2.24 Bits) V2” se revela la ex replicante Luz Cáceres como una lustrosa Skynet del Armagedón. Merced a un alentador proceso de reajuste respecto de su fallido s l e e p / p a r a l y s i s / d ae m o n 金縛り鬼 (‘21), y rebajando drásticamente el promedio de duración de sus temas, en “KMLL” el atildado maridaje entre bliss pop y post rock de LR le deja mejor parado de cara a su siguiente movimiento.

Suena la hora para aquellos artistas que han nacido y/o crecido como tales en Chip Musik. Esta vez, casi la totalidad de ellos se inscribe en coordenadas binarias -salvo Xtredan, que prefiere desobedecer esa uniformidad con el ¿harshgaze? de “Universo”. A decir verdad, cada alias de este contingente ha buscado a su modo zafarse del molde, pero es el seudónimo de Dante Izaguirre el único que de veras lo consigue. Yume Station, por ejemplo, intenta renunciar al glitch en favor de un output mutante que a ratos coquetea con el illbient (“March Contraction”). Mongo No Stars, cuyo Neofhyte Miscellanea se consagrase el año pasado como el mejor álbum peruano, se decide en “The Brain Of Our Species” por la primorosa aritmética de un IDM dulce y apolíneo, guardando bajo llave el groove acid techno de su ungido debut. Siam Liam cancela un rato el lado noise de su Sul Da Pradaira (‘19) para regalar un robusto ejercicio de luminoso intelligent techno en “Vimana I982”. Ninguno, pues, logra realmente trascender los propios fueros; lo que no significa que ese error de cálculo les desvirtúe. Por el contrario, y sumando “Phase I” del bisoño Apnea (sincopado ambient abrasivo de tesitura que remite al primer Boards Of Canada), todos los aludidos cumplen con creces.

Si la memoria no me traiciona, Lego 14: Autumn Tapes será recordado entre otras gracias por convertirse en la primera entrega de la saga que se permite insertar versiones. Con disímil suerte, eso sí. Alcaloidë encara oficiosamente un clásico de los 90s: “Montreal” de Autechre. Su relectura consigue equilibrar potencia y sapiencia. No sucede lo mismo con El Otro Infinito. No sé qué ha intentado hacer Alfonso Noriega con el tremendo “Disintegration” de The Cure: cual sea la respuesta, no parece haberlo conseguido. En exceso deconstruido, demasiado reprocesado, su impromptu funciona más como nueva pieza que como versión.

El comentario al siguiente capítulo Lego, ya disponible desde mayo, para otra ocasión.

Hákim de Merv

jueves, 23 de junio de 2022

Barricada Sonora: Casa Del Abandono // Música Casual: Cancionero

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 15 de junio del 2022.)

En los bytes que le dedica desde su cuenta BandCamp, la incesante discográfica serenense Templo Sagital afirma de Barricada Sonora que es/¿fue? un colectivo de ¿músicos? ¿no-músicos? espontáneamente organizado para plantar cara a las violentísimas represiones policiales que el fascismo neoliberal chileno avaló una vez desbordada la insurrección popular allende Tacna. Durante meses, cada viernes esta mancha informe resistió a los carabineros, apuntalada por la población civil que tomó parte en las protestas a lo largo de Chile.

Lo que la independiente no precisa -pero tímidamente sugiere- es si hubo un punto específico alrededor del cual se abroqueló esta tropa indeliberada. Aunque las circunstancias del levantamiento señalarían a la Plaza Baquedano, hoy rebautizada Plaza De La Dignidad (comuna de Providencia, Santiago De Chile), en cualquier caso el primer material grabado por Barricada Sonora se efectuó en Valpo. Dicho registro toma el nombre genérico del local en que se instalaron los ejecutantes para su realización, perteneciente a la categoría denominada “casas de abandono”: inmuebles añosos en radio urbano que actualmente cumplen la función de galerías abiertas.

De una única toma, que traspone la barrera de los 38 minutos, se compone el debut de BS (3/12/21). Dadas tanto la orientación del colectivo como su génesis, “Casa Del Abandono” tiene mucho de performance libre, desencorsetada y cómodamente instalada en las periferias del pop contemporáneo. Ecos de música concreta reverberan a través de las nutridas salvas de ruidos de naturaleza cacofónica, sobre todo aquellos originados en cuerdas vocales y gargantas humanas, que inequívocamente remembran el antiarte de Dadá y de Fluxus. Sin embargo, también hay muchas improntas que remiten a lo que hoy se entiende por “composición electroacústica contemporánea”: sonidos que micrófonos de diversa índole han captado, interpolados a partes iguales con otros cuya ascendencia y tratamiento apuntan a medios digitales.

Entre un ritualismo artístico que mana surrealista y la apocalíptica filiación avant de un free jazz extraterrestre; la improvisación de Casa... vacila, con la habilidad de un derviche, sobre la tenue línea que separa a unos genios del non-sense como los Residents, de una partida de bárbaros ejemplarmente inhábiles para empuñar instrumentos de cualquier tipo. Y si bien hacia el final la pieza resiente un poco la dilatación a que se le somete, quedan en azul las cuentas gracias al desafío de su propuesta y a su sentido de compromiso con los ideales que ésta ha abrazado -anticapitalismo y rupturista otredad. Lo triste es no saber si la experiencia de Barricada Sonora tendrá continuidad o si fenece con el derrumbe de la hegemonía neoliberal en el espacio sociopolítico mapocho.

En inimaginable giro, la primera entrega de Música Casual para la peruana SuperSpace Records abandona por completo el cariz electrónico que le había distinguido durante cinco discos, desde que rompiese fuegos en ’18 con Untitled (publicado por una label también perucha, Chip Musik Records). Para el nuevo título, Rodrigo Mardones encomienda el sino de su proyecto individual a un formato acústico prácticamente al 100% -algo así como hacerle saltar de ésta a otra realidad posible, sin inmutarse.

Cancionero es un ejercicio de cinco pistas y media hora de duración, que arranca con “Instrumental 1”... ¡¡¡¡a golpe de guitarra electroacústica!!!! Del tema se desprende un cierto olor a folk lo mismo que a la draconiana parquedad de los Low de segunda mitad de los 90s (cf. Songs For A Dead Pilot EP). Lo fi indescifrable en su achoramiento, la turbiedad que exuda el track se extiende hasta su gemelo y cierre de jornada, “Instrumental 2” -más cerca éste de la atractiva impericia pedestre de un Daniel Johnston.

En medio del sándwich, quedan “Gregorio”, “Rumbo Al Sur” y “En Las Ventanas De Mi Mente”. Tres surcos que se pintan tanto más prolijos, pese a estar cercados siempre por un recio/reacio minimalismo que me arriesgaría a calificar de “drónico” -es eso, o la poética sadcore de su lánguido pulseo guitarrero. El color predominante en ellos es el del indie noventero con más que ocasionales accesos lisérgicos (“En Las Ventanas...”). El tempo es similar, como también ese cansino estado de ánimo que a veces nos podía a quienes generacionalmente nos identificábamos con la “X”, cuando los últimos diez años del siglo pasado comenzaron a apagarse; y que copa cada rincón del espíritu de estos surcos.

Interesante que tanto “Gregorio” como “Rumbo Al Sur” sean sendos esfuerzos por enfatizar la importancia/funcionalidad de las letras, atributo que hasta ahora el santiaguino no había cultivado, habida cuenta del perfil previo que el unipersonal esgrimía. En ambos casos, la composición de las líricas es tributaria del estilo de William Burroughs. Con matices: mientras que “Gregorio” se apega más a la técnica del cut-and-paste pletórica en automatismos, “Rumbo Al Sur” literalmente duplica casi cada frase de la letra, lo mismo que la cantidad de rasgueos por compás.

¿Cambio de paradigma? ¿Transustanciación? ¿O travesura en plan de diversión/exploración? Mardones tiene la palabra. Un poco más de filo en la espada, nomás, si es lo primero.

Hákim de Merv

miércoles, 8 de junio de 2022

The Body Of Horror - Music Inspired By The Cinema Of David Cronenberg // The Great Old Ones: Yog-Sothoth

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 1ero de junio del 2022.)

Pese a que durante los 00s las visiones que impelían su poiesis se revistieron de parafernalia que le movió hacia niveles alegóricos antes impensables, hasta Cosmopolis (2012) podía afirmarse que la obra de David Cronenberg seguía en constante evolución. Largometrajes como A Dangerous Method (2011), A History Of Violence (2005) o Eastern Promises (2007) lo mostraban en plena forma -tomándose su tiempo, eso sí, para concretar cada nueva película; a diferencia de los asombrosos promedios editoriales que acreditase en los 80s y en los 90s. Entonces se estrenó Maps To The Stars (2014), drama que apelaba a la sátira sin alcanzar el aprobado que se tenía por inherente al apellido de semejante director. El canadiense debe haber sentido la pegada: de ahí que ocho calendarios medien entre Maps... y su regreso al ecran retomando un viejo proyecto ya tratado en 1970 -Crimes Of The Future anuncia, además, el retorno de Cronenberg en modo Profeta de la Nueva Carne.

De todas formas, el veterano realizador cuenta con una extensa producción que ha sido motivo de diversidad de análisis y acercamientos, así como centro de profunda devoción irradiada más allá del público cinéfilo y/o meramente aficionado -no por las puras, Cronenberg es cuestión aparte en el estudio del séptimo arte. Para más inri, el 4 de marzo Eighth Tower Records lanzó un álbum que guiña precisamente a las superlativas cotas de mutaciones pesadillescas, furiosas crisis existenciales y realidades identitarias relativizadas que hemos enfrentado en Videodrome (1983), eXistenZ (1999), The Brood (1979), Scanners (1981), Naked Lunch (1991) o The Dead Zone (1983). A tal fin, la subsidiaria de la plataforma napolitana Unexplained Sounds hace comparecer en The Body Of Horror - Music Inspired By The Cinema Of David Cronenberg a algunos de los músicos que integran su amplio catálogo -italianos cinco de ellos, mientras que los otros cinco proceden de Estados Unidos (Schloss Tegal), Irán (Dodenskald), España (Kloob) y Suecia (Desiderii Marginis y Jarl).

Contrariamente a lo acaecido con The Beyond - Music Inspired By The Lucio Fulci Death Trilogy (‘21), los aprensivos climas de discordante ominosidad post industrial conjurados por sus participantes dan lugar en The Body Of Horror... a un dark ambient acerado y filoso, que congenia tonificado con la palpitante épica visceral de los films dirigidos por el Barón de la Sangre. Las siniestras atmósferas preñadas de overtones dronizados adquieren una sustancia que se percibe más como horrenda que como terrorífica, cooptando así la esencia del discurso audiovisual del autor. La tríada compuesta por “Morphogenetical Grafts” (Dodenskald), “ConSec” (UNCODIFIED) y “Metaflesh” (Schloss Tegal) es reveladora a este respecto, con esa pulsante y estruendosa desolación que de vez en cuando (r)estalla gracias a nocivas frecuencias disruptoras. Un par de peldaños más abajo se ubican el asistólico latido de “Dr. Benway’s Narcotics Operation” (Sonologyst), el muestreo que de Naked Lunch hace “The Interzone” (Desiderii Marginis), la apertura “A Cognitive Island Of Fake Tumor Implants” (Sigillum S) y la semi-industriosa “House Of Skin” (Mario Lino Stancati).

Los puntos más altos en una jornada de oleadas de ruido esculpido que se comporta como rarefacto: la excelente “Dead Zone Visions” de Jarl y sobre todo la genialidad cronenbergiana de “Cortical Systematics”, responsabilidad del trío binacional Mortar Devotions. Conformado por el dúo itálico Nona Et Decima y por el finés Aleksei Tsernjavski, este trinomio firma una secuenciada pieza horror synth de desapacible compulsión kinésica. Como si el propio filmmaker norteamericano la hubiese pensado y ejecutado -una delicia.

Afirmaba el recientemente fallecido Rafael Llopis, el más importante glosador del que la hiperbólicamente aterradora cosmogonía de Cthulhu ha gozado en lengua castellana, que todo mito atraviesa cinco etapas antes de su ineluctable deceso: horror numinoso, leyenda folklórica, arte fantástico o terrorífico, humorismo y bufonada. Lo que no previó el célebre estudioso español al acuñar esa aseveración fue que el panteón entrevisto en sueños por H.P. Lovecraft -esta “...religión sabida falsa desde un principio...”- iba a regresar de la muerte con vigores renovados y completamente regenerado. Lo corroboran multitud de manifestaciones artísticas en todo el mundo: sonoras, cinematográficas, literarias, plásticas.

A la par del nuevo material concebido como Sonologyst, Raffaele Pezzella -el capo de Unexplained Sounds y Eighth Tower- se saca de la manga este nuevo alias que inequívocamente responde a una inflamada pasión por el venerable visionario usamericano. The Great Old Ones es, en efecto, un tributo declarado a la creación central de Lovecraft: los Grandes Antiguos, ¿dioses infernales?/¿demonios protectores? que fungen de principales animadores en su mitología. El debut ya marca una pauta fundamental concerniente al devenir del acto -cada nuevo trabajo llevará el nombre de uno de los monstruos lovecraftianos, por lo que no sorprenderá escuchar más adelante placas bautizadas con apelativos como Ithaqua, Ubbo-Sathla, Hastur, Azathoth, Cthugga, Ghatanothoa o Shub-Niggurath.

Yog-Sothoth decanta, depura, reconcentra los hallazgos más significativos de los que se han provisto ambas escuderías en el curso de años. Sorteando la tentación de apelar al audioextremismo, The Great Old Ones hace honor a su denominación con doseles acortinados de zumbidos cuyas incesantes ondulaciones se modulan a base de crescendos truncos y súbitos diminuendos. Las ambientaciones que repujan “The Lurker At The Threshold” (colaboración póstuma entre H.P. y August Derleth, el sanpablo de los mitos de Cthulhu), “Your Servants Call Upon You” o “Born From The Nameless Mist” (Magnum Innominandum del cual nace la mayoría de entidades cósmicas lovecraftianas) son estructuradas por precipitaciones de texturas sónicas absortas en una malignidad epatante. Dark ambient minimalista, que prefiere envolverte antes que pecharte, a medio camino entre la composición contemporánea y una drone music de tóxico ritualismo reptante.

Podría ponderar los atonales retazos ¿vocales? de “The Lurker...” (muy pocas veces un título de estos sellos ofrece la posibilidad de identificar la voz humana, la norma no escrita es que se prescinda de ella), los theremines de serie B acuciados por el tenebrismo expansivo de “Your Servants...”, el ruido vaporizado y re-condensado en titilantes estalagmitas cristalinas de “Born From...”. Al filo de la hora, me decido por ungir el mórbidamente subsónico “Beyond Mortal Comprehension” -veinte minutazos en perfecta sintonía con ese horror cósmico, pero sobre todo ciego y sordo, que nos produce todavía aquello que se halla más allá de la comprensión humana, tantas veces aludido/insinuado por el atormentado escritor de Providence. Que Nyarlatothep lo guarde siempre en su ectoplasma.

Hákim de Merv

jueves, 2 de junio de 2022

L-Ror: The Presence And Absence Of A Swerve Heart In The Birth Of Evil

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 25 de mayo del 2022.)

Uno de los sucesos con que la desaparecida label Internerds Recors empezó a escribir su corta-pero-intensa historia fue el lanzamiento a fines del ‘04 de Mixtape!, sustancioso muestrario triple que probaba suerte pasando revista a la mayor cantidad posible de sonidos florecientes en el underground peruano. De la jornada participaron tanto músicos/no-músicos de expectante kilometraje como debutantes absolutos, ubicándose entre los segundos L-Ror, nombre del que apenas si se supo lugar de procedencia (Arequipa). Hubo que esperar dieciocho años no sólo para escuchar la correspondiente puesta de largo, sino además para obtener mayor información sobre el elusivo acto sureño.

Resulta que L-Ror es la identidad paralela de Víctor Miranda Ormachea, factótum de Ruidósfera. Pensar que nos vimos en el ’18, cuando estuve de paso por la Ciudad Blanca, y no me confió que el seudónimo era suyo, que se lo había creado en el ‘01, que le reservaba para experimentos de código abierto bastante más ligados a la electrónica que lo mostrado con Ruidósfera, y que era de actividad intermitente/discontinua/vacilante/irregular. Prueba fehaciente de ello es que, recién en el año de la Pandemia, su BandCamp recupera el exiguo material grabado bajo esa chapa -Principles Of Nothing (1997-2010) (2010), extended donde se cuela el número cedido al voluminoso compi de Internerds (“0001”), y el single “Injuction To Cease Hostilities” (2014). A la par recibiría luz verde Ending EP (2020), de registro heteróclito respecto al de sus primeros escarceos.

En efecto, Ending EP poco o nada mantiene en común con lo antes publicado. En rounds como “First”, “Amusing Horrifysong” o el 45 del ‘14, L-Ror se perfila más como entidad electrónica que tenta por igual la indietrónica o el ruido digital -y, ya más tímidamente, la IDM o el downtempo. Freak noise que el extended rechaza, en favor de un avant bliss folk patcheado de baja fidelidad. Mares de distancia separan, pues, a Ending EP de sus predecesores; de la misma manera en que éste se halla millas por detrás de The Presence And Absence Of A Swerve Heart In The Birth Of Evil.

Primer rasgo sorprendente del esférico: la duración. Contados son los episodios discográficos de combos nacionales que se acercan a la hora y cuarto de extensión, y éste lo hace (con algo de esfuerzo, agrego). Segunda instancia a aquilatar, la más importante: el sonido. Esos accesos de bliss, de folk, de IDM, de ruido; han sido transmutados con naturalidad en melodías neoclásicas enmarcadas por aires sinfónicos -siendo éstos de tal magnitud, que levantan en torno a los diez canales de TPAAOASHITBOE la idea de una nueva sacralidad. Tercer elemento diferenciador, dicha impresión se ve reforzada por la carátula -intervención/recomposición de Valeria Valdivia Conde- y por los títulos que el ex Quilluya ha escogido al bautizar la mayoría de nuevas composiciones: “Diva Mortis (Cantata And Mantra)”, “Contemplation And Fall Before The End (Second Movement And Scherzo)”, “Strange Stillness In My Heart (Adagio)”...

El concepto de un ritualismo metamorfoseado/¿evolucionado? remece sobre todo la primera mitad de The Presence... Allí se concentra el arsenal de cuerdas sintetizadas y de teclados ¿virtuales? en plan órgano-de-iglesia, el incesante aliento de sinfonías que hesitan hieráticamente entre la desmesura de la barrocada y la simplicidad del renacentismo, la violencia sublimada que comporta adoptar procesos como la ascesis que el disco sugiere ha abrazado Miranda Ormachea en esta nueva etapa de su unipersonal. Una en la que, afortunadamente, también han encontrado cabida tonalidades de variopinta raigambre.

No es, en consecuencia, una espiritualidad atosigante la de The Presence And Absence Of A Swerve Heart In The Birth Of Evil. En “World Coming Down Over Me (Gala Mix)”, emergen un feeling jazzy que domina sus casi cuatro minutos y medio de improvisación al piano, y una voz filtrada hasta tornársele ininteligible. Este último es uno de los detalles en que difiere la versión ‘Waiting Mix’ del mismo track. Igualmente, en las relecturas de las vernaculares “Quenas (Symphonic Version)” y “Hanaq Pachap Kusikuynin” los guiños a las músicas altoandinas están muy patentes, a pesar de las eSTRINGdencias de inimaginables armonios -lo que no impide que, en la postrer recta de “Quenas...”, L-Ror exhiba una faceta a lo Jean Michel Jarre. De otro lado, las secuencias programadas/planteadas en “Contemplation And Fall...” o “Excerpt For A Kitten Called V” nada más sobrevuelan la atmósfera sacra que irradia el álbum, sin afectar tónica ni colores.

En el balance general, la placa pudo haber prescindido de un par de temas -no necesariamente de la segunda mitad. Dije que aquella nueva devoción mística en la que ahora hurga el proyecto estaba presente sobre todo en su primer tramo, no que se le obviase en el segundo. Una solución alterna se relaciona a aplicar más estrictamente el criterio de concisión. En aras de éste, quizá hubiera sido buena proposición recortar las dimensiones de “Strange Stillness In My Heart (Adagio)”, que progresivamente explora niveles de caos y distorsión a los que el plástico casi nunca es afecto. Quizá también extirparle a “Diva Mortis (Cantata And Mantra)” algunos de sus momentos finales, en los que acaba poniendo patas arriba la religiosidad  antes  pregonada.  Coincidentemente,  ambas  pistas  son  las que más se  elongan  mientras  el  CD  es reproducido -sobrepasan los diez minutos.

Como fuera, The Presence... acaba siendo una rara avis en la producción discográfica de la movida perucha, y literalmente un ovni en el contexto arequipeño. Así le posicionan su fervorosa neo-escolástica, su sinfonismo funcional, el perfil bajo de su sincretismo auditivo, la artificiosa limpidez que ahora posee su registro lo fi. Edita en físico Discos Astromelia, hogar de Sacre-X, Silvana Tello y Artaud.

PD: Completan la obra de L-Ror un ¿sencillo? ¿EP? homónimo, cedido a la rojinegra Noxa Recs, que contiene “Mi Vida Involuntaria A Bordo De Tus Fragmentos” (soundscape de once minutos y monedas); así como “Alone With Everybody”, rastreable en el “lado B” de la compilación Ciudad Sónica: Sonidos De Arequipa (El Blog Del Bam, 2015).

Hákim de Merv