(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 19 de julio del 2017.)
Cazado a la
primera, y a la primera también adecuadamente convertido a formato físico. No
recuerdo ya qué camarada chileno/a anunció desde su muro de Facebook este
lanzamiento, pero sí que dijo algo como “qué tal discazo que se ha mandado
Ballena Negra”. Suficiente para concitar mi interés, siempre ávido además de
novedades (el título ha aparecido a comienzos del presente año).
Resultó siendo un
debut en largo este Fue -el del
cuarteto santiaguino que conforman Daniel Velásquez (bajo, coros), Jorge Blanco
(batería, efectos), Matías Muñoz (primera guitarra, teclados, coros) y Jorge
Avello (voz, segunda guitarra). Como grupo, Ballena Negra funciona desde
febrero del 2015. En feedback a este hallazgo, he encontrado que el combo
acredita un EP epónimo hacia comienzos del 2016, colgado en su BandCamp para
descarga gratuita (y cuyas tres canciones han sido rescatadas en Fue). Pensando descubrir en su
SoundCloud temas no incluidos en el disco, constaté que sencillamente no es el
caso.
Diagnóstico parco
pero certero, el de mi amigo/a del Sur: Fue
es un disco ma-yús-cu-lo de indie rock. Cada canción revela toneladas de
profesionalismo de parte de estos gallos -en lugar de arriesgarme a invocar estudios
de música, prefiero remitirme a testimonios de primera mano que hablan de
experiencias precedentes y de vocación perfeccionista, así como de una extensa
y exhaustiva capacitación en directo (performances sin tregua a través de
distintos puntos en su natal Santiago). Asimismo, cada tema contiene una
potencia explosiva que, lejos de colisionar con la encarnación estética que lo
reviste (no lo hace ni una sola vez); la complementa y robustece.
Con veintitantos
años a cuestas, los límites del indie rock se han difuminado lo suficiente como
para abrigar casi cualquier otro género sin perder los propios rasgos
identitarios. Abrazar el sonido de un estilo de hacer música determinado pero no su pathos es, ciertamente, el legado mayor del indie -truco que sin embargo todavía
no todos captan (algunos medios gringos insisten en seguir calificando como
“synth” a Future Islands, ya ves que en todos lados se cuecen habas)-.
Principalmente una banda indie -expansiva y delicada, visceral e intimista-,
Ballena Negra es también pop (“Años Luz”), “electrónica” (“Mírame”), rock (“Miénteme”),
dark (“Sueños”), neopsicodelia (“Terciopelo”)... Libre. Como el mejor Lucybell
-pero vamos, sugerido el parangón y aunque los espíritus se parezcan, el hálito
es otro.
Pertenezcan a
estallidos como “Sueños” o “Miénteme”, a números más tranquilos como la
apertura “Atacama” o “Pájaros”, las letras de Fue tienden a ser reflexivas; bien la inteligencia que las canta
esté en sus cabales, bien haya perdido la cordura. Detalle que se agradece en
el alma, además de otros como el esmero en producción, mezcla y masterización
final del disco -el marco ideal para un álbum altamente expresivo y redondo en
cada uno de sus minutos. Pese a que todavía no se acaba este 2017, al menos en lo
tocante a Chile yo ya tengo bastante claro un candidato de peso cuando menos a
debut del año.
Hákim de Merv