jueves, 18 de octubre de 2018

Felyno: Graciano Ricci // Blue Velvet: In Event Of Moon Disaster

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 10 de octubre del 2018.)

Diez años atrás, en casa se empleaba como doméstica una muchacha de Amazonas. Su nombre es Flor De Lis. En los ratos libres en que coincidíamos, solíamos charlar acerca de cualquier cosa. Alguna de esas conversaciones perdidas se convirtió en el marco de una curiosa anécdota suya: me habló de un compañero de promoción, Marvin, quien afirmaba que le gustaba la música pero que no escuchaba las radios de la zona ni asistía a fiestas. “Si no escuchas la música que pasan las radios o ponen en las fiestas, y dices que te gusta la música, ¿qué música es ésa?”, le preguntó un día Flor, cuando todavía ambos compartían aulas escolares. Su interlocutor le respondió algo como “Todavía no la encuentro, pero tiene que existir. Lo que hemos escuchado hasta ahora no puede ser lo único que hay”.

(Marvins del mundo, uníos...)

La (precoz) sabiduría intuitiva que encierra esta historia confirmó ciertas sospechas que entonces tenía. ¿Referidas a qué? Pues a que, por reducidas que sean sus proporciones, en todos los rincones del país deben palpitar comunidades rockeras compuestas de bandas, difusor(es) y consumidores. La antigua página Facebook de Rock Achorao’ -injustamente cerrada, perdiéronse con ella decenas de miles de posteos estimables, debiendo comenzar otra vez desde cero-, que había dispuesto un álbum de fotos y/o pantallazos para músicos de cada uno de los 24 departamentos del Perú, lo confirmaría años más tarde.

Me he acordado mucho de estas circunstancias al degustar Graciano Ricci (2018), el debut de Felyno. La razón es bien sencilla: el grupo procede de una de las provincias de altitud más inhóspita de la nación -Pasco. No disponer de noticias anteriores relativas a escena o público rocker en la localidad, le da además el plus de la novedad al combo formado por Roy Herrera (batería), Kevin Nieto (voz, sinte, guitarra), Santiago Ferrer (bajo, voz) y Roberto Cervantes (guitarra).

Determinadas características de cuarteto y disco dan cuenta de un regionalismo pundonoroso. El lienzo de la carátula, por ejemplo, obra de Johan Falcón; reivindica los paisajes y el pasado de su ciudad (Cerro De Pasco, capital del departamento). Asimismo, el nombre del estreno -originalmente ‘A Ti Graciano Ricci’- se refiere a un personaje bohemio compositor de huaynos y mulizas (género tradicional pasqueño), que viviese entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX. Precisamente la muliza es citada como influencia en la página Facebook de Felyno, junto al jazz, a la new wave y al rock. Parecen ser, sin embargo, influencias iniciales; correspondientes al momento de la creación de la banda (mayo del 2017).

Así, hoy los cuatro de CDP surcan vectores muy distintos, ligeramente distanciados entre sí -pero más específicos y homogéneos que los anteriores. Dos tercios del material incluido en Graciano Ricci tienen la sección rítmica enganchada a los placeres de la neopsicodelia. Tienta aseverar que es ésta la argamasa estética del disco. No obstante, su tercio final -de la cumplidora “Roboter” en adelante- abandona esa dependencia en favor de un sonido indie, en lo que representa otra peculiaridad a resaltar del esférico: aunque la sección rítmica de Felyno sea mayormente de ascendencia neopsicodélica, los altoandinos la utilizan para interrogar/explotar parcelas sonoras cercanas y afines. Excluyendo el filón indie, la formación resucita el dark auroral de los primeros 80s en “Abducciones”, la inaugural “Mirage” y “Baile Viejo”. Algo de esa asociación umbrátil que tejen Nieto y Cervantes pervive en “Mira Cómo Las Miran”, si bien el tema, así como “Vamos A Vestir La Noche” y “Vulcano Club”; son esencialmente de los minutos shoegazing que guarece esta placa, con una estela que me recuerda su poco a Ride y su mucho a The Boo Radleys.

Siempre sumergidos en las luminosas aguas del canon pop, los pasqueños prueban muchos sabores sin sentirse inclinados a decantarse por ninguno en especial. ¿Necesitan hacerlo, en la era del subgénero infinito? No. Instrumentalmente, es un expectante primer paso. Lo que sí necesitan es la flexibilidad que otorga la experiencia, para que su incesante vaivén estilístico se perciba fluido y natural, en lugar de presidido por un cierto diletantismo más bien bisoño. Eso, y un poco más de vuelo lírico -en ello, todavía van a la saga.


Todo/a melómano/a amante de la ciencia-ficción debe ser un/a potencial, cuando no instantáneo/a, fan de Blue Velvet. ¿Comentario, tesis, mandato? Tú elige. Axioma, por lo que a mí concierne.

Para quienes aún no le conocen, el dúo se constituye a inicios del 2017, a instancias de Noelia Cabrera (Kusama) y de Antonio Ballester. Asumo que los dos la tuvieron clara desde un principio, pues a fines de agosto del mismo año ya cuelan “Tenuous Sphere” en Memorias De Un Continente II, compilación de electrónica old school latinoamericana articulada por InfraVox Records. Con buen sentido común, el track ha sido recuperado en la puesta de largo, situándolo para más señas primero en la partida.

Como sucede con el resto de sus pares, en el planeta electro, por originalidad e innovación hay discos maravillosos capaces de revolucionar el patio prometiendo un futuro inimaginable para todos; un futuro que sólo las vanguardias pueden bleepear/clickear en el presente. También hay discos rotundos, tan extemporáneos, que plantean por sí mismos dimensiones simultáneas y ucronías irrealizables. In Event Of Moon Disaster, debut de Blue Velvet, es definitivamente de estos últimos.

Embarcándose en un sesudo update de los ígneos días del synth pop inglés ochentero, y por extensión de todas sus variantes coetáneas/derivaciones contemporáneas, el binomio consigue transportarte a una realidad alternativa en la que el synth nunca cedió ante la co(mo)dificación beige alentada por la derecha thatcherista. Es más, en esa hipotética línea de tiempo coexistente, el synth tomó el lugar del dub como microrganismo tornadizo capaz de asimilarse a cualquier ADN sónico, logrando que la arquitectura glaciar de los pioneros  del  género dominase avant garde  y  mainstream  durante  muchas  rotaciones  más que en la realidad en que vivimos -dando lugar así a un futuro distinto en el que, empero, habría sido igualmente posible la aparición del vaporwave y demás.

En Blue Velvet, ella se encarga de las voces en un plan synthwave psicóticamente celestial. Él, premunido de sintetizadores “¿vintage?”, se ocupa de imbricar texturas espectrales y apagadas; sobre las que ambos incorporan jerga de otros territorios pertenecientes a la misma época. Temas como “Dark Room” o “Tenuous Sphere” encarnan una etérea exégesis synth del post punk más grávido. En contrapunto, cortes como “Under Your Spell”, “Moon Disaster” y “Ghost Breath” son híbridos extraños resultantes de colisionar prístino ambient y morbosa coldwave. Ello, para no extenderme con experimentos como “Feuer” (lo más cerca que está la dupla de chuntar una versión prototípica de la EBM) y “Hell By Your Side” (resumiendo, una semi-balada).

In Event Of Moon Disaster ha sido producido por Mario Silvania, quien a estas alturas del partido creo ya no necesita ser presentado. Me atrevería a especular que su mano y sus consejos pueden rastrearse desde por lo menos las fases finales del proceso compositivo, sugiriendo detalles valiosos y conexiones preciosas (amén de colaborar con el remix de “A Strange Face In The Mirror”). Las improntas del lado menos glam de Japan (chequear el genial B-side “The Experience Of Swimming”), del ubicuo Metamatic (1980) de John Foxx, de los O.M.D. de sus gloriosos cuatro primeros plásticos, del Neuromantic (1983) de Yukihiro Takahashi, del androide mutante Gary Numan, del Pete Shelley de jornadas como XL1 (1983) y Homosapien (1982), y de tantas otras referencias que se me quedan en el tintero; confluyen y resurgen en este trabajo francamente a-lu-ci-nan-te. De todo ello, mucho más que el joven tándem, cuyo innato talento es a todas luces excepcional; sabe Mario, quien vivió los calendarios en que el synth tuvo su mayor auge. Pero si me equivocase, mi error acrecienta los impresionantes méritos de la sociedad Cabrera-Ballester.

El álbum está ad-portas de salir por Buh Records, en edición vinílica. Para aliviar la espera, o si el bolsillo no te lo permite, puedes acceder una y otra vez a la inédita evolución paralela del synth desde el BandCamp de la discográfica.


Hákim de Merv

No hay comentarios.:

Publicar un comentario