lunes, 29 de mayo de 2017

In Through The Outdoor: Rezongona Editorial

En noviembre del 2014, comenzó, en la periodicidad del blog El Hexágono Carmesí; la para temporal que poco más de un año después pasaría a ser definitiva. El puntual acontecimiento que ocasionó el frenazo, hace cerca de tres años, no merece más palabras que las que ya se han gastado en lo que llevo escrito. No vale ni medio centavo adicional. Lo importante es que la amistad entre quienes sosteníamos dicha bitácora ha permanecido incólume. Agradezco aquí tanto a Cristhian Manzanares como a Jorge Buckingham por el esfuerzo y la dedicación desplegados durante cinco estupendos años. Valga la aclaración, todos los artículos publicados en EHC (2009-2014) siguen disponibles en línea, pues el cese de actividades del blog no implicó su eliminación. Algunos links de descarga, eso sí, ya no funcionan -por insalubres/espinosos reclamos de copyright.

Desde entonces, me he concentrado en mi muro personal de Facebook, cubriendo allí algunos de los discos a que iba llegando por cuenta propia, y también algunos otros discos que amigos muy ligados a la escena independiente nacional -y luego camaradas del exterior- me facilitaban generosamente. Sean peruanos o extranjeros, sean nuevos o viejos pero caletas, los bytes de mi muro siempre han estado abiertos a todos ellos. Facebook suele ser considerado una enajenante forma de perder por completo el tiempo. Aunque algo de razón tiene ese dictamen, no es mi caso. Si bien a veces opino de política, apoyo causas como la de los animalistas y la de los derechos de las minorías, o me permito distenderme un poco; mi cuenta está dedicada a la difusión del humanismo expresado en manifestaciones culturales pop como el cine y la literatura, con marcado énfasis en la Música -el arte que define la esencia de lo que soy. Superfluosidades y fruslerías que le ganan a uno, pues.

Empiezo este blog para que todo lo que he escrito en Facebook no se pierda. Hasta el momento, he recuperado más de 100 publicaciones, que seguramente no son todas. Durante un tiempo, creí que con marcar los posteos como “Saved” era suficiente. Los recordatorios de “On This Day” harían el resto. Comprobé después que sólo puedes preservar un número determinado de posteos: alcanzado ese número, Facebook chotea los que marcaste primero en favor de los últimos. Y como todo texto es perfectible -a ello contribuyen la distancia, el Tiempo, las miradas de nuevas inteligencias y el subsecuente feedback...-, cada entrada aquí irá pauteada tras una revisión preliminar, tanto para pulirle como para actualizarle. No obstante la mayoría de artículos se centrará en el arte que mi pluma más ha defendido, sin duda habrá otros que también recupere por su valor intrínseco (espero que el profeta Herbert Marcuse se haya equivocado cuando publicó El Hombre Unidimensional). Este blog es, pues, una suerte de back up para aquello que seguiré colgando en mi muro de Facebook: como tal, no tengo el menor interés en hacerlo visualmente llamativo. Cubro un mínimo de cuota estética y punto -siempre pesará más el contenido.

Al “desaparecer” El Hexágono Carmesí, estaba camino a cumplir cuarenta años. Hoy estoy próximo a sumar cuarenta y dos calendarios. Si se quiere, estoy a la mitad del camino de la vida, como decía Dante Alighieri. Hoy se suele afirmar que los cuarentas son los nuevos veintes, consecuencia directa del efecto Clooney (“los cincuentas son los nuevos treintas”). Subjetivismos a un lado, puedo enumerar algunas cosas que a esta edad ya no admiten discusión. La primera de ellas es que, físicamente, no seré joven nunca más. Lástima, hubiera sido bonito morir antes de dejar de serlo.

La segunda de ellas es que, pese a la adultez, la flama sigue viva y furiosa. No tiene nada de malo mirar hacia el pasado: lo malo es quedarse allí todos los días que te queden de existencia. Ya sobrepasé con creces la edad en que el imperativo biológico dicta una ralentización en los procesos de interiorización de referentes culturales. Y sigo aquí. Leo nuevos libros. Visiono nuevos films. Aprendo nuevo conocimiento. Mejor aún, escucho nuevos discos -definitivamente, el principal don con que me favoreció un Destino que las más de las veces me ha tratado como punching ball. No sé cuánto tiempo más seguiré avanzando, pero a la fecha no percibo ningún síntoma de cansancio. Mi angurria de información permanece inalterable.

La tercera: con 22 años publicando (y 23 escribiendo), supuse que al menos en los circuitos independientes nacionales no era más un desconocido. De continuo, asumo que ya todo el mundo sabe -sottovoce- cuál es mi verdadero nombre, pues dejó de ser secreto hace tanto que ni siquiera recuerdo el momento exacto. Una descomunal bronca virtual a propósito del delirante/senil Charly García, en la página face peruana Rock Achorao’, ha probado lo contrario. Bien por un lado: carne fresca que rebanar y cerebros adolescentes que zarandear. No me oxido, y de paso refrendo galones.

Mi intención es que este blog se conduzca según los principios del copyleft. Puedes reproducir cualquier texto que aparezca aquí, siempre y cuando me acredites, me notifiques acerca del uso que vas a darle, y reproduzcas el texto tal cual (negritas y cursivas incluidas). Observa estos requerimientos y no te daré el menor problema. Queda TERMINANTEMENTE PROHIBIDA, por otra parte, la libre reproducción de cualquier texto en formato físico. Lo estoy diciendo con todas sus letras y bien en serio.

Seguir pensando en términos de fronteras, cuando éstas han desaparecido en la era de Internet, es un absurdo de campeonato. Podría dedicarme exclusivamente a ilustrar las bondades de la movida independiente peruana, que goza de salud envidiable desde hace cuatro años, pero ello sería una necedad de parte mía. El mundo en el que vivimos actualmente se ha echado abajo muchas de las barreras con las que crecimos, a excepción de las más resistentes -las mentales. No aquí. En este blog, siempre que sean respetuosos/as, todos/as son bienvenidos/as. Para muestra, un botón: gracias a mis amigos del sur, a quienes tengo constantemente presentes, Chile siempre ocupará un espacio en mi corazón. En estos bytes. Ninguna bronquita-berrinchosa-de-nivel-escolar-orquestada-desde-cualquier-esfera-de-poder va a convencerme de actuar en sentido opuesto.

Puede que sea un lugar común generacional, aunque no lo creo. Buscando nombre para estos bytes, uno que resumiese experiencia y beligerancia, caigo en la cuenta de que muchas iniciativas más o menos similares reflejan desde el título un balance similar entre sus términos: Recuerdos De Un Cíclope, Memorias Del Subsuelo, el sorprendente canal de audiolibros Anotaciones De Madrugada (en YouTube, también blog), Extramuros... testeando sinónimos, me acordé del libro Apostillas Al Nombre De La Rosa, de mi maestro Umberto Eco. Descartados por recurrentes vocablos como “periferia”, “márgenes” y “extramuros”; me acordé asimismo de Disidentes, una de las primeras bandas industriales/post-industriales de la escena paralela peruana y que surgiera en los 80s. Sin ser fan terminal de un proyecto que me parece muy interesante en cuanto a postulados, me identifico con su nombre. Después de todo, en retrospectiva y no siempre explícitamente, siempre he sido un disidente -agnóstico, melómano de alfanje y capote, lector empedernido, cinéfilo omnívoro; por convicción, siempre al otro lado del dominio y rango que favorecen (a) las mayorías.

Hákim de Merv


2 comentarios:

  1. excelente! estaremos acá leyéndote desde Valpo :)

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  2. Muchísimas gracias por el apoyo y la difusión. Abrazo enorme desde Lima. <3

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