LOS DISCOS PERUANOS
DEL 2019 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (III)
(Recuento sobre EPs
varios y un LP que nadie consideró... hasta ahora.)
Resulta cuando
menos ridículo que, llegada la temporada de balances anuales, algunas voces/plumas
se pongan quisquillosas/cachacientas cuando se empieza a enumerar los discos
publicados los últimos doce meses y se incorpora a aquellos que carecen de
correlato en el mundo real. Digo, ¿en qué siglo viven? El acto de crear música
implica exactamente el mismo esfuerzo bien enrumbe el master para la fábrica,
bien se le suba a cualquier plataforma online para escucha y/o descarga pagada/gratuita.
Así que no es broma eso de las doscientas referencias en promedio que alcanza, desde
hace algunos años, la actividad de la escena peruana independiente al finalizar
el calendario.
En el 2019, la
otrora hiperactiva RePsychLed Records colgó en su cuenta oficial de BandCamp
dos volúmenes de arqueología sonora inestimables por diversos motivos. El
primero, aparecido en marzo, es el Unreleased
Recordings! (Garage Punk Rock'N'Roll Peru '65 - '66) de Los Saicos. El
segundo, nada más arrancar noviembre, es el The
New Juggler Sound Underground Recordings (Psych Rock Garage From Peru '65 -
'69) de Laghonia. Ambos, sumados, no llegan a los treinta minutos; por lo
que no es exagerado calificarlos de EPs. Más que por el orden de salida,
procedo observando la antigüedad de sendas formaciones.
Unreleased Recordings!... EP rescata seis
tomas distintas del repertorio de Los Saicos -disculparás la licencia, no me
acostumbro a llamarles Saicos a secas- que es de dominio común desde su
rehabilitación en vinilo y en CD. Imposible calificarlas como simples ensayos:
todo apunta a que pertenecen a las “sesiones” previas al registro definitivo de
cada uno de los seis singles que pusieron a la venta los cuatro de Lince.
Cuadraditas, precisas, en caliente y con el entusiasmo desbordado: así lucen
las versiones instrumentales de “El Entierro De Los Gatos”, “Fugitivo De
Alcatraz”, “Te Amo” y “Salvaje”.
De otro lado, las
tomas de “Cementerio” y “Camisa De Fuerza” lucen con el reverb desmontado, sin
resentirse por ello la fuerza primordial que inspiró su nacimiento y encarnó en
ambas. El talento auroral a lo cavernícola-en-trip de Erwin Flores, César
Castrillón, Rolando Carpio y Pancho Guevara está allí intacto -con el plus, en “Camisa...”,
de un intro en el que se cuela la voz del ingeniero encargado de la grabación.
Estos tesoros fueron
encontrados por Andrés Tapia, frontman de RePsychLed, después de una larga y
exhaustiva búsqueda en los archivos de la desaparecida Dis-Perú. Aguantaron más
de medio siglo conservados en viejos y desvencijados carretes de cinta. No sé
cuánto ha logrado la remasterización practicada en MCA Studios con la
aprobación de los Saicos sobrevivientes (César y Erwin), pero el sonido de este
EP virtual es sencillamente fulminante.
El de Laghonia es
un caso más complejo. RePsychLed le anuncia como adelanto de un nuevo esférico
de material inédito, tal como ocurriese con el Unglue (2005, compendio de versiones alternativas y out-takes del estreno
Glue, 1969). El nombre induce a la
confusión, pues remite a New Juggler Sound, encarnación anterior del grupo y
punto de inicio de una saga que terminase con We All Together y el malhadado
experimento disco de The Rollets. Aunque
la fase NJS fue documentada con una recopilación epónima de lujo (2013), parece
que los rumores sobre el más de un centenar de canciones compuestas durante los
tres años que existió el quinteto son verosímiles.
De los cinco surcos
que conforman The New Juggler Sound Underground Recordings (Psych Rock Garage From Peru '65 - '69) EP, sólo
“Speed Fever” ha sido previamente editado (en Etcétera, 1971, segundo y último capítulo de Laghonia). Aquí se le
escucha en modalidad ensayo. El resto -esto lo escribo teniendo a la vista
todos los CDs existentes de Laghonia y New Juggler Sound- ha permanecido inédito
hasta noviembre pasado.
El sonido es menesteroso,
por desgracia. Las condiciones en que tales grabaciones han sobrevivido casi el
mismo tiempo que las de Los Saicos han sido, presumo, menos favorables. Es, con
todo, suficiente para permitirnos apreciar en breve y de manera mucho más
profusa aquello que ya se vislumbra en este extended “promocional”. A saber:
una rápida evolución desde melodías empapadas de pop británico esencialmente
beatlesco, como “Waiting” y “Thousand Miles From My Love”, hacia formas propias
del tórrido psicodelismo que imperase entre finales de los 60s y principios de
los 70s, como “‘65 SCA” y “Once Upon A Time”.
Lo que hubiera sido
degustar apropiadamente estas delicias de vibrante lisergia unas veces amateur
y otras plenamente gestada, escondidas por cinco décadas, sin la cáscara con
que las rodea la pobreza aural del registro.
Mientras se aguardan
nuevas sobre el futuro de Perra Vida, suspendido tras la deserción de su
cantante Diana Matos, dirijo tu atención hacia el proyecto paralelo de su
guitarrista Alejandro Delgado. Reducidos graba su primer extended en Lima,
chamba que realizaran Gonzalo Porturas y Giovanni Lama, y encarga mezcla y
masterizado a Will Killingsworth (en Dead Air Studios, Massachusetts).
Exactamente como hiciese PV con Eterno Retorno, sólo que tres meses antes.
Además de Alejandro
(guitarra), Reducidos son José (voz), Leo (batería) y Beto (bajo). Que yo sepa,
Represión § Opresión EP no cuenta con
edición física, aunque se le acredita a Circle One Records y Mala Muerte Discos.
La difusión de combo y extended se ha dado básicamente a través de programas especializados
de Internet. Tocadas y reseñas, muy pocas todavía.
Escucho a Reducidos
y pienso en Joy Division. Obviamente, no el del Closer (1980) o el del Unknown
Pleasures (1979), sino el que todavía respondía a la denominación Warsaw y
tanteaba el terreno que separaba al punk de su correspondiente post (“Digital”,
“Ice Age”). Entiendo, empero, que la comparación es excesiva. Más ajustado a la
verdad, por ende, es sostener que el cuarteto me recuerda a Malditos Poetas; ese
terceto de los 90s del que hoy nadie guarda memoria -no he visto que alguien se
haya tomado la molestia de digitalizar alguna de sus dos maquetas-, y del que
Óscar Malca (a) Sigfrido Letal escribiera que levantaba “una fortaleza sobre un
charco de sangre”.
Represión § Opresión EP, pues, fluctúa entre el DIY
punkoide más clásico y el naciente post punk de fines de los 70s. Cuando bracea
acercándose al Año Cero 77, su energía es demoledora e incluso frikeante (“La
Bestia”, “Odiado”). Cuando se sumerge en la otra alberca, se/te infesta de
grises trepidantes y guitarras flamígeras, abducido por una voz equivalente a
la de un aguardientoso Mark Smith tercermundista (“Subordinados” y la excelente
“Pinto De Negro”). Constantes de principio a fin: el pulso orgiásticamente
iracundo del bajo, el nada asolapado nihilismo de las letras, la emoción
disparada como desde las entrañas de un géiser. Por lejos, mucho más
recomendable que lo último de Perra Vida.
Asaz arriesgado el viraje
que ha implementado con su segundo EP Fukuyama, ahora convertido en dúo, pero
ya en conversaciones para volver a corto plazo al formato trío.
Hasta el 7’’ escuetamente
bautizado Single (febrero del 2019),
que vertebraban “El Fin De La Historia” y “Canción Para K”, la entonces terna
surconeña manteníase fiel al estandarte del noise rock más agreste -como
proclamara su epónimo extended debut (2018). Lo mostrado en Los Días Son Aterradoramente Calmos EP
comporta para el sonido Fukuyama una suerte de atomización: si antes el rock
ruidoso que practicaba era uno, hoy es trino, ponderados sus principales
componentes según el track al que le des play.
El artefacto abre
con la pista homónima de esta entrega, cuatro minutos y medio de dinámico y
farragoso rockeo lindante con el noise, que sí puede reconocerse como sucedáneo
de “Océano” o “El Almuerzo Desnudo”. En cambio, “Blister 2mg” trashuma tirado
para el punk e incluso el hardcore, sin obviar del todo el Ruido.
El cierre del EP,
“Palestina”, es lo más desconcertante que hayan grabado Gonzalo Pichihua
(batería, teclados) y Juan Pablo Villanueva (guitarra, voz, teclados). Con un
título así, y conociendo la postura pro-palestina de Villanueva en el conflicto
árabe-israelí, me esperaba una molotov tipo “Thieves” de Ministry o “Holy Wars...
The Punishment Due” de Megadeth. Todo lo contrario: “Palestina” es un número
pop, con su poco de agónica distorsión eléctrica, donde sobresalen mejor que
nunca los teclados. Verdaderamente inesperado.
Próximamente en el
universo Fukuyama: una placa recopilando los ocho temas expelidos a la fecha,
de inminente aparición, y otra enteramente armada con material de reciente
factura.
Rubricada en marzo
del 2018 su segunda jornada completa, Eternal Sunset, 27 U H F desplegó a partir de septiembre del mismo año una
seguidilla de lanzamientos cortos que le mantuvo en activo trece meses. El
problema es que aquí prácticamente nadie se dio por enterado. Sea por la exigua
divulgación, sea porque el scrolling de la tablet o del celular nunca es 100%
eficiente, no son mínimas las posibilidades de que se te escapen noticias
concernientes a artistas de extramuros como éste. Felizmente, tampoco son escasas
las posibilidades de que el Azar acuda al rescate.
Tres EPs y un split
con Babefake han pavimentado el camino de Marco Luján de un LP a otro. Ni en
los tres primeros -Lust EP (2018), Fantasma EP (2019), Caribbean Dreams EP (2019)- ni en el último -in a nice place (2019)- encontramos canales que
hayan sido reciclados en Spectrum, el
más reciente larga duración de 27 U H F, lo cual habla a las claras de un
fecundo periodo de creatividad.
Desconcierta un
poco el que su tramo inaugural, que va de “U-Matic Memories” a la efímera “LUxXxURY”,
nos haga echar en falta la borrosidad kitsch que el vaporwave ha adoptado cual
marca registrada. Sección de sonidos cristalinos, aparentemente confeccionados
en serie, esta impresión se desvanece con “Spectrum 1”. Junto a “Spectrum 2” y
a “Spectrum 3”, esta tríada establece un perímetro que -ahora sí- guarda en su
interior todas las virtudes que han encumbrado a 27 U H F como el más célebre
exponente peruano de vaporwave. Sintomáticamente, estos tres números contienen sampleos
ultradeformados identificables con la señal ochentera de Panamericana
Televisión. No por nada PanTel es considerado el proveedor de sampleos
vaporwave por excelencia -de la misma manera que el Centro Comercial Camino
Real es el espacio público hypnagogic definitivo en Lima (cf. portada del Fantasma EP).
Viejos comerciales de
la Pepsi (“Spectrum 1”) y de la desaparecida Telestéreo (“テレステレオtelestereo88fm”), muestreos
sonoros de la versión que hace la insufrible Vikki Carr del bolerazo “Total” (“R▲DIO F▲NT△SM▲”) y del jingle paródico de Pataclaun “Pan Con Mantequilla” (“Mighty Manty”, también guiña a la
mantequilla homónima que se hizo proverbial gracias a un spot publicitario de la época), esquirlas de reportajes periodísticos sobre la convulsa vida nacional
de los 80s (“Spectrum 2”) y del cover -injertado de drum’n’bass- que hace el
intragable Julio Iglesias de “Por El Amor De Una Mujer” (“女性の愛のために”,
la original es de otro inefable, el asturiano Danny Daniel -quien acusa robo de
parte de papito Iglesias-)...
En la medida en que
han hecho gala de sampleos cuya cualidad inherente es notoria, rasgo que
convierte a cada uno de estos fragmentos sónicos en poderosos referentes
capaces de evocar per se un eco
cultural definido, los discos de 27 U H F son arcas que dotan de nuevas vida y
luminosidad a los vestigios de nuestro imaginario pop común -exactamente como
lo propone el canon vaporwave. Spectrum
es un plástico divertido y también nostálgico. Así y todo, sigo esperando a que
Marco se supere a sí mismo con una rodaja que salte la valla impuesta por Nostalglitch (2017). Por ahora, Spectrum sirve para extenderle el
crédito.
Hákim de Merv