(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 27 de septiembre del 2017.)
Cerca de dos años
atrás, me aventuré por vez primera a ensayar un poco de arqueología pop que no
tuviese nada que ver con el Perú, tras haberme dedicado a investigar un poco
sobre el pop independiente chileno de la segunda mitad de los 90s -y recuperar
algunas de sus referencias cruciales. A la correspondiente disertación
tripartita puedes acceder haciendo click aquí.
A partir de
entonces, mis conocimientos sobre la movida del hermano país han crecido
geométricamente, incluyendo una breve estancia por la tierra de la marraqueta,
la cueca y la sopaipilla -estancia que espero repetir en algún momento de mi
vida. A este respecto, debo manifestar que me siento agradecido por haber aprendido
tanto en tan poco tiempo, y también agradecido por la oportunidad de compartir
lo aprendido que desde estos bytes me das tú, que me sigues/me lees.


El tercer
participante en 13 no debería merecer
mayores presentaciones. Tras Christianes, un grupo efímero que sin embargo actualmente
sigue siendo bastante recordado, Cristián Heyne comienza a andar su propio
camino bajo el celebérrimo alias de Shogún con Disconegro (1996). El resto es historia escrita en piedra: este
unipersonal es uno de los proyectos más insulares e hiperprolíficos de
Latinoamérica, y su factótum ha cosechado fama no sólo como músico de otro
planeta, sino, y pareciera que principalmente; como productor. Si afirmo que el
hombre es una mezcla de Brian Eno, Martin Hannet, Daniel Melero y Jim O’Rourke;
pocos han de ser quienes se atrevan a cuestionar semejante aserción. Heyne ha
producido discos de Javiera Mena, Camila Moreno, Glup!, Dënver, Tourista (sí,
los peruanos), GePe...
A Shogún le debemos
el que 13 no sea, en casi 74 minutos,
un registro excluyentemente descriptible como de dinámica densa, minimal hasta
la aridez, de texturas cortantes y abrasivas, escuezante a niveles microscópicos.
Pulsaciones disonantes, lienzos atonales, temas que aparecen in crescendo y que
se desvanecen en resoluciones muchas veces imprevisibles... Formalismo nulo:
los segmentos de Cáncer y LEM irrumpen como sendas Exploraciones en el Tiempo y
en el Sonido. Bien desde Seefeel, Scorn, Main, el ruidismo digital más arisco
de los 90s -Cáncer-; bien desde Labradford, el maestro Eno, el post rock más
punzante (Main), el ambient industrial, el procesamiento de guitarras, la
parafernalia vintage (LEM); 13
representa ese futuro al que pudo llegar la tape music de los 40s y los
primeros 50s si hubiese sobrevivido a su propia era. Funcionalidad mutante del
Ruido, destierro a perpetuidad de cualquier directriz “melódica”, incordio puro
para el oyente promedio que se traduce en composiciones apenas bocetadas; ello
es lo que logran LEM y Cáncer.
El digresivo
intermezzo lo pone Shogún, que desde el principio de sus tiempos hizo emerger del
continuum de la música electrónica su propia isla. Tiene “ese angst tan
identificado con las músicas de raigambre digital, aún de las más brutotas
-léase salvajes”, pero sin permitir que el sonido ahogue la propia emotividad.
Amante de la distorsión, y también de patrones rítmicos más o menos
convencionales, lo de Shogún siempre va por el lado de atmósferas de incesante
luctuosidad -y “una guitarra tan minimalista como intangible”. Aislacionismo de
los primeros 90s en clave de pop.

Luego de una
trayectoria pródiga en discos de altísimo nivel, a partir de El Brujo (2010) ha entrado Shogún en sus
cuarteles de invierno -pero Heyne se ha mantenido en activo produciendo albums
de otros artistas y publicando de cuando en cuando algún nuevo tema del alias
con (el) que se (le) identifica. No obstante, lo último que se ha sabido del
genio chileno es su asociación con la artista visual Begoña Ortúzar, escudados
ambos por el apelativo de Tormenta. ¿Significará esto que Heyne le ha bajado el
dedo a Shogún?
Cáncer ha sido el
proyecto que “peor” parte ha llevado. Junto al portugués Ok.Suitcase, publicó
un disco titulado Product 03 (2004). El mismo año, editó un sencillo virtual
simplemente llamado Untitled. Con el colectivo El Ojo De Apolo, que cofundase y
al que también pertenece LEM, lanzó Receptor (2001) en CD-R. También aparece en
la compilación Essays On Radio: Can I Have 2 Minutes Of Your Time? (2005), del sello luso Cronica Electronica. Nada
más ha vuelto a saberse de ese alias del músico -quien posteriormente ha
seguido en la brega como Receptor, Alta Infidelidad, Autómata, y los recientes
Jorge C y Dr. C (en una onda house).
El enlace pauteado
bajo este párrafo final te lleva al disco colgado en YouTube. Pese a estar
completo, la descripción consigna sólo 13 tracks, pero están los 14. Corrijo el
error poniéndolo para libre descarga aquí.
Hákim de Merv
No hay comentarios.:
Publicar un comentario