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miércoles, 28 de febrero de 2018

Quan Desapareix La Penombra (Per Tornar Sublimada): Ayer Y Hoy De La Escena En Barcelona (III)


(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 21 de febrero del 2018.)

Siete lustros dejó caer el árbol del Tiempo desde que se estrenase Domestic Sampler UMYU (1982) hasta su relanzamiento de ley en formato digital (2017). La ocasión la celebré en estos bytes hace varias semanas atrás: no era para menos, tratándose de uno de los primeros muestrarios colectivos -sino el fundacional- de esa escena de Barcelona que entre mediados de los 70s y fines de los 80s se ganase a pulso aquello de “el lado B de la movida española” (como en el resto del mundo se conoció a la movida madrileña ochentera y vecinas). Aquella vez prometí revisar en el futuro otro disco que, editado el año pasado, hacía otro tanto y complementaba admirablemente al Domestic...

Hoy cumplo con la palabra empeñada. Acaso acicateada por el fantástico título La Ciudad Secreta: Sonidos Experimentales En La Barcelona Pre-Olímpica (1971-1991) (2013), libro y testimonial disco triple del que también hablé aquí, la discográfica Domestica Records publicó en mayo pasado Abstracte (Barcelona Avantgarde & Industrial 1981-1986). La recopilación corona un proyecto de cuatro años que, al estar centrado en un período mucho más corto que el de La Ciudad Secreta... y sumergido en el espíritu de un solo decenio, examina muy de cerca a los estetas catalanes cuya obra se difundiese en los circuitos más alejados y ajenos al mainstream durante ese mítico par de lustros.

Si histórica y justificadamente Barcelona se ha ganado el apelativo que le dispensa el libro-tríptico de Jaime Gonzalo, con mucha mayor razón se puede hablar de una “revolución secreta”, llevada a cabo por sus principales experimentadores sonoros de genealogía pop. Abstracte... echa más luces sobre esos días en que francotiradores y precursores como New Buildings, Metakrilato®, Autoplex e Idee Du Femelle; convergieron desde múltiples trincheras para dar forma a una delirante e inusitada ola contracultural de renovación del lenguaje pop. En las exactas antípodas de la accesibilidad comercial, estos grupos reflejan un sistema de pensamiento coherente que rechazó por principio toda injerencia de las majors, al haber sido fundado en el impulso libertario-creativo que debe presidir las artes -desde siempre, rasgo distintivo de las culturas que en cualquier época han emergido de la antigua Barna.

Del post punk más vanguardista (Klamm) a la electrónica más oscura (Anton Ignorant), del dark dislocado (Ultratruita) a una mezcla exótica de ¿jazz? y ¿proto-industrial? (Víctor Nubla), del synth socarrón (Autoplex) al solemne (Terminal)... Cual sea el código seleccionado, siempre ha sido éste subvertido a los dictados de la experimentación sónica -en sí misma, toda una lección estética y ética de autogestión e independencia, originalidad y economía de medios, riesgo y autenticidad. El resultado es un artefacto redondo; que, felizmente, Domestica Records ha colgado en BandCamp para su libre escucha (la edición en formato LP quedó limitada a copias que ya obran en las manos de 500 beneficiados por los hados).


También en el 2017, pero en noviembre, la label barcelonesa NØVAK encajó una sustanciosa compilación -sólo que ésta enfocada en las huestes catalanas de nuestros días, adheridas por añadidura a la estética industrial. Como se sabe, la música industrial y los sonidos equivalentes más extremos han experimentado en años recientes un resurgimiento alrededor de la metrópoli “culé”. Como ejemplo señero de esta hibridación, ahí está el catálogo de la independiente Màgia Roja, que combina el industrial pesado, la psicodelia oscura e incluso no pocos pasajes de kraut rock.

La Edad De Plomo -se pasaron con el nombrecito- está innegablemente orientada hacia la música electrónica más densa e incordiante posible. He leído por ahí alguna nota de prensa que habla de pop industrial, pero la verdad es que de pop este registro no tiene ni siquiera el tipo de letra. Sí tiene, por el contrario, mucho del angst subversivo y flamígero que aportasen al género sus exponentes preclaros: SPK, Die Krupps, Laibach, Whitehouse, Throbbing Gristle...


Percusiones apocalípticas, distorsión áspera que deja a cualquier lija como fino papel de envoltura, sintetizadores modulares abusados, temáticas sumamente perturbad(or)as, capas de sonidos reptantes, collages de pernicioso feedback... Alguien ha llamado a esto “ambient bélico”, y ciertamente puede ser el caso. Alguien más ha llamado a esto “el horror final producido por sociedades distópicas que se plantearon en principio como utópicas”, y ciertamente también puede ser el caso. De cualquier modo, nombres como D.Forma, Ferida, Escupemetralla, No Parfum, Arcos De Nepal, Dead Normal y Coágul (un viejo conocido); reverdecen los laureles del sonido industrial y ad-láteres.

Dieciocho sablazos que retoman el imaginario monstruoso de los films de terror, de las ciencias ocultas clásicas y del surrealismo; que ofrecen visiones deformes de futuros de pesadilla, que niegan los valores establecidos cualesquiera sean éstos, y que utilizan el Ruido para crear anti-suites cuya experiencia de audición sonaría poco menos que pavorosa -si no fuera porque hablamos de un género que ya tiene cuatro décadas a cuestas, y cuya irritabilidad fue superada por el noise binario de los 90s. Así y todo, otro panorámico harto recomendable, que también puede escucharse desde BandCamp al haberse agotado ya su tiraje (75 suertudos); sobre todo porque es la invitación perfecta a escuchar propuestas de similares coordenadas estilísticas y geográficas: Refectori, Abstraction, SDH, Tronald Dump...

La oportunidad está servida.


Hákim de Merv

viernes, 5 de enero de 2018

Quan Desapareix La Penombra (Per Tornar Sublimada): Ayer Y Hoy De La Escena En Barcelona (II)

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 27 de diciembre del 2017.)

Por alcance de rango y dominio, el sello ibérico Distrolux SL ha devenido en una suerte de “multinacional”. En el mejor de los sentidos: no es que realmente lo sea, sino que sus dos divisiones han generado ramificaciones tan numerosas y especializadas; que el mapa final recuerda bastante al de los seis grandes monopolios de la industria usamericana del entretenimiento -General Electric, BMG, Disney, ViaCom, Time Warner y NewsCorp. Para nuestro sosiego, el parecido sólo se queda a ese nivel, lejos de las abyectas intenciones de esos mercachifles de la Cultura enquistados en el continental país del norte.

Tanto VampiSoul como Munster Records, los subsellos de Distrolux SL, llevan codificada en el ADN la vocación arqueológica. El primero, a través de labels como Cumbia Beat, R&B Hipshakers, Czech Up! Y Sensacional Soul; ha recuperado extraviadas jornadas de sabor latinoamericano -con no poca incidencia en los tesoros “inca beat” de la primera escena peruana: los Back To Perú... 1 (2002) y 2 (2011), Cumbia Beat Vol. 1 (Experimental Guitar-Driven Tropical Sounds From Perú 1966/1976) (2010), la serie Bogaloo!... Por otra parte, Munster Records se ha valido de subsidiarias como Rekkids, Electro Harmonix, Teenager From Outer Space Records, Ay Carramba! y Beat Generation; para lanzar discos tan solicitados como el Buy (1979) de The Contortions, el Onisciente Coletivo (2002) de Ratos De Porão (aparecido en simultáneo a la edición hecha por Alternative Tentacles), El Acto (1982) de Parálisis Permanente -además de singles rebuscados de Derribos Arias, El Aviador Dro Y Sus Obreros Especializados, Siniestro Total o Nico (y recopilaciones de Burning o Swell Maps).

Pues bien, en el 2013 Munster Records puso a la venta un riguroso trabajo de investigación titulado La Ciudad Secreta: Sonidos Experimentales En La Barcelona Pre-Olímpica 1971-1991. Escrito por el prolífico y erudito periodista Jaime Gonzalo, el texto redescubre un circuito sónico independiente opacado/ninguneado por la mass media de su propio país -el de Barcelona. Tengo entendido, porque aún no he logrado acceder al libro, que La Ciudad Secreta... no sólo vindica, sino que además celebra: sus páginas recorren el enorme legado sonoro que ha permanecido olvidado en el corazón de Cataluña durante décadas, no sólo admirándose de tal circunstancia, sino también de la categoría mostrada por los estetas catalanes -quienes dieron forma y color a una dilatada etapa de fecunda y radical creatividad, a la par del avant garde francés que arranca a mediados de los 60s (Magma, Pierre Schaffer, Olivier Messiaen, Arsene Souffriau, Heldon), del Canterbury británico (Henry Cow, Gong, The Soft Machine, Camel), del movimiento alemán en Colonia (que daría pie al surgimiento de la música electroacústica)...

Felizmente, La Ciudad Secreta... incluye tres CDs con abundante material del período 71-91 que sí pueden rastrearse en Internet y que hacen las veces de contraparte sonora equivalente al libro. Muchas de estas piezas, en efecto, confirman lo que dicen las reseñas que de la obra pueden leerse en la Red. Ahí está, por ejemplo, “Me Voy A Tomar El Orient Express” de Eduardo Polonio; luminoso ejercicio de synth recogido en la primera rodaja, ilustrativa del periodo 1971-1976. Es decir, antes de O.M.D., de The Human League, de Depeche Mode; posiblemente antes del primer industrial, y en paralelo a Kraftwerk. Es decir, y como enfatiza Gonzalo, “Lo que está claro es que en España la música electrónica, y muchas otras músicas, nace en Barcelona”.

Convengo en la necesidad de advertir que gran número de estas composiciones aurorales no suena todo lo bien que uno/a quisiera. Comprensible: dada la dependencia del grado de conservación material de los registros, algunos de ellos pertenecientes a tomas en vivo, era complicado asegurar una adecuada restauración para cada caso. Pero bueno, haciendo a un lado ese detalle, el triple es un festín orgiástico de músicas para las más de las cuales apenas se puede aventurar una descripción medianamente inteligible. Por supuesto que algunos números remiten al rock progresivo y al jazz rock de vanguardia, pero la mayoría se agrupa en el epígrafe genérico de “música experimental”: “avant garde after punk”, “free-form freak-out sound”, “outsider music makers”, “lisergic industrial”... El Grito Acusador, Camino Al Desván, Melodinámika Sensor, Neuronium, Tropopausa, Tendre Tembles, La Propiedad Es Un Robo, Bueyes Madereros, Macromassa; son apenas algunos de los nombres que figuran en este tríptico de ribetes épicos, testimonio y memorial de aquella escena barcelonesa que se asumió subterránea/anticomercial/alternativa una vez la aparición del cassette y el abaratamiento de los procesos de grabación/copia/distribución pusieron las bases para la autarquía bajo la dermis de la urbe.

Dejo aquí el link de YouTube donde puede escucharse el triple completo. Un enlace de descarga gratuita, aquí mismo, for your ears only.


En ocasión anterior, hablé de Màgia Roja, asociación cultural fundada en el 2009 que publica discos de la actual escena catalana ligada al noise industrial/post-industrial y a sonidos que provienen de/se dirigen a la Oscuridad y a la Sordidez. Afortunadamente, la filiación industrial/post-industrial no es excluyente.

Siempre en el 2013, MR despachó dos placas estupendas, bastante similares entre sí. La primera de ellas es La Roda De La Justícia, de Coàgul. Entre singles, splits y EPs, La Roda... es la onceava referencia discográfica del unipersonal de Marc O’Callaghan, y asimismo su segundo disco largo (después de Coàgul Eclíptic, también colgado en BandCamp en el 2013).

Ocho temas repescados de sencillos, que le deben mucho a sus coterráneos de Esplendor Geométrico, al P.I.L. de los primeros 80s, a los fundacionales Suicide, a la seminal pandilla de Blixa Bargeld. Pero Coàgul, si bien su filiación electrónico-industrial es evidente, también acredita debilidad por la psicodelia y algo de kraut rock. De allí que la resultante huela a magia negra, a aquelarre, a conventículo de Aleister Crowley. Histrionismo corrosivo, de percusiva industrial -pero que, extrañamente, no remite a las consabidas imágenes cyberpunk que el techno industrial y la EBM convirtieron en poco menos que caricaturas gracias a su uso y abuso; sino a bosques solemnes e imponentes, a reuniones clandestinas de confesiones arcanas, a cultos tenebrosos y a bacanales interminables. A este respecto, es necesario destacar la espectral voz de O’Callaghan, en plan de hipnótico pitoniso vomitando visiones de mundos negros anteriores a la especie humana.

Más dantesco aún es Qa’a, del multi-instrumentista Víctor Hurtado/Viktor L. Crux. Nombre del último faraón de la quinta dinastía egipcia, Qa’a es la encarnación previa de Hurtado, quien desde el 2015 agita las oscuras aguas de la música industrial como Futuro De Hierro.

Qa’a debuta en el 2009 con Vesprada, y pudo articular dos discos más antes de pasar a mejor vida. Justamente es Sang, doble de casi 100 minutos, el que motiva estas líneas. Sang encarna el mismo maëlstrom desatado en La Roda De La Justicía, pero potenciado a la n, si tal cosa es posible. Una capa ectoplásmica de distorsión maldita alterna sin cesar con una rítmica desnuda e instintiva, a contrapunto de luces y sombras sucediéndose como en un trance psicorrágico. Tal y como ocurre en el caso de Coàgul, la música de Qa’a adopta formas que ni calcadas para oficios sacrílegos. Literalmente, huele a soledad, a entropía, a ocaso -probablemente tenga que ver en ello el hecho de que el díptico se grabase en una decimonónica mansión abandonada de Cataluña. El ritualismo de Sang refleja la decadencia generalizada que en Occidente ha afectado a los principios apolíneos -todo lo que queda a lo cual poder asirte es el orden dionisíaco, antes de que la Tierra se convierta en ese “holocausto de libertad y éxtasis” del que una vez habló el amado H.P. Lovecraft. Ben Mahoney, Yarei Molina y Carles Esteban acompañaron a Hurtado en esta experiencia, que sólo hacia su culminación se torna más “convencional”.


Hákim de Merv

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Quan Desapareix La Penombra (Per Tornar Sublimada): Ayer Y Hoy De La Escena En Barcelona (I)

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 22 de noviembre del 2017.)

En el imaginario colectivo de nuestra Latinoamérica, desde casi cualquier punto de vista Barcelona ostenta el aspecto de una urbe fascinante. No es menester devanarse los sesos para pensar inmediatamente en ella como centro neurálgico del nacionalismo catalán, como ciudad natal del que por años ha sido el mejor equipo de fútbol del planeta (Barcelona FC), como querencia de Dani Nel·lo y de Boreals, de Los Rebeldes y de Balago, de Tancat Per Defunció y del insobornable Loquillo. Como cuna, en fin, del genial Antoni Gaudí -artífice del modernismo arquitectónico que todavía pregonan hoy las edificaciones históricas de Cataluña, quien anticipase a hornadas de artistas e intelectuales sin las que la España contemporánea no sería la misma: Dalí, el inconmensurable Lorca, las generaciones del 98 y del 27... ¡¡¡Buñuel, por todos los cielos!!!

Pese a que pudieran sugerirlo las dispensadas en el párrafo anterior, no han abundado las referencias sonoras barcelonesas que alcanzasen este rincón de la Tierra. Tal vez los conocedores podemos probar ir un poco más allá sumando, a los ya mencionados, La Kinky Beat, Vagina Dentata Organ de Jordi Valls (residente londinense desde hace ya décadas), los míticos Basura/Ultratruita (el solitario single oficial de Ultratruita llegó hasta comarcas peruanas gracias al célebre mixtape pirata Post Punk Españoles cuando se apagaban los 80s, para la maqueta plateada tuvimos que esperar hasta bien entrados los 00s), los aún más míticos Eduardo Polonio y Melodinámika Sensor (de Javier Hernando)... Y si bien con la llegada de la Globalización a América Latina cada lugar y crónica del mundo tuvieron micros y cámaras a disposición, también es cierto que era empresa imposible escucharles a todos en el corto plazo. Hubieron de pasar todavía muchos años antes de que el telescopio virtual de esta trinchera se detuviese en el terruño de Azimut Zero y 32 Guajar’s Faragüit -me han hablado maravillas del rock turco, y ni siquiera sé por dónde empezar allí-.

Recién a inicios de esta década, y gracias a los generosos aportes de Josep María Soler, músico electrónico y auténtico erudito/arqueólogo del pop catalán contemporáneo; empiezo a familiarizarme con grupos y discos de tamaña metrópoli. Y a partir del 2013, año en que se publica La Ciudad Secreta: Sonidos Experimentales En La Barcelona Pre-Olímpica 1971-1991, de Jaime Gonzalo -que aún no he podido leer, pero a cuya triple contraparte auditiva sí he accedido-; esa asimilación se magnifica.

En este 2017, las buenas nuevas al respecto no han escaseado. En primer lugar, dos compilaciones se han enfocado en la escena barcelonesa de los primeros 80s, que corría en paralelo a la movida que la mass media proyectaba como abroquelada alrededor de Madrid -mucho más conocida para los hispanohablantes fuera de España. Una va de estreno absoluto: Abstracte (Barcelona Avantgarde & Industrial 1981-1986). La otra es una largamente esperada reedición oficial en formato digital: Domestic Sampler UMYU, lanzada originalmente en 1982 por el sello del mismo nombre y colgada en BandCamp este año por la independiente alemana Discos Transgénero.

Domestic... es un exquisito, fantástico muestrario de época. Sus 41 minutos ilustran la frondosa diversidad que ya entonces acreditaba la fauna sónica de la ciudad -un avezado hervidero de ideas frescas y nuevas direcciones, como suele acontecer tras la caída de cualquier dilatado régimen dictatorial (el franquismo, en este caso). El circuito de la antigua Barna no sabía de límites genéricos o estilísticos: se prefiriese el post-punk (“Eish Anta” de Klamm, “Tchang Kai Chek” de The Hostiapaths), la filiación non-sense (“No Es Deixi Vestir Per Una Màquina” de Entr’Acte, “Tumor En La Frente” de Error Genético -no, nada que ver con el acto peruano del mismo nombre-), el ¿avant jazz? (“La Banda De Doris” de Boris), el dark (“I Doubt” de Tres) o el synth (“Teoría De Contacto” de Logotipo) glaseados; todo estaba allí, junto y no-sé-qué-tan revuelto. Una (otra) zona liberada bullente de creatividad, lejos de los reflectores, pero viva y punzante.

(No lo olvido, sino que reservo el comentario del Abstracte... para otra oportunidad.)


En segundo lugar, desde coordenadas un tanto diferentes me llegan noticias de Màgia Roja, asociación cultural activista que bajo el lema de “id est quod id est” -“esto es lo que esto es”, disculpen que mi latín esté oxidado- consagra todos sus esfuerzos a la edición de documentos discográficos de la actual escena catalana ligada al noise industrial/post-industrial. Conviene aquí hacer la salvedad de que, con lo de “industrial/post-industrial”, me refiero a Nurse With Wound, a SPK, a Current 93, a Whitehouse, a Einsturzende Neubauten; esto es, el Ruido como incordiante expresión política, como energía sónica ácrata/anárquica surreal-onírica, como posibilidad de ¿músicas? agrestes que conviertan a la Oscuridad y a la Sordidez en sus principales leit-motivs.

El primer nombre de la nómina Màgia Roja que escucho es Zozobra, unipersonal de Antonio Gonzalez que lleva más de un lustro recorriendo el circuito barcelonés (su primer título, el directo Marx Bar, está fechado en el 2010). Zozobra se define como “feísta” y razón no le falta, al menos en este disco, bautizado como “S/T” -que en realidad vale lo mismo que decir “epónimo”.

El músico hace gala de un reprocesamiento feroz de samples de diverso cariz, como siguiendo los pasos del mejor Neubauten sin ánimo de parecérsele. Gonzalez hace uso extensivo no sólo de infinitud de temas transmutados en fobias, sino de la voz -presencia constante desde “Refúgiense”, segundo tema de la placa. El resultado, efectivamente, no es feo; sino feísta -deformidad sonora sobrevolando bpms de una pesadez mórbida, climas rituales que remiten al viejo paganismo occidental, harrrrrta incorrección política. El disco es un grito desgarrador disfrazado de susurro, tratando de abrirse paso ante la ilusión del totalitarismo del ‘único pensamiento válido’ imperante en nuestras sociedades, mientras los colores muertos que adopta la música profetizan -en contraste con la pródiga verborrea- la muerte de la Palabra y el regreso de la Carne (alabado sea David Cronenberg por siempre jamás).



Segundo nombre de MR que paladeo, Futuro De Hierro es el proyecto de Víctor Hurtado (a) Viktor L. Crux, multi-instrumentista y a la sazón gestor de la vibrante label. El nom de gerre es bastante más nuevo que el de Zozobra (2015), y discurre por caminos ligeramente distintos, pero Crux es un veterano en estas lides (información de Internet habla de experiencias previas como Qa'a y Ordre Etern). Ciertamente, Paso En El Vacío remite por igual al ala dura del industrial antes descrita y a esa “danza del hierro” que alguna vez definió tan certeramente el crítico catalán Oriol Rossell: Cabaret Voltaire en primerísimo lugar, y en mucha menor medida D.A.F., Nitzer Ebb y demás hordas post-apocalípticas que en la segunda mitad de los 80s le darían una segunda vida al sonido industrial -la electronic body music.

No sólo eso. Futuro De Hierro mantiene una fuerte conexión con lobregueces tipo Swans, convirtiéndose su música en ruido industrial cavernoso, lastimero, sumergido en angustia.  Así, mientras “No Et Pots Fer Enrere” hace las veces de verídica bienvenida al Averno, machacones bpms incluidos; el track homónimo de esta entrega es una lección de misticismo anticlimático minimalista. Ominosidad reptante y epatante hasta la escatología, que recuerda no pocas veces a los francotiradores peruanos de la insular maqueta Infamia: Una Recopilación De Música Electrónica E Industrial (1997).

Próximamente, más novedades desde la tierra en que vinieron a este valle de lágrimas Francesc Abad y Joan Miró.



Hákim de Merv