jueves, 22 de septiembre de 2022

Belle And Sebastian: A Bit Of Previous // Catch The Breeze: Into The Wide

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 14 de septiembre del 2022.)

Belle And Sebastian fue uno de esos rarísimos y postreros milagros de la centuria anterior, que hizo renacer las esperanzas de muchos/as en el pop melódico independiente. Confeccionada con extrema simplicidad y camionadas de emoción desbordante, su música se valía por sí misma para enamorar los corazones de millones de oyentes en todo el mundo -sin campañas publicitarias ni estrategias de tipo alguno. Al entonces octeto escocés le bastó transmutar su devoción por el folk británico de los 60s y por estetas de la talla de Lawrence Hayward (Felt) para lograr incluso más que eso -embeber a sus composiciones de una fragancia atemporal. Completado el traspaso desde la indie Jeepster hacia la mítica Rough Trade a mediados del ‘02, la lozanía tanto de los álbums viejos como de los nuevos pertenecientes a ese período se ha mantenido hasta hoy.

Venga del underground o del mainstream, el problema es que difícilmente el pop melódico puede mantener vigencia conservando inmaculada su naturaleza. Por mucha magia que tengan BAS o cualquier otro grupo, si la sencillez se enterca incólume, acaba convirtiéndose en un lugar de lo más común, cuando no en un sonsonete. Ejemplo de lo primero es un nombre como La Buena Vida. De lo segundo, todo el escuadrón tontipop español de entresiglos. De modo que comentarios y reseñas ya manejaban un acento bastante menos apasionado dirigido a estos súbditos de la corona inglesa para cuando sale The Life Pursuit (2006). No es que, en lo sucesivo, Stuart Murdoch y collera hayan caído por un despeñadero. Discos posteriores como Write About Love (2010), Girls In Peacetime Want To Dance (2015) o What To Look For In Summer (2020), los dos últimos ya en Matador; se han elaborado adecuadamente, y son aún bonitos de escuchar. Pero andan lejos de las armonías magistrales con que orláronse sus mejores entregas.

Tras 26 años en la ruta, a punto de cumplir dos décadas su última obra remarcable (Dear Catastrophe Waitress, 2003), era predecible que lo nuevo de los dirigidos por Murdoch recorriera el mismo camino de sus predecesores inmediatos. A la venta desde mayo pasado, A Bit Of Previous es el clásico esfuerzo post The Life... en que Belle And Sebastian pone en juego la franqueza de su límpido estilo casi naif, accediendo rara vez a incorporar algunos ingredientes ajenos a su retórica. Aquí podría mencionarse a “Deathbed Of My Dreams” y sus matices crepusculares a lo Mojave (desierto) 3 (banda), o a la pegadizamente bailable “Prophets On Hold” (en la onda de “Perfect Couples”, su hit de Girls In Peacetime...).

La norma es el sonido llano y emotivo, sin embargo. Temas como “Working Boy In New York City”, “If They're Shooting At You”, “Come On Home”, “Young And Stupid” o “Reclaim The Night”; entre otros más, han incubado y llegado a su forma definitiva a través de la artesanía habitual en estos ‘highlanders’ -melancólica y agradable, evocadora y geórgica. Sea imprimiéndole una inusual fuerza rockera (“Talk To Me Talk To Me”), sentándole al piano (“Sea Of Sorrow”, nada que ver con el homónimo track de Alice In Chains), o insuflándole una expansiva vitalidad (“Unnecesary Drama”); ese pop melódico que hunde sus raíces en los felices 60s es y seguirá siendo la esencia del ahora septeto, en tanto no se produzca un cataclismo nivel 11 a su interior. Viendo en retrospectiva la historia, opciones para que tenga lugar un evento tal parece haber muy pocas. Las mismas, luego de casi veinte calendarios, para que una de las alineaciones más queridas que ha ofrendado Escocia al pop independiente reverdezca laureles y coseche nuevamente entre sus fans el ilimitado fervor de sus días más afortunados.

Cuatro años después de su interesante Glow, y sin cambios de por medio en la formación, los daneses Catch The Breeze pegan la vuelta con una nueva colección de eufonías bajo el brazo. Algunas ya habían sido adelantadas como singles virtuales, si bien éstos fueron estrenándose apenas con unos cuantos meses de antelación (el más antiguo de los cuales, el suntuoso “Echoes From The Underground”, se colgó el último 4 de marzo).

Considerando que Glow finiquitaba el proceso de licuefacción, iniciado con el mini-álbum epónimo (2014), entre el post punk ‘78-‘84 y el shoegazing noventero; se puede aventurar que Into The Wide comporta una intensa radicalización en la ruta escogida por Andreas Bungaard (batería), Lars Madsen (bajo) y Aage Hedensted Kinch (voz, guitarra). Ello, porque las salientes y los boquetes que el propio grupo consentía para valerse de esteticismos post rock, new wave e indie; han desaparecido. Pero, principalmente, porque la propuesta que enyuntaba al baggy y al viejo post punk original ha sido destilada hasta grados de sofisticación impresionantes. Nunca más oportunamente usado, entonces, aquello de postpunkgaze.

La eléctrica de Hedensted ha adquirido la textura/tersura apropiada para trenzar apagadas ambientaciones quebradizas, que el desenvolvimiento del pedal envuelve en inexpugnable éter sónico. La amalgama de influencias, por ende, se torna una e indisoluble durante al menos el 80% del repertorio de ITW: ya no puede discernirse qué elementos dimanan de los jóvenes turcos del período after punk, ni qué elementos provienen de la primavera supersónica que floreció iniciados los 90s. Tómense como evidencia palmaria el hieratismo de la estupenda “Gravitational Sounds” o el tono elegíaco de la extraordinariamente contenida “Echoes From...”.

Otra característica a ponderar del nuevo esférico es la actuación de Lars Madsen. Sin renunciar a su innato minimalismo, el bajo ha devenido en medular, una cualidad que con mayor nitidez se percibe al soltar el trinomio las riendas; como en “Embrace”, en “Rise”, en el fin de fiesta que supone “Before We Turn To Dust”. Es allí cuando la terna luce con más propiedad sus renovados bríos y excelentes reflejos -y es en todas las pistas, donde las cuerdas barítonas de Aage son las que descuellan más que nunca (el marco idóneo para el rango vocal exhibido). Quizá por eso, ahora puedo ensayar el símil que antes me eludía: un cruce entre el Bowie de los 80s y el distintivo Mark Eitzel macerado de los American Music Club (‘85-‘94).

Hay un par de piezas cuya génesis es menos indescifrable que la del resto. Se trata de “Hollow”, donde late subyacente el fragor de unos Pale Saints (destacando Bungaard en la evolución de las baquetas), y “Subsurface Scattering”, post punk de medio tiempo que tiene su poco de The Fall y su poco de los ubicuos Joy Division. No es un demérito, en el balance. No cuando el último segmento de Into The Wide -salvo “Before We Turn...”- es dominado por exquisitos medios tiempos, de una belleza agreste. Notable segundo esfuerzo de los nórdicos.

Hákim de Merv

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