Éste debe contarse
entre los calendarios más prolíficos para la mancuerna formada por la
discográfica itálica Unexplained Sounds y su anexo Eighth Tower Records.
Algunos de los títulos pertenecientes a esta cosecha ya han sido repasados en este espacio, pero el rush editorial llega tan sostenido al último tramo del año,
que me siento conminado a revisar por lo menos uno de los más recientes volúmenes
a los que el sello ha dado luz verde. Entre inusuales e inopinadas exquisiteces
como Balkan Experimental Survey - Post Industrial Culture Series o Anthology Of Electroacoustic Lebanese Music, escojo para ello la compilación ElectroFrameWork.
Doble CD en formato
físico, la obra destaca por el pronunciado acento que pone en la tecnología. No
es que en anteriores compilaciones se le minimizase ni mucho menos, pero aquí
su papel adquiere una irisada relevancia protagónica, las más de las oportunidades
por encima de los temas mismos. Un tsunami de aguzados sintetizadores y
eruptivos modulators preside la concepción de piezas que pueden llegar a ser
muy distintas entre sí -cf. el ambient ritualista de “Cappella”, de Giovanni
Verga, con el pavoroso noise industrial de “Collapsing Circuits” que firma
Stefan Schmidt.
En concordancia con
el ejemplo del párrafo previo, los contrastes menudean durante las más de dos
horas de tensa neurosis sónica con que ElectroFrameWork
vapulea a quien merodea sus lindes sin estar al tanto. En una esquina, el
futurismo post-urbano (¿también post-humano?) de “Dahomey Kingdom”
(Sonologyst), el drone experimental de “Pesto Solo” (d E), las hirsutas
texturas asincrónicas de “Discord” (Thomas Grezenbach), el incómodo cachetadón
ambient de “Ausstrahlung” (Giorgio Sancristoforo) y la desolación que produce
el oscuro jazz tribal de “Perturbation 2” (Immara). En la otra esquina, la
repujada nocturnidad de “Moon Faced Buddha” (Cupis, saxo incluido), la solemne
distensión cuasi-lúdica de “Open Set 1” (Daniel Barbiero + Ken Moore + Dave
Vosh), el carrusel para sombras chinescas de “Oiseau Dans L’Espace” (Diego
Arcadio), el monstruoso post-clasicismo contemporáneo de “Untitled III” (Yixuan
Shao & Fahmi Mursyid), y los insólitos trazos melódicos de “Wave” (Lucia
Caiazza).
En el más extremo
de los casos alejándose apenas algunos metros del dark ambient identitario de
ambas escuderías, con ElectroFrameWork
Raffaele Pezzella persiste en el intento de hacer de su propuesta sonora una de
las parcelas más autárquicas, agrestes e impresionantes de la escena
underground en el contexto electrónico contemporáneo. Hasta ahora, en ese
empeño le acompaña el éxito.
Si no en la edición
física, por lo menos en BandCamp el corolario es un video: “6EQUJ5-11-1
(Gandahar Remix)”, de ATM.
También habitante
del dark ambient, pero en una dirección completamente distinta, el acto ProtoU despacha
su segundo LP en lo que va del 2018. Con Echoes Of The Future se baja el telón a la trilogía que iniciase Khmaoch (octubre del 2016) y prosiguiese
el ya reseñado aquí The Edge Of Architecture (febrero).
Enigmáticas y
vastas superficies pétreas de una antigüedad opresiva, pero
rodeadas/intervenidas por tecnología futurista, se materializan en muchas de
las imágenes que el proyecto de Sasha Cats sugiere a través de sus
composiciones. La individualista ensaya en Echoes...
con multitud de infinitesimales capas de sonido, entretejidas para su consumo
aural/visual, moldeando un electrónico ambient crepuscular que no demora en astillarse
en dimensiones varias, acicateado por una epatante recurrencia al drone.
Hay en Echoes..., además, un mosaico de invisibles
contrapuntos cromáticos; que no obstante responde a un rango/rasgo emotivo
definido varios discos atrás: soledad, desesperanza, resignación... A algunas
de estas emociones aludí en el precedente comentario de The Edge..., con la diferencia de que en el reciente largo se les
imprime un nuevo tratamiento. Ciñéndose a una economía de medios fosca y
opiácea, no disruptiva, la ucraniana dirige las pulsaciones de los canales hacia
perennes estados de languidez; igualando su ritmo cardíaco al de una profunda
onda sonora estática. Es bastante probable que ello obedezca al concepto detrás
del esférico: explica Cats que, mientras Khmaoch
era un viaje hacia las raíces mismas de la civilización humana, y The Edge Of The Architecture especulaba
sobre el futuro a mediano plazo de nuestra era; Echoes Of The Future dirige su mirada hacia los últimos pasos de la
Humanidad sobre la Tierra, antes de abandonarla. El arte de la portada
corrobora, con sus colores arena que van desde el ocre más oscuro hasta el
amarillo solar, ese imaginario.
¿Sí? ¿No? Decídelo
tú mismo/a, mientras escuchas arder el vacío.
Remata esta terna
de lanzamientos firmados por músicos del Viejo Mundo un dúo proveniente de
Dinamarca, de donde hace poco llegase la buena nueva de Catch The Breeze. Se
trata de Me & Munich, binomio de Aarhus, ciudad ubicada en la península de
Jutlandia y la segunda más grande del país.
Exceptuando el antecedente
de Ear & Dark, experiencia consignada entre los pergaminos del grupo y de
la que no he encontrado nada en Internet, M&M es la segunda vida de
Shocking White. Fue éste un trío nacido en el seno de la escena underground
danesa, formado por Jan Petersen (guitarra, voz), Rune Randlev (bajo) y Marco Bøgehøj
(batería). En activo desde el 2009, SW llegó a acuñar cuatro albums: los tres
primeros fueron publicados por su propio sello, Fat Phone Records, a la vieja
usanza del DIY punk. Sólo el último de éstos, Reptilize You (marzo del 2015), puede encontrarse online; ya que It’s A Sick World... But I Like It
(2010) y Piece Of Ache (2012) fueron
prensados en vinilo. En cuanto al postrer Ghosting
(Tapetown Records, 2017), las referencias en la Red señalan que supuso cierta
involución estilística -suena más cerca del punk y la no wave que el Reptilize..., que es bien post punk y
noise rock-, mas no artística.
Para inicios del
2018, el combo redefine alineación (Petersen y Bøgehøj), norte (noise en
adelante) y nombre. Me & Munich profesa en el auroral Knives Of The Sun EP la misma devoción de bandas que hicieron de la
retroalimentación su bandera: Pixies, Hüsker Dü, Sonic Youth... Las canciones
del extended son en esencia efectivos ejercicios de naturaleza pop/rock, recubiertos
de una convulsa capa de ruido eléctrico y distorsionado, lo bastante crispante y
asentada como para llamar la atención de ScreamLite Records (la label que les
ha editado en Inglaterra).
La ascendencia
noise rock 80s, ésa que inaugurase The Jesus And Mary Chain, es innegable.
También lo es la impronta de los caminos que esa correntada de distorsión
siguió hasta la aparición del fundacional Isn’t
Anything (1988) de My Bloody Valentine. Lo que no está claro es si Me &
Munich también bebe del shoegazing. En los cinco surcos del EP, éste se hace
tangible únicamente a través de interludios fugaces -de los cuales, la mayoría
se condensa en el track homónimo. Los demás se hallan muy dispersos entre sí. Ergo,
es el ruido como “agente contaminante”, y no como “posibilidad de expresión
artística”; el que por ahora signa el destino del dueto.
Un inicio mesurado,
para una incipiente trayectoria que quizá luego surque otros mares.
Hákim de Merv