jueves, 17 de julio de 2025

Alcaloidë: ∞ EP // Contusión Cerebral: Pensamiento Programado

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 9 de julio de 2025.)

Cuando hace casi dos meses tomé conocimiento de EP, nueva entrega de Alcaloidë, acababa de retornar de unas breves vacaciones en las alturas de Huaraz. Lo primero que se me ocurrió es que había ingresado inadvertidamente en una realidad alternativa. Supuse después que me había equivocado al momento de seleccionar la descarga, facilitada gentilmente por el músico y co-fundador de Chip Musik. En última instancia, pensé que al descomprimir el .rar inadvertidamente debía haber abierto otro archivo.

Vanas conjeturas. El extended, valgan verdades, dista mucho de las composiciones más recientes que publicase el autor oroíno. El golpe de timón que propina es más bien un martillazo, en modo alguno ubicable próximo a su último largo Wichq’ana Ch’askancha (‘21) o a su tumultuosamente ruidosa colaboración en Paradigmas Frecuenciales II (‘23). Tampoco “Tesla”, cedida para el lado B de Philodina (‘25) y donde Alcaloidë se acerca tangencialmente al shoegazing, guarda mucho en común con el EP subido a inicios de mayo pasado.

Se desgajan los primeros sonidos de “Frecuencias De Kénosis” y la metamorfosis se evidencia. Aunque la música de Alexander Fabián bajo esta faceta proporciona con el paso de los minutos las dosis de peculiar rugosidad y de esos glitcheos que dan consistencia a sus fondos sonoros, ahora su preeminencia es menor ante la adopción de una línea melódica de conducción ambient que no necesita descollar para modificar sustancialmente el cariz del alias. Mantener el perfil discreto le basta.

Mientras empieza a declinar “Frecuencias...”, fantaseo con un Brian Eno que hubiese empezado carrera solista en este siglo en vez del anterior. La quimera se evapora al arrancar “XTO” acentuando ritmo y melodía, transformándose de a pocos en una jungla simétrica de pulsos. Aunque proliferan los autechrismos, sus reverberaciones y un sublimado exotismo étnico me hacen sentirle más a gusto en los predios de The Future Sound Of London que en los de la dupla formada por Sean Booth y Rob Brown. No acontece otro tanto con “Godwave V_1.1”, que subraya la multiplicación de secuencias pero no la tonalidad eurítmica. Pese a que “Godwave...” se ceba en los límites del drum’n’bass, su impronta digital está lo suficientemente borroneada para impedirle cruzar esas lindes.

Sorprendente giro el de EP, entonces, con sólo tres canales y menos de un cuarto de hora. Como se usa decir en estos bytes, queda la incógnita sobre si es una transformación pasajera o si será algo más permanente, que modificará por completo la naturaleza misma de Alcaloidë.

Descubrí hace poco las bondades -por así decirlo- de Contusión Cerebral. Se trata de un seudónimo aparentemente individual tras el que se acomoda el huancaíno Harold Heinz. Su labor artística despega en el Año de la Pandemia a través del álbum La Doble Singularidad, y continúa en el siguiente con Variación Cuántica. Pistas en este último como “Navegando Por Una Galaxia Holográfica” o “Reiniciando El Simulador De Sonidos Monogravitacionales” me inclinaban a especular sobre una electrónica deudora de la tradición sci-fi.

Nada más lejos de la realidad. Luego de una buena cantidad de singles y algunos EPs, el tercer volumen de Contusión Cerebral aparece a fines de febrero. Con Pensamiento Programado, Heinz finalmente se decide por géneros más delineados que el nebuloso esteticismo post punk del debut. El darkwave, la coldwave, el synth punk e incluso la electronic body music trashuman este disco de melodías inmutables y oscuras, de ritmos cortantes y angulares, de febriles arrebatos y vocales tan escasas como lúgubres -que esconden de este modo sus limitaciones, todo sea dicho.

El genoma mitocondrial de CC guarda una enorme herencia materna de dark rock. Ello es más que notorio al escuchar canciones como “La Muerte Me Espera”, “El Planeta De Los Genocidas” (acreditado como cover de unos tales Rüe Morgue 131) o “Las Flores Del Mal” (bien Lima 13). Ocasionalmente, es el darkwave inclinado hacia el synth punk el que se pasea en “Madre, He Probado La Muerte” o en “Nativos Digitales”. Algunas esquirlas de esta aleación expanden el output hacia desarrollos cobijados por la proverbial frialdad de la coldwave, caso “Frío Destino ♡”, la ágil “Presagio Fúnebre” (aquí la voz emula la de Javier Benavente, de los legendarios Parálisis Permanente) o la aún más virulenta “Baila Como Ian Curtis” (original de unos aún más ignotos Octubre).

Angustia nihilista envasada en alienantes programaciones de hierática gelidez. Sí. El problema es que, salvo “Suicidio Moral”, que arriesga un poco más empujando a Harold hacia maquinaciones filo-EBM; no encuentro muchos intentos por trascender o superar el manual de estilo, y sí bastante complacencia genérica. Aún cuando no tengo ningún reparo en torno a las etiquetas utilizadas, no me he sentido especialmente movido por Contusión Cerebral. Su agitación synth, su quejumbrosa calígine a lo Seventeen Seconds circa “At Night” o “In Your House”, su paso correlón y rabioso; todo ello me gusta y entretiene, sin lograr calarme de veras.

Todavía se le siente crudo, pues, al acto altoandino. Paciencia, me digo, que el muchacho no ha hecho sino empezar. Mi espíritu se serena ante esa perspectiva.

Hákim de Merv

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