jueves, 15 de agosto de 2024

Zorstka: El Arte De La Nigromancia // La Vie Synthétique: Wrong Market EP

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 7 de agosto de 2024.)

¿Has notado que, de un tiempo a esta parte, “post punk” y “dark” -o “darkwave” o “dark-gothic”- han devenido erróneamente en sinónimos? Antes se decía de Siouxsie Sioux, verbigracia, que era la “reina del dark-gothic”. Ahora, cada vez que se le menciona por alguna razón, se la adorna con el título de “reina del post punk”. ¿Ignorancia? ¿Tarupidez? ¿Un poco de aquí y de allá? Pese a algunos momentos históricos en que ambas tipologías se tocan, “post punk” y “dark” -o “darkwave” o “dark-gothic”- ni siquiera llegan a ser sinónimos relativos. “Post punk” alude al período ‘77-‘84, cuando aparecieron alienaciones cuyo único factor común era una desbordante creatividad para inventar nuevos mundos tras el holocausto punk -género ni siquiera tomado como avatar a superar. “Dark” y similares, por el contrario, comparten una fascinación por atmósferas que sólo toleran los apagados fulgores de unas eléctricas fantasmales/de unos teclados glaciales -y el resto, teñido de impertérrito negro.

Pasa algo extraño con El Arte De La Nigromancia (InClub Records), estreno del acto huancaíno Zorstka, que toma su nombre de la epónima canción de los bielorrusos Nürnberg. A lo largo de este mini-álbum, no son contados los pasajes en que los juninenses explicitan su devoción hacia el dark-gothic, en surcos de ligero o pesado tonelaje. “Sovetskiy Lyubov” y “Bailes Muertos” prueban respectivamente esa afirmación: en clave pop, el primero explora la agilidad trepidante de unos Skeletal Family, mientras que las teclas del segundo se tornan algo más densas a fin de coquetear con la maliciosa crudeza de Southern Death Cult; fugaz protagonista de la primera asonada darkie en el Reino Unido al que se recuerda únicamente por habérsele desgajado The Cult -y que se puede conocer in extenso gracias a la reedición digital cosecha ‘98 que se hizo de la compilación homónima de 1983.

Sin embargo, tan evidente como la veta dark-gothic de Zorstka, que en “Nigromancia” roza la caricaturización (iba a decir que la canción suena a unos The Shroud de segunda, pero los The Shroud mismos son de quinta); es la casi ominosa influencia que sobre el bajo sintético y programaciones del binomio ejercen Stephen Morris y Peter Hook. Y no creo gratuito señalar a estos dos integrantes de los míticos Joy Division, porque fue justamente la banda de Manchester uno de esos pocos episodios -acaso el más brillante, dejando atrás a gigantes como The Cure y los propios Siouxsie And The Banshees- en que confluyeron tanto el dark como el post punk. Temas como “Viaje A Las Estrellas”, “Disco” o “El Último De Los Románticos” acaban favorecidos por la confluencia de gruesos/nerviosos/indesmayables graves y de cortantes/secos golpeteos percusivos que hiciera de los mancunianos uno de los grupos más personales en la historia de la música pop.

No deja de sonar rara la mixtura que (¿cuán intencionalmente?) se ensaya en El Arte De La Nigromancia. De todas formas es claro que requiere de un fogueo bastante más intenso, de una práctica mucho más recurrente, para que bajo ambas instancias comience el dúo a esbozar un estilo lo suficientemente identificable como propio. No es ese camino aún por transitar lo que le resta puntos al mini-LP. Lo que se los quita es un número como “El Retorno”, de prosa tan atrozmente elemental, que me hizo preguntarme si no se la habrían encargado a limitados al mango como Páez, Calamaro o Sabina. Eso, y la voz. A diferencia de lo que sucede en el apartado instrumental, el vocalista y guitarrista de Zorstka demuestra excesivo apego por Nosferatu, Rosetta Stone, The Wake (US), Love Like Blood y similares. Más firmeza y menos impostación, que las voces indiscutidas del dark-gothic se concentraban en ser teatrales antes que teatreras.

A pesar de señas e indicaciones que le sindican como extranjero, hace menos de dos meses apareció un extended play acreditado a cierto unipersonal que es peruano por sus cuatro costados. Verdad que el nombre del proyecto, La Vie Synthétique, apunta a una ascendencia francesa. Los orígenes, empero, son inequívocamente locales. Ídem con la denominación “indie” -más genérica hoy en día, imposible-, que en BandCamp figura junto a su ciudad de “residencia” (París).

Bueno, LVS es el alias individual creado por Alonso Almenara para dar curso a una nueva faceta que inaugurar en su experiencia vital -la de músico. O, en este caso, no-músico. Tarea nada sencilla, máxime si antes se ha estado mucho tiempo en las graderías de la crítica y ahora se salta a la arena -en cierto modo, la pesadilla de todo crítico. No parece ser así para el limeño, que con absoluto desparpajo refiere fecha de concepción y desarrollo concernientes a los canales adosados a Wrong Market EP: una escasa semana.

Quienes le conocemos apenas, podemos especular con que Almenara no busca enfrentarse al pop. Por desgracia, a ello le constriñen las coartadas estilísticas sonoras por él escogidas. En el extended se plasman fugaces paisajes cercanos por igual al happening y al post rock, al ambient y al free jazz, perforados por voces filtradas/tratadas y por fragmentos muestreados como a la vieja usanza del cut and paste. El resultado es asaz hosco para quien no ha paladeado antes esos acibarados sabores. Para quien sí, Wrong Market EP con las justas alcanza a dejar algo de miel en los labios -7 surcos en menos de trece minutos.

La asincopada desconexión del post americano (“Threads”), el despedazado(r) hibridismo del sound art (las dos partes de “Sound Waves”), el abrupto automatismo del free y del non-sense (“Drink Coffee, Dream Faster”, “Alien Procession”), el aislacionismo inherente al ambient de los 90s en adelante (“Dyson Sphere”)... Todo ello encuentra cabida en un minúsculo repertorio, que sólo en “Fishes” cede a la tentación del formato canción -único sístole del breviario en que La Vie Synthétique acaricia el pop como casi sin quererlo.

Habrá quienes califiquen a Wrong Market EP de sobrio debut. Lo es, dada su cortedad. El efecto colateral radica en que esa escueta suficiencia también le provee de un aura artificiosa. Faltó por ahí impulsar mayor evolución en los tracks, fomentar su crecimiento... Tener más paciencia, en resumen. Tal cual se ha editado, el extended tiene pinta de jugada calculadamente adscrita a sonidos blindados por aquello que aún sobrevive tras el rótulo de “crítica especializada”. No estoy asegurando que sea así, sino que lo parece -y mi percepción puede errar, naturalmente. Sea o no el caso, difícilmente podrá Alonso volver a dejarla picando en su siguiente movimiento.

Hákim de Merv

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