miércoles, 29 de noviembre de 2017

Quan Desapareix La Penombra (Per Tornar Sublimada): Ayer Y Hoy De La Escena En Barcelona (I)

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 22 de noviembre del 2017.)

En el imaginario colectivo de nuestra Latinoamérica, desde casi cualquier punto de vista Barcelona ostenta el aspecto de una urbe fascinante. No es menester devanarse los sesos para pensar inmediatamente en ella como centro neurálgico del nacionalismo catalán, como ciudad natal del que por años ha sido el mejor equipo de fútbol del planeta (Barcelona FC), como querencia de Dani Nel·lo y de Boreals, de Los Rebeldes y de Balago, de Tancat Per Defunció y del insobornable Loquillo. Como cuna, en fin, del genial Antoni Gaudí -artífice del modernismo arquitectónico que todavía pregonan hoy las edificaciones históricas de Cataluña, quien anticipase a hornadas de artistas e intelectuales sin las que la España contemporánea no sería la misma: Dalí, el inconmensurable Lorca, las generaciones del 98 y del 27... ¡¡¡Buñuel, por todos los cielos!!!

Pese a que pudieran sugerirlo las dispensadas en el párrafo anterior, no han abundado las referencias sonoras barcelonesas que alcanzasen este rincón de la Tierra. Tal vez los conocedores podemos probar ir un poco más allá sumando, a los ya mencionados, La Kinky Beat, Vagina Dentata Organ de Jordi Valls (residente londinense desde hace ya décadas), los míticos Basura/Ultratruita (el solitario single oficial de Ultratruita llegó hasta comarcas peruanas gracias al célebre mixtape pirata Post Punk Españoles cuando se apagaban los 80s, para la maqueta plateada tuvimos que esperar hasta bien entrados los 00s), los aún más míticos Eduardo Polonio y Melodinámika Sensor (de Javier Hernando)... Y si bien con la llegada de la Globalización a América Latina cada lugar y crónica del mundo tuvieron micros y cámaras a disposición, también es cierto que era empresa imposible escucharles a todos en el corto plazo. Hubieron de pasar todavía muchos años antes de que el telescopio virtual de esta trinchera se detuviese en el terruño de Azimut Zero y 32 Guajar’s Faragüit -me han hablado maravillas del rock turco, y ni siquiera sé por dónde empezar allí-.

Recién a inicios de esta década, y gracias a los generosos aportes de Josep María Soler, músico electrónico y auténtico erudito/arqueólogo del pop catalán contemporáneo; empiezo a familiarizarme con grupos y discos de tamaña metrópoli. Y a partir del 2013, año en que se publica La Ciudad Secreta: Sonidos Experimentales En La Barcelona Pre-Olímpica 1971-1991, de Jaime Gonzalo -que aún no he podido leer, pero a cuya triple contraparte auditiva sí he accedido-; esa asimilación se magnifica.

En este 2017, las buenas nuevas al respecto no han escaseado. En primer lugar, dos compilaciones se han enfocado en la escena barcelonesa de los primeros 80s, que corría en paralelo a la movida que la mass media proyectaba como abroquelada alrededor de Madrid -mucho más conocida para los hispanohablantes fuera de España. Una va de estreno absoluto: Abstracte (Barcelona Avantgarde & Industrial 1981-1986). La otra es una largamente esperada reedición oficial en formato digital: Domestic Sampler UMYU, lanzada originalmente en 1982 por el sello del mismo nombre y colgada en BandCamp este año por la independiente alemana Discos Transgénero.

Domestic... es un exquisito, fantástico muestrario de época. Sus 41 minutos ilustran la frondosa diversidad que ya entonces acreditaba la fauna sónica de la ciudad -un avezado hervidero de ideas frescas y nuevas direcciones, como suele acontecer tras la caída de cualquier dilatado régimen dictatorial (el franquismo, en este caso). El circuito de la antigua Barna no sabía de límites genéricos o estilísticos: se prefiriese el post-punk (“Eish Anta” de Klamm, “Tchang Kai Chek” de The Hostiapaths), la filiación non-sense (“No Es Deixi Vestir Per Una Màquina” de Entr’Acte, “Tumor En La Frente” de Error Genético -no, nada que ver con el acto peruano del mismo nombre-), el ¿avant jazz? (“La Banda De Doris” de Boris), el dark (“I Doubt” de Tres) o el synth (“Teoría De Contacto” de Logotipo) glaseados; todo estaba allí, junto y no-sé-qué-tan revuelto. Una (otra) zona liberada bullente de creatividad, lejos de los reflectores, pero viva y punzante.

(No lo olvido, sino que reservo el comentario del Abstracte... para otra oportunidad.)


En segundo lugar, desde coordenadas un tanto diferentes me llegan noticias de Màgia Roja, asociación cultural activista que bajo el lema de “id est quod id est” -“esto es lo que esto es”, disculpen que mi latín esté oxidado- consagra todos sus esfuerzos a la edición de documentos discográficos de la actual escena catalana ligada al noise industrial/post-industrial. Conviene aquí hacer la salvedad de que, con lo de “industrial/post-industrial”, me refiero a Nurse With Wound, a SPK, a Current 93, a Whitehouse, a Einsturzende Neubauten; esto es, el Ruido como incordiante expresión política, como energía sónica ácrata/anárquica surreal-onírica, como posibilidad de ¿músicas? agrestes que conviertan a la Oscuridad y a la Sordidez en sus principales leit-motivs.

El primer nombre de la nómina Màgia Roja que escucho es Zozobra, unipersonal de Antonio Gonzalez que lleva más de un lustro recorriendo el circuito barcelonés (su primer título, el directo Marx Bar, está fechado en el 2010). Zozobra se define como “feísta” y razón no le falta, al menos en este disco, bautizado como “S/T” -que en realidad vale lo mismo que decir “epónimo”.

El músico hace gala de un reprocesamiento feroz de samples de diverso cariz, como siguiendo los pasos del mejor Neubauten sin ánimo de parecérsele. Gonzalez hace uso extensivo no sólo de infinitud de temas transmutados en fobias, sino de la voz -presencia constante desde “Refúgiense”, segundo tema de la placa. El resultado, efectivamente, no es feo; sino feísta -deformidad sonora sobrevolando bpms de una pesadez mórbida, climas rituales que remiten al viejo paganismo occidental, harrrrrta incorrección política. El disco es un grito desgarrador disfrazado de susurro, tratando de abrirse paso ante la ilusión del totalitarismo del ‘único pensamiento válido’ imperante en nuestras sociedades, mientras los colores muertos que adopta la música profetizan -en contraste con la pródiga verborrea- la muerte de la Palabra y el regreso de la Carne (alabado sea David Cronenberg por siempre jamás).



Segundo nombre de MR que paladeo, Futuro De Hierro es el proyecto de Víctor Hurtado (a) Viktor L. Crux, multi-instrumentista y a la sazón gestor de la vibrante label. El nom de gerre es bastante más nuevo que el de Zozobra (2015), y discurre por caminos ligeramente distintos, pero Crux es un veterano en estas lides (información de Internet habla de experiencias previas como Qa'a y Ordre Etern). Ciertamente, Paso En El Vacío remite por igual al ala dura del industrial antes descrita y a esa “danza del hierro” que alguna vez definió tan certeramente el crítico catalán Oriol Rossell: Cabaret Voltaire en primerísimo lugar, y en mucha menor medida D.A.F., Nitzer Ebb y demás hordas post-apocalípticas que en la segunda mitad de los 80s le darían una segunda vida al sonido industrial -la electronic body music.

No sólo eso. Futuro De Hierro mantiene una fuerte conexión con lobregueces tipo Swans, convirtiéndose su música en ruido industrial cavernoso, lastimero, sumergido en angustia.  Así, mientras “No Et Pots Fer Enrere” hace las veces de verídica bienvenida al Averno, machacones bpms incluidos; el track homónimo de esta entrega es una lección de misticismo anticlimático minimalista. Ominosidad reptante y epatante hasta la escatología, que recuerda no pocas veces a los francotiradores peruanos de la insular maqueta Infamia: Una Recopilación De Música Electrónica E Industrial (1997).

Próximamente, más novedades desde la tierra en que vinieron a este valle de lágrimas Francesc Abad y Joan Miró.



Hákim de Merv

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