(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 22 de noviembre del 2017.)

Pese a que pudieran
sugerirlo las dispensadas en el párrafo anterior, no han abundado las
referencias sonoras barcelonesas que alcanzasen este rincón de la Tierra. Tal
vez los conocedores podemos probar ir un poco más allá sumando, a los ya
mencionados, La Kinky Beat, Vagina Dentata Organ de Jordi Valls (residente londinense
desde hace ya décadas), los míticos Basura/Ultratruita (el solitario single oficial de Ultratruita llegó hasta comarcas peruanas gracias al célebre mixtape pirata Post Punk Españoles cuando se apagaban
los 80s, para la maqueta plateada tuvimos que esperar hasta bien entrados los
00s), los aún más míticos Eduardo Polonio y Melodinámika Sensor (de Javier
Hernando)... Y si bien con la llegada de la Globalización a América Latina cada
lugar y crónica del mundo tuvieron micros y cámaras a disposición, también es
cierto que era empresa imposible escucharles a todos en el corto plazo.
Hubieron de pasar todavía muchos años antes de que el telescopio virtual de
esta trinchera se detuviese en el terruño de Azimut Zero y 32 Guajar’s Faragüit
-me han hablado maravillas del rock turco, y ni siquiera sé por dónde empezar
allí-.
Recién a inicios de
esta década, y gracias a los generosos aportes de Josep María Soler, músico
electrónico y auténtico erudito/arqueólogo del pop catalán contemporáneo;
empiezo a familiarizarme con grupos y discos de tamaña metrópoli. Y a partir
del 2013, año en que se publica La Ciudad
Secreta: Sonidos Experimentales En La Barcelona Pre-Olímpica 1971-1991, de
Jaime Gonzalo -que aún no he podido leer, pero a cuya triple contraparte
auditiva sí he accedido-; esa asimilación se magnifica.
En este 2017, las
buenas nuevas al respecto no han escaseado. En primer lugar, dos compilaciones
se han enfocado en la escena barcelonesa de los primeros 80s, que corría en
paralelo a la movida que la mass media proyectaba como abroquelada alrededor de
Madrid -mucho más conocida para los hispanohablantes fuera de España. Una va de
estreno absoluto: Abstracte (Barcelona
Avantgarde & Industrial 1981-1986). La otra es una largamente esperada
reedición oficial en formato digital: Domestic
Sampler UMYU, lanzada originalmente en 1982 por el sello del mismo nombre y
colgada en BandCamp este año por la independiente alemana Discos Transgénero.

En segundo lugar, desde
coordenadas un tanto diferentes me llegan noticias de Màgia Roja, asociación
cultural activista que bajo el lema de “id est quod id est” -“esto es lo que
esto es”, disculpen que mi latín esté oxidado- consagra todos sus esfuerzos a
la edición de documentos discográficos de la actual escena catalana ligada al noise
industrial/post-industrial. Conviene aquí hacer la salvedad de que, con lo de
“industrial/post-industrial”, me refiero a Nurse With Wound, a SPK, a Current
93, a Whitehouse, a Einsturzende Neubauten; esto es, el Ruido como incordiante
expresión política, como energía sónica ácrata/anárquica surreal-onírica, como
posibilidad de ¿músicas? agrestes que conviertan a la Oscuridad y a la Sordidez
en sus principales leit-motivs.

El músico hace gala
de un reprocesamiento feroz de samples de diverso cariz, como siguiendo los
pasos del mejor Neubauten sin ánimo de parecérsele. Gonzalez hace uso extensivo
no sólo de infinitud de temas transmutados en fobias, sino de la voz -presencia
constante desde “Refúgiense”, segundo tema de la placa. El resultado,
efectivamente, no es feo; sino feísta -deformidad sonora sobrevolando bpms de
una pesadez mórbida, climas rituales que remiten al viejo paganismo occidental,
harrrrrta incorrección política. El disco es un grito desgarrador disfrazado de
susurro, tratando de abrirse paso ante la ilusión del totalitarismo del ‘único pensamiento
válido’ imperante en nuestras sociedades, mientras los colores muertos que
adopta la música profetizan -en contraste con la pródiga verborrea- la muerte
de la Palabra y el regreso de la Carne (alabado sea David Cronenberg por
siempre jamás).


Próximamente, más
novedades desde la tierra en que vinieron a este valle de lágrimas Francesc
Abad y Joan Miró.
Hákim de Merv