jueves, 6 de febrero de 2020

Música Sin Tiempo // Doctor Skabio: Naçao Verde EP // Memorias Invernales: Memorias Invernales // Adrián Vacío: Gracias No Estás Solo Naufragio Inconcluso // Panoramas: Una Visión A Los Horizontes De La Nueva Música Limeña

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 29 de enero del 2020.)

LOS DISCOS PERUANOS DEL 2019 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (I)

(Repaso dedicado a Dorog Records.)

Sin contabilizar iniciativas aisladas, que por lo demás son cada vez más espaciadas, organizar en la escena independiente peruana una compilación se ha vuelto cosa de esencialmente tres plataformas: el colectivo UnderPop, la label Chip Musik y la escudería Dorog Records. Esta última es también la que más desenrolla su abanico estilístico, pues mientras el frente de Josué Vásquez y compañía apunta en exclusiva al pop de potencial accesible y esmerada calidad técnica, la especialidad de Chip son las variantes del shoegazing y del IDM.

Y es justamente con una compilación, que Dorog Records arrancó su 2019. El instintivo post prog folkie que Cola De Zorro, estupendo trío de la movida valpeña, ha convertido en su marca; rompe los fuegos de Música Sin Tiempo. Así, Dorog nos recuerda que, si bien sus esfuerzos están dirigidos a difundir nuevas bandas nacionales que van emergiendo; desde hace un tiempo viene asimismo aperturándose al resto de Hispanoamérica.

Computable en 70%, una primera parte de la antología se destina a sonidos pop. A algunas personas esto les puede predisponer en contra, pero es el caso que a DR no le interesa que sus apuestas queden restringidas a ghettos de corto alcance. Mientras mayor llegada se tenga, mejor, y el género que más se acomoda a ese objetivo es el pop. Distendido (“Hello Again” de Fabeiro), lo fi (“Ego Te Requiret” de Adrián Vacío), equilibrado entre el trip hop y un registro a lo crooner (“Posibilidades Universales” de Mitad Humana, muy bien facturado), letárgico y algo teatral (“Dicen” de Miquela), vitalista (“Rumbo B” de Pléyade), noventoso (“Oscura Tranquilidad” de Holik), psicotrópico (“Bodhicitta”, nuevo track de La Vie), o tributario de la estética bedroom (“Tan Morado” de ): todos los envoltorios son bienvenidos.

La segunda parte de MST se reserva a grupos y proyectos de rodaje considerable, cada uno en lo suyo -viraje que ya habían anunciado Aloysius Acker y Gelatina Magma (con la inclusión de sus respectivos “Entrepétalos” y “Caminante Nocturno”). Contándoles, llegan a siete los paraderos de este tramo divergente, pero son sólo cuatro los que se suceden consecutivamente: el vaporwave de “Situazione Spiacevole” (27 U H F, samplea el segmento ‘Intriga Familiar’ del film nacional Cuentos Inmorales, 1978), el ingrávido ambient-gaze de “Substancia” (por entonces single de adelanto de Sukha, de Puna, tercer mejor álbum peruano del último calendario), el arisco e insólito IDM de “Space Bass” (DJ Locopro, individualista más identificado con el post house), y “Después De La Tribulación” de Polvos Azules.

Aunque la pista de PA no finaliza el muestrario, he dejado para este párrafo su comentario por tratarse del alias personal de Giancarlo Samamé, factótum de la discográfica. Cuando se disuelve El Paso, el increíble dúo que formase junto a Eduardo Otaiza (Tech Vibes), Samamé empezó a publicar bajo este nombre. Sus dos primeras referencias me deslumbraron (Instrumentales y Acuática), lo que no sucedió con la del 2017. Movimientos fue un cambio drástico respecto del ambient pop de anteriores jornadas. De allí es que el autor ha repescado “Después...”, que ahora sí me engancha -y además me intimida.


A tono con el endemoniadamente caluroso mes en que sale (febrero), Doctor Skabio lanzó ya hace casi un año el esférico Naçao Verde, en la práctica un extended que no consigue acreditar ni diez minutos de duración. No recuerdo otro acto similar dentro de la nómina Dorog, a excepción de Dios La Siembra, que ya no está disponible en su cuenta de BandCamp o de Archive. El unipersonal de Rodrigo Aurelio -identidad civil de DS-, cuyas fuerzas se consagran a la música popular caribeña lo mismo que al rock mestizo (todo junto y revuelto), se convierte de este modo en el lunar de la actual planilla del sello.

Naçao Verde EP se compone de siete pequeñas acometidas donde convergen el ska, el reggae, la fusión latina y el raggamuflin -que el músico, me parece, confunde con el inservible reggaetón. Algunas de estas razzias, como “Oea!”, “Carimbou” y “Post-Barrio”; arrancan saltando de un lado a otro, sin saber muy bien dónde asentarse. Después de unos instantes, se decantan (“Oea!”, en insospechado hardcore/punk/ska) o se sosiegan (“Carimbou”).

Otras maniobras, por el contrario, la tienen clara desde el principio. Sin abstenerse de incorporar fugazmente a los demás sabores, Doctor Skabio homenajea al rock mestizo (“Salaverry’ ”), evoca a Papá Marley (“Lucumi”), o se suelta las rastas con el dancehall (“Melocotón”, “La Cabeza De Los Pies”). El diletantismo que disemina el EP es atractivo, aunque demasiado efímero para mi gusto -me trae a la mente esos view masters de mi infancia, cuya entusiasta novedad se apagaba más bien pronto, debido al limitado número de “discos de diapositivas”.

DS tiene un extended anterior (Lucumi, 2018), que ha sido íntegramente repescado en Naçao Verde EP. Ignoro si por decisión de Aurelio o de Giancarlo...


...lo que cuenta es que trae a colación otra saludable actividad en la que se adiestra Dorog Records: el repackaging.


Memorias Invernales es la segunda vida de Invernal, cuarteto limeño que editase los EPs Invernal (2016) y Universo (2018) antes de clausurar esa primera etapa para pasar a la siguiente. Con nuevo chaplín pero la misma formación -Marco Malpartida, Marcos Atencio, Milagros Quiñones y Gabriel Paredes-, la banda ha consentido en que la disquera capitalina le edite un primer largo autotitulado recopilando todo el contenido de los extendeds e incluyendo material fresco.

No alcanzo a comprender del todo este segundo aliento, empero. Si es que, en realidad, es tal. Invernal practicaba un pop/rock de corte noventero y extracción college. En canciones como “Infinito”, “Solar” y “Antihéroes”; se percibe una filia bastante fuerte por el shoegazing. Tan es así que, si bien en ningún caso el cuarteto se acerca a orillas baggy, hay momentos interesantes, como “Detrás”, “Por La Senda” o las dos partes de “Virialand”; cuyas vibraciones coquetean con el dream sin dejar de ser pop.

De ahí mi extrañeza al escuchar los surcos que el grupo ha firmado ya como Memorias Invernales, que son los cinco primeros. Temas como “La Espera”, “Si Tú No Estás” u “Orquídea” retratan un pop desencantado y de trote cansino, cuyas lecturas de dopamina han experimentado un consistente bajón con respecto al punche entrador exhibido en los días de Invernal. Hay ratos en que ese punche resucita, como cuando “Desafío” experimenta una sobrecarga eléctrica o “Memorias Invernales” súbitamente despierta y sacude la modorra. No es suficiente, así y todo, para que los números de MI queden en azul por sí mismos.

Si lo consiguen, es más que nada debido al repertorio como Invernal. Se agradece el rescate, en este caso impulsado por Samamé.


A fines de noviembre pasado, DR experimentó un irreprimible rush de ediciones físicas, correspondientes tanto a obras antiguas (las de Vrianch, por ejemplo, que merecen un texto aparte) como a nuevas. Entre las primeras, llamó mi atención el repackage dedicado a Adrián Vacío, músico al que acababa de escuchar merced a la compilación cuzqueña de lo fi Qué Bueno Que Ya Nada Es Igual. Consideraba a AV un músico debutante, y la recopilación de la discográfica limeña me demostró lo contrario.

Adrián Chacón empieza a publicar en febrero del 2018, lo que indica que tampoco tiene una carrera tan dilatada, mas sí prolífica. A la fecha, ha editado tres EPs y un larga duración. Todos ellos, además de tres cortes inéditos, han sido dispuestos en la recopilación Gracias No Estás Solo Naufragio Inconcluso (2019). Este repackage permite pasar revista, pues, a la obra completa del cuzqueño -si bien no cronológicamente: primero se sitúan las piezas del Gracias (diciembre del 2018), seguidas por las inéditas “Sombras”, “Mal” y una nueva versión de “Juntos”; luego vienen el No Estás Solo EP (octubre del 2019) y las cuatro estaciones del Naufragio Inconcluso EP (febrero del 2018). Los canales que conformaban el Trisagio EP (noviembre del 2018) han sido reciclados en el LP.

La conclusión es inequívoca. Adrián Vacío pertenece a la estirpe todoterreno de Rü, Peatón, Dormir En Luces, Los Niños Vudú y demás cultores del bedroom pop: compone, ejecuta todos los instrumentos, produce y edita. Su stock de recursos de estilo le ayuda a concebir/plasmar gradaciones con tiznes de darkwave (“Mutatio”), de shoegazing (“Ser”), del pop de baja fidelidad (“Sombras”, “Rock”, “Sssssshhhh”, “Miku”), del vaporwave (“Valhalla”, “Bakemonogatari”) e incluso de la space age batchelor pad music de los fantasistas de los 50s (efímera “Jazzy”).

Las texturas en las composiciones de Vacío pueden resplandecer o devenir en no fi, según precise el género al que Chacón elija acercarse, o también si desea darles un cariz alegrón (la nueva versión de “Juntos”) o enfermo de saudade (“Agosto”). Lo que nunca se ausenta de su output es ese saborcillo de cotidianeidad casera que emana del método propio de la “poética” bedroom (controladores MiDi, el micrófono de un celular, una PC equipada con software básico para hacer música), ese feeling indie, ese amor por el pop que puede tomar mil y una formas.

Chacón anunció la muerte de su alter ego en marzo del 2019, con motivo de un viaje a Argentina por estudios. Habida cuenta de que el No Estás Solo EP se grabó allá, se ve que Adrián no pudo con su genio. Para nuestra suerte.


Cierro estos bytes escribiendo sobre el segundo y último registro colectivo orquestado por el buen Giancarlo para el ejercicio 2019. De todas las compilaciones simples que Dorog Records ha lanzado en sus ¿quince?/¿dieciséis? años de existencia, Panoramas: Una Visión A Los Horizontes De La Nueva Música Limeña debe ser la más elongada, superando la barrera de los 78 minutos. Probablemente también sea la más variopinta, siempre excluyendo dípticos como Dos Más (2008), Música Para Gimnasios (2009) o Música Para La Ruta (2010).

Aparecen figuras añejas del catálogo de la discográfica, como Reo Nerva (“Subterráneo”), Cashiari (“Criatura Sin Control”) o DJ Locopro (su “En El Espacio”, en las coordenadas en que mejor se acomoda, samplea el “Ya Lo Pasado, Pasado” del dipsómano de José José). También acuden a la convocatoria ilustres invitados, como Zetangas (“Mar De Marte”), 27 U H F (versión instrumental de “R▲DIO F▲NT△SM▲”) o Afrosky MF (“Trasher Experimental”). Y, cómo no, se cuela una atractiva porción de debutantes: Les Replicants (“Huamanga Secret (Garden Ov Lights)”), Harry DJ (“Indian”), Última (Despedida) (“Len Strada”), Ino Moxo (“Retinal Circus”)...

Entre todos ellos, y muchos más, se condensa un haz de luz que atraviesa parte del espectro que ofrece el pop de todas las épocas. Está, por ejemplo, el synth pop de El Enano Siniestro (“La Venganza Del Destino”). También el indie rock de Rayo Cósmico (“Susset”), el post punk de Extraño Silencio (“La Distancia”), y el pop electrónico de Vrianch (“Niños Salvajes”).

Neopsicodelia, folk, lounge, cuasi-industrial, lo fi... Mucho por ponderar de este fenomenal artefacto. Más allá de si coincidimos o no en la apreciación de los menús que siempre han ofrecido las abundantes compilaciones preparadas, la encomiable chamba de Giancarlo Samamé merece ser elogiada, en el contexto de un país que casi siempre vive de espaldas a lo que sus verdaderos creadores artísticos tienen para ofrecer.


Hákim de Merv

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