Una de las
particularidades consustanciales a la ‘zona franca’ del meta stoner es el
espacio reservado a ententes inclinadas a asumir al stoner rock como otra más
dentro de la gama de posibilidades estéticas a explorar. Así, tenemos nombres
de la talla de Rapa Nui, Búho Ermitaño, Ayahuasca Dark Trip o Aspid Orkesträ; desplazándose
cómodamente entre el post grunge, el prog, el heavy metal, la psicodelia de
viejo cuño, el stoner y el space más alucinado. A esta división blindada
también pertenecía El Cerebro De Gregorio Samsa, entidad de Huancayo que
editase hace un lustro ¿Me Percibes, Animal? (Necio Records), magnífico documento con el que asombrosamente sus
propios perpetradores no quedaron satisfechos debido a consideraciones
técnicas. Tras la publicación, El Cerebro... se separó, hiato a clausurar el
próximo año con la aparición de nueva declaración sonora.
Miembro de ECDGS, Jhordan
Jurado protagoniza esta revisión por partida doble: primero, gracias a Días De
Cromagnon, power trio que viene trabajando material para debutar en el 2020 con
todas las de la ley. Y segundo, merced al voladazo primer disco de Odumodneurtse,
Espectros E Imaginarios De Posguerra.
Conjunto
instrumental, Días De Cromagnon ha adelantado parte de su chamba en el
escuetamente titulado Demo (2019). En
los días antiguos, antes del ingreso definitivo de Internet en nuestras vidas, la
maqueta era la opción más económica/democrática para la escena peruana independiente
-y vaya que si produjo auténticos joyones. En esta fase de su evolución sónica,
Días De Cromagnon guarda ciertas semejanzas con los capitalinos de Rhor, pese
a raíces y riffs doom que presidiesen su concepción hace tres años. La terna de
Jurado (guitarra), Luis Sarapura (batería, toca además en Esvedra) y Christian
Caballero (bajo) se revela ducha en improvisaciones donde se testean decenas de
ideas: para tal efecto, no teme caminar, correr o sólo detenerse.
El banco de pruebas
de Demo se traduce en bocetos de
suites agobiados por un espíritu desértico y metálico. En tanto el stoner
nacional cuenta ya con una joven tradición a la cual invocar, puedo afirmar que
lo de DDC se refleja en los pasajes más serenos del primer Ancestro y en la
experiencia de No Mightier Creatures, pero también en las lecciones que
impartiese el maestro de las cuatro cuerdas Mike Inez desde su ingreso a Alice
In Chains y durante los 90s. Despejado, oscuro sin ser asfixiante, el output de
este terceto todavía no alcanza forma definitiva. Los avances más alentadores,
no obstante, vienen de la mano de esbozos que prefieren el polimorfismo a la
planitud, el cambio continuo a la monocordia. Quedo expectante a verificar cómo
se decanta ese caudal de pinceladas en los próximos meses.
Odumodneurtse es, de
otro lado, una banda mucho más copiosa. Incluyendo dentro de sí a la alineación
completa de Días De Cromagnon, no puede decirse que el trinomio sea el proyecto
paralelo de algunos de sus integrantes, o que Odumodneurtse cumpla el papel de
grupo-madre; pues se trata de dos maneras diferentes (y a la vez convergentes)
de crear música.
El line up de Odumodneurtse
-“estruendo mudo”, al revés y en una sola palabra- enlista a Jurado (en
diversos instrumentos), Emerson Vilca (pututu), Felipe Benavides (saxo), Juan
Palomares (violín, cello), Sarapura y Raúl Cevallos (percusiones varias), Jhosep
Santiago (guitarra), y Caballero (solo de bajo). La abundancia de músicos y de herramientas
sonoras -los créditos enumeran palo de agua, xilofón, chacchas y daburka, entre
otros- es síntoma evidente de un riguroso plan de acción, cuyas serias
aspiraciones han encontrado feliz concreción en el mundo real.
Demostrando pasmosa
vitalidad, Espectros E Imaginarios De Posguerra deambula por distintos cajones de sastre, de entre los que
sobresalen tres si me atengo a su recurrencia. Uno es el que
institucionalizasen las Desert Sessions de Josh Homme, cabeza visible del
movimiento stoner mundial. Otro es el que naciera en la Alemania de los 70s, de
la mano del siempre venerable kraut rock. Y un tercero es aquel con que se
identifica gente como Breaking Benjamin, Staind, Slaves To Gravity o Within
Reason -en resumen, el post grunge, lo que nos ofrece nueva ¿coincidencia? con
Rhor.
Categorizaciones al
costado, Odumodneurtse acredita sobradamente físico e ingenio con qué afrontar canales
de larguísimo aliento, el menor de los cuales sobrepasa los 7 minutos de extensión
-“Aia Marccai Quilla: Ceremoniales En Torno A La Vida Y La Muerte”. Es
justamente éste el único que contiene voz, aunque sampleada: se trata del canto
en quechua de una soprano que versionea la lectura realizada por Theodoro
Valcárcel de “Pajonal”, un harawi -yaraví- de Chumbivilcas. Súmese al sample el
¿delay de bajo? con que abre “Aia Marccai...”, y se entenderá que este acto
juninense está abierto a la asimilación de cualquier música que refuerce la
excentricidad de su pedigrí -composiciones gigantescas que constantemente se
transforman para desubicar a quien les escucha por primera vez, llenas de
reverb, metales y samples. Al octeto no le amilana ni siquiera experimentar con
algo tan “ajeno” como el funk -segmento final de “San Gregorio: Canto Funerario
Mágico-Religioso Entre Los Ayllus Quechuas Del Sur Del Perú”- para lograr su
cometido.
Lo único que no
entiendo es por qué diablos nadie se ha interesado hasta ahora en producir la
versión física de este soberbio álbum. Está para libre descarga en el BandCamp
del combo, así que careces de toda excusa para no escucharlo.
Imposible negarlo: me
dejó patitieso el saber que fue SuperSpace Records el sello que apostó por
editar y distribuir el primer episodio de Post Galazer. La discográfica de
Wilder Gonzales Agreda maneja un militante perfil de vanguardia delineado desde
hace años, con el que tiene muy poco que compartir este grupo nucleado en
Ayacucho. En efecto, PG cobra vida en Huamanga, pero dos tercios de sus
integrantes son de Huancayo -Elvis y Joel, quienes intercambian cada dos por
tres los puestos de batería y guitarra. Elvis se encarga de la voz siempre que
ésta es requerida. Completa el trío Liliana (a) Lilith, en el bajo.
Decir que la esencia
del terceto es el indie no está descaminado, como tampoco afirmar que su
feeling es claramente garagero -desparpajado, falto de prolijidad, crudo y
directo. Se nota más en el segmento de apertura de Terminal (“Joker” y “Módulo Lunar”), que despide un tufillo a surf
sesentero, aunque esa impresión se dilata hasta el epílogo de la jornada. De “Mansandia”
a “Paredes Torcidas”, el indie cambia de dirección para acercarse al pop de los
90s y posteriores almanaques -dejando al binomio de arranque como un camino
trunco, a sondear quizá en otra oportunidad.
La principal virtud
de Post Galazer es la vivacidad. Su sonido ágil es conciso y reconfortante,
movedizo, convenientemente provisto de múltiples efectos. Semejante despliegue
de agilidad me ha hecho recordar más de una vez al new pop de principios de los
80s, que surgiese de la nebulosa post punk gracias a sociedades como Orange
Juice o Fire Engines, y que fuera borrado del mapa por The Smiths -presiona
“skip” rumbo a “Verde” y “Mascotas Del Hogar” para constatarlo.
Existe otro rasgo a
resaltar en la dinámica de los triates, mencionado entre líneas hace tres
párrafos, y ése es su sostenibilidad instrumental. Más de la mitad de Terminal enfila energías hacia números
de estructura simple y punchera que no necesitan de la voz de Elvis: “Ciudad
Ficción”, “Retorno Del Respiro Extraviado”, “Mascotas Del Hogar”, “Paredes
Torcidas”. Sólo cinco de un repertorio de doce pueden llamarse “canciones” -del
resto, a lo mucho un par tiene pistas vocales, que no es lo mismo.
Encantador esférico,
recubierto de una finísima gasa de textura polaroid que bien puede leerse como leve
acabado lo fi -nunca en el mismo grado de quienes se ocupan los siguientes
renglones.
Sorpresota en la
Ciudad Imperial. Felino Renegado Records es una netlabel cuzqueña que inició
operaciones en septiembre del 2018, con la toma demo de “Tú Y Yo” de Machu
Michi -ahora Benji- como primera referencia de catálogo. Aún cuando de facto el
sello ha cesado toda actividad desde mayo pasado, no ha habido comunicado
oficial de disolución. Sería una pena, porque la plataforma ha dado a conocer
toda una movida de artistas pop lo fi nacidos en el Ombligo del Mundo.
El último
lanzamiento de FRR, fechado a fines de enero, se pensó como regalo adelantado
por el día de San Valentín. Qué Bueno Que Ya Nada Es Igual compiló una inédita camada de músicos que probablemente ha
crecido nutriéndose de Guided By Voices, Sebadoh y Smog; pero sobre todo de
Beat Happening, de The Moldy Peaches y del desaparecido santón de la Baja
Fidelidad Daniel Johnston.
Lo que no convierte
a esta mancha en derivativa o facsimilar. El muestrario es netamente pop,
aunque a veces fuerza ese límite, como en el noisico “Pegamento”, un tema de los chilenos Indenadfin (el otro
invitado internacional es el tándem gaucho Sofi Bruun): su segunda colaboración,
“No Sabes Lo Que Vi”, es comparativamente más asequible. Otros casos en que se sobresee
tal frontera son el filo-electrónico “¿Gokú Por Qué Golpeas a Bulma?” de AkuAku,
“I” -léase “i”- de Adrián Vacío y “Meper Donas?” de Benji; estos dos últimos arrejuntando
al pop y al electro.
Siempre al interior
de la estética lo fi, descuellan actos de pop acústico vagamente inspirados en
la obra del músico perleño William Cano (Moon Over Soho, Odín Aleblian
Kasparian, Xilofonmático, El Vals De Lucy Smith): Ali You Know (“Ponte
Pijama”), PatO GarabatO (hoy Nematodos, “Perdedor” y “Las Personas Que Siempre Quise
Conocer Sólo Las Pude Conocer En Sueños”), Super Manzanillas (“Niña Viajera” y
“Frances”) o los sensacionales Tornasolada (“Ayayay” y “Lluvia Vieja”). También
hay lugar para otros colores, como el lo fi playero de Rabi (“Veraneando” en
versión maqueta), el tontipop pro-chapetón de Thunder Michi (“Happy Brownie”) o
el divertido pop a cámara lenta de Billy Quién? (“Nos Destruirán A Todos”,
guiño a The Grim Adventures Of Billy &
Mandy incluido).
Composiciones
registradas adrede en condiciones precarias, plagadas de errores técnicos,
rebosantes de imaginación y de un temperamento emocional vivo. Iluminado arte
naif -o lo que hubiera sido el legendario Vamos A Ser Felices (2004) con un norte excluyentemente pop.
Recién salido del
horno, Richard Chuquitaype -Lunes, Fobya- me envía el trabajo fundacional de su
unipersonal, El Estéreo Tipo. La instrumentación completa del volumen -sección
de cuerdas, batería, teclados y sintetizadores- ha sido performada por el
músico arequipeño, registrada en una tablet y mezclada en una lap top común y
corriente. Las voces, por otra parte, se grabaron en Carmina Home Studio, de
Raúl Begazo (Orquídea, Paisaje 3).
Hay una arista de Con Una Ayudita De Mis Amigos -nombre de
elección bien poco afortunada- que luce bastante discreta. Es, en los hechos,
un ortodoxo pop/rock correctamente ejecutado, pero algo incoloro. En él se entrampan
temas como “Minimum” o “Eclesiastés 3”. También “La Redentora”, “De Esta Noche”
o la reinterpretación de “Soy Un Extraño Que Va” (Los Iracundos); si bien el
primero golpea enérgico, el segundo se manda unos toques cosecha 80s y la tercera
no está exenta de una pasión afectada. En
cualquier caso, ésta es la ribera más modesta del CD.
En la otra orilla,
el lado más interesante es campo abierto para aquello que diverge de lo
anteriormente descrito. “La Niña De Mis Ojos (A Camila)”, efectiva balada
electroacústica, es por contraste lo más convencional en este bolsón de cortes,
donde asimismo se encuentran los medios tiempos de “Papá” (que adapta en clave
de spoken word un poema del mistiano Alberto Hidalgo) y de “La Vida (Y Muerte)
De Artemio Cruz” (indie de brisa a lo Hefner, que alude al personaje del
célebre novelista mexicano Carlos Fuentes). Otros momentos estelares son “El
Derecho De Equivocarse” (de lo mejor del disco) y la tropicalia de “Patrañas”
(con Ricardo Brenneisen al micrófono).
Plástico regular.
Hay material con que esperar cosas sustantivas en el próximo paradero. Falta
nomás meticulosidad a la hora de refinar impurezas y bruñir acabados. Eso, y plantear
mejor obertura y telón abajo -meter mano en un clásico como “Horizonte De Las Estrellas”, de Miguel Bosé, era un arma de dos filos, que esta vez ha resultado
adversa.
Hákim de Merv
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