(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 31 de mayo del 2016.)
Remanentes (2016) ha terminado por dar forma a una
suerte de revitalizante trilogía para el avant garde nacional. Perdida durante
algún tiempo entre la autocomplacencia y el onanismo, entre la repetitividad
insustancial y el calco facilista, dicha escena comienza a respirar otros aires
merced tanto al disco de Danny Caballero (a) Paruro como al The҉ Śun ͟Rem̷ai̸ns ̛T̀he S͘am̀e̵ (2015) de
Christian Galarreta (a) Sajjra y al Lima
Norte Metamúsica (2014) de Wilder Gonzales Agreda.

Pues bien, dos años
se desvanecieron tras el bombazo de Lima
Norte Metamúsica, antes de que Wilder editase nuevo CD. Scala Mega Hertz se prodiga en
minimalismos trabajados/dispuestos/presentados como si fuesen todo lo
contrario: abundan, en efecto, los patrones vocales de Gonzales convertidos en
filigrana rítmica. Una preeminencia de composiciones relajadas se conjura,
además, para inducir a la pura, quieta contemplación/meditación de las cosas.
Por contraste, el individualista tiene discos mucho más ruidosos y
desestructurados, que terminan por desencajarte; pero ése es precisamente el mérito de jornadas como Scala Mega Hertz
o Lima Norte Metamúsica
-arreglárselas para sonar a la vez futuristas y retro.
Porque tanto en el
disco del 2014 como en el del 2016, la adicción noventera queda en evidencia.
Si prefiero describir el pulso de los temas de este Scala..., puedo decir que son hipnóticos, oníricos, somnolientos,
hasta mántricos. Si prefiero apuntar a la materia prima usada, me vienen a la
cabeza el ambient electrónico, el aislacionismo, algo de bliss y otro poco de
post rock; todas corrientes sonoras que nacieron en los 90s, que guardan
relación en mayor o menor grado con el formato “tema” -pero por encima de
cualquier consideración, todas ellas incubadoras de sonidos más que de canciones.

Cumplidas ya dos
décadas de labor sónica, Wilder continúa en el camino que comenzase como
Fractal, al lado del colectivo Crisálida Sónica (1997). Comprobar que ha
llegado a un armónico equilibrio de sus múltiples influencias, de la misma
manera que Galarreta o Caballero -es decir, dos pasos para atrás y una
reconsideración de aspectos elementales de la Melodía-, lo vigoriza y
reinventa. Eso sí, Lima Norte Metamúsica
sigue siendo mejor disco que Scala Mega
Hertz -una prolongación de aquel, con las mismas variables y las sorpresas
dosificadas.
Hákim de Merv
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