jueves, 18 de septiembre de 2025

Maribel Tafur: Eguzkia-Inti EP / Willay Plancton

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 10 de septiembre de 2025.)

Maribel Tafur ha lanzado dos títulos remarcables en este 2025 que ya empieza a decir adiós, tal vez su año de mayor valía hasta ahora. Uno de ellos va en formato corto, mientras que el otro lo hace en largo. Eguzkia-Inti EP y Willay Plancton son eyectados respectivamente el 25 de marzo y el 8 de junio: el primero se co-acredita a la asociación bilbaína Slow Food Bilbao-Bizkaia, y el segundo también lleva la firma de Sound Earth Legacy, organización sin fines de lucro. No podría afirmar cuál es el papel que estas entidades han jugado, aunque me queda la sensación de haber desempeñado ambas el rol de facilitación antes que el de coautoría.

Eguzkia-Inti -“sol” tanto en euskera como en quechua- es un extended cuyos dos únicos capítulos sobrepujan juntos los 17 minutos. A su modo, cada uno invoca landscapes lo más alejados que se pueda de las cada vez menos apacibles áreas urbanas. Como su nombre parcialmente indica, “Historias De Fuego Y Agua” se posiciona bajo el signo del conductor universal por antonomasia. Ambient bucólico, de una melancolía sublimada, adornado por olas rompiendo en las riberas de playas silentes/por zambullidas de habitantes de las honduras marinas. Un preciosismo digno de Blood (‘91) de This Mortal Coil, o de Sleeps With The Fishes (‘87) de la dupla Nooten-Brook, sólo que en clave moderada/atenuada/minimal. “Historias...” acaba completamente desnudo, al desaparecer las líneas melódicas del teclado, sin resentirse sus efectos psicagógicos.

En la otra esquina, tal cual señala su bautizo, “La Memoria Del Campo” incita a perderse en vírgenes regiones verdes. Preñado del canto de las aves, de un adorable cencerro que niégase a desaparecer, el track germina en bosques no lo suficientemente tupidos para mostrarse amenazadores -en aglomeraciones naturales de colinas, en las faldas de un valle, al pie de agrestes acantilados. Forestas que sosiegan las tempestades del alma, cuya casual exploración reporta un agradable cansancio. A medida que “La Memoria...” se aproxima a su desenlace, cualquier atisbo de música se extingue, dejándonos librados/as a toda clase de ecos de filiación rural.

Además de mantener altas las cotas con respecto a Ultranatura (‘24), este EP se convierte en la invitación perfecta para degustar el siguiente álbum, que aparecería sólo dos meses y monedas después, y en el que puede apreciarse una prolongación de las ideas plant(e)adas por su par predecesor.

La denominación otorgada a Willay Plancton es un ejercicio de exégesis lingüística mucho más laborioso que el del extended previo. “Plancton” es el conjunto de organismos que vegetan inermes en el agua común y corriente de ríos, lagunas y mares. El vocablo quechua “willay” es traducible bien como “señal”, bien como “mensaje”. Bajo estas etimologías, y habida cuenta de la importancia decisiva del plancton en ecosistemas y cadenas alimenticias, interpretaciones como “mensajes de la naturaleza” o “señales de la naturaleza” pueden tenerse por aceptables. Máxime al prestar atención al contenido del disco.

Ya desde el hermoso 2106 EP (‘21), Tafur dejaba entrever una fascinación por el Agua. En aquel artefacto, de carácter bastante autobiográfico, podían escucharse el rugido de las olas, el céfiro oceánico, la lluvia descendiendo del firmamento... Todo ello, ubicado dentro del radio urbano, sin embargo. En tal sentido, la limeña dio un paso de gigante con Ultranatura, donde casaba ambient de sonoridades pedales y cristalinos espejos naturales. Otro paso igual de enorme lo da Willay Plancton -basta con que comience a reproducirse “The Ocean Memory” para darse cuenta de aquella peculiaridad.

Si la música ambiental de Maribel Tafur es de por sí serena y tranquilizante, en ciertos pasajes de esta rodaja llega a ser igual de sedante que algunas de las composiciones de un Brian Eno en la cúspide de sus posibilidades (“Mosaic Of Liquid”). Descontando el uso del ruido producido por maretazos menos exuberantes, que mueren sin chistar en las orillas (“Unheard”), el Agua que nos permite escuchar su voz tiende al movimiento plácido. No a uno remilgoso, sino a uno manante, calmo, reposado. Es agua que prefiere fluir descansadamente, guiándose por una curiosa/singular austeridad (“Raíces Del Mar”). Su vaivén es hipnótico, pacífico, relajante (“Hyperliquid”). Si tiene que agitarse un poco más, a lo sumo condesciende a burbujear como disparada desde las simas insondable de los océanos (“Marina”).

La sobriedad es cualidad cotizada en los predios del ambient. El de Maribel es un sonido que le tiene por principio elemental e indispensable. Sus fondos sonoros, cuyas imbricadas líneas y borrosas texturas recuerdan al bliss pop más vibrante (“Willay Plancton”, “Protect, Preserve”), van aparejados a los efectos acuáticos antes descritos de tal manera que sólo pueden desembocar en performances lindantes con la beatitud (“Herencia Del Agua”). No importa si se trata de la cantarina voz del H₂O, o si éste se manifiesta en las incontables gotas de una precipitación pluvial, el resultado siempre es el mismo.

Con ambos trabajos, la responsable de Intune no sólo echa por tierra algunas hipótesis desatinadas que la tildaban de novedad pasajera. Sus réditos hablan de un talento al que no puede eclipsar ninguna mácula -porque sencillamente no las tiene. Mejor aún, tanto Eguzkia-Inti EP como Willay Plancton confirman que, por ahora y durante un buen tiempo; para Maribel Tafur el cielo es el límite. Y si éste se viene abajo con aguacerales mayúsculos, enhorabuena.

Hákim de Merv

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