jueves, 2 de abril de 2020

Prophecy + Progress: UK Electronics 1978 - 1990

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 25 de marzo del 2020.)

A propósito del norconeño Habø, la semana pasada mencionaba que a Grauzone se le considera el primer acto minimal synth de la Historia. Tal es el consenso que valida la crítica especializada tras la luz verde que en el 2010 recibiera Grauzone 1980-1982 Remastered, compilación que rescató el homónimo y unigénito legado del trío suizo (1981), sazonado con numeroso material inédito y/o de difícil disponibilidad.

No es menos cierto, sin embargo, que con frecuencia los géneros/subgéneros que se desgajan de la música popular contemporánea les deben la propia identidad a varios progenitores -algunos de los cuales no se enteran sino décadas después-. Y tampoco peca de falaz quien afirme que muchas de estas tendencias sonoras devienen consecuencia del Azar. Ejemplos de una y otra fenomenología, usualmente entrecruzadas, pueden encontrarse varios en los anales del pop de avanzada. Recuérdese que, desde cientos de garajes esparcidos por la Unión Americana a finales de los 60s, surgió la psicodelia beat en el intento de nóveles músicos por emular a The Beatles. También, cómo el fundacional electro-pop de Kraftwerk deslumbró (no sólo) a los jóvenes turcos de fines de los 70s, quienes siguiendo su estela inventaron sin planearlo el synth pop. O la coyuntural travesía del ex Sex Pistols John Lydon a Jamaica, que prefijase coordenadas para el nacimiento y ascenso del flamígero post punk original.

La génesis del minimal synth tiene un poco de esto y otro poco de aquello. Las miras de quienes empezaron a probar suerte con lo que a posteriori se convertiría en estilo, eran menos dar vida a una nueva cepa del synth que ampararse para crear la propia música en la frialdad maquinal y la enajenación robótica de subversivos como Tubeway Army/Gary Numan, O.M.D., The Future/The Human League/Heaven 17, Visage, John Foxx o los Ultravox sin este último. Y aunque esos largo tiempo desconocidos precursores fueran asimismo inspirados en principio por los Robots de Düsseldorf, más les sedujo otro iluminado por los germanos, que en 1978 alborotase el cotarro con el inmortal single “T.V.O.D./Warm Leatherette”: The Normal, identidad de Daniel Miller, fundador de Mute Records en los primeros 80s.

Los helvéticos Grauzone, pues, nunca estuvieron solos -si bien Christian Trüssel, Marco Repetto y Martin Eicher son visiblemente los más reconocidos exponentes del primer minimal synth. En la misma Suiza radicaba Mesh, dueto ginebrino coetáneo de los berneses que recién editaría álbum en 1986 (Claustrophobia) y que debió esperar casi seis lustros para la reedición doble de rigor con abundantes tomas inéditas (Cenotaph, 2015). En la dividida Alemania de la postguerra, existía una pequeña escena occidental identificada con la neue welle que se inclinaba hacia el synth más austero y glacial: Dusk To Dawn, Futurisk, Bal Paré, Das Kabinette... Del lado francés del Canal de la Mancha, nombres como Clair Obscur, End Of Data o los excelentes Moderne coadyuvaban a moldear la coldwave, aporte galo que se ha mantenido vigente hasta nuestros días deparándonos sorpresas como Police Des Moeurs. Del lado británico del brazo de mar, respiraban entidades como Breathing Age y Joy Before The Storm. Incluso el agreste norte de España fue tierra fértil para la fecundación de proyectos afines: El Guerrillero Rojo, Séptimo Sello, T.V. Soviética, Grupo Q...

Ninguno de los combos que en el párrafo anterior he evocado desde el ayer logró notoriedad en su espacio-tiempo de procedencia. Es con los años y mediando mucha paciencia que se vienen armando estoicamente los mapas/mosaicos de esas olvidadas genealogías: a la lentitud con que van recuperándose las piezas para reconstruir estos rompecabezas, hay que sumar la inevitable desaparición de algunas de éstas. Por ello cobra relevancia la publicación de compilaciones que repesquen todos los fragmentos rastreables, a las que como mínimo hay que reconocerles un crucial valor testimonial. La coldwave franchute ya tuvo un primer avatar con el interesantísimo muestrario Synthétique: A French Synthwave Compilation 1982​-​2016 (2017). En esa misma recta arqueológica va Prophecy + Progress: UK Electronics 1978- 1990 (2018), esfuerzo auroral por ilustrar el acaecer histórico del minimal synth en la Rubia Albión.

Como sucede con el antecedente franco, el track list del Prophecy + Progress... sigue un estricto orden cronológico. Pero, a diferencia del Synthétique..., aquí se lucha por omitir los vacíos temporales en la medida de lo posible -graficando más fielmente no sólo la evolución del minimal synth, sino además su permeabilidad. Según qué filones estilísticos, podría postularse que etiquetas como “coldwave”, “synthwave”, “synth punk” o “minimal synth” guardan determinado grado de equivalencia. Incluso se podría decir que ambos panorámicos se complementan, ya que ni siquiera la coldwave es excluyentemente francesa -un ejemplo: los belgas Absolute Body Control.


Levanta el telón la única agrupación conocida de todas las participantes, Clock DVA. “Lomticks Of Time”, outtake perdido de su debut Tape 1 (1978), pone justicieramente en entredicho la categorización tradicional del quinteto de Sheffield encabezado por Adi Newton (miembro del maravilloso experimento The Future junto a quienes después formarían The Human League): plásticos como Thirst (1981) o White Souls In Black Suits (1980) no me suenan en absoluto a industrial, sino a un extraño híbrido abortado en los márgenes de la música electrónica de sus días. La asfixiante acechanza percusiva de “Lomticks...”, que parece extrapolada de una película B de ciencia ficción, traza lineamientos que repiten actos tan antiguos como Vice Versa (semilla de la que naciese ABC, una tribal “Idol”), Konstruktivists (su impericia a los teclados en “Vision Speed” es fantástica) o Colin Potter (una machacantemente oscura “Number 5”).


“Rabies” de Naked Lunch retacea el incipiente canon trazado para prodigarlo hacia distintas direcciones, acercándose a lo que entonces ya había ganado notoriedad como synth pop hasta poner pie en sus proximidades. De paso, se inaugura el segmento más prometedor de Prophecy + Progress... -articulado por la angustiante pulsión proto EBM de Five Times Of Dust (revulsiva “Automation”), el synth de polícromos ribetes pop que facturasen Peter Hope + David Harrow y Attrition (cuyos respectivos “Too Hot” y “Beast Of Burden” tuvieron todo menos suerte para colarse en las programaciones de la FM de la época), o el epatante accionar coldwave de Schleimer K (“Women”) y V-Sor,X (“Conversation With”), quienes se reflejan en el New Order que todavía no dejaba de ser Joy Division.


Con “Total Shutdown” (1986) de John Costello entramos a la recta final del registro y a un período en que se redefinen ideas, se vuelve a las fuentes y se adoptan los postulados que le dan forma definitiva al synth de acabado lacónico y temperatura bajo cero: pertinaces ritmos frígidos destilados desde las drum machines, teclados espartanos, el escarpado bajo dibujando sobrias líneas nocturnales, el/la cantante en plan desafecto/a e imperturbable impersonator de la vocalización dark rock clásica -Ian Curtis en primer lugar. No es que Costello, T.A.G.C. (“Further And Evident Meanings”) o John Avery (“12am Awake & Looking Down (Edit)”) ya suenen como Lebanon Hanover, Doric o She Past Away; sino que abren los surcos y ponen las semillas cuyos frutos, latentes en su aletargamiento, han recogido sus herederos del nuevo milenio. De paso, renuncian de una buena vez al sendero por el que se internasen Depeche Mode, Soft Cell o Pet Shop Boys; y siguiesen sus sucesores naturales -Anything Box, Red Flag, Seven Red Seven...

Disco con que aprender de quienes ahora quedan reivindicados, y que obviamente no hace menos a Grauzone y compañía. La lista de espera no se ha cerrado, empero, y todavía es larga. Poco a poco emergerán grandes porciones de data sónica con que completar el puzzle. Por lo pronto, basta y sobra con este Prophecy + Progress: UK Electronics 1978 - 1990. Puedes escucharlo a través de los links adjuntos a esta reseña, o descargarlo aquí.


Hákim de Merv

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