(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 21 de febrero del 2018.)
Siete lustros dejó
caer el árbol del Tiempo desde que se estrenase Domestic Sampler UMYU (1982) hasta su relanzamiento de ley en
formato digital (2017). La ocasión la celebré en estos bytes hace varias
semanas atrás: no era para menos, tratándose de uno de los primeros muestrarios
colectivos -sino el fundacional- de esa escena de Barcelona que entre mediados
de los 70s y fines de los 80s se ganase a pulso aquello de “el lado B de la
movida española” (como en el resto del mundo se conoció a la movida madrileña
ochentera y vecinas). Aquella vez prometí revisar en el futuro otro disco que, editado
el año pasado, hacía otro tanto y complementaba admirablemente al Domestic...
Hoy cumplo con la
palabra empeñada. Acaso acicateada por el fantástico título La Ciudad Secreta: Sonidos Experimentales En
La Barcelona Pre-Olímpica (1971-1991) (2013), libro y testimonial disco
triple del que también hablé aquí, la discográfica Domestica Records publicó en
mayo pasado Abstracte (Barcelona Avantgarde & Industrial 1981-1986). La recopilación corona un proyecto
de cuatro años que, al estar centrado en un período mucho más corto que el de La Ciudad Secreta... y sumergido en el
espíritu de un solo decenio, examina muy de cerca a los estetas catalanes cuya
obra se difundiese en los circuitos más alejados y ajenos al mainstream durante
ese mítico par de lustros.
Si histórica y justificadamente
Barcelona se ha ganado el apelativo que le dispensa el libro-tríptico de Jaime
Gonzalo, con mucha mayor razón se puede hablar de una “revolución secreta”,
llevada a cabo por sus principales experimentadores sonoros de genealogía pop. Abstracte... echa más luces sobre esos
días en que francotiradores y precursores como New Buildings, Metakrilato®,
Autoplex e Idee Du Femelle; convergieron desde múltiples trincheras para dar
forma a una delirante e inusitada ola contracultural de renovación del lenguaje
pop. En las exactas antípodas de la accesibilidad comercial, estos grupos
reflejan un sistema de pensamiento coherente que rechazó por principio toda
injerencia de las majors, al haber sido fundado en el impulso
libertario-creativo que debe presidir las artes -desde siempre, rasgo distintivo
de las culturas que en cualquier época han emergido de la antigua Barna.
Del post punk más
vanguardista (Klamm) a la electrónica más oscura (Anton Ignorant), del dark
dislocado (Ultratruita) a una mezcla exótica de ¿jazz? y ¿proto-industrial?
(Víctor Nubla), del synth socarrón (Autoplex) al solemne (Terminal)... Cual sea
el código seleccionado, siempre ha sido éste subvertido a los dictados de la
experimentación sónica -en sí misma, toda una lección estética y ética de
autogestión e independencia, originalidad y economía de medios, riesgo y
autenticidad. El resultado es un artefacto redondo; que, felizmente, Domestica
Records ha colgado en BandCamp para su libre escucha (la edición en formato LP quedó
limitada a copias que ya obran en las manos de 500 beneficiados por los hados).
También en el 2017,
pero en noviembre, la label barcelonesa NØVAK encajó una sustanciosa compilación
-sólo que ésta enfocada en las huestes catalanas de nuestros días, adheridas por
añadidura a la estética industrial. Como se sabe, la música industrial y los
sonidos equivalentes más extremos han experimentado en años recientes un
resurgimiento alrededor de la metrópoli “culé”. Como ejemplo señero de esta
hibridación, ahí está el catálogo de la independiente Màgia Roja, que combina el
industrial pesado, la psicodelia oscura e incluso no pocos pasajes de kraut
rock.
La Edad De Plomo -se pasaron con el nombrecito- está innegablemente
orientada hacia la música electrónica más densa e incordiante posible. He leído
por ahí alguna nota de prensa que habla de pop industrial, pero la verdad es
que de pop este registro no tiene ni siquiera el tipo de letra. Sí tiene, por
el contrario, mucho del angst subversivo y flamígero que aportasen al género
sus exponentes preclaros: SPK, Die Krupps, Laibach, Whitehouse, Throbbing
Gristle...
Percusiones
apocalípticas, distorsión áspera que deja a cualquier lija como fino papel de
envoltura, sintetizadores modulares abusados, temáticas sumamente perturbad(or)as,
capas de sonidos reptantes, collages de pernicioso feedback... Alguien ha
llamado a esto “ambient bélico”, y ciertamente puede ser el caso. Alguien más
ha llamado a esto “el horror final producido por sociedades distópicas que se
plantearon en principio como utópicas”, y ciertamente también puede ser el
caso. De cualquier modo, nombres como D.Forma, Ferida, Escupemetralla, No
Parfum, Arcos De Nepal, Dead Normal y Coágul (un viejo conocido); reverdecen
los laureles del sonido industrial y ad-láteres.
Dieciocho sablazos
que retoman el imaginario monstruoso de los films de terror, de las ciencias
ocultas clásicas y del surrealismo; que ofrecen visiones deformes de futuros de
pesadilla, que niegan los valores establecidos cualesquiera sean éstos, y que utilizan
el Ruido para crear anti-suites cuya experiencia de audición sonaría poco menos
que pavorosa -si no fuera porque hablamos de un género que ya tiene cuatro
décadas a cuestas, y cuya irritabilidad fue superada por el noise binario de
los 90s. Así y todo, otro panorámico harto recomendable, que también puede
escucharse desde BandCamp al haberse agotado ya su tiraje (75 suertudos); sobre
todo porque es la invitación perfecta a escuchar propuestas de similares
coordenadas estilísticas y geográficas: Refectori, Abstraction, SDH, Tronald
Dump...
La oportunidad está
servida.
Hákim de Merv