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miércoles, 12 de julio de 2023

The Great Old Ones: Mythos Of Cthulhu

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 5 de julio del 2023.)

Menos de un año le bastó a Raffaele Pezzella para gestar y hacer nacer un nuevo disco a inscribir bajo las estrellas de su segundo alias individual (el primero es Sonologyst), The Great Old Ones. De inequívoca ascendencia lovecraftiana, el proyecto consagra este volumen a la entidad summum por antonomasia del monstruoso panteón que ¿imaginase? ¿soñase? el escritor de Providence que la cultura pop más ha reivindicado, así como su antecesor fue ungido con el signo de Yog-Sothoth: me refiero, obviamente, al gran Cthulhu.

En su primera mitad, este Mythos Of Cthulhu es terreno propicio para ilustrar el cambio que TGOO está ensayando parcialmente respecto del debut, sin pasarse a las antípodas. Pezzella prioriza un enfoque más “objetivo”, hasta podría decirse “científico”: la atmósfera malévola y el denso paganismo desbocado que emanaban de Yog-Sothoth han sido como mínimo mitigados. Así, aunque el primer segmento de la placa acredita todas las características para mantener el status del a.k.a. napolitano como cultor del dark ambient minimal, su mirada se distiende hacia construcciones sonoras algo menos tremendistas que las precedentes.

“The World Of Vhoorl”, por ejemplo, no está ni mucho menos anegada de la pánica toxicidad del estreno; aunque la música se arrope de una insistente oscuridad/fotofobia. En lugar de ello, el número parece replicar las tranquilas marejadas de un planeta primordial. Las drónicas figuras ambientales que lo componen flotan en concierto, sin agitarse demasiado, lo que vale también para “Sunken City Of R'lyeh” y sus negros y supermasivos vacíos evocados (perceptibles sin la necesidad de la vista). O para “The Tablets Of Ubbo-Sathla”, cuya mezcla de percusión tribal, voces ¿tibetanas? y sonidos extraterrestres pareciera hablarme de primitivos mundos prehumanos.

Si es tal, la transformación de The Great Old Ones aún está incompleta, no obstante. Esto, porque a partir de la cíclica “The Secret Priests Of Cthulhu” y hasta que termina el CD, con la alucinógena “Dreams Of Rub' Al-Khali Desert” (donde yace incógnita Irem la ciudad de los pilares), la inquietante protervia encriptada en el ciclo mitológico de Lovecraft vuelve a emerger en todo su horro esplendor. Ruidos envueltos en texturas, pitidos ahogados, opresiva superposición de tupidas telarañas de drones, susurros estruendosos, colisiones de bajos tramados en esterillas... Estos rasgos quedan plasmados en el equivalente a la cinemática de una jeroglífica pagana, custodia inmaterial de saberes prohibidos y verdades abominables.

Entonces, ¿permanencia, evolución o mutación? Hay de todo un poco en Mythos Of Cthulhu, pero no siempre se hallan todos esos estadios presentes a lo largo de los ocho temas de los que éste se compone. Habrá que, como suele decirse, esperar un poco más para confirmar si la cosa marcha por aquí, por allá o por acullá. De momento, un track como “Ph’nglui Mglw’nafh Cthulhu R'lyeh Wgah’nagl Fhtagn”, vagamente oriental y de salmodiantes voces ¿humanas?, satisface por igual a los partidarios de cualquiera de esas posibilidades.

Hákim de Merv

jueves, 7 de julio de 2022

Tierra - Composiciones Acusmáticas De Mujeres Compositoras De La UNM // Habø: [elsilencioeselgrito]

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 29 de junio del 2022.)

Tras el rebautizo que sufriese, al interior de la hoy denominada Universidad Nacional de Música se creó el Laboratorio de Música Electroacústica y Arte Sonoro -apéndice cuya finalidad central es fomentar y difundir el trabajo de las nuevas generaciones de compositores/as electroacústicos/as en el país, esto es aquellos/as que recorren los aleros más distantes de la arquitectónica academicista, casi siempre confluyentes con los extrarradios del pop contemporáneo.

Después del lanzamiento debut, Uno (2020, que contase con algunos músicos de renombre como Teté Leguía y José Ignacio López), el 10 de marzo se publica en el BandCamp de la antedicha plataforma Tierra - Composiciones Acusmáticas De Mujeres Compositoras De La UNM. Es éste el resultado final de un proyecto presentado en el marco del XVIII Coloquio de Estudiantes de Antropología PUCP (2019), llamado “Aquí Estamos Las Mujeres Reunidas Y Te Estamos Cantando”, consistente en la interpretación reconfigurada de un puñado de archivos sonoros pertenecientes al Instituto de Etnomusicología de la misma universidad. Dichas relecturas se realizaron siguiendo los postulados de la música acusmática.

(Breve resumen: en un principio (1955), el pitagórico término que rescataran los franceses Pierre Schaeffer y Jérôme Peignot aludía a composiciones creadas pensando en su difusión a través de altavoces/altoparlantes, descartándose toda ejecución en directo. Dichas composiciones partían de sonidos de ascendencia electroacústica, como los de la música concreta y de la música electrónica anterior al acaecimiento de Kraftwerk. Con el tiempo, el uso de “acusmática” se extendió más allá de las condiciones físicas/ambientales de su reproducción, englobando por igual aquellas sonoridades de las que se servía.)

Descontando su naturaleza insular, cuyo antecedente más inmediato acaso sea la obra de Renzo Filinich (a) Metástasis (peruano ya hace muchos años radicado en Chile), ¿logra Tierra... provocar inquietantes reacciones corporales/tensar un buen rato las neuronas? La verdad, sólo a medias. Toda vez que se cimenta sobre dialécticas próximas al avant garde, la cosecha recogida muestra frutos concebidos en el seno del ruido, bajo el signo de la cacofonía. Ahí nomás, la tarea está hecha al 50%. El problema radica justamente en el otro 50% -porque Tierra..., que algo tiene de arqueología sonora y de re-síntesis, de instrumentación orgánica y de digital, no puede presumir de muchas ni mayores sorpresas.

Cierto, en ningún lado está escrito que cada nueva creación de tal o cual artista deba ser forzosamente una vuelta de tuerca. Aquí, lamentablemente, se trata de un colectivo que debuta en cancha asegurando más que arriesgando. El modo en que Jacqueline Reyes, Naid Cruz o Yemit Ledesma recontextualizan las astillas sónicas seleccionadas, por ejemplo; da lugar a collages donde previsiblemente son priorizados/ensalzados los motivos vernáculos, utilizando fórmulas poco perspicaces. No es que suenen mal o que apelen a una vindicación de sensibilidades altoandinas que ha devenido en lugar común, sino que no percibo en juego una intención de ir más allá. Por suerte lo mismo no ocurre en la segunda mitad de la jornada, con Wendolyne Guerra, y sobre todo con Claudia Sofía Álvarez y Alexandra López Barrionuevo. Más imaginativas, encarando con sagacidad los procesos de tape recording, menos propensas al pintoresquismo tradicionalista; estas féminas arriesgan virulentos -cuando no tétricos- maridajes de músicas electroacústica y concreta, desapacibles improvisaciones donde la tímbrica se entorna con frenesí hacia el Lado Oscuro (notoriamente en “Femenino Urbano” y en “Harawi Arwi”), técnicas como el cut-and-replace o el pitch-bending descalibradas para ensayar-descubrir-y-aprender sobre la marcha (“Danzayar”).

Es ahí donde el contingente de Tierra... tiene que hundir el arado, donde el futuro luce ciertamente promisorio. A no comer ansias: todavía le quedan sus buenas zancadas de trecho por recorrer, antes de alcanzar la ansiada madurez.

Con la salida de [elsilencioeselgrito], el individualista Habø fuerza involuntariamente al escucha a reexaminar algunas consideraciones planteadas a propósito de la discografía que ha publicado a la fecha, consideraciones relativas a su progreso. Esto debido a que el contenido de //Textura//Difusa//, grabado de un tirón y eyectado en septiembre del ’21, parece ser posterior al repertorio que recibiese luz verde el 14 de abril último.

En cuanto a especificaciones técnicas, ambos títulos han sido registrados en una Akai GXC-38: cuatro canales, reducción de ruido tipo B, factor de distorsión del 2% -salvo “Dis/Per/So/Ciado”, proveniente de una multitrack TASCAM Porta 03. La diferencia entre ellos reside, pues, en el desarrollo estético. Habiendo dormido [elsilencioeselgrito] el sueño de los justos desde inicios del ’21 (según sumilla colada en BandCamp), y mostrando éste un desenvolvimiento sustancialmente superior al de su antecesor, cabe preguntarse si es correcto afirmar que el alias de Alberto Carbajal no deja de avanzar y/o crecer -cuando aquello que se presenta como nuevo es en realidad anterior a lo que le precede. Queda por alegar, empero, si el disco estrenado este año ha pasado por algún proceso posterior; para validar o descartar la idea de una evolución sostenida. Asevera el capitalino que por allí van los tiros, cuando datea que redondear el largo le tomó poco más de un año.

Paltas cronológicas a un lado, el programa de [elsilencioeselgrito] no sólo consolida las mutaciones que //Textura... aventuraba, sino que diversifica el estilo de Habø superponiendo porfiadas resonancias de psicodelia impresionista marca Spacemen 3 o Loop sobre las enseñanzas de la Berlin school y del synth punk a lo Suicide que el autor norconeño pusiera en práctica. De una evidencia refulgente en el minimalismo iterativo de “Inter.Abismos”, esas huellas también pueden rastrearse en el áspero pulso imperturbable de “Pies A/Tierra” o en el nudoso synth de “Ørquesttta”. La adición de este ingrediente estilístico acaba reconviniendo al acto limense como versión infinitamente más prolija del tándem Vega/Rev, y aún así no menos distópica.

Sigue siendo la de Habø, no obstante, una música totalmente sintética; cariz que “Dis/Per/So/Ciado” y “Oceánico Y Solar” acaban reafirmando. Con ellos, asimismo, despega por completo el éxodo iniciático de Carbajal hacia la Iluminación. Hermana el primero contados pero furibundos riffs de teclado a futuristas frecuencias/secuencias, soliviantando una atmósfera recargada de electricidad a punto de reventar. Hace gala el segundo, en tanto, de ¿sintetizadores? ¿osciladores? abusados hasta el desgaste, para finalmente transfigurarse en una suerte de barroco dronic techno con que zambullirse en la negrura material del espacio exterior.

Si no fuera por algunos errores menores -el canal derecho de la grabación se sobresatura en más de un punto mientras suena “Ørquesttta”, algunos fade-outs están tijereteados a la mala-, gracias a [elsilencioeselgrito] ya podría Habø contarse en la avanzada nü synth de la escena independiente peruana, al lado de Blue Velvet, Juan Nolag o AtomoSynth. En otras palabras, habría trascendido su liga distrital de origen para acceder a torneos de alta competición. Faena casi redonda. De todas formas, es el suyo un álbum a tener en cuenta entre lo mejor que va deparándonos este 2022.

Hákim de Merv

jueves, 23 de junio de 2022

Barricada Sonora: Casa Del Abandono // Música Casual: Cancionero

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 15 de junio del 2022.)

En los bytes que le dedica desde su cuenta BandCamp, la incesante discográfica serenense Templo Sagital afirma de Barricada Sonora que es/¿fue? un colectivo de ¿músicos? ¿no-músicos? espontáneamente organizado para plantar cara a las violentísimas represiones policiales que el fascismo neoliberal chileno avaló una vez desbordada la insurrección popular allende Tacna. Durante meses, cada viernes esta mancha informe resistió a los carabineros, apuntalada por la población civil que tomó parte en las protestas a lo largo de Chile.

Lo que la independiente no precisa -pero tímidamente sugiere- es si hubo un punto específico alrededor del cual se abroqueló esta tropa indeliberada. Aunque las circunstancias del levantamiento señalarían a la Plaza Baquedano, hoy rebautizada Plaza De La Dignidad (comuna de Providencia, Santiago De Chile), en cualquier caso el primer material grabado por Barricada Sonora se efectuó en Valpo. Dicho registro toma el nombre genérico del local en que se instalaron los ejecutantes para su realización, perteneciente a la categoría denominada “casas de abandono”: inmuebles añosos en radio urbano que actualmente cumplen la función de galerías abiertas.

De una única toma, que traspone la barrera de los 38 minutos, se compone el debut de BS (3/12/21). Dadas tanto la orientación del colectivo como su génesis, “Casa Del Abandono” tiene mucho de performance libre, desencorsetada y cómodamente instalada en las periferias del pop contemporáneo. Ecos de música concreta reverberan a través de las nutridas salvas de ruidos de naturaleza cacofónica, sobre todo aquellos originados en cuerdas vocales y gargantas humanas, que inequívocamente remembran el antiarte de Dadá y de Fluxus. Sin embargo, también hay muchas improntas que remiten a lo que hoy se entiende por “composición electroacústica contemporánea”: sonidos que micrófonos de diversa índole han captado, interpolados a partes iguales con otros cuya ascendencia y tratamiento apuntan a medios digitales.

Entre un ritualismo artístico que mana surrealista y la apocalíptica filiación avant de un free jazz extraterrestre; la improvisación de Casa... vacila, con la habilidad de un derviche, sobre la tenue línea que separa a unos genios del non-sense como los Residents, de una partida de bárbaros ejemplarmente inhábiles para empuñar instrumentos de cualquier tipo. Y si bien hacia el final la pieza resiente un poco la dilatación a que se le somete, quedan en azul las cuentas gracias al desafío de su propuesta y a su sentido de compromiso con los ideales que ésta ha abrazado -anticapitalismo y rupturista otredad. Lo triste es no saber si la experiencia de Barricada Sonora tendrá continuidad o si fenece con el derrumbe de la hegemonía neoliberal en el espacio sociopolítico mapocho.

En inimaginable giro, la primera entrega de Música Casual para la peruana SuperSpace Records abandona por completo el cariz electrónico que le había distinguido durante cinco discos, desde que rompiese fuegos en ’18 con Untitled (publicado por una label también perucha, Chip Musik Records). Para el nuevo título, Rodrigo Mardones encomienda el sino de su proyecto individual a un formato acústico prácticamente al 100% -algo así como hacerle saltar de ésta a otra realidad posible, sin inmutarse.

Cancionero es un ejercicio de cinco pistas y media hora de duración, que arranca con “Instrumental 1”... ¡¡¡¡a golpe de guitarra electroacústica!!!! Del tema se desprende un cierto olor a folk lo mismo que a la draconiana parquedad de los Low de segunda mitad de los 90s (cf. Songs For A Dead Pilot EP). Lo fi indescifrable en su achoramiento, la turbiedad que exuda el track se extiende hasta su gemelo y cierre de jornada, “Instrumental 2” -más cerca éste de la atractiva impericia pedestre de un Daniel Johnston.

En medio del sándwich, quedan “Gregorio”, “Rumbo Al Sur” y “En Las Ventanas De Mi Mente”. Tres surcos que se pintan tanto más prolijos, pese a estar cercados siempre por un recio/reacio minimalismo que me arriesgaría a calificar de “drónico” -es eso, o la poética sadcore de su lánguido pulseo guitarrero. El color predominante en ellos es el del indie noventero con más que ocasionales accesos lisérgicos (“En Las Ventanas...”). El tempo es similar, como también ese cansino estado de ánimo que a veces nos podía a quienes generacionalmente nos identificábamos con la “X”, cuando los últimos diez años del siglo pasado comenzaron a apagarse; y que copa cada rincón del espíritu de estos surcos.

Interesante que tanto “Gregorio” como “Rumbo Al Sur” sean sendos esfuerzos por enfatizar la importancia/funcionalidad de las letras, atributo que hasta ahora el santiaguino no había cultivado, habida cuenta del perfil previo que el unipersonal esgrimía. En ambos casos, la composición de las líricas es tributaria del estilo de William Burroughs. Con matices: mientras que “Gregorio” se apega más a la técnica del cut-and-paste pletórica en automatismos, “Rumbo Al Sur” literalmente duplica casi cada frase de la letra, lo mismo que la cantidad de rasgueos por compás.

¿Cambio de paradigma? ¿Transustanciación? ¿O travesura en plan de diversión/exploración? Mardones tiene la palabra. Un poco más de filo en la espada, nomás, si es lo primero.

Hákim de Merv

miércoles, 8 de junio de 2022

The Body Of Horror - Music Inspired By The Cinema Of David Cronenberg // The Great Old Ones: Yog-Sothoth

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 1ero de junio del 2022.)

Pese a que durante los 00s las visiones que impelían su poiesis se revistieron de parafernalia que le movió hacia niveles alegóricos antes impensables, hasta Cosmopolis (2012) podía afirmarse que la obra de David Cronenberg seguía en constante evolución. Largometrajes como A Dangerous Method (2011), A History Of Violence (2005) o Eastern Promises (2007) lo mostraban en plena forma -tomándose su tiempo, eso sí, para concretar cada nueva película; a diferencia de los asombrosos promedios editoriales que acreditase en los 80s y en los 90s. Entonces se estrenó Maps To The Stars (2014), drama que apelaba a la sátira sin alcanzar el aprobado que se tenía por inherente al apellido de semejante director. El canadiense debe haber sentido la pegada: de ahí que ocho calendarios medien entre Maps... y su regreso al ecran retomando un viejo proyecto ya tratado en 1970 -Crimes Of The Future anuncia, además, el retorno de Cronenberg en modo Profeta de la Nueva Carne.

De todas formas, el veterano realizador cuenta con una extensa producción que ha sido motivo de diversidad de análisis y acercamientos, así como centro de profunda devoción irradiada más allá del público cinéfilo y/o meramente aficionado -no por las puras, Cronenberg es cuestión aparte en el estudio del séptimo arte. Para más inri, el 4 de marzo Eighth Tower Records lanzó un álbum que guiña precisamente a las superlativas cotas de mutaciones pesadillescas, furiosas crisis existenciales y realidades identitarias relativizadas que hemos enfrentado en Videodrome (1983), eXistenZ (1999), The Brood (1979), Scanners (1981), Naked Lunch (1991) o The Dead Zone (1983). A tal fin, la subsidiaria de la plataforma napolitana Unexplained Sounds hace comparecer en The Body Of Horror - Music Inspired By The Cinema Of David Cronenberg a algunos de los músicos que integran su amplio catálogo -italianos cinco de ellos, mientras que los otros cinco proceden de Estados Unidos (Schloss Tegal), Irán (Dodenskald), España (Kloob) y Suecia (Desiderii Marginis y Jarl).

Contrariamente a lo acaecido con The Beyond - Music Inspired By The Lucio Fulci Death Trilogy (‘21), los aprensivos climas de discordante ominosidad post industrial conjurados por sus participantes dan lugar en The Body Of Horror... a un dark ambient acerado y filoso, que congenia tonificado con la palpitante épica visceral de los films dirigidos por el Barón de la Sangre. Las siniestras atmósferas preñadas de overtones dronizados adquieren una sustancia que se percibe más como horrenda que como terrorífica, cooptando así la esencia del discurso audiovisual del autor. La tríada compuesta por “Morphogenetical Grafts” (Dodenskald), “ConSec” (UNCODIFIED) y “Metaflesh” (Schloss Tegal) es reveladora a este respecto, con esa pulsante y estruendosa desolación que de vez en cuando (r)estalla gracias a nocivas frecuencias disruptoras. Un par de peldaños más abajo se ubican el asistólico latido de “Dr. Benway’s Narcotics Operation” (Sonologyst), el muestreo que de Naked Lunch hace “The Interzone” (Desiderii Marginis), la apertura “A Cognitive Island Of Fake Tumor Implants” (Sigillum S) y la semi-industriosa “House Of Skin” (Mario Lino Stancati).

Los puntos más altos en una jornada de oleadas de ruido esculpido que se comporta como rarefacto: la excelente “Dead Zone Visions” de Jarl y sobre todo la genialidad cronenbergiana de “Cortical Systematics”, responsabilidad del trío binacional Mortar Devotions. Conformado por el dúo itálico Nona Et Decima y por el finés Aleksei Tsernjavski, este trinomio firma una secuenciada pieza horror synth de desapacible compulsión kinésica. Como si el propio filmmaker norteamericano la hubiese pensado y ejecutado -una delicia.

Afirmaba el recientemente fallecido Rafael Llopis, el más importante glosador del que la hiperbólicamente aterradora cosmogonía de Cthulhu ha gozado en lengua castellana, que todo mito atraviesa cinco etapas antes de su ineluctable deceso: horror numinoso, leyenda folklórica, arte fantástico o terrorífico, humorismo y bufonada. Lo que no previó el célebre estudioso español al acuñar esa aseveración fue que el panteón entrevisto en sueños por H.P. Lovecraft -esta “...religión sabida falsa desde un principio...”- iba a regresar de la muerte con vigores renovados y completamente regenerado. Lo corroboran multitud de manifestaciones artísticas en todo el mundo: sonoras, cinematográficas, literarias, plásticas.

A la par del nuevo material concebido como Sonologyst, Raffaele Pezzella -el capo de Unexplained Sounds y Eighth Tower- se saca de la manga este nuevo alias que inequívocamente responde a una inflamada pasión por el venerable visionario usamericano. The Great Old Ones es, en efecto, un tributo declarado a la creación central de Lovecraft: los Grandes Antiguos, ¿dioses infernales?/¿demonios protectores? que fungen de principales animadores en su mitología. El debut ya marca una pauta fundamental concerniente al devenir del acto -cada nuevo trabajo llevará el nombre de uno de los monstruos lovecraftianos, por lo que no sorprenderá escuchar más adelante placas bautizadas con apelativos como Ithaqua, Ubbo-Sathla, Hastur, Azathoth, Cthugga, Ghatanothoa o Shub-Niggurath.

Yog-Sothoth decanta, depura, reconcentra los hallazgos más significativos de los que se han provisto ambas escuderías en el curso de años. Sorteando la tentación de apelar al audioextremismo, The Great Old Ones hace honor a su denominación con doseles acortinados de zumbidos cuyas incesantes ondulaciones se modulan a base de crescendos truncos y súbitos diminuendos. Las ambientaciones que repujan “The Lurker At The Threshold” (colaboración póstuma entre H.P. y August Derleth, el sanpablo de los mitos de Cthulhu), “Your Servants Call Upon You” o “Born From The Nameless Mist” (Magnum Innominandum del cual nace la mayoría de entidades cósmicas lovecraftianas) son estructuradas por precipitaciones de texturas sónicas absortas en una malignidad epatante. Dark ambient minimalista, que prefiere envolverte antes que pecharte, a medio camino entre la composición contemporánea y una drone music de tóxico ritualismo reptante.

Podría ponderar los atonales retazos ¿vocales? de “The Lurker...” (muy pocas veces un título de estos sellos ofrece la posibilidad de identificar la voz humana, la norma no escrita es que se prescinda de ella), los theremines de serie B acuciados por el tenebrismo expansivo de “Your Servants...”, el ruido vaporizado y re-condensado en titilantes estalagmitas cristalinas de “Born From...”. Al filo de la hora, me decido por ungir el mórbidamente subsónico “Beyond Mortal Comprehension” -veinte minutazos en perfecta sintonía con ese horror cósmico, pero sobre todo ciego y sordo, que nos produce todavía aquello que se halla más allá de la comprensión humana, tantas veces aludido/insinuado por el atormentado escritor de Providence. Que Nyarlatothep lo guarde siempre en su ectoplasma.

Hákim de Merv

jueves, 28 de abril de 2022

Mensajes Del Agua: Nuevos Sonidos Desde Perú Vol 1

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 20 de abril del 2022.)

Nueva antología Buh Records, cuyo nombre ya anuncia intenciones de enderezar la mirada hacia aquellos/as sobre quienes recae el futuro de las músicas experimentales en nuestra movida independiente. Inicio con buen pie, que le aparta del sesgo cansino/reiterativo del precedente Territorio Del Eco: Experimentalismos Y Visiones De Lo Ancestral En El Perú (1975-1989). Valga la aclaración, algunos comentarios han incidido en cierta unánime condición bisoña de los/as colaboradores/as. Apreciación algo inexacta: la totalidad de temas no corresponde a debutantes absolutos/as -pero incluso las trayectorias de quienes ostentan cierto kilometraje no exceden el lustro de duración.

Mensajes Del Agua: Nuevos Sonidos Desde Perú Vol 1 arranca aludiendo al líquido que nuestra especie ha catalogado como el solvente universal. Si piensas en la característica más notoria, su dinámica/informe fluidez, como que el panorámico queda en debe. Es en las propiedades menos evidentes -veloz propagación del sonido, alta absorción del calor, elevada tensión superficial- que se revela adecuado el guiño del título. De entrecortada circulación, el tape resiste con porfía digna de elogio la tentación de asimilar la abrasión textural del ruidismo, si bien se vale de su yuxtapuesta/acumulativa dialéctica.

La cinta despliega el lado A y despide el lado B con dos alias reconocibles del underground perucho: Mauricio Moquillaza y la hiperprolífica artista escudada tras el seudónimo de Grave For Amanda. El primero trabaja delicadas piezas de melancólico ambient modular, mientras que la segunda despacha por igual -también usando los noms de guerre de Ojeras De Damita y Everynell- apacibles suites de melodioso post rock y compactas ráfagas de reluciente ambient glacial. Uno y otra refrendan background en las respectivas “Carácter Transitorio” y “Grounds Of Negligence”, así como avisan acerca de la naturaleza unitaria de cada proyecto que estampa su firma en la presente jornada.

Como advertía en el primer párrafo, aquí escuchamos por igual a debutantes relativos/as y a pesos wélter camino de convertirse en medio. Entre los/as primeros/as se encuentran Isabel Otoya (“Ansiedad, Futurismo & Incertidumbre”, atonal ventisca non-sense de factura compositiva contemporánea), Michael Magán (“Quick-A” emula las agudas vibraciones que emitiría una imposible capa de cristal en permanente ondulación), #DMTh5 (la inclemente desolación post rock de “En Honor A Los Caídos” es sólo visitada por vientos sobre los que cabalgan fantasmales psicofonías del ayer), Lucía Beaumont (extirpándole la furia, la breve “Escondite” se inspira en la primera etapa de Einstürzende Neubauten para retratar el mugido del simún percutiendo sobre diversas superficies) y Vered Engelhard. Este último merece un comentario aparte, por ser “Dirty River” el episodio de Mensajes... cuyas grabaciones de campo utilizadas dejan por fin escuchar la voz del agua -aunque tampoco logra permearse de su armonioso discurrir. El número acaba siendo jaloneado por ¿quenas?/¿pincullos?, mientras el trueno brama en el fondo.

Entre quienes acreditan un mayor recorrido se cuentan el propio Moquillaza, Ayver (“Reconciliación Con La Vida”, muy en el estilo neoclásico/electroacústico a lo 4AD ‘80-‘87 de José Luis Arango), la antedicha Grave For Amanda, Vrianch (el de Víctor Chang es el acto más curtido, como lo prueba la estética polimorfa de su output electrónico, que en “Brief, Cruel And Anonymous” emite una leve iridiscencia bliss) y S O A R E R. Este último me ha llamado la atención por introducir en mi vocabulario dos nuevos términos: “phaserwave” y “slushwave”. Esos microgéneros no son exactas derivaciones del vaporwave, pero sí provienen del mismo nicho -las comunidades online de músicos de dormitorio, productores virtuales y melómanos. “Causa Y Efecto” es esencialmente un asalto dreampunk que, pese a desentenderse de las programaciones percusivas, no prescinde de la rítmica. Lo suyo es un ambient de veleidosos medios tiempos aupado por multitud de plugins VST y phasers.

Artefacto concebido como parte de una serie producida para la nueva plataforma Centro Del Sonido, Mensajes Del Agua: Nuevos Sonidos Desde Perú Vol 1 también testimonia el quehacer artístico-sonoro producido fuera de Lima (Huancayo, Cajamarca, Piura, incluso New York). Igualmente, el cassette visibiliza el papel protagónico de nuestras creadoras, antes ignorado. Ojalá iniciativas idénticas, promotoras de la participación igualitaria y de la descentralización geográfica, se sucedan pronto en mayor cantidad.

Hákim de Merv 

miércoles, 23 de febrero de 2022

Hauntology In UK // Anthology Of Experimental Music From Japan

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 16 de febrero del 2022.)

Pegan primero en lo que va del 2022 la napolitana Unexplained Sounds y su subsidiaria Eighth Tower Records -con dos compilaciones de músicas acrisoladas entre las atmósferas de inextricables gofrados y la invencible pertinacia de los drones, entre la pétrea pesadez del industrial y la galvánica incandescencia del Ruido, entre el ambient dark diseminado a través de los circuitos independientes del planeta y el avant garde electrónico que todavía sobrevive/resiste gentrificado en las periferias del pop contemporáneo. Interesantes ambos, si bien por motivos distintos.

Empiezo por Hauntology In UK, que brota el 7 de enero desde las fauces de la intoxicante Eighth Tower Records. Dada la considerable largueza del prontuario que maneja la label, colmado además de tétricas exploraciones fundamentadas en la música concreta de mediados de la pasada centuria, el título del CD induce a pensar en una casuística de sortilegios/encantamientos relativa a las costas británicas. “Hauntology” es, sin embargo, una estética de los 00s que recupera el ruralismo medieval anglosajón; orlándole de ribetes mistéricos. Partiendo del vocablo que acuñó el filósofo francés Jacques Derrida en Los Espectros De Marx: El Estado De La Deuda, El Trabajo Del Duelo Y La Nueva Internacional (1993), y que sintetiza lo que el post marxismo entiende como la tendencia de las ideas de Karl Marx a acechar/perseguir a la sociedad occidental desde más allá de la tumba, la música “hauntológica” fue desarrollada por individualistas ingleses de la talla de Philip Jeck, The Caretaker, Advisory Circle, Burial o William Basinski (usamericano este último).

No es Hauntology In UK un documento que participe de las extensiones pantagruélicas que suele ofrecer ETR. Mas, aunque apenas si rebasa la cincuentena de minutos, ninguno de éstos tiene desperdicio. Menudean las modulaciones de aura espectral o fantasmagórica, asociadas a enigmáticos arcanos de bosques incógnitos/de sagrarios abandonados. Igualmente la improvisación drónica, los siseantes tapices tonales que envolvían los rituales de magia pagana, los enrarecidos timbres idolátricos que preceden a entidades siniestras y aviesas -las malignas campanillas plateadas de la dilatada “Mavisbank” (Michael Bonaventure) recuerdan de hecho los planos finales de la extraordinaria The Witch (2015).

Oscuro sin ser escabroso (“Illusions Of A Recent Past” de Rapoon y Sonologyst, este último el chaplín de Raffaele Pezzella, responsable tanto de US como de ETR), oscuro y escabroso (“After Dark”, a cargo de Pascal Savy), una estigmatización preternatural recorre gran parte del esférico, como en “A Slow Cancellation” y “A Failure Of Absence” (canales ambos de Howlround). No es esa impronta, empero, una constante; sino una variable. La apertura “Ghosts Of My Life” (guiño al homónimo libro de Mark Fisher), también de Rapoon & Sonologyst, supone un inicio muy acogedor, mullido y delicado -casi bliss pop, excepto por sus tres últimos minutos. “Utopia Mist” de Grey Frequency es una suerte de punto zen para el disco, en donde todos los matices se equilibran gracias a su iterativa estructuración y a sus teclados kitsch. Y el inequívoco latido tribal de “The Grail Carol”, de Dead Space Chamber Music, remite instantáneamente a lo que hasta nosotros ha llegado de antigua música celta -el único episodio de HIUK que no carece de voz.

Usar la palabra “gentrificación” al inicio de esta doble reseña no fue gratuito en absoluto. Incluso podría afirmarse que el concepto mismo puede haber nacido a raíz del ocaso de las vanguardias finiseculares en el Arte. Al interior del pop contemporáneo, un movimiento vanguardista cuyo leitmotiv es el Ruido, que ya lleva tres décadas a cuestas sin evolucionar; es el ejemplo perfecto de una mecánica gentrificada. Tendría que desterrarse de inmediato el uso del término “vanguardia” para sustituirle por otro menos pretencioso o abarcante.

Cuando menos desde mediados de los 80s, Japón acredita la existencia de una prominente escena ruidista que ha conocido múltiples encarnaciones -del punk marciano de los Boredoms y el grind kamikaze de Senseless Apocalypse y Unholy Grave, al ruido blanco de Merzbow y (KK) Null, pasando por la no wave de gente como Zeitlich Vergelter, High Rise y Ruins, y el legado de francotiradores inclasificables como Incapacitans, Hijokaidan, Yamazaki Maso, Yamantaka Eye o Keiji Haino. Existe, ergo, un espejo en el que pueden ser confrontados los músicos involucrados en Anthology Of Experimental Music From Japan (4 de febrero); nuevo título de la serie que Unexplained Sounds consagra a los proyectos de experimentación sonora de literalmente todo el orbe.

En ausencia de la tradición invocada, el artefacto merecería cuatro pulgares arriba. Considerándola, AOEMFJ tampoco puntúa mal, pero me esperaba brutales y apabullantes performances de noise en mayor cantidad de las que finalmente han sido antologadas. Éstas llegan a tres, de un total de catorce: “Tomy-Robo” de Kasuya Ishigami, “Drops In Tokyo” de Fuguli y la onomatopéyica “8” de Farabi Toshiyuki Suzuki (vidrios, globos, flautas atonales, gorjeos).

Del resto, podría afirmar que guarda un cierto parecido con lo que el feroz accionar de los ruidistas ponjas más bravos ha plasmado en varias jornadas inmortalizadas. Ese parecido, no obstante, tiende a hacerse remoto. La potencia decibélica registrada por viñetas como “Carmin-Aiso” de la violinista Hoshiko Yamane (a) Tukico (integrante de la última etapa de Tangerine Dream, posterior al deceso de Edgar Froese), “AMB-0.1 Saturn” de Mosquito (que jazzea en su epílogo), “Metsu “ de Lynne o “Glitchy Geza” de Yuko Araki (tambores ceremoniales incluidos); es sensiblemente menor a la que en su día conjurasen Juntaro Yamanouchi (The Gerogerigegege) o Masahiko Ohno (Solmania). Los furibundos latigazos de éstos y otros predecesores se echan de menos asimismo en composiciones como “Climate” de Masayuki Imanishi o “Anma 按摩” de Minamiryohei (ininterrumpida salva de sampleos imbricada por un sobrio eje de dulce ruido celeste).

Pese a que la rodaja tiene otros surcos cuya afinidad con el Ruido deviene en más evidente, no por ello se hallan éstos más cerca de sus ‘ancestros’. El Ruido los acuna y mece, sin poseerlos. Se trata de temas que resguardan un sonido descontracturante, apacible. No es improbable trazar un paralelo entre “Sink” de Ryo Murakami, “Going Round And Round” de Contagious Orgasm o el austero “Access” de Kenji Ikegami; y el bliss pop occidental. Por desgracia, ello acaso implica más sal en la herida de un volumen que por definición debería forzar los límites de la experimentación audioextremista, y sólo alcanza a recrear códigos sonoros que de experimentales no tienen sino el pasado. Así estamos.

Hákim de Merv

jueves, 3 de febrero de 2022

La Terminal: Acuérdate Que Morirás // Ayver: Ayver // Earthwomb: Becoming Immanence EP // Territorio Del Eco: Experimentalismos Y Visiones De Lo Ancestral En El Perú (1975​-​1989)

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 26 de enero del 2022.)

LOS DISCOS PERUANOS DEL 2021 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (I)

Desde que comentase su epónima puesta de largo hace casi un lustro, he sabido de nuevas tan esporádicas como contradictorias concernientes a los arequipeños de La Terminal. Nada más publicar la reseña, de hecho, José María Málaga -segunda guitarra y voz- anunciaba la disolución del cuarteto. Si ésta se llegó a concretar, no duraría mucho, porque -bien como banda, bien como asunto del mayor de los Málaga- La Terminal continuó apareciendo en el scroll de las news feeds. A la muerte de un obispo, eso sí, presentando algún desamparado sencillo virtual o anunciando su colaboración en uno que otro compi (o eso creo recordar).

Hacia la veintena de octubre último, ese bastión trujillano del ruido corajudo, barriobajero y guapo que es Rip Off Records rescató una de las primeras maquetas del grupo. Nunca editada a escala masiva (lo mismo que Mala Práctica, demo del 2008 que completa el legado “prehistórico” del combo), Acuérdate Que Morirás ha sido recuperada por la escudería norteña en el hoy revalorado soporte del cassette. Perdió en el camino fragmentos de su nombre -Acuérdate De Que Morirás (2007-2014), se le denominó inicialmente-, pero ganó a cambio casi una cara completa de material inédito (o, en todo caso, rascuachamente difundido).

La versión 2021 de Acuérdate... respeta escrupulosamente el track list original, destinando cuatro de sus cinco números al lado A. El quinto y último de la primera edición, “Besando El Suelo”, encabeza el lado B seguido de una pista en la que se han encajado tomas en vivo de “17 Golpes”, de “Estar Peor” y de la que sospecho es la forma primordial de “Mientes”. Remata el side “La Fresa”, registro del 2007 en el que meten mano Málaga, Luis Cueto y Raúl Guzmán. De ellos, es Cueto quien no participaría en el debut oficial.

El valor de Acuérdate Que Morirás, que ya se percibía en su primer alumbramiento, es el de mostrarnos cómo lucía el repertorio de La Terminal en crudo -y, por supuesto, cómo sonaban los mistianos en estado “puro”. Esto es, sin Camilo Uriarte ni José Javier Castro tras la consola del estudio. Que La Terminal (2017) fue un opus de rock concebido en el corazón del Ruido no es un secreto para nadie que lo haya audicionado. Es con Acuérdate... que llegabas a ser consciente de cuánto de ese ruido delirante y audiotóxico tuvo que ser encausado y mitigado/cercenado para que pudiera brillar su pathos a través de encarnaciones algo menos informes -noise rock usamericano de los 80s (“Los Surfistas Nazis Católicos Deben Morir”), grunge (“NonXime”), rock alternativo (“17 Golpes”), tal vez punkgaze...

Consciente de ello, y de que no todo el impulso creativo primario de los rojinegros se codificaba siempre en raspantes (des)acoples y distorsiones mil. Ahí están “Besando El Suelo” o “La Fresa” para atestiguarlo.

Encantadora sorpresa la de José Luis Arango a.k.a. Ayver. Al caballero no lo conozco de ningún lado, así que empiezo lo que se dice tarde con quien ha venido labrándose una cumplidora reputación como músico desde agosto del ’19, cuando se estrenó gracias a su mini-LP Firmament. Última de sus entregas a la fecha, en Ayver (2021) muestra el proyecto un elevadísimo nivel de composición y ejecución. Pese a no haber tenido la oportunidad de escucharle anteriormente, pues, se me hace razonable suponer que dicho nivel es fruto de una evolución acaecida a través de dos mini-álbums y dos largos.

Moneda de cambio harto difundida en las músicas nacidas con posterioridad a 1977, Arango parece regirse por ese principio estético (y vital) que consiste en dosificar lo que se tiene para usarlo con sabiduría. Ello le mueve, ignoro si por vez primera, a hacer de su homónimo paso menos un disco que una gigantesca suite de doce movimientos que frisa los 2/3 de hora. Los temas en Ayver figuran todos entrelazados, y esa continuidad no sólo les hermana, sino que además tiende a asemejarles. Segmentos como “Towards The Uncanny Shores”, “Imaginary Friends (Reunion)” o “Spherical Abstraction In Progress” fluyen siempre orlados por vívidos y emotivamente solemnes arreglos de preciosismo y paisajismo sonoros, como pocas veces se han oído en la escena local -un plus que el limeño no resigna ni siquiera en sus momentos de mayor contundencia percusiva, como el colofón “Yenifrontiers” (que flirtea a la distancia con la indietrónica) o la sutil programación que asoma en la segunda mitad de “Newpocity”.

Me desconcierta algo el empleo que el propio músico hace de ciertas etiquetas en su BandCamp. Quizá el dark ambient o la experimentación tengan cabida en otros episodios de su discografía (episodios que acometeré con prontitud). No aquí. Tampoco la propuesta artística de Ayver empata con el post rock, como sí con un ambient de ascendencia neoclásica. La artesanía de sus cuerdas es abundante en toda la placa: desde el piano, con el que Arango se ha compenetrado mucho (“Glow Metamorphosis”, “Mellifluousleep”), hasta el violín (“Heaven Abscene”, “Essence Of Ayver”). Esa generosidad, sumada a los ocasionales efectos acuosos de sonido -el arroyo que discurre entre “Restored Consciousness” y “Glow...”, el mar en la crepuscular “The Souvenirs Of Enma”-, se traduce en cinemáticos soundscapes de nostálgico/melancólico talante.

Emocionante hallazgo, que mana evocación y resiliencia por todos sus flancos. Inevitable compararle con lo que hiciera en su última etapa el colectivo This Mortal Coil (cf. Blood, 1991), pero también con el recordado dueto noruego Secret Garden.

Destacar un surco por encima de los otros no me parece justo, así que recomiendo la escucha del álbum completo vía BandCamp -o mejor aún, su adquisición física.

Emergiendo del fondo de ese bullente agujero negro que es en todas partes la escena metalera independiente, propina su primer zarpazo una agrupación capitalina relativamente nueva. Fundada hace unos cuatro años, Earthwomb, terna compuesta por los guitarristas Eduardo Yalán y Pedro Zamalloa (encargado este último de mezcla y masterización), así como por el vocalista Giancarlo Melgar; dispara en octubre pasado el pistoletazo de salida Becoming Immanence EP. 31 minutos y monedas enmarcados con el inconfundible mazazo opresivo y oscuro del black metal atmosférico que restallase a inicios de los 90s -y que, a diferencia de su precursor ochentero, integra el manejo de teclados, sintetizadores y secuenciadores según corresponda.

Apertura el extended “Cosmic Revelation”, planteando sin atosigar lo que se escuchará de allí en más. Pétreo, titánico, ominoso; el instrumental anuncia tempos y contornos épicos, tras los que se parapetan ambientaciones glaciares constantemente quebradas por los agudos/rasgados chillidos de Melgar. Y si bien las guitarras pueden hacer gala de agilidad o desplazarse cachazudas, dependiendo del timing, nunca abandonan la crispante densidad del género metálico. En efecto, de “Fractal Phenomenon” -cuya versión demo se diera a conocer en abril del ’19- a la postrer “Vital Flux”, el pugnaz murallón de azorante ruido no concede tregua, salvo quizá en el breve interludio de tenso reposo que ofrece en su ecuador “Trespassing The Paragons Of Consciousness” (otro instrumental), o en las notas finales al piano de “...Flux”.

¿El resto? Queda ya dicho: una sucesión de sacrílegas sonatas fúnebres que van del desaliento y la desolación más negros a la exaltación y a la efervescencia más vehementes; con apenas lo justo para el brochazo melódico que confiere a tracks como “Walkscapes” o “The Gathering” ribetes de gestas legendarias.

Palmas para el díptico que arman “Ulterior Revelation” y “Vital Flux”. El primero funciona como reptante crescendo para que el segundo explote en toda su extrema oscuridad y cósmica locura. El cierre perfecto de un volumen trabajado a consciencia, cuyas letras -créditos para Yalán y Melgar- se inscriben en la mejor tradición pagana/anticristiana de sus pa(d)res escandinavos. El tenebrismo de Wolves In The Throne Room, Burzum, Evilfeast y Summoning puede darse por satisfecho con la fresca cosecha que su maligna semilla ha propiciado en meridión: aquí están los jóvenes (turcos).

Douglas Tarnawiecki, Luis David Aguilar, Arturo Ruiz Del Pozo, Manongo Mujica, Julio “Chocolate” Algendones, Miguel Flores... ¿Qué tienen todos ellos en común? Lo más evidente es su proveniencia de inciertos circuitos sónicos concebidos tanto a la periferia del jazz y de músicas similares, como erigidos alrededor de determinadas teorizaciones propugnadas por el accionismo avant garde de mediados del siglo XX. Algunos de estos músicos se han conocido en décadas pasadas, y se ha dado el caso de haber colaborado entre ellos. No tomaron nunca, sin embargo, parte en ninguna escena articulada en torno a figuras señeras o a manifiestos culturales. La mendicidad que antaño padecía una escena pop tercermundista como la peruana hacía imposible siquiera contemplar la posibilidad.

Todos ellos, junto a Corina Bartra y a Omar Aramayo, han sido considerados en Territorio Del Eco: Experimentalismos Y Visiones De Lo Ancestral En El Perú (1975-1989). La rodaja pasa a engrosar en agosto del ’21 el catálogo de la línea de lanzamientos ‘Essential Sounds Collection’ que desde hace ya varios años cura Buh Records tenazmente. Diría que incluso de manera pertinaz -con la excepción de Aramayo y Bartra, el resto ya ha visto material propio editado por la misma disquera, lo que empieza a hacer un poquito quáker la insistente reiteración.

Tal cual apunta el subtítulo, este artefacto documenta la creatividad de los/as mencionados/as durante el período ‘75-‘89, un lapso de tiempo especialmente complicado en nuestra reciente historia nacional. El punto focal de convergencia para estas piezas repescadas es su diversa/múltiple aproximación hacia las distintas vetas del acervo autóctono peruano. Así, se postulan revitalizaciones de las tradiciones amazónicas, altoandinas y afroperuana; incorporando instrumentos vernaculares característicos de cada una. En el caso de las primeras, no pueden estar mejor representadas que por la tríada de inicio: “Nocturno” de Aramayo, “Invocación” de Mujica y “Jungle” de Bartra.

En lo tocante a la fusión afroperuana, sólo podemos contar el sabroso “Eleegua” de Algendones. Y refiriéndonos a los registros de filiación altoandina, figuran “La Tarkeada” de Aguilar (bautizada así debido al rol estelar de la tarka, flauta de seis orificios frontales y uno adicional en la zona inferior) y un resultón/fintero “Bosques Girando Al Ritmo Del Sol” (Espíritus, seudónimo de Tarnawiecki). Un poco más de méritos hacen el urbanita surrealismo jazzy de “Indio En La Ciudad” y el peculiar visionado caótico que el espacio citadino filtra a los vientos de “Llegué A Lima Al Atardecer”, visionado impuesto al migrante recién llegado. El detalle es que ambos cortes son protagonizados por Miguel Flores -a título personal el primero, como miembro de Ave Acústica el segundo. Ello me remite de nuevo al rollo de estar insistiendo constantemente con los mismos apellidos.

Y no sólo eso. Más allá de su valor arqueológico y testimonial, el menú de Territorio Del Eco... tiene muy poco que resaltar per se. Novedades respecto a lo que anteriormente la disquera ha rescatado, apenas. Quizá lo de Bartra (devenida con los años en cantante de jazz afroperuano que para las últimas elecciones presidenciales decidió apoyar la candidatura de la mendaz primogénita de los Fujimori), de todas maneras lo de Algendones, y de cabeza lo de Mujica -al lado de Paracas Ritual (2020), en comandita con el noruego Terje Evensen, lo más rescatable de un músico excesivamente inflado para mi gusto.

Hákim de Merv

domingo, 13 de diciembre de 2020

When The Music Is Hotter Than Girls I Am The Kosmos

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 23 de septiembre del 2020.)

Fecha consuetudinaria en que el mundo andino conmemora anualmente el Inti Raymi, se eligió el pasado 24 de junio para subir a la respectiva cuenta BandCamp When The Music Is Hotter Than Girls I Am The Kosmos, desaforada recopilación con que SuperSpace Records celebra las cien primeras referencias de su catálogo. Logro a encomiar por donde se le juzgue, al tratarse de una label autogestionada con el ojo (casi siempre) puesto en las músicas que crecen en lo que aún puede considerarse los extramuros del pop contemporáneo, sean éstas de procedencia nacional o extranjera. 

Para festejar como se debe, Wilder Gonzales Agreda -solitario gestor del sello y músico/no-músico vanguardista enfrascado más de 25 almanaques en tenaz labor francotiradora- ha hecho acopio de cuarenta tracks. A través de este corpus, repasamos la historia de la escudería fundada en el 2003; tanto en sus capítulos más recónditos -los ígneos panorámicos Colorea Tu Alma (2007), Las Estrellas Están Tan Lejos... (2004) y Caminando Sobre Nubes (2006), el split La Vida Futura (de Leni Vor y The Electric Butterflies, 2005) o el 4-Way CD Izados (2006); entre otros- como en sus jornadas más ruidosamente memorables. Estas últimas, justo es puntualizarlo, no son escasas: Tutamanta (2018) de Brageiki Vega, Scala Mega Hertz (2016) del propio Gonzales Agreda, Amarillo EP (2016) de Kyleran, Indiferente (2007) de Pastizal, el muestrario colectivo Fósiles De Futuros Lejanos (2015), Na (2016) de Ishishcha...

No queda en When The Music..., pues, lugar para material inédito. Tampoco hay razón para echarlo en falta. La extensión de esta suerte de box set divisible en cuatro rodajas es tan enorme, que difícilmente el escucha promedio estará familiarizado con cada uno de los temas que le componen. Cien lanzamientos no es moco de pavo, ni siquiera para quienes seguimos de cerca las correrías de la plataforma norconeña -que en este complicado 2020 se ha mantenido más que activa, editando proyectos peruchos de reciente data (DRX, Habø) y actos foráneos de cierto kilometraje (el moscovita Mon, la penquista Lía Nadja, el donostiarra Pablo Casares). Sin coercer la libertad de cada quien de concordar o disentir sobre la disposición de las pistas, y su consecuente fluidez (o falta de ella), la selección de Gonzales Agreda ilustra el universo de variables estéticas fatigadas en el curso de diecisiete años; con la fortaleza de voluntad que cultiva sólo quien ama verdaderamente la Música y los principios que ve reflejarse en ella. 

Arte sonoro experimental que, empachado de neopsicodelia (Pastizal, New Lands, Leche Plus), se purga invocando a Suicide (DRX). Indie eclipsado de post punk (Post Galazer) que se metamorfosea en electrónico autismo dance (Julio Cafarena). Shoegazing a pasos de convertirse en bliss pop (Fractal), evaporado ante el atropello de beats en clave Detroit techno (Kyleran). Post rock vernáculo (Brageiki, Ishishcha), cuyas hélices le impelen hacia el minimalismo glitch (Juan Araneda). Digitalismo aislacionista (WGA) derivado de etéreo lo fi (Jay Rivers)... El compendio araña las cuatro horas de duración sin agotar ni las posibilidades tonales ni los invitados de lujo: Orange Cake Mix, Antártika (o el desaparecido Cocó Ciëlo versioneando el “Pale Blue Eyes” de Lou Reed), Colortone Library, Avrocar, The Failed Nasa Experiment...

Con el arribo al centenar de títulos, los pistones no han dejado de golpear en la factoría de SuperSpace Records. Agrupando en torno suyo a un importante sector de las huestes de avanzada en la escena independiente nacional, todas ellas herederas de las lecciones que impartiese Crisálida Sónica en los 90s, la discográfica mantiene izadas las velas. Ya han visto la luz tras When The Music... los nuevos esféricos de Isocaos y de Paruro, así como el debut en regla de Norvasc, y se anuncia la salida de otros discos en el tramo final del año. Pese al esfuerzo del camino recorrido y a la satisfacción del trabajo realizado -imposible negar que, en conjunto, la nómina ha ofrendado elementos identitarios a la fisionomía del pop contemporáneo nacional que se mueve allende el espurio mainstream peruano-, todavía queda mucho por hacer. Laudos.

Hákim de Merv