jueves, 22 de junio de 2023

Juan Pablo Cacciuttolo: Puestos Varios // Vago Sagrado: Mundo Tal

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 14 de junio del 2023.)

A propósito de Los 5000, empecé a indagar acerca de la vida y obra de Juan Pablo Cacciuttolo, empresa en la que todavía ando metido. No existe, desafortunadamente, un site en Internet donde puedas encontrar sus principales señas; de modo que empaparse de su música ha sido una elusiva búsqueda del tesoro. Lo poco que existe disponible corona al chileno como uno de los principales referentes de la escena independiente mapocha posterior al cambio de siglo, con un puñado de producciones y colaboraciones de lo más dispersas. Allí está su participación electro-analógica teñida de dub para Los Retoños (‘19), segundo largo de Las Mairinas, grupo paralelo de Walter Roblero (Congelador). También, la alianza con su tocayo de apellido Abalo, concretada en una hermosa jornada ambient de nombre Quietud (‘21). Y una placa que roza la categoría de capital para las subescenas sureñas que miran constantemente hacia el horizonte -La Yesera (‘18).

El año pasado, Cacciuttolo se portó con un esférico armado de temas compuestos entre el ‘20 y el ‘22. Desde el título escogido, Puestos Varios es muy revelador de las distintas facetas que cultiva el santiaguino como músico experimental, bien a través de sus colaboraciones, bien en plan solista. En esa dirección, no es descabellado asignarle sitial de descendiente en la estirpe de un Jim O’Rourke o de un Mark Clifford. En efecto, tan pronto Juan Pablo se deja arrullar por el ensueño electrónico de los primeros 90s, como se arroja a los brazos del intelligent techno de rostro más arisco. En medio de estos dominio y rango, el individualista no cesa de explorar las gradaciones y cortocircuitos que la alquimia de su talento le permite.

Austeridad timbral y riqueza percusiva no tienen por qué moverse utilizando senderos divergentes. Ello es algo que demuestran las seis pistas de Puestos Varios, cuatro de ellas registradas de una sola toma. Modificando artefactos y gadgets varios, sometiendo las sonoridades resultantes a tratamientos escherianos y manipulaciones hipnóticas, el autor se adentra -iluminado por espíritu asaz libertario- en las espesuras de un ambient a punto de mutar hacia el IDM sincopado y lacónico de Locust o de ese híbrido maravilloso que fue alguna vez Seefeel, cumplimentando el trasvase respectivo a medida que va afianzándose/intensificándose. “Infracrítica” y sobre todo “Tiempos Modernos” son evidencia palmaria de esa sostenida metamorfosis.

Por otro lado, piezas como “Tralkán” y “Mam” son ejemplos de música hosca, a un paso de transfigurarse en ruido digital -pura texturología con opción al sampleo, caso el gorjear de aves en “Mam”. Ya sea en corto (“Tralkán”) o en largo (“Mam”), Cacciuttolo genera motivos sencillos que loopea con el fin de ganar volumen y masa para sus instrumentales. Curiosamente dos de ellos, los finales “Desnudar La Espera” y “Enfilaciones”, devienen en pruebas irrefutables de sus exploraciones intuitivas -o cómo el tech-house se transforma naturalmente en ambient-techno, pródigo y más suelto/desencorsetado que el de sus pares, supeditando las guitarras a procesos de filtración empleando el software, sugiriendo viñetas de dream pop e induciendo a través suyo imágenes oníricas de mundos más allá de todo lo conjeturable.

Un seco, Juan Pablo.

Ha transcurrido algún tiempo desde la última oportunidad en que me senté a escribir sobre Vago Sagrado, ese combo de gallos debutantes que teloneó a Yajaira la noche en que el buque insignia del stoner chileno festejó dos décadas de vida (’16), en El Bar De René. Cuatro años, en los que han pasado algunas cosas relevantes para el devenir de la banda -como que la medida bienal entre álbum y álbum de sus tres primeras entregas quedó en offside sin afectar el promedio editorial (cinco en dos lustros), o que VS resignó su condición de power trio para convertirse en cuarteto, sin renunciar a aquello de power.

El cambio más notorio, sin embargo, se da en las esferas por las que ahora su música deambula. Podría afirmarse que esta conversión cobra impulso con Made Out Of Sound, su referencia del año pasado, si no fuera porque el propio grupo señala que los temas del nuevo disco provienen de una vespertina sesión de improvisación abierta registrada en el ‘20, durante los meses más duros de la pandemia. Detalle harto relevante es el circunscrito a los participantes de la sesión, que ya entonces eran cuatro, considerando que Made Out Of Sound todavía se acredita al trío de siempre -Nick Vayolence (batería), Alberto Parra y Carlos González Lihn (ambos dupleteando en guitarra y voz). Made Out... queda, así, como un trabajo concebido todavía más atrás; pero que necesitó mayor cantidad de tiempo para alcanzar su forma definitiva antes de hacerse público.

La constante tersura enteogénica, el indeclinable vigor, el aura de una experiencia religiosa; son rasgos que siempre han identificado a Vago Sagrado. También están presentes en Mundo Tal, ahora con Ricardo Guzmán sombreando el terciopelo desde un bajo de sutil distorsión gravitatoria, pero la evolución que iniciase Vol. III (‘19) y que continuase con Made Out... ha transformado el talante de los capitalinos. De momento, al menos.

No existen ya los niveles de tóxica densidad que en un principio hicieron pasto del grupo, como tampoco los rangos de lúcida iteración que le acercaban a géneros como el stoner o el post punk de ribetes lisérgicos. Sí sobrevive, en cambio, cierto matiz dionisíaco; como en “Entre Sombras” (relectura de “Deep Into The Shadows, inserto en el CD anterior) o en algunos pasajes de los diecinueve minutazos de “Ahora, Siempre”. La regla, no obstante, es la que ya prefiguraba Vol. III: un sonido volátil, apolíneo, de tempos atemperados y una guitarra que sobrevuela incesante sin acometer, encabritarse o echarse clavados -cómo ocurría de continuo antaño.

Cuando se inició esta transustanciación, auguré que los cambios tenían toda la pinta de ser para mejor. Cuatro años después, los efluvios siderales que acoge en cantidades masivas Mundo Tal confirman que estaba en lo correcto. Con todo, he sentido un poquito de nostalgia respecto del antiguo output de Vago Sagrado. Pese a haber disfrutado, y mucho, de esta fantástica demostración de música rock de riffs neblinosos; me ha sido imposible dejar de extrañar la catártica borrachera de desprolijo heavy psych que ponía de cabeza el cariz psicotrópico de sus temas. En la senda del desarrollo se quedan cosas que los/as fans extrañamos, pero que para el artista o grupo forman parte ya del pasado. De todas maneras un LP muy recomendable, próximo a ser editado en físico por Volante Discos y la serenense Templo Sagital.

Hákim de Merv

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