miércoles, 13 de julio de 2022

Oksana Linde: Aquatic And Other Worlds

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 6 de julio del 2022.)

A propósito de Aquatic And Other Worlds, mezcla de rodaja debut y recopilación prensada por Buh Records en la quincena de marzo, ha habido en redes una polémica hasta cierto punto bizantina sobre la obra de Oksana Linde.

Es la aludida, compositora de ascendencia ucraniana, nacida hace ya 74 otoños en Caracas (circunstancia que recuerda el caso de otro célebre músico venezolano, Vytas Brenner, descendiente de alemanes y residente caraqueño desde sus tres primaveras). Tras un accidente que le imposibilitase continuar ejerciendo como investigadora química y científica, Linde se hizo a los mares de la música electrónica en los albores de los 80s, comenzando a grabar al promediar la treintena. Gracias a algunos préstamos gestionados, consiguió una grabadora de carrete abierto TEAC, un sintetizador Moog Source y otro Polymoog. Algún tiempo después, el arsenal aumentó con una Roland Tape Echo, una drum machine TR505, una mezcladora de 16 canales, un Korg M1 y otro TR88. Artefactos todos que se irían de sus manos con la misma facilidad con que llegaron a ellas, debido a problemas de salud familiares.

Afortunadamente, en el interín se amasó un archivo de más de una cincuentena de piezas que hasta hace poco ha permanecido por completo inédito, archivo cuyas últimas entradas datan de 1996. De ahí la doble naturaleza de este AAOW, que hace las veces de estreno y de muestrario del quehacer sonoro de la llanera, que alberga temas registrados entre el ‘83 y el ‘89, y que la posiciona al lado de otros nombres remarcables pertenecientes a las mismas coordenadas espacio-temporales -como el trío Musikautomatika y Miguel Noya.

La discusión que trajese a colación Aquatic... no ha sido desencadenada tanto por el álbum de marras, sin embargo, como sí por el sesgo que se ha apresurado a dispensarle buen parte de las reseñas que han saludado ostentosamente su aparición. Tal cual lo ha confesado en una entrevista reciente, los óculos en que se reflejaba la Oksana Linde artista eran los de Vangelis, del hombre de las campanas tubulares Mike Oldfield, de la figura clave del prog francés Jean Pierre Alarcen (Sandrose, Eden Rose, Le Système Crapoutchik, Tartempion) y del compatriota de este último, Jean-Michel Jarre. Consecuentemente, son ésas las estéticas que han signado sus creaciones. Basta con presionar play y lo primero que me viene a la mente al escuchar las notas de Aquatic And Other Worlds es la imagen/el imaginario de esa electrónica que, no habiendo acabado todavía de desembarazarse de los empachos del rock sinfónico, fue estigmatizada por los hijos bastardos de Kraftwerk y (mal)tratada acorde.

Exceptuando su valor arqueológico-testimonial, entonces, el plástico que Buh le ha editado a la venezolana me ha sabido a simpático ejercicio de ese synth aún hipnotizado por el embrujo progre que sobrevivió al punk; y que huele a new age por sus cuatro costados. O mejor, que sigue los pasos de lo que más adelante se conocerá como el ala “technificada” de la new age. Sus fastuosas mini-suites espaciales a lo Vangelis (“Bajo La Lluvia”), sus devaneos ambient de sintetizadores arpegiados a lo Jarre (“Viaje Hacia La Luz”), van del júbilo y la exaltación -“Orinoco”, “Descubrimiento”- al melodrama y el lirismo -“Estudio Para Una Sinfonía Folclórica Ucraniana”, “Nenúfar”-. Y viceversa. Visto así, AAOW funciona como un correcto disco de época, siempre situándonos en el contexto latinoamericano de hace cuatro décadas. Incluso es válido referirse a Linde como pionera de la música electrónica de la región, en la medida en que su producción en nuestros países era preocupantemente magra -peor aún si se aplican consideraciones de género.

No obstante, mucho de lo que se ha escrito a raíz del lanzamiento se ha amparado en ese exacto término -“pionera”- para sobredimensionar música y compositora, ubicando a esta última al mismo nivel que el de una Delia Derbyshire o un Karlheinz Stockhausen. Despropósito que estoy seguro nunca cruzó la mente de la joven Oksana. Números como “Mariposas Acuáticas” o “Psicocatálisis” a lo sumo replican la pegadiza evocación que lograsen transmitir las fábulas instrumentales de percepción trans-sónica de Tangerine Dream, cuando el grupo las adaptó a formas más convencionales, durante su travesía ochentera. La propia Linde regala un breve track de nombre “Recordando A Kitaro”, lleno de fervorosa nostalgia dirigida hacia las teatrales eufonías del solista nipón.

Así que, mis queridos/as colegas, ¿necesitan más pruebas para darse cuenta de su cuádruple metida de pata hasta el fondo, al equiparar la obra de Linde a los paradigmas que suponen el genio alemán o la adelantada británica? Ya, pues, no se pasen.

Hákim de Merv

jueves, 7 de julio de 2022

Tierra - Composiciones Acusmáticas De Mujeres Compositoras De La UNM // Habø: [elsilencioeselgrito]

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 29 de junio del 2022.)

Tras el rebautizo que sufriese, al interior de la hoy denominada Universidad Nacional de Música se creó el Laboratorio de Música Electroacústica y Arte Sonoro -apéndice cuya finalidad central es fomentar y difundir el trabajo de las nuevas generaciones de compositores/as electroacústicos/as en el país, esto es aquellos/as que recorren los aleros más distantes de la arquitectónica academicista, casi siempre confluyentes con los extrarradios del pop contemporáneo.

Después del lanzamiento debut, Uno (2020, que contase con algunos músicos de renombre como Teté Leguía y José Ignacio López), el 10 de marzo se publica en el BandCamp de la antedicha plataforma Tierra - Composiciones Acusmáticas De Mujeres Compositoras De La UNM. Es éste el resultado final de un proyecto presentado en el marco del XVIII Coloquio de Estudiantes de Antropología PUCP (2019), llamado “Aquí Estamos Las Mujeres Reunidas Y Te Estamos Cantando”, consistente en la interpretación reconfigurada de un puñado de archivos sonoros pertenecientes al Instituto de Etnomusicología de la misma universidad. Dichas relecturas se realizaron siguiendo los postulados de la música acusmática.

(Breve resumen: en un principio (1955), el pitagórico término que rescataran los franceses Pierre Schaeffer y Jérôme Peignot aludía a composiciones creadas pensando en su difusión a través de altavoces/altoparlantes, descartándose toda ejecución en directo. Dichas composiciones partían de sonidos de ascendencia electroacústica, como los de la música concreta y de la música electrónica anterior al acaecimiento de Kraftwerk. Con el tiempo, el uso de “acusmática” se extendió más allá de las condiciones físicas/ambientales de su reproducción, englobando por igual aquellas sonoridades de las que se servía.)

Descontando su naturaleza insular, cuyo antecedente más inmediato acaso sea la obra de Renzo Filinich (a) Metástasis (peruano ya hace muchos años radicado en Chile), ¿logra Tierra... provocar inquietantes reacciones corporales/tensar un buen rato las neuronas? La verdad, sólo a medias. Toda vez que se cimenta sobre dialécticas próximas al avant garde, la cosecha recogida muestra frutos concebidos en el seno del ruido, bajo el signo de la cacofonía. Ahí nomás, la tarea está hecha al 50%. El problema radica justamente en el otro 50% -porque Tierra..., que algo tiene de arqueología sonora y de re-síntesis, de instrumentación orgánica y de digital, no puede presumir de muchas ni mayores sorpresas.

Cierto, en ningún lado está escrito que cada nueva creación de tal o cual artista deba ser forzosamente una vuelta de tuerca. Aquí, lamentablemente, se trata de un colectivo que debuta en cancha asegurando más que arriesgando. El modo en que Jacqueline Reyes, Naid Cruz o Yemit Ledesma recontextualizan las astillas sónicas seleccionadas, por ejemplo; da lugar a collages donde previsiblemente son priorizados/ensalzados los motivos vernáculos, utilizando fórmulas poco perspicaces. No es que suenen mal o que apelen a una vindicación de sensibilidades altoandinas que ha devenido en lugar común, sino que no percibo en juego una intención de ir más allá. Por suerte lo mismo no ocurre en la segunda mitad de la jornada, con Wendolyne Guerra, y sobre todo con Claudia Sofía Álvarez y Alexandra López Barrionuevo. Más imaginativas, encarando con sagacidad los procesos de tape recording, menos propensas al pintoresquismo tradicionalista; estas féminas arriesgan virulentos -cuando no tétricos- maridajes de músicas electroacústica y concreta, desapacibles improvisaciones donde la tímbrica se entorna con frenesí hacia el Lado Oscuro (notoriamente en “Femenino Urbano” y en “Harawi Arwi”), técnicas como el cut-and-replace o el pitch-bending descalibradas para ensayar-descubrir-y-aprender sobre la marcha (“Danzayar”).

Es ahí donde el contingente de Tierra... tiene que hundir el arado, donde el futuro luce ciertamente promisorio. A no comer ansias: todavía le quedan sus buenas zancadas de trecho por recorrer, antes de alcanzar la ansiada madurez.

Con la salida de [elsilencioeselgrito], el individualista Habø fuerza involuntariamente al escucha a reexaminar algunas consideraciones planteadas a propósito de la discografía que ha publicado a la fecha, consideraciones relativas a su progreso. Esto debido a que el contenido de //Textura//Difusa//, grabado de un tirón y eyectado en septiembre del ’21, parece ser posterior al repertorio que recibiese luz verde el 14 de abril último.

En cuanto a especificaciones técnicas, ambos títulos han sido registrados en una Akai GXC-38: cuatro canales, reducción de ruido tipo B, factor de distorsión del 2% -salvo “Dis/Per/So/Ciado”, proveniente de una multitrack TASCAM Porta 03. La diferencia entre ellos reside, pues, en el desarrollo estético. Habiendo dormido [elsilencioeselgrito] el sueño de los justos desde inicios del ’21 (según sumilla colada en BandCamp), y mostrando éste un desenvolvimiento sustancialmente superior al de su antecesor, cabe preguntarse si es correcto afirmar que el alias de Alberto Carbajal no deja de avanzar y/o crecer -cuando aquello que se presenta como nuevo es en realidad anterior a lo que le precede. Queda por alegar, empero, si el disco estrenado este año ha pasado por algún proceso posterior; para validar o descartar la idea de una evolución sostenida. Asevera el capitalino que por allí van los tiros, cuando datea que redondear el largo le tomó poco más de un año.

Paltas cronológicas a un lado, el programa de [elsilencioeselgrito] no sólo consolida las mutaciones que //Textura... aventuraba, sino que diversifica el estilo de Habø superponiendo porfiadas resonancias de psicodelia impresionista marca Spacemen 3 o Loop sobre las enseñanzas de la Berlin school y del synth punk a lo Suicide que el autor norconeño pusiera en práctica. De una evidencia refulgente en el minimalismo iterativo de “Inter.Abismos”, esas huellas también pueden rastrearse en el áspero pulso imperturbable de “Pies A/Tierra” o en el nudoso synth de “Ørquesttta”. La adición de este ingrediente estilístico acaba reconviniendo al acto limense como versión infinitamente más prolija del tándem Vega/Rev, y aún así no menos distópica.

Sigue siendo la de Habø, no obstante, una música totalmente sintética; cariz que “Dis/Per/So/Ciado” y “Oceánico Y Solar” acaban reafirmando. Con ellos, asimismo, despega por completo el éxodo iniciático de Carbajal hacia la Iluminación. Hermana el primero contados pero furibundos riffs de teclado a futuristas frecuencias/secuencias, soliviantando una atmósfera recargada de electricidad a punto de reventar. Hace gala el segundo, en tanto, de ¿sintetizadores? ¿osciladores? abusados hasta el desgaste, para finalmente transfigurarse en una suerte de barroco dronic techno con que zambullirse en la negrura material del espacio exterior.

Si no fuera por algunos errores menores -el canal derecho de la grabación se sobresatura en más de un punto mientras suena “Ørquesttta”, algunos fade-outs están tijereteados a la mala-, gracias a [elsilencioeselgrito] ya podría Habø contarse en la avanzada nü synth de la escena independiente peruana, al lado de Blue Velvet, Juan Nolag o AtomoSynth. En otras palabras, habría trascendido su liga distrital de origen para acceder a torneos de alta competición. Faena casi redonda. De todas formas, es el suyo un álbum a tener en cuenta entre lo mejor que va deparándonos este 2022.

Hákim de Merv