(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 7 de febrero de 2024.)
LOS DISCOS PERUANOS DE 2023 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (II)
No me ha urgido la menor necesidad por desdecir esas palabras hasta ahora. Si bien Buh Records recuperó su Paisajes Sonoros (‘84) junto a Douglas Tarnawiecki, el LP se me hizo insufrible (acaso por una magra restauración del registro). Mucha mejor impresión me dejó Paracas Ritual (‘20), aunque ahí Mujica tampoco estaba solo (el noruego Terje Evensen fue invitado para la ocasión). Ritual Sonoro Para Ruinas Circulares, sin embargo, es otra cosa.
Publicado por Buh en noviembre, según la sumilla de presentación Ritual Sonoro... tiene su génesis en 1974, en una visita a las ruinas de Sechín. Posteriores inspecciones no sólo al complejo de Casma, sino también a otros similares, fueron moldeando la fascinación del hoy septuagenario por los desiertos de la costa norte peruana y los centros ceremoniales que allí resisten todavía el paso del Tiempo. El proyecto recién cobraría impulso tras la lectura de “Las Ruinas Circulares”, extraordinario cuento del inmortal Jorge Luis Borges integrado en Ficciones (1944).
El opus no alcanza los cuarenta minutos y ése es otro acierto que se agradece. Casi concebido como tour de force y circunscrito a un detallismo de monocromático talante, no requiere el hipnótico influjo de RSPRC extenderse más allá de lo justo. Mantener ese logrado clima mezcla de misterio, desolación, majestuosidad y asombro; no es tarea fácil cuando se tienen por herramientas un jembe y cellos, congas y un cajón, un hang drum y sonajeros, así como ocasionales sonoridades electrónicas de austera decoración ambient (cortesía otra vez de Evensen).
Me sigue cayendo pesado Manongo Mujica, si bien ya no como antes. Al menos he dejado de pensar que es un músico excesivamente inflado. Bueno, un poquito quizá.
Dada su índole recopilatoria, no es menester subrayar ningún concepto detrás, aunque sí cierta homogeneidad -e incluso guiños varios quién sabe cuán intencionales. Abre el extended “The Runaway”, 45 rpm virtual lanzado el último 28 de abril, en sociedad con Phoebe Condos (Mar De Copas). Sin ñisca de distorsión, la ascendencia de “The Runaway” es esencialmente pop, con evidentes vasos comunicantes hacia su igual de los 80s -y hasta remanentes de éste que ganaron la madurez en el curso de los primeros años de la década subsiguiente (léase The Ocean Blue). De relegada presencia en “The Runaway”, los delays y reverbs son más frecuentes en “Rainfoxes”, al alimón con la estonia Possimiste, residente en Islandia y cultora de eminente pedigrí etéreo: la melancolía pop del baggy inunda el single, lo mismo que la delicadeza del indie más diáfano facturado en este siglo.
Finaliza el EP una remezcla de “Almost Everything” a cargo de Juan Esquivel a.k.a. Nolag, quien ya ha hecho lo propio con varias creaciones del ahora dúo fundado por Luis Alberto Rodríguez y Enrique Medina. En realidad nunca presentada su toma final, ya habíamos escuchado un ‘Alternate Mix’ del track interpretado por Aracelli Fernández. Nolag le da cierto realce a este despliegue shoegazing de énfasis pop y dotado de una ágil percusión digital. Todo muy bien. Sólo que aguardamos hace rato un largo verdaderamente nuevo -como se suele decir, “con todas las de la ley”- de The Spiracles. La espera ya se está tornando plomífera.
Con el apu Huarán (2925 m.s.n.m.) dominando la portada, Geografías Geométricas Vol. 3 comporta una pequeña pero importante mutación respecto de sus dos predecesores. Como antes, la guitarra conserva la hegemonía en el taller de artesanías ambient desde el que Burga ha labrado y montado estos subterfugios aurales de bifrontismo plutónico-sideral. En tal sentido, las leguas de travesía adornadas de ingrávidos motivos geogónicos no sugieren ninguna metamorfosis que encumbre a ”Transmutación Del Sol”, “Eterno” o “Transmutación Al Sol” por encima de sus ascendientes.
No obstante, las tres paradas del CD han sido socavadas por imperturbables programaciones de variopinto tempo, al punto de hacer surgir en todo el vastísimo repertorio de Miguel Ángel las primeras composiciones con las que se podría uno/a arriesgar a mover un poco el cuerpo -opinión que el propio limeño aventura. Dicha modificación practicada, se verá más adelante, complota para redefinir más o menos drásticamente el imaginario invocado por ...Vol. 3.
“Eterno”, en tanto, reconduce los tempos de su percusión sintética hacia las revoluciones de “Transmutación Del Sol”. Conforme el latido se afianza, se siente un cierto acercamiento al techno. Acaso por su “brevedad” -siete minutos, contra los 17 y 21 de sus antecesores-, aquí se constata cuán decisivo es el empleo de programaciones maquinales para trastocar por completo el semblante de pistas que no difieren mucho de las propuestas en los anteriores volúmenes, cómo alcanza éste a modificar la percepción e incluso alterar las imágenes que la mente hace comparecer a su estímulo. Conceptos de astrofísica como “filamento cuántico” y el teórico de “cuerda planetaria” reemplazan a las impresiones sísmicas y orográficas de ...Vol 2 y ...Vol 1; renovando aires, vapores y humores en la entrega final de la tríada geográfico-geométrica de Burga.
Los cuatro canales de Siempre Hay Aves EP renuevan el rostro de un unipersonal que trashuma los caminos de la electrónica cosecha 90s más próximos a la pura expresión estética. Suelen ser éstos muy abstractos y tender hacia fisionomías impertérritas, por lo que cortes como “Cuando No Estás”, “Abril” y “13D10” pueden saludarse como inyección de vitalidad que dota a EOI de unas emotividad y calidez prácticamente inéditas en su background.
Empieza el viaje “Abril”, cuya aguja imantada apunta como siempre hacia territorios post IDM. A despecho de un primer minuto sin mayores variantes, en adelante esa electrónica un tanto parca se enciende hasta iluminar el firmamento merced a su ultrasensitiva melodía llena de sentimiento y emoción. Esto, sin abordar discursos digitales igual de conmovedores como la indietrónica. Pistoletazo de salida semejante posee “Cuando No Estás” en lo que atañe a coloración, aunque el insólito ingreso de una guitarra acústica y la pulcra voz de Andrea Halley -quien ya ha colaborado antes con el surcano en su EP del ‘22, No Nos Rendimos- rompe el hechizo y catapulta a Noriega ahora sí por derroteros afines al género de Lali Puna y de Dntel, sobre una controlada secuencia de potentes beats.
Excelente extended que sumar a la discografía asaz fecunda de El Otro Infinito, que recién en este ‘24 cumplirá su primera década de existencia artístico-resiliente. Un corto que ha contado con colaboradores de lujo -empezando por Nolag en masterización, pasando por Rolando Apolo en el arte de portada y la ya mencionada Andrea Halley, y terminando por el gran Mario Silvania, artífice de la prodigiosa realidad virtual que erige en torno Siempre Hay Aves EP (el productor, en cristiano). Difunde Chip Musik.
Hákim de Merv
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