jueves, 16 de diciembre de 2021

Diego Hernández: Radiofonía // Mesetas: Materiales Y Minerales // The Slow Voyage: Soul's Whisper // Esqueleto · Decálogo De Errores: Selección De 2007 A 2021

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 8 de diciembre del 2021.)

#AguanteChile.

Diego Hernández, líder del ¿colectivo? ¿quinteto? La Banda’s -Discogs consigna además a Martín Kaulen, Álvaro Daguer, Rodrigo Astaburuaga y Francisco Cabala; pero la foto de su apartado en esa página incluye a más de diez-, ha optado por iniciar su carrera solista en este 2021 que ya fenece. Lo hace a través de la plataforma coquimbana Nonlocal Research, utilizando un lenguaje harto divergente del que frecuentasen La Banda’s o cualquiera de sus encarnaciones/emanaciones -el de la electrónica estrapada por un ambient que mora en los límites del convencionalismo y de la condescendencia.

No cabe esperar de su mano, entonces, armoniosos colores y/o cálidas texturas. No ahora, al menos. Desde “Brevedad Y Sencillez”, Radiofonía proclama su devota entrega a cacofonías articuladas en torno a reluctantes y siniestros soundscapes. Con la discutible excepción de “Limbo Electromagnético”, que pinta para certero ajuste de clavijas, la artillería de espectrales estructuras disonantes arropadas por un aura sórdidamente nocturnal hinca el diente en todos los canales de la cinta. Ejemplos de esa supremacía: los ecos pantanosos de Ruido en la chapoteante “La Orquesta Fantasma”, el irrespirable score de crispantes variaciones electrostáticas que responde al significativo nombre de “La Marcha Termoiónica” (a lo largo de cuyos siete minutos vagabundea una voz femenina como alma en pena), la chirriante manipulación de frecuencias azules en “Apagón Analógico”, las retorcidas vibraciones de las cuerdas tratadas/intervenidas -violín, piano- en “Caja Faraday” (que guiña al fenómeno de nulificación del campo electromagnético de un conductor)...

No deja de sorprender que Radiofonía sea resultado del avezado procesamiento (¿hertziano?) de cintas analógicas, de videos colgados en YouTube, de transmisiones am/fm y de reproducciones en servicios de streaming. Un tratamiento de todas estas muestras que hace pensar en una locomoción circulatoria antes que en dinámicas asaz menos flexibles. Ésta y las demás peculiaridades antes descritas confluyen en “Modulación De Frecuencia”, la suite final de casi doce minutos, suerte de inevitable escalada que Hernández encara hacia la abstracción total -y conspicua evidencia de la posibilidades que ofrece el Ruido para liberar zonas/espacios aún en un contexto caníbal como el del urbanismo contemporáneo.

Otrosí, el confuso inicio de la historia del ¿quinteto? ¿colectivo? La Banda’s ubica a un grupo de chilenos en el Valle del Cauca -Popayán (Colombia)-, hacia 1995. Su epónimo primer paso, sin embargo, se difiere hasta el 2007. Desde entonces y utilizando diversos seudónimos (Los Knock Knock's y Jesus Freaks, entre ellos), esta asociación ha tenido un andar lo bastante nutrido como para que una sola discográfica le tome el pulso. Bajo diversas identidades, en efecto, sus referencias se hayan esparcidas entre Hueso Records (Procrastinación de Los Knock Knock's, 2017), Pastabase (el estreno del ’07), ETC Records (los dos trabajos de Jesus Freaks y el Digital Garage Days de Los Knock Knock’s, 2015), el sello propio (Las Band's Records) y Cosmovisión Registros Andinos (La Libertad Guiando Al Pueblo? y MySpace Virtual Days de La Banda’s, respectivamente en el 2017 y el 2019). Precisamente es MySpace..., recopilación de jams fechados entre el 2009 y el 2011, el único de sus títulos al que he podido acceder hasta hoy. Paulatinamente, La Banda’s se ha ido desgajando en otras pieles más, como The Psychedelic Schafferson, La Hell Gang, Non Local Society y A Full Cosmic Sound -ente este último que llegó a presentarse en el Perú durante la tercera edición del Festival Integraciones (cf. el Live In Perú 2013 publicado en enero del 2017).

Menos escarpado descuella el mini-álbum con que Mesetas se ha presentado en sociedad en octubre último. Se trata del tándem integrado por Rodrigo Mardones, de Música Casual, y Luis Venegas, de Argades. De Música Casual, he escrito lo suficiente como para que no sea un seudónimo ajeno a los lectores que me siguen. A Argades lo he mencionado alguna vez, pero la verdad es que se halla lejos de ir a la saga de Mardones. Su ópera prima, Vía (2018), corre al albur de transfigurarse constantemente -de la IDM de enfoque étnico al avant garde de rugosidades mil, y viceversa.

Seleccionados en primera instancia de un fecundo archivo de grabaciones, los siete tracks finalistas de Materiales Y Minerales fueron escogidos por Venegas, Mardones y Manuel Knwell. Colaborador estrecho de Venegas desde las jornadas de Vía, que masterizó y co-editó, Knwell repite el plato aquí -ya que también edita y masteriza el debut motivo de estas líneas. Un debut que verifica lo que ya gritaba a voz en cuello el background de los santiaguinos: la adscripción de Mesetas en el circuito de escenas electrónicas independientes de Chile.

Los movimientos iniciales del primerísimo “Levantando El Vuelo” ya hablan de poéticas catarsis que oscilan entre la demencia y la ingenuidad. Esa esquizofrenia evita que el magma eyectado e intervenido/moldeado por Mardones-Venegas avance con parsimonia, aunque su timing rítmico esté dominado por la inconstancia -desaparece a ratos- y la irregularidad -muta de un tiempo a otro-. Pese a que esta descripción permite amparar una filiación intelligent techno, la verdad es que el dúo se acomoda mejor bajo la etiqueta del ambient, que así y todo tampoco le describe a plenitud.

Porque en números como “Estratósfera”, “Montes Australes” o “Exploración”, se percibe una cierta tensión que desintegra la predictibilidad de patrones meramente ornamentales; tensión que favorece el surgimiento de un sonido cáustico y urente, tormentoso y desestructurado, chirriante y borrascoso. Es, pues, un impulso en continuo angst el que parece empujar a Mesetas entre el ambient, la IDM y una versión minimal/descarnada del illbient neoyorkino. El fragmentario/oblicuo registro que resulta de esta presurizada rigidez se propaga a veces hacia coordenadas distantes, como cuando absorbe la cósmica iteración de los primeros Experimental Audio Research -presente en “Micro Universo” y “Procesión”. Acaso sea este último el lunar de Materiales Y Minerales, pieza que parte de una melodía introspectiva para cabalgar hacia las habituales viñetas de sideralismo no-narrativo abundantes durante los 24 minutos del disco. Sólido y conciso.

No ha sido un año especialmente fértil para los riffs duros, sean éstos de ascendencia hard, heavy, psicodélica, metal, prog, space o stoner. De modo que un retorno como el del cuarteto biobiense The Slow Voyage, tras cuatro años de mutis en lo tocante a lanzamientos, es más que bienvenido. Diferenciar entre una sustancial evolución con respecto de Time Lapse (2017) y el entusiasmo que genera el robusto reentré que supone Soul’s Whisper, no obstante, tomará algo más de tiempo.

En realidad, hay un poco de esto y otro poco de aquello. Por un lado, lo dicho: ni los géneros aludidos ni otros convergentes -como el blues, el grunge, el sludge o el garage-, ni tampoco sus descendientes -el heavy psych, el hard prog, la neopsicodelia o el stoner doom-, han visto reverdecer demasiados laureles en este 2021. Por otro lado, es innegable el progreso que ha logrado el combo desde las épocas de la puesta de largo. Dos circunstancias a tomar en cuenta. Una: el cambio de baterista en la alineación -al abrigo de la bifronte entidad formada por los guitarristas vocalistas Rodrigo Salamanca y Freddy Lepe, Demian Soto ha reemplazado a Mauricio Pinilla, mientras que Camila “Milila” Muñoz sigue inamovible en el bajo.

Dos: si bien podría especularse sobre si el material encapsulado en Soul’s Whisper es de la misma procedencia que el de su antecesor, es decir un gigantesco cúmulo de disipados ejercicios improvisatorios, lo que pone de relieve el nuevo opus es que TSV ha decidido darle protagonismo apabullante a un discurso enteogénico no por duro menos caleidoscópico. A pesar de todavía poder distinguirse matices -el vigoroso asalto stoner que se abre paso entre la tupida mixtura psicodélica de “Explosion”, la vibrante intensidad de “Recover” (cuya genial acometida hard/stoner/space nace y muere en la dosis precisa y el tiempo justo)-, es una corpulenta psicodelia de sofocante lisergia la que toma las riendas del largo.

El uso a discreción que de los arabescos hacen las eléctricas en pistas como la oriental “Exotic Mirror” o la desértica “The Conquest” abrillanta algunos de los imponentes medios tiempos que enhebra el conjunto. Éste es el formato que más dominan los angelinos -el single de adelanto “Sunset”, “Primavera De Octubre”-, el que más retumba mientras la aguja recorre el acetato, consagrando así a éste como un delectable trip pletórico en placidez sensorial y asimismo trascendental. Rédito final: una perdurable sensación similar a la que en la India llaman “amsara”.

El insólito dub-reggae psicotrópico de “Slow Down”, que con su isócrono deambular devuelve a la normalidad las pulsaciones del/de la escucha, es el encargado de dar por concluido el excelente vuelo al que Soul’s Whisper invita. De su producción física se ha encargado la independiente penquista SurPop Records, tanto en vinilo amarillo de 180 gramos y formato gatefold como en CD (100 ejemplares para cada tirada).

En medio de la avalancha de referencias que me llegan diariamente en forma de notificaciones, en una oportunidad me topé con algunas que remitían a Infinito Audio, label mapocha orientada hacia las distintas encarnaciones que la música electrónica adoptase de mediados de los 90s en adelante. Los descubrimientos que me reservó aquella ocasión fueron Bipolar y Esqueleto, primeras publicaciones de una nómina que hoy supera las 70 entradas.

Entonces no sabía que Esqueleto era el a.k.a. individual de Ottavio Berbacow, miembro fundador del seminal dueto LEM. Sin salir de mi ignorancia, escuché la recopilación que la escudería había colgado en su BandCamp: bajo la reveladora denominación de Mini Album + Microsaurio EP (2017), el cassette recogía en el lado A el fugaz LP del 2001, así como el extended del 2004 en el lado B. Masterizados ambos por Christian Heyne (Shogún, Tormenta), la propuesta del Berbacow solista frisaba esa microscópica digital de rigurosa observancia abstracta, que aún así se las arreglaba para disponer ígneas parcelas donde cada quien podía volcar los propios pensamientos y/o las propias emociones. A despecho de la excluyente frialdad que con proverbial mala leche se le atribuye a la electrónica, Esqueleto es un otro ejemplo de las atmosféricas armonías etereosónicas susceptibles de ser conjuradas incluso al amparo de hielos imperecederos.

Lanzada en septiembre a través de EMA Records, discográfica impulsada por LEM, Decálogo De Errores: Selección De 2007 A 2021 es una nueva recopilación de Esqueleto. El repertorio se compone de temas inéditos facturados a lo largo de casi tres lustros -y, contrariamente a lo que señala el texto en BandCamp, se trata de composiciones lo bastante homogéneas como para inducir excéntricas alucinaciones localizadas en fascinantes lugares abiertos (reales o imaginarios). El apolíneo ambient digital se diluye para mejor asumir/adoptar diversos rostros según cada corte: el del glitch en “El Ambient Del Gásfiter” y en “Espeleología De La Memoria”, el del bliss pop en “Sin Nada Que Ofrecer”, el de la IDM en “Contra Todo Evento”, el del post rock en el pareado “E1”-“E2” (concebidos como profilaxis propedéutica contra las dañinas madrugadas insomnes)...

Incluso el rostro harsh noise paladeado en “Fuego Amigo” participa de la metafísica que postula Berbacow a la base de su input sonoro -una que convierte a toda estética en efusiva, resplandeciente, eufónica, distendida, acuosa, llena de litio y de saudade. Colabora en la guitarra, que aparece de cuando en vez, Óscar Burotto (su partner en LEM).

Hákim de Merv

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