miércoles, 6 de mayo de 2020

(Bob Stanley & Pete Wiggs Present) The Tears Of Technology

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 29 de abril del 2020.)

Parafraseando algunos jirones finales del texto que sentencia Rob Gordon, el personaje de John Cusak, en la inmortal High Fidelity (2000); elaborar una estupenda recopilación de música comporta adiestrarse en técnicas de compleja sutileza, regidas por reglas tácitas sobre lo que hay que hacer y sobre lo que debes dejar de hacer. Con cierta experiencia, las cosas se tornan llevaderas, mas nunca lo suficiente para olvidar lo complicado y gradual que son al principio. Y ninguna de estas circunstancias queda atenuada en la era de la Globalización/Internet 3.0: aún teniendo SoundCloud, los podcasts, YouTube, MixCloud y las listas de Spotify (que no uso); crear equivalentes virtuales de los añejos mixtapes e incluso de los mix-CDs persiste en su condición de arte esotérico.

Haciendo un alto en sus actividades como parte de Saint Etienne, respetable terna inglesa noventera que accedió al downtempo y al indie desde el synth, sin abandonar del todo a este último; Pete Wiggs y Bob Stanley han pergeñado un soberbio panorámico que glosa ese periodo de la música pop en que los sintetizadores ya habían iniciado su comercialización a gran escala merced al advenimiento e impacto del pop sintético (y variantes que hoy conocemos/re-descubrimos), sincronizando espontáneamente además con otros géneros coexistentes como la new wave, la big music e incluso el venerable post punk. Para la faena, los curadores recurren en buena medida a recuerdos de juventud, que los hallazgos de la arqueología pop ahora facilitan cotejar -evitando el desliz de ampararse en la crónica que al respecto refrenda la mass media, y la tentación de ceñirse exclusivamente a los sospechosos comunes. Pero aún en ese último supuesto, las muestras que dan vida a The Tears Of Technology son escogidas con envidiable tino.

Confróntese para más señas la apertura a cargo del quinteto liverpolita China Crisis. En lugar del vitoreado “Wishful Thinking”, se prefiere la evanescente nostalgia electropop que rezuma “Jean Walks In Fresh Fields”, cierre del estreno Difficult Shapes & Passive Rhythms - Some People Think It's Fun To Entertain (1982). Análogas elecciones realiza el tándem cuando debe encarar clásicos de la talla de John Foxx, O.M.D. o Soft Cell: nombres todos consagrados, que aquí figuran respectivamente representados por “Europe After The Rain” (The Garden, 1982), la infinita “Sealand” (genial Architecture & Morality, 1981) y “Youth” (Non-Stop Erotic Cabaret, 1981). Los seleccionadores van más allá todavía cuando se trata de The Human League y Chris & Cosey. De los primeros se antologa “WXJL Tonight”, telón abajo de su magnífico Travelogue (1980, aún indemnes a la fama mediática que les reportase Dare!). De los ex Throbbing Gristle, se elige nada menos que “October (Love Song)”, single de 1983 (para entonces ya contaban con dos LPs publicados: Heartbeat y Trance). En todas estas composiciones y en las que enumerarán los próximos párrafos, los ostinatos artificiales de sintetizadores y/o teclados generan sorprendentes patrones ultra-rítmicos, deliciosos motivos trans-melódicos y pasmosas progresiones meta-armónicas que trastocan dramáticamente los parámetros sonoros vigentes durante esas desaparecidas jornadas; no quedando de otra que vertebrar, organizar y ungir los suyos propios.


No obstante, quedó implícitamente sentado líneas arriba que el mérito superlativo de The Tears Of Technology radica en su recuperación de tesoros luengos calendarios considerados rarezas, y en su ilustración del proceso con que el aún vacilante synth pop infiltró músicas digamos coetáneas. El de Eyeless In Gaza es el único ejemplo recogido por el disco en lo tocante al post punk (“Lights Of April” proviene del Drumming The Beating Heart, 1982). Algo parecido ocurre con la big music -etiqueta que no sobrevivió a esas fechas, usada para catalogar a combos como Echo And The Bunnymen, U2, Blue Orchids o The Teardrop Explodes. Precisamente de la pandilla de Julian Cope se requisa “Tiny Children” (Wilder, 1981).

En cuanto a la new wave, New Musik y los escoceses Simple Minds ceden “A Map Of You” (From A To B, 1980) y “Real To Real” (Real To Real Cacophony, 1979). No es esta última pieza la más antigua de la compilación: ese honor le corresponde a “Private Plane” (1978), 45 debut de Thomas Leer, paisano de los Minds. Como él, existe un nutrido contingente de grupos y artistas que logró cierto reconocimiento en tanto alboreos precursores del ingreso mayúsculo de la tecnología a la música pop, y que luego permanecieron mucho tiempo ignotos por diversas razones. Verbigracia, el apelativo Turquoise Days sonó mucho durante los 80s por tracks como “Blurred”, “Alternative Strategies” o su exitoso “Grey Skies”; pero el dúo británico no grabó un álbum completo ni fichó por label alguna hasta el 2009, en que le acogió el regazo de la emprendedora Minimal Wave. Otro binomio igual de celebrado fue Oppenheimer Analysis: ellos sí grabaron y manufacturaron con la suya New Mexico (1982), y luego desaparecieron hasta el 2005, firmando por Minimal Wave antes que los Turquoise. De OA, se incluye su hit “Behind The Shades”.


Con mucha menor fortuna corrieron Illustration, Trevor Bastow, Patrik Fitzgerald, The Electronic Circus, los increíbles pero efímeros new wavers Care -donde militase Ian Broudie, antes en Big In Japan y Original Mirrors, luego en The Wild Swans-, The Pale Fountains... Bandas que, como también las precedentes en un punto determinado de sus carreras, exploraron/experimentaron en las circuiterías de aparatos novedosos aún desaliñados a despecho de su incipiente comercialización masiva. En mayor o menor medida, la inspiración les alcanzó para concebir intensas viñetas de emotividad desbordada, canciones entre expansivas y melancólicas que en la superficie versifican distantes y frías, mientras que su interior combustionaba incesante. Entre todos los involucrados, la cancha se abrió para el fortalecimiento de subgéneros que ya venían gestándose, como el minimal synth y la coldwave. Y aunque tras 1984 la década girase en otras direcciones y sus alias medrasen largo tiempo relegados en el Olvido, por suerte lo mismo no ocurrió con su copiosa herencia. Accesa a ella y saborea el alucine synth de esos protagonistas previo a la ciberdelia, clickeando aquí.


Hákim de Merv

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