jueves, 16 de marzo de 2023

Silvania: Las Naves Vuelven A Dejar Atrás Los Puertos (III)

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 8 de marzo del 2023.)

Circunstancias personales imposibles de sortear me impidieron escribir las líneas correspondientes al momento/a renglón seguido de la salida de Banda Sonora Para Cometas Y Halos Lunares, el inesperado nuevo álbum de Silvania, sucesor de aquel Todos Los Astronautas Dicen Que Pasaron Por La Luna que concretó el tan esperado regreso a la vida del legendario grupo peruano.

En efecto, nada hacía presagiar el anuncio de rodaja fresca con que Mario Silvania sorprendió a los varios estamentos de nuestra escena independiente. Cierto que el músico ha adoptado la costumbre de liberar algún material cada tanto, tras la noticia del retorno a la actividad de Silvania (‘18). Pero esta vez no se trata de un tema o un EP nuevos, sino de todo un disco por estrenar, apenas días después de que Todos Los Astronautas... cumpliera doce meses de publicado (20/10/21).

Debido al prestigio y a las dimensiones de su obra, el de Silvania no es un nombre que se deje pasar así nomás. Máxime cuando los comentarios cosechados por el plástico han coincidido en un tenor de lo más entusiasta. Es así que este texto llega un poco tarde -siempre será mejor que nunca, sobre todo al hablar de una de las bandas peruchas más influyentes de todos los tiempos, que incluso dictase cátedra entre sus coetáneos de latitudes septentrionales.

JOSEPH SE QUEDÓ EN EL ESPACIO...”

Tiempo después de ponerse a la venta Todos Los Astronautas..., Mario obsequió el 45’ virtual “Algunas Naves, Algunos Astronautas”, en exclusiva para aquellos/aquellas que adquirieron el largo. Ocupando posición de “lado B”, la canción epónima cedía la apertura del single a “Así Estemos A Doscientas Mil Millas Del Espacio”. Ambos tracks reciclan ciertas características que solemos asociar a la música facturada por Silvania -particularmente el corte titular, con su trote ligero y sus muchos guiños a los tótems que reverenciase durante los primeros años el entonces dúo (Felt, Kraftwerk, The Durutti Column, Tangerine Dream, Cocteau Twins...). “Así Estemos...”, empero, se arriesgaba unos pasos más allá: distanciándose de todo amago de secuencia, se entrega al ambient electrónico lleno de éter que Mario desbasta como invitándonos a deambular entre constelaciones. Sintomáticamente, el surco será recuperado en toma mucho más extensa por el siguiente LP del célebre acto.

Para San Valentín del ‘22, se encuentra disponible en el BandCamp de Silvania “Monica Is A Star”. Otro tanto ocurre con “Jean Y Anna”, meses después (28/9/22). Estos 7’’s son sendos homenajes póstumos a personalidades estrechamente vinculadas al séptimo arte, figuras imprescindibles en el santoral cinematográfico de Mario. El primero, de una deliciosa laxitud y performado únicamente con instrumentación electrónica, rinde tributo a la actriz italiana cómica Monica Vitti, fallecida el dos de febrero del mismo año. El segundo, todavía más poético/plácido/incorpóreo, exalta las vidas del imprescindible cineasta Jean-Luc Godard y de Anna Karina, esta última ex esposa del director y una de sus actrices predilectas. “Jean Y Anna” se cuelga al cumplirse quince días del deceso del enfant terrible de la Nueva Ola francesa: sus sintéticos trazos de Ocean Aeolian y de DX21 - DX7 se complementan de maravillas con aquello que Mario denomina “guitarra oceánica”, dando lugar a una elegía sonora de elevados niveles de lirismo.

Cuatro canales de mucha utilidad para especular acerca de los caminos que exploraría Silvania al encarar Banda Sonora Para Cometas Y Halos Lunares. La sorpresiva presteza con que se lanza el esférico anula, previsiblemente, esa posibilidad; al tiempo que plantea al menos tres escenarios probables.

DANZANTE ESPACIAL

Reviso por todos lados el arte de Banda Sonora... sin encontrar otra acreditación que la que unge a Mario como solitario compositor de doce de sus trece números, descontando la referida a las voces adicionales (Laura Rosales de Solenoide y Annika Polack). Esto parece confirmar que el capitalino prosigue su rumbo prescindiendo de toda compañía, al menos temporalmente. Pudiera ser que en el futuro Silvania regrese al formato combo, situación que ahora no se refrenda, suscitando de este modo más de una interrogante.

Como dije anteriormente, hay tres posibilidades sobre las que hipotetizar acerca de la rapidez con que se edita un nuevo volumen de Silvania. La primera es que se trate de una nutrida colección de outtakes que no encajaban en Todos Los Astronautas Dicen Que Pasaron Por La Luna. Ello explicaría la ausencia de créditos compartidos en la ejecución, no en la composición. La segunda es que la nueva tanda de piezas haya sido compuesta por Mario tras Todos Los Astronautas... y/o en paralelo. La tercera es una mezcla de las dos anteriores. Pareciéndome más factible la segunda, me moveré en adelante sobre ese supuesto.

Para su nuevo opus, Mario se encomienda a referentes tutelares como el Gemelo Aphex menos marciano, Füxa, los Robots de Düsseldorf, The Azuza Plane, la estela de Edgar Froese, Spacetime Continuum, el omnipresente Eno... BSPCYHL es, de hecho, muy mucho más electrónico que su antecesor; pero también es verdad que dicha naturaleza se halla inequívocamente más camuflada. Salvo puntuales excepciones, la voz cantante de la jornada la impone un ambient geórgico de sideral magnificencia, de líquida ingravidez y sintetizadores hialinos; cuya existencia y capacidad de asombro no precisa de programaciones o secuencias. Un ambient con la cualidad de trastocarse en bliss para fabricar melódicas viñetas igualmente luminosas, que asimismo sobrevive cuando los nubarrones negros empañan la emoción/el goce del arrebato que producen contemplativas de similar épica.

Desde el inicio con “En El Júpiter 4”, Banda Sonora Para Cometas Y Halos Lunares atisba los sueños más apacibles a través de impresionantes texturas oníricas -los primeros acordes ya las muestran de un modo que, mejores, ni pintadas. Y sí, puede que esa obertura sea la sublimación ambient-espacial más refulgente del título en lo concerniente a las vanguardias noventeras que viabilizaron una forma de hacer/comprender música para el deleite del pensamiento abstracto. No obstante, joyas como “Y Los Cometas”, “The Colours - Universo”, “El Espacio Es Una Película Granulada” (primera vez que, en Banda Sonora..., se escucha la voz de Mario), “Regresaré En La Más Bella De Las Estaciones” o la crepuscular relectura del clásico de Elvis Presley “Blue Moon” (“Luna Triste”, precedida por la versión in extenso de “Así Estemos A 200 Mil Millas Del Espacio”) van apenas centímetros a la saga.

Por otro lado, se portan a la altura del reto aquellos lienzos donde el limeño ha dado una mayor relevancia al ingrediente melódico -no mucha, concedo, mas sí la suficiente como para afirmar que ésta va de puntillas, por no decir que se despega sus buenos milímetros del suelo. Es el caso de “El Silvania 13” o de “Ann”, del irreal arrullo de “Los Telescopios Y El Sonido Del Silencio” o de la vibrante “Ella Es Un Halo Solar”. En conjunto, puede decirse que estas canciones son el justo contrapeso para que las del párrafo anterior no salgan expelidas más allá de nuestro campo de visión/audición. Se convierte el CD, de esta manera, en un rosario diverso/heterogéneo de melodías para visitar pacíficos remansos galácticos, guarderías de estrellas, quásares balbucientes a cuyo alrededor giran longevas audiogalaxias...

EL INCLEMENTE AZUL/EL DESEO

Párrafos atrás he aludido a puntuales excepciones en el contexto de un esférico cuya mayoría de rounds son producto de esa técnica mixta entre el ambient y el bliss (que por única ocasión se convierte en una suerte de shoegazing a cámara lenta, al final de “El Silvania 13”). Podría afirmarse que estas excepciones interpretan el rol de agujeros negros en BSPCYHL -no por menores, sino por el contraste que marcan respecto del resto del repertorio. Despojadas, austeras, crípticas; “El Lado Oscuro Del Cielo” y “Sin Órbita” son las zonas de esta parte del universo Silvania que más densidad gravitatoria poseen. Con ellas, el mapa queda completo.

Curioso que, mientras he escuchado Banda Sonora Para Cometas Y Halos Lunares, mi memoria volviera constantemente a “Nave” -una de las pistas más inasibles de ese monumento que es Naves Sin Puertos (‘98), y también de las menos ensalzadas. Es probable que ello se deba principalmente a su síntesis de electrónica -angular y quebradiza- y de saudade aftergaze. En ciertos aspectos, la arquitectura de ”Nave” es circular, pero de esto no he encontrado ecos en la placa.   Sí,   en   cambio,  en  su  condición  electrónica    y    en    su    notable   poder evocativo -esencialmente, la anestésica grava cohesionada de que aquella (la placa) se alimenta.

En tal sentido, si Todos Los Astronautas... fue la resurrección de Silvania no para proseguir el camino allí donde se quedó, sino para regresar -con la obvia experiencia obtenida- a unas maduras mocedades y en torno a ellas fatigar direcciones distintas; Banda Sonora... debiera entenderse como la consecución de ese reentré, ahora ya mirando hacia el período más electro del otrora binomio, ensayando alrededor suyo aproximaciones diferentes. Vuelve a honrar Mario, pues, la promesa hecha a Cocó Revilla. Esta vez, como único miembro al mando.

Hákim de Merv

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