jueves, 20 de febrero de 2020

Los Saicos: Unreleased Recordings! (Garage Punk Rock'N'Roll Peru '65 - '66) EP // Laghonia: The New Juggler Sound Underground Recordings (Psych Rock Garage From Peru '65 - '69) // Reducidos: Represión § Opresión EP //Fukuyama: Los Días Son Aterradoramente Calmos EP // 27 U H F: Spectrum

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 12 de febrero del 2020.)

LOS DISCOS PERUANOS DEL 2019 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (III)

(Recuento sobre EPs varios y un LP que nadie consideró... hasta ahora.)

Resulta cuando menos ridículo que, llegada la temporada de balances anuales, algunas voces/plumas se pongan quisquillosas/cachacientas cuando se empieza a enumerar los discos publicados los últimos doce meses y se incorpora a aquellos que carecen de correlato en el mundo real. Digo, ¿en qué siglo viven? El acto de crear música implica exactamente el mismo esfuerzo bien enrumbe el master para la fábrica, bien se le suba a cualquier plataforma online para escucha y/o descarga pagada/gratuita. Así que no es broma eso de las doscientas referencias en promedio que alcanza, desde hace algunos años, la actividad de la escena peruana independiente al finalizar el calendario.

En el 2019, la otrora hiperactiva RePsychLed Records colgó en su cuenta oficial de BandCamp dos volúmenes de arqueología sonora inestimables por diversos motivos. El primero, aparecido en marzo, es el Unreleased Recordings! (Garage Punk Rock'N'Roll Peru '65 - '66) de Los Saicos. El segundo, nada más arrancar noviembre, es el The New Juggler Sound Underground Recordings (Psych Rock Garage From Peru '65 - '69) de Laghonia. Ambos, sumados, no llegan a los treinta minutos; por lo que no es exagerado calificarlos de EPs. Más que por el orden de salida, procedo observando la antigüedad de sendas formaciones.


Unreleased Recordings!... EP rescata seis tomas distintas del repertorio de Los Saicos -disculparás la licencia, no me acostumbro a llamarles Saicos a secas- que es de dominio común desde su rehabilitación en vinilo y en CD. Imposible calificarlas como simples ensayos: todo apunta a que pertenecen a las “sesiones” previas al registro definitivo de cada uno de los seis singles que pusieron a la venta los cuatro de Lince. Cuadraditas, precisas, en caliente y con el entusiasmo desbordado: así lucen las versiones instrumentales de “El Entierro De Los Gatos”, “Fugitivo De Alcatraz”, “Te Amo” y “Salvaje”.

De otro lado, las tomas de “Cementerio” y “Camisa De Fuerza” lucen con el reverb desmontado, sin resentirse por ello la fuerza primordial que inspiró su nacimiento y encarnó en ambas. El talento auroral a lo cavernícola-en-trip de Erwin Flores, César Castrillón, Rolando Carpio y Pancho Guevara está allí intacto -con el plus, en “Camisa...”, de un intro en el que se cuela la voz del ingeniero encargado de la grabación.

Estos tesoros fueron encontrados por Andrés Tapia, frontman de RePsychLed, después de una larga y exhaustiva búsqueda en los archivos de la desaparecida Dis-Perú. Aguantaron más de medio siglo conservados en viejos y desvencijados carretes de cinta. No sé cuánto ha logrado la remasterización practicada en MCA Studios con la aprobación de los Saicos sobrevivientes (César y Erwin), pero el sonido de este EP virtual es sencillamente fulminante.


El de Laghonia es un caso más complejo. RePsychLed le anuncia como adelanto de un nuevo esférico de material inédito, tal como ocurriese con el Unglue (2005, compendio de versiones alternativas y out-takes del estreno Glue, 1969). El nombre induce a la confusión, pues remite a New Juggler Sound, encarnación anterior del grupo y punto de inicio de una saga que terminase con We All Together y el malhadado experimento disco de The Rollets. Aunque la fase NJS fue documentada con una recopilación epónima de lujo (2013), parece que los rumores sobre el más de un centenar de canciones compuestas durante los tres años que existió el quinteto son verosímiles.

De los cinco surcos que conforman The New Juggler Sound Underground Recordings (Psych Rock Garage From Peru '65 - '69) EP, sólo “Speed Fever” ha sido previamente editado (en Etcétera, 1971, segundo y último capítulo de Laghonia). Aquí se le escucha en modalidad ensayo. El resto -esto lo escribo teniendo a la vista todos los CDs existentes de Laghonia y New Juggler Sound- ha permanecido inédito hasta noviembre pasado.

El sonido es menesteroso, por desgracia. Las condiciones en que tales grabaciones han sobrevivido casi el mismo tiempo que las de Los Saicos han sido, presumo, menos favorables. Es, con todo, suficiente para permitirnos apreciar en breve y de manera mucho más profusa aquello que ya se vislumbra en este extended “promocional”. A saber: una rápida evolución desde melodías empapadas de pop británico esencialmente beatlesco, como “Waiting” y “Thousand Miles From My Love”, hacia formas propias del tórrido psicodelismo que imperase entre finales de los 60s y principios de los 70s, como “‘65 SCA” y “Once Upon A Time”.

Lo que hubiera sido degustar apropiadamente estas delicias de vibrante lisergia unas veces amateur y otras plenamente gestada, escondidas por cinco décadas, sin la cáscara con que las rodea la pobreza aural del registro.


Mientras se aguardan nuevas sobre el futuro de Perra Vida, suspendido tras la deserción de su cantante Diana Matos, dirijo tu atención hacia el proyecto paralelo de su guitarrista Alejandro Delgado. Reducidos graba su primer extended en Lima, chamba que realizaran Gonzalo Porturas y Giovanni Lama, y encarga mezcla y masterizado a Will Killingsworth (en Dead Air Studios, Massachusetts). Exactamente como hiciese PV con Eterno Retorno, sólo que tres meses antes.

Además de Alejandro (guitarra), Reducidos son José (voz), Leo (batería) y Beto (bajo). Que yo sepa, Represión § Opresión EP no cuenta con edición física, aunque se le acredita a Circle One Records y Mala Muerte Discos. La difusión de combo y extended se ha dado básicamente a través de programas especializados de Internet. Tocadas y reseñas, muy pocas todavía.

Escucho a Reducidos y pienso en Joy Division. Obviamente, no el del Closer (1980) o el del Unknown Pleasures (1979), sino el que todavía respondía a la denominación Warsaw y tanteaba el terreno que separaba al punk de su correspondiente post (“Digital”, “Ice Age”). Entiendo, empero, que la comparación es excesiva. Más ajustado a la verdad, por ende, es sostener que el cuarteto me recuerda a Malditos Poetas; ese terceto de los 90s del que hoy nadie guarda memoria -no he visto que alguien se haya tomado la molestia de digitalizar alguna de sus dos maquetas-, y del que Óscar Malca (a) Sigfrido Letal escribiera que levantaba “una fortaleza sobre un charco de sangre”.

Represión § Opresión EP, pues, fluctúa entre el DIY punkoide más clásico y el naciente post punk de fines de los 70s. Cuando bracea acercándose al Año Cero 77, su energía es demoledora e incluso frikeante (“La Bestia”, “Odiado”). Cuando se sumerge en la otra alberca, se/te infesta de grises trepidantes y guitarras flamígeras, abducido por una voz equivalente a la de un aguardientoso Mark Smith tercermundista (“Subordinados” y la excelente “Pinto De Negro”). Constantes de principio a fin: el pulso orgiásticamente iracundo del bajo, el nada asolapado nihilismo de las letras, la emoción disparada como desde las entrañas de un géiser. Por lejos, mucho más recomendable que lo último de Perra Vida.


Asaz arriesgado el viraje que ha implementado con su segundo EP Fukuyama, ahora convertido en dúo, pero ya en conversaciones para volver a corto plazo al formato trío.

Hasta el 7’’ escuetamente bautizado Single (febrero del 2019), que vertebraban “El Fin De La Historia” y “Canción Para K”, la entonces terna surconeña manteníase fiel al estandarte del noise rock más agreste -como proclamara su epónimo extended debut (2018). Lo mostrado en Los Días Son Aterradoramente Calmos EP comporta para el sonido Fukuyama una suerte de atomización: si antes el rock ruidoso que practicaba era uno, hoy es trino, ponderados sus principales componentes según el track al que le des play.

El artefacto abre con la pista homónima de esta entrega, cuatro minutos y medio de dinámico y farragoso rockeo lindante con el noise, que sí puede reconocerse como sucedáneo de “Océano” o “El Almuerzo Desnudo”. En cambio, “Blister 2mg” trashuma tirado para el punk e incluso el hardcore, sin obviar del todo el Ruido.

El cierre del EP, “Palestina”, es lo más desconcertante que hayan grabado Gonzalo Pichihua (batería, teclados) y Juan Pablo Villanueva (guitarra, voz, teclados). Con un título así, y conociendo la postura pro-palestina de Villanueva en el conflicto árabe-israelí, me esperaba una molotov tipo “Thieves” de Ministry o “Holy Wars... The Punishment Due” de Megadeth. Todo lo contrario: “Palestina” es un número pop, con su poco de agónica distorsión eléctrica, donde sobresalen mejor que nunca los teclados. Verdaderamente inesperado.

Próximamente en el universo Fukuyama: una placa recopilando los ocho temas expelidos a la fecha, de inminente aparición, y otra enteramente armada con material de reciente factura.


Rubricada en marzo del 2018 su segunda jornada completa, Eternal Sunset, 27 U H F desplegó a partir de septiembre del mismo año una seguidilla de lanzamientos cortos que le mantuvo en activo trece meses. El problema es que aquí prácticamente nadie se dio por enterado. Sea por la exigua divulgación, sea porque el scrolling de la tablet o del celular nunca es 100% eficiente, no son mínimas las posibilidades de que se te escapen noticias concernientes a artistas de extramuros como éste. Felizmente, tampoco son escasas las posibilidades de que el Azar acuda al rescate.

Tres EPs y un split con Babefake han pavimentado el camino de Marco Luján de un LP a otro. Ni en los tres primeros -Lust EP (2018), Fantasma EP (2019), Caribbean Dreams EP (2019)- ni en el último -in nice place (2019)- encontramos canales que hayan sido reciclados en Spectrum, el más reciente larga duración de 27 U H F, lo cual habla a las claras de un fecundo periodo de creatividad.

Desconcierta un poco el que su tramo inaugural, que va de “U-Matic Memories” a la efímera “LUxXxURY”, nos haga echar en falta la borrosidad kitsch que el vaporwave ha adoptado cual marca registrada. Sección de sonidos cristalinos, aparentemente confeccionados en serie, esta impresión se desvanece con “Spectrum 1”. Junto a “Spectrum 2” y a “Spectrum 3”, esta tríada establece un perímetro que -ahora sí- guarda en su interior todas las virtudes que han encumbrado a 27 U H F como el más célebre exponente peruano de vaporwave. Sintomáticamente, estos tres números contienen sampleos ultradeformados identificables con la señal ochentera de Panamericana Televisión. No por nada PanTel es considerado el proveedor de sampleos vaporwave por excelencia -de la misma manera que el Centro Comercial Camino Real es el espacio público hypnagogic definitivo en Lima (cf. portada del Fantasma EP).

Viejos comerciales de la Pepsi (“Spectrum 1”) y de la desaparecida Telestéreo (“テレステレオtelestereo88fm”), muestreos sonoros de la versión que hace la insufrible Vikki Carr del bolerazo “Total” (“R▲DIO F▲NT△SM▲”) y del jingle paródico de Pataclaun “Pan Con Mantequilla” (“Mighty Manty”, también guiña a la mantequilla homónima que se hizo proverbial gracias a un spot publicitario de la época), esquirlas de reportajes periodísticos sobre la convulsa vida nacional de los 80s (“Spectrum 2”) y del cover -injertado de drum’n’bass- que hace el intragable Julio Iglesias de “Por El Amor De Una Mujer” (“女性の愛のために”, la original es de otro inefable, el asturiano Danny Daniel -quien acusa robo de parte de papito Iglesias-)...

En la medida en que han hecho gala de sampleos cuya cualidad inherente es notoria, rasgo que convierte a cada uno de estos fragmentos sónicos en poderosos referentes capaces de evocar per se un eco cultural definido, los discos de 27 U H F son arcas que dotan de nuevas vida y luminosidad a los vestigios de nuestro imaginario pop común -exactamente como lo propone el canon vaporwave. Spectrum es un plástico divertido y también nostálgico. Así y todo, sigo esperando a que Marco se supere a sí mismo con una rodaja que salte la valla impuesta por Nostalglitch (2017). Por ahora, Spectrum sirve para extenderle el crédito.



Hákim de Merv

jueves, 13 de febrero de 2020

Afrosky MF: 13 // Siam Liam: Sul Da Pradaira // El Otro Infinito: EOI // Lego 13: Trece (El Final De Una Década) - Lados A & B

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 5 de febrero del 2020.)

LOS DISCOS PERUANOS DEL 2019 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (II)

(Tanda dedicada a Chip Musik Records.)

Toda la paciencia del mundo se tomó Afrosky MF para recién animarse a debutar el año pasado. Y, como si quisiera recuperar el tiempo perdido en decidirse, lo ha hecho por partida múltiple. En efecto, los cuatro largos colgados en Spotify -que no uso- consignan al 2019 como fecha de aparición. De todos ellos -X1x, If You Want, Second Hand 420 y 13-, sólo el último ha sido además publicado a través de Chip Musik, lo que no me deja de causar extrañeza. El dúo, amén de aportaciones para escuderías aliadas como Dorog Records -Panoramas: Una Visión A Los Horizontes De La Nueva Música Limeña, revisado hace siete días-, ha colaborado asiduamente en las compilaciones de la serie Lego. Llegó a editar, para más inri, el 7’’ virtual UVE (2018) bajo el código de catálogo ChMR​-​Single​-​010.

(La única certeza en torno a 13 es que el propio binomio formado por Elihu Orrego -sintetizadores, bajo- y Marcelo Fernández -sintetizadores, guitarra- le considera el álbum debut, tal como afirmó su página Facebook cuando anunció la salida vía Chip.)

Se hace un tanto difícil localizar coordenadas fijas para el opus de un proyecto ciertamente electrónico cuya naturaleza no excluye las cuerdas ni un alto porcentaje de organicidad funk/jazz/rock. El swing asociado a las músicas de raíces negras que acabo de listar queda trasplantado a comarcas binarias ni bien suena “Jaxx”, ruidosa apertura preñada de dub. Con el derrotero predeterminado, las eléctricas matizan la electrónica en diversas proporciones: pueden hacerlo hasta lograr mostrarle indefinida (“Relax”), o enfocarse en el groove atravesando tupidos filtros de rascuacha fidelidad electro (“Afrokaoss”). Algo similar ocurre con el free-noise-jazz-out de la levantisca “NoiseFun”, con las dos versiones de “AcidLatino” (¿o debería decir “AcidLatino” y su ulterior reprise?) donde los beats se revuelven intentando emular primitivas zarabandas, y con “Águila Destroy” -su tempo dislocado alude a ese “arnés lunático” del que se jactaba en los 90s el rey de la melodía cubista, Mike Paradinas (a) μ-ziq.

Sólo en una oportunidad, AMF es tentado a olvidar el swing para abandonarse en brazos del vanguardismo digital que empezase a dar sus primeros pasos hace tres décadas. “Huaca” principia como una construcción IDM de barnices irreales, pero no es lo suficientemente seráfica para evitar la irrupción de las cuerdas. Estreno de eclecticismo a la legua, asistido por Henry Ronceros (batería), Nelson Hernández (guitarra) y Mako Moya (sintetizadores, teclados).


Bastante más tiempo que Afrosky MF se tomó Siam Liam para su puesta de largo. Guiñando no pocas veces en Sul Da Pradaira a ese mood sonoro que ¿entendemos?/¿sentimos? los latinos, la performance del enésimo alias de Alexander Fabián se advierte más relajada y ordenada que la del tándem Orrego-Fernández.

El simétrico intelligent techno que exorciza Siam Liam accede a acoplar una guitarra en medio de la avalancha de efectos, secuencias y softwares varios. Diría que hasta puede considerarse esta “licencia” su invisible punto de apoyo, al emprender la elaboración de esos lienzos donde el Ruido y la Melodía se trenzan a puño limpio -porque eso es lo que hacen. Las consecuencias de esa riña no se conducen según la a estas alturas ya manida ecuación con que se prefiere simplificar al shoegazing, sino que equivalen a melodías distorsionadas prestas a surcar informes sueños líquidos de cálidas otredades.

IDM embebido de noise que se comporta como noise embebido de IDM, el coctel que prepara Siam Liam se sirve usando distintas presentaciones. Puede trepidar como el jungle (“Triângulo Prânico”), predisponer a la duermevela como el vaporwave (“Asuis”, rework del sencillo del 2015 que incorpora un sampleo de The Wonder Years), desnudar al techno (“Escrito A Ciegas (Paisajes En Transmutación)”), mimetizarse con la indietrónica (“Menina Dos Anos 90s” o “Caçadora, Há Dois Gato Cantando No Telhado. Gatinha E Gato Velho” -el consabido tributo felino que nunca está ausente en la obra de Fabián-)...

Bizarro ambient modal para diluir el surrealismo manante de los viajes que realizamos cada noche al cerrar los ojos. Al son de estructuras sugeridas, bases corroídas y atmósferas chispeantes, siempre se sueña mejor.


Qué rara sensación me embarga al escuchar lo nuevo que Alfonso Noriega ha despachado usando su nom de guerre de El Otro Infinito. El también Prados Perfectos se ha distanciado unas cuantas millas de las genealogías que alimentaban su música hasta El Abismo En Cada Objeto, uno de los tres EPs que liberase en el 2018. Era ese extended una suerte de correctivo para la hoja de ruta, que habíase desviado un tanto con 21. Ahora, en cambio, El Abismo... luce como el último estertor del intelligent techno habitual durante la etapa que va de su aparición (2014) al 2017.

No obstante, códigos como el ambient, el IDM o el chill out mantienen presencia en el “acrónimo” disco EOI. La paradoja se resuelve cuando notas que lo que realmente se ha desvanecido es el pathos vinculado a estos sonidos. Piezas del talante de “It Fate.”, “Bela’s Dream” o “Canción De La Más Alta Torre” fatigan parsimoniosamente la acuciante aridez en la que desemboca el centrarse excluyentemente en las atmósferas, en las texturas -y ningunear al beat.

No del todo, por cierto. La excepción a la regla es “Sintas”, corte proto-industrial donde más nítidamente destaca la guitarra, y por añadidura limbo equidistante entre aquello que fue El Otro Infinito y aquello que quiere llegar a ser en lo sucesivo. Claramente, todavía no lo consigue: por más que surcos como “Amanece(s)”, “Amapolas” (rework del track incluido en Fever, su LP del 2017) o “DH1” (de nerviosidad declinante) invoquen insistentemente a Global Communications y a los Sabres Of Paradise más ascéticos; aún hay rumbos que recorrer, fases que atravesar, procesos que madurar.

El horizonte plantea una incógnita enorme sobre el unipersonal de Noriega, pero EOI da como para mirarle entre pasmado y expectante.


La idea detrás de cada entrega de la serie Lego es ofrecer un registro colectivo articulado en torno a un concepto. Este último no necesariamente proviene de los actuales responsables de Chip Musik, Jorge Rivas y Alexander Fabián, pero sí cuenta con su aprobación final.

No adivino si Lego 13: Trece (El Final De Una Década) tiene aspiraciones epocales. Su título no tiene por qué interpretarse más allá de un sentido literal: le sirve a la discográfica, entonces, para cerrar las persianas de los últimos diez años y encarar la entrada al tercer decenio del siglo XXI. La ocasión amerita que el Lego 13... sea doble, aliciente para priorizar a grupos y solistas peruanos, sin olvidar a bandas de otras latitudes que se han integrado a la label o cuyas estéticas le son convergentes.

En el primer capítulo del Lego 13..., subtitulado como ‘Lado A’, los convidados extranjeros son el combo español-colombiano Empty (con el juguetón IDM cuasi-polifónico de “DischargeA01”) y la artista usamericana LI (“Face” es un cadencioso y opaco cruce de bliss pop, lo fi e indie). Cinco casillas más se destinan a nombres por lo visto bastante cercanos a la órbita Chip: El Enano Siniestro (cuarteto aparentemente muy versátil, “Camino A La Guarida Del Diablo” habla de una faceta post rock de filiación electrónica), los prometedores Solenoide (indiegaze de baja fidelidad en “Centinela”), Cashiari (“Criatura Sin Control”), RA (fogoso post house el de “Mutation”), y el buque insignia de la flota pop peruana, Silvania (“En La Playa Del Olvido”).

El resto pertenece a las filas del catálogo: Miyagi Pitcher (“Origen (A. Pizarnik)” pasa como out-take de su reciente Abraxas, oscilante entre el IDM y el vaporwave), Xtredan (cuyo “Vrillon 1977” recuerda mucho a la estética primigenia de los Artificial Intelligence de la Warp), Alcaloidë (una ‘flatulenta’ “Entelequia”) y Puna, con la que tal vez sea la mejor composición de su comentadísimo Sukha -“Ultramar”.


22 convocados, 17 connacionales, 5 provenientes de distintos puntos del planeta.

El segundo capítulo del Lego 13..., subtitulado como ‘Lado B’, es un tanto más representativo acerca de los manjares sonoros que anidan en el regazo Chip. Para empezar, cuenta con más artistas enrolados bajo sus banderas, practicantes de los géneros dilectos de la independiente y empeñados en expandirles. Tales son los casos de la enigmática entidad Philko, que ensaya una simbiosis de trip hop y post house aún fermentando (“Tetris”); del chileno Rodrigo Mardones a.k.a. Música Casual, cuyo “Electro-Tribal” es harto colorido en comparación con la metodología de grabaciones de campo ejecutada en su primerísimo Untitled (si bien la duración acaba difuminando en algo la sorpresa); de la intangible exhibición de bricolage electrónico a cargo de la arequipeña Yume Station (“Operator”); del ominoso “El Último Vuelo Del Hada” de El Otro Infinito, tal vez el rezago culmen de IDM-a-la-usanza-antigua que le queda al chaplín de Alfonso Noriega; del evocador ambient noise de Siam Liam (“Sul Da Pradaira”), y del excelente tema nuevo de Ionaxs, “El Regalo De Las Nubes”.

Otros, como el del individualista mapocho Luis Venegas (a) Argades o el de Mongo No Stars, van por senderos consonantes. El primero decrece revoluciones a niveles de minimal noise con “Galería Subterránea”, mientras que el segundo hibrida techno, proto-EBM y ecos del sonido The Shamen en “La Bestia”, hipnótico canal dance.

La cuota de diversidad es cosa de allegados como el trío mexicano Acty (agradable noise pop en “Nada Es Lo Que Quieren”, tiene editado un larga duración en Chip), el dúo Gelatina Magma (“Nuestros Días”, número al que Giancarlo Samamé y Ángela Ruesta le están sacando el jugo) y Les Replicants. Aportes en varios documentos colectivos me conceden margen para afirmar que este trío fundado en Huamanga se comporta sumamente maleable -y más importante aún, con mucho oficio. “Ilumíname” tonifica aquello que en los 80s se conoció como “psicodelia”, mostrándose su sonido vagamente deudor de Loop.

Los dos volúmenes de Lego 13... constituyen un remarcable esfuerzo que ha venido gestándose durante casi medio año. A diferencia del devastador estío que vivimos en el 2019, es ésta una perfecta compilación para afrontar el verano más bien suave de este 2020. La variedad de registro podrá ser menor que la exhibida por las recopilaciones de Dorog, pero debe recordarse que en ello incide el que Chip Musik Records sea el sello nacional IDM/post IDM por antonomasia -además de muy afín al shoegazing.

Las portadas son cortesía de Ángela Ruesta.


Hákim de Merv

jueves, 6 de febrero de 2020

Música Sin Tiempo // Doctor Skabio: Naçao Verde EP // Memorias Invernales: Memorias Invernales // Adrián Vacío: Gracias No Estás Solo Naufragio Inconcluso // Panoramas: Una Visión A Los Horizontes De La Nueva Música Limeña

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 29 de enero del 2020.)

LOS DISCOS PERUANOS DEL 2019 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (I)

(Repaso dedicado a Dorog Records.)

Sin contabilizar iniciativas aisladas, que por lo demás son cada vez más espaciadas, organizar en la escena independiente peruana una compilación se ha vuelto cosa de esencialmente tres plataformas: el colectivo UnderPop, la label Chip Musik y la escudería Dorog Records. Esta última es también la que más desenrolla su abanico estilístico, pues mientras el frente de Josué Vásquez y compañía apunta en exclusiva al pop de potencial accesible y esmerada calidad técnica, la especialidad de Chip son las variantes del shoegazing y del IDM.

Y es justamente con una compilación, que Dorog Records arrancó su 2019. El instintivo post prog folkie que Cola De Zorro, estupendo trío de la movida valpeña, ha convertido en su marca; rompe los fuegos de Música Sin Tiempo. Así, Dorog nos recuerda que, si bien sus esfuerzos están dirigidos a difundir nuevas bandas nacionales que van emergiendo; desde hace un tiempo viene asimismo aperturándose al resto de Hispanoamérica.

Computable en 70%, una primera parte de la antología se destina a sonidos pop. A algunas personas esto les puede predisponer en contra, pero es el caso que a DR no le interesa que sus apuestas queden restringidas a ghettos de corto alcance. Mientras mayor llegada se tenga, mejor, y el género que más se acomoda a ese objetivo es el pop. Distendido (“Hello Again” de Fabeiro), lo fi (“Ego Te Requiret” de Adrián Vacío), equilibrado entre el trip hop y un registro a lo crooner (“Posibilidades Universales” de Mitad Humana, muy bien facturado), letárgico y algo teatral (“Dicen” de Miquela), vitalista (“Rumbo B” de Pléyade), noventoso (“Oscura Tranquilidad” de Holik), psicotrópico (“Bodhicitta”, nuevo track de La Vie), o tributario de la estética bedroom (“Tan Morado” de ): todos los envoltorios son bienvenidos.

La segunda parte de MST se reserva a grupos y proyectos de rodaje considerable, cada uno en lo suyo -viraje que ya habían anunciado Aloysius Acker y Gelatina Magma (con la inclusión de sus respectivos “Entrepétalos” y “Caminante Nocturno”). Contándoles, llegan a siete los paraderos de este tramo divergente, pero son sólo cuatro los que se suceden consecutivamente: el vaporwave de “Situazione Spiacevole” (27 U H F, samplea el segmento ‘Intriga Familiar’ del film nacional Cuentos Inmorales, 1978), el ingrávido ambient-gaze de “Substancia” (por entonces single de adelanto de Sukha, de Puna, tercer mejor álbum peruano del último calendario), el arisco e insólito IDM de “Space Bass” (DJ Locopro, individualista más identificado con el post house), y “Después De La Tribulación” de Polvos Azules.

Aunque la pista de PA no finaliza el muestrario, he dejado para este párrafo su comentario por tratarse del alias personal de Giancarlo Samamé, factótum de la discográfica. Cuando se disuelve El Paso, el increíble dúo que formase junto a Eduardo Otaiza (Tech Vibes), Samamé empezó a publicar bajo este nombre. Sus dos primeras referencias me deslumbraron (Instrumentales y Acuática), lo que no sucedió con la del 2017. Movimientos fue un cambio drástico respecto del ambient pop de anteriores jornadas. De allí es que el autor ha repescado “Después...”, que ahora sí me engancha -y además me intimida.


A tono con el endemoniadamente caluroso mes en que sale (febrero), Doctor Skabio lanzó ya hace casi un año el esférico Naçao Verde, en la práctica un extended que no consigue acreditar ni diez minutos de duración. No recuerdo otro acto similar dentro de la nómina Dorog, a excepción de Dios La Siembra, que ya no está disponible en su cuenta de BandCamp o de Archive. El unipersonal de Rodrigo Aurelio -identidad civil de DS-, cuyas fuerzas se consagran a la música popular caribeña lo mismo que al rock mestizo (todo junto y revuelto), se convierte de este modo en el lunar de la actual planilla del sello.

Naçao Verde EP se compone de siete pequeñas acometidas donde convergen el ska, el reggae, la fusión latina y el raggamuflin -que el músico, me parece, confunde con el inservible reggaetón. Algunas de estas razzias, como “Oea!”, “Carimbou” y “Post-Barrio”; arrancan saltando de un lado a otro, sin saber muy bien dónde asentarse. Después de unos instantes, se decantan (“Oea!”, en insospechado hardcore/punk/ska) o se sosiegan (“Carimbou”).

Otras maniobras, por el contrario, la tienen clara desde el principio. Sin abstenerse de incorporar fugazmente a los demás sabores, Doctor Skabio homenajea al rock mestizo (“Salaverry’ ”), evoca a Papá Marley (“Lucumi”), o se suelta las rastas con el dancehall (“Melocotón”, “La Cabeza De Los Pies”). El diletantismo que disemina el EP es atractivo, aunque demasiado efímero para mi gusto -me trae a la mente esos view masters de mi infancia, cuya entusiasta novedad se apagaba más bien pronto, debido al limitado número de “discos de diapositivas”.

DS tiene un extended anterior (Lucumi, 2018), que ha sido íntegramente repescado en Naçao Verde EP. Ignoro si por decisión de Aurelio o de Giancarlo...


...lo que cuenta es que trae a colación otra saludable actividad en la que se adiestra Dorog Records: el repackaging.


Memorias Invernales es la segunda vida de Invernal, cuarteto limeño que editase los EPs Invernal (2016) y Universo (2018) antes de clausurar esa primera etapa para pasar a la siguiente. Con nuevo chaplín pero la misma formación -Marco Malpartida, Marcos Atencio, Milagros Quiñones y Gabriel Paredes-, la banda ha consentido en que la disquera capitalina le edite un primer largo autotitulado recopilando todo el contenido de los extendeds e incluyendo material fresco.

No alcanzo a comprender del todo este segundo aliento, empero. Si es que, en realidad, es tal. Invernal practicaba un pop/rock de corte noventero y extracción college. En canciones como “Infinito”, “Solar” y “Antihéroes”; se percibe una filia bastante fuerte por el shoegazing. Tan es así que, si bien en ningún caso el cuarteto se acerca a orillas baggy, hay momentos interesantes, como “Detrás”, “Por La Senda” o las dos partes de “Virialand”; cuyas vibraciones coquetean con el dream sin dejar de ser pop.

De ahí mi extrañeza al escuchar los surcos que el grupo ha firmado ya como Memorias Invernales, que son los cinco primeros. Temas como “La Espera”, “Si Tú No Estás” u “Orquídea” retratan un pop desencantado y de trote cansino, cuyas lecturas de dopamina han experimentado un consistente bajón con respecto al punche entrador exhibido en los días de Invernal. Hay ratos en que ese punche resucita, como cuando “Desafío” experimenta una sobrecarga eléctrica o “Memorias Invernales” súbitamente despierta y sacude la modorra. No es suficiente, así y todo, para que los números de MI queden en azul por sí mismos.

Si lo consiguen, es más que nada debido al repertorio como Invernal. Se agradece el rescate, en este caso impulsado por Samamé.


A fines de noviembre pasado, DR experimentó un irreprimible rush de ediciones físicas, correspondientes tanto a obras antiguas (las de Vrianch, por ejemplo, que merecen un texto aparte) como a nuevas. Entre las primeras, llamó mi atención el repackage dedicado a Adrián Vacío, músico al que acababa de escuchar merced a la compilación cuzqueña de lo fi Qué Bueno Que Ya Nada Es Igual. Consideraba a AV un músico debutante, y la recopilación de la discográfica limeña me demostró lo contrario.

Adrián Chacón empieza a publicar en febrero del 2018, lo que indica que tampoco tiene una carrera tan dilatada, mas sí prolífica. A la fecha, ha editado tres EPs y un larga duración. Todos ellos, además de tres cortes inéditos, han sido dispuestos en la recopilación Gracias No Estás Solo Naufragio Inconcluso (2019). Este repackage permite pasar revista, pues, a la obra completa del cuzqueño -si bien no cronológicamente: primero se sitúan las piezas del Gracias (diciembre del 2018), seguidas por las inéditas “Sombras”, “Mal” y una nueva versión de “Juntos”; luego vienen el No Estás Solo EP (octubre del 2019) y las cuatro estaciones del Naufragio Inconcluso EP (febrero del 2018). Los canales que conformaban el Trisagio EP (noviembre del 2018) han sido reciclados en el LP.

La conclusión es inequívoca. Adrián Vacío pertenece a la estirpe todoterreno de Rü, Peatón, Dormir En Luces, Los Niños Vudú y demás cultores del bedroom pop: compone, ejecuta todos los instrumentos, produce y edita. Su stock de recursos de estilo le ayuda a concebir/plasmar gradaciones con tiznes de darkwave (“Mutatio”), de shoegazing (“Ser”), del pop de baja fidelidad (“Sombras”, “Rock”, “Sssssshhhh”, “Miku”), del vaporwave (“Valhalla”, “Bakemonogatari”) e incluso de la space age batchelor pad music de los fantasistas de los 50s (efímera “Jazzy”).

Las texturas en las composiciones de Vacío pueden resplandecer o devenir en no fi, según precise el género al que Chacón elija acercarse, o también si desea darles un cariz alegrón (la nueva versión de “Juntos”) o enfermo de saudade (“Agosto”). Lo que nunca se ausenta de su output es ese saborcillo de cotidianeidad casera que emana del método propio de la “poética” bedroom (controladores MiDi, el micrófono de un celular, una PC equipada con software básico para hacer música), ese feeling indie, ese amor por el pop que puede tomar mil y una formas.

Chacón anunció la muerte de su alter ego en marzo del 2019, con motivo de un viaje a Argentina por estudios. Habida cuenta de que el No Estás Solo EP se grabó allá, se ve que Adrián no pudo con su genio. Para nuestra suerte.


Cierro estos bytes escribiendo sobre el segundo y último registro colectivo orquestado por el buen Giancarlo para el ejercicio 2019. De todas las compilaciones simples que Dorog Records ha lanzado en sus ¿quince?/¿dieciséis? años de existencia, Panoramas: Una Visión A Los Horizontes De La Nueva Música Limeña debe ser la más elongada, superando la barrera de los 78 minutos. Probablemente también sea la más variopinta, siempre excluyendo dípticos como Dos Más (2008), Música Para Gimnasios (2009) o Música Para La Ruta (2010).

Aparecen figuras añejas del catálogo de la discográfica, como Reo Nerva (“Subterráneo”), Cashiari (“Criatura Sin Control”) o DJ Locopro (su “En El Espacio”, en las coordenadas en que mejor se acomoda, samplea el “Ya Lo Pasado, Pasado” del dipsómano de José José). También acuden a la convocatoria ilustres invitados, como Zetangas (“Mar De Marte”), 27 U H F (versión instrumental de “R▲DIO F▲NT△SM▲”) o Afrosky MF (“Trasher Experimental”). Y, cómo no, se cuela una atractiva porción de debutantes: Les Replicants (“Huamanga Secret (Garden Ov Lights)”), Harry DJ (“Indian”), Última (Despedida) (“Len Strada”), Ino Moxo (“Retinal Circus”)...

Entre todos ellos, y muchos más, se condensa un haz de luz que atraviesa parte del espectro que ofrece el pop de todas las épocas. Está, por ejemplo, el synth pop de El Enano Siniestro (“La Venganza Del Destino”). También el indie rock de Rayo Cósmico (“Susset”), el post punk de Extraño Silencio (“La Distancia”), y el pop electrónico de Vrianch (“Niños Salvajes”).

Neopsicodelia, folk, lounge, cuasi-industrial, lo fi... Mucho por ponderar de este fenomenal artefacto. Más allá de si coincidimos o no en la apreciación de los menús que siempre han ofrecido las abundantes compilaciones preparadas, la encomiable chamba de Giancarlo Samamé merece ser elogiada, en el contexto de un país que casi siempre vive de espaldas a lo que sus verdaderos creadores artísticos tienen para ofrecer.


Hákim de Merv