(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 11 de enero del 2016.)
10/01/16. De esta
fecha, muchos de nosotros no nos olvidaremos por laaaaaaaaaaaargo tiempo. ¿Cómo
podría ser distinto? Te acuestas en un mundo con David Bowie y te levantas en
un mundo sin David Bowie. Ojo: no la babosa de Katy Perry, no el inútil sin
talento de Justin Bieber, no la cabeza hueca de Lady Gaga o el deleznable
pa-ra-pa-pa-pa del K-Pop... ¡¡¡David Bowie, huevón/huevona!!! ¡¡¡Uno de los más
grandes creadores artísticos que haya tenido alguna vez el pop!!!

Encuentro válido
trazar ciertos paralelismos entre el binomio Bowie-Blackstar y el binomio Queen-Innuendo.
Ambos artistas, Freddie Mercury en el segundo caso, sabían que se estaban
muriendo. Ambos lograron editar los que a la postre serían sus últimos discos,
poco antes de partir hacia la Eternidad. Ambos lo pusieron todo en ese último
esfuerzo. TODO.
Bowie fue más allá,
sí, porque tuvo más tiempo que Freddie. Recuerdo, y aquí mis colegas de ese
entonces no me dejarán mentir, que en el año 2004 ya andábamos pensando en
dedicarle un número completo de Freak
Out! a Bowie. Merecimientos tenía de sobra. El año anterior había aparecido
el Reality, y todos nos moríamos por
escribirle un mega-dossier. El diagnóstico médico que lo hizo abandonar los
escenarios y la posibilidad de un nuevo disco vetó la excusa perfecta para que
tan ambicioso plan pudiera verificarse en la realidad. Pero Bowie no se retiró
nunca por completo. Verlo tocar “Wake Up” al lado de los cachorros de Arcade
Fire nos emocionó hasta las lágrimas: era como ver al Rey bajar del trono para
subirse a la tarima a tocar con la Nueva Sangre, a rockear como sanputa,
dándole de paso un par de bien merecidas cachetadas al Destino que se
empecinaba en jubilarlo. No puede decirse que Bowie no muriese en su ley: con
disco nuevo, apaciblemente, querido y reconocido por todos/as.

La pena se ha agigantado con el Tiempo. Hacía menos de un mes, se había ido Lemmy Kilmister, de Motörhead. Ese 10/01/16, se fue David Bowie. El día menos pensado, se nos va Iggy Pop (a quien al menos aquí ya tuvimos la suerte de ver en vivo) o Ralf Hutter. Imposible no sentir que el mundo se despedaza. Sólo mocosos/as que han crecido en la mierda, en la gusanera infecta que es hoy el pop mainstream, podrían no sólo no sentir nada, sino suspirar por el día en que mueran todos los -según ellos/as- “rockstars”. Pobres idiotas. No todos/as, pero sí la inmensa mayoría. Marcelo crecerá en medio de la mierda, eso no puedo evitarlo. Pero de mi cuenta corre que no se alimentará de ella.
Pasado año y medio,
todavía duele decirte adiós, querido Duque Blanco. Desde que tengo uso de
razón, te creíamos inmortal. Toca seguir despidiéndote, en medio de un llanto
imposible de aguantar. Nos queda el consuelo de tus decenas de discos, de tus
magníficas canciones, de tu exquisito arte imperecedero -que trasciende a otras
artes como el cine y la pintura cosecha Warhol. Fuiste fiel a ti mismo hasta el
final, un desafío a la altura del cual muchos no estaremos -pero nunca
perderemos la esperanza de estarlo. Adiós, querido David Bowie. Espero seguir
viéndote en mi subconsciente cantándome “John, I'm Only Danciiiiiiing.......”,
a mí, que siempre he tenido dos pies izquierdos para el bailongo.
:'(
Hákim de Merv
ADENDDA
Extraído del muro Facebook del escritor magallánico Jorge Baradit, publicado el
11/01/16:
“Camino a la pega
voy escuchando radio Cooperativa. A las 7:30 sólo dan noticias, pero de pronto
empieza a sonar ‘The Man Who Sold The World’ sin ninguna razón aparente. No
alcanzo a nada cuando escucho al periodista disparar ‘David Bowie ha muerto’.
Y no.
No poh.
Esas cosas no
pasan.
¿Estás seguro?
Estoy helado. Ese tipo de gente no muere. Él está ahí desde que tengo memoria disparando sus bombas; brillando o explotando, iluminando o cegando, defraudando y sorprendiendo, un sol que se consume para quemar, irradiar y carbonizarnos la sinapsis. Un sol negro, una estrella negra.
Bowie murió. No, no suena bien, ¿cambiémoslo? ¿hagamos como que no pasó? Porque es despertar y que la cordillera no esté ahí.

Sorprendido,
siempre sorprendiendo, porque vivía más adelante. El payaso de cianuro, la bala
rosada, el isótopo de espejos haciendo estallar en la cara la idea más querida
del siglo XX: ‘el arte no es popular’, nadie puede equilibrar arte real y gusto
popular, pero ahí estaba, llevando trajes de diseñadores ingleses underground,
usando pasos de butoh y gritando 'Let’s Dance!!!' antes que caiga la bomba.
Porque, ¿quién calentó más la guerra fría con su horno nuclear que Robert Jones,
que se fue a Berlín a dispararle rayos a Honecker?
Cuenta que cuando
hizo un recital junto al Muro vivió una de las experiencias más emocionantes de
su vida. Termina la primera canción y la ovación no viene de los asistentes del
recital, sino de detrás del muro, de los miles de berlineses orientales que se
habían acercado para escucharlo a través del hormigón. We Can Be Heroes, Just For One Day.
Música, teatro, artes visuales, poesía, danza, cine y quizá qué tantra y magia negra salió de la boca y los ojos de Thin White Duke, Alladin Sane, Ziggy Stardust, Chameleon, Blackstar y su puta elegancia hasta cuando se equivocaba, porque los genios hasta cuando se equivocan están en lo correcto.
No me afecta la
muerte de los artistas, sobre todo si ya han sembrado y cosechado lo que
vinieron a hacer; pero no es el caso, tengo pena, tengo una puta pena que me da
pudor porque finalmente es alguien lejano, ¿no? Es alguien a quien nunca vi, ¿no?
Me siento como una puta calcetinera llorando a su ídolo pop de cartón, ¿o no? ¡¡¡Tengo
pena porque no lloramos a un viejito que le dio glorias a la música allá por
los 70s, sino a un monstruo que a los 69 años se la mandó a guardar a todos con
un discazo de la putamadre!!!
Blackstar, es la misa negra ocultista de un demonio
alienígena que abandona la Tierra. Hay que ver el clip de 'Lazarus', su último
single, para entender todo, la inhumanidad de Bowie que arma su propio epitafio
lleno de signos, símbolos y mecanismos para regresar a cada rato como un
mantra, un medium que armó el arco de su vida con una precisión de un misil sub-orbital:
evolucionó en el aire, brilló de otras maneras en el vuelo, aceleró a fondo en
la caída y estalló como una estrella negra en el momento preciso. Acto mágico.
Que rabia que no se me venga a la mente una mejor palabra que 'genio'.
Tengo pena.
El 90 no tenía un
peso y lloré de impotencia afuera del Nacional. Ahora lloré, no sé por qué. Me
da pudor, pero lloré. Qué mierda, no pude aguantarme y lloré. Ángel negro de
mierda, mutante torcido, androide. Pulsar. Agujero negro en su ojo izquierdo.
Sacerdote de algo. Payaso de mierda.
The stars look very
different today…
Qué aburrido va a
ser el mundo sin Bowie, compañeros.
Qué mierda de día
este lunes 11 de enero de 2016, porque mañana será el primer día del universo
sin Ziggy brillando, waiting in the sky.
Something happened
on the day he died
Spirit rose a metre
and stepped aside
Somebody else took
his place, and bravely cried
I’m a blackstar
(David Bowie /
1947-2016)”.
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