jueves, 16 de febrero de 2023

Varsovia: Diseñar Y Destruir // Hunters Of The Alps: Today Mañana EP // Ayahuaira: Qarqaria // Gacelasheladas: Lo Difícil De No Pensar EP // Aloysius Acker: Last Seconds Of A Cloud // Domingo: Tarde Para Regresar EP

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 8 de febrero del 2023.)

LOS DISCOS PERUANOS DEL 2022 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (III)

Que la crisis de forma y contenido que en nuestros países soporta el (caduco) modelo neoliberal, ha radicalizado las opiniones en torno suyo a favor y en contra, es una descripción que difícilmente puede ponerse en entredicho. Con mayor razón en el Perú, donde el encono ha crecido a pasos agigantados desde principios de la década pasada, permeando todos los aspectos de la vida cotidiana. Qué mejor prueba de ello que la largada en falso del álbum póstumo de Varsovia, a fines del ‘20.

En efecto, por esas fechas se hizo pública una versión de Diseñar Y Destruir que no contaba con el visto bueno de Fernando Pinzás y Dante Gonzáles, los dos tercios del grupo que mantenían poder de decisión en todo lo relacionado a éste. Había factores de carácter artístico que ya no avalaban, por supuesto, pero la razón de fondo se relacionaba al hecho de que las tomas entonces difundidas habían sido grabadas con el concurso de Carla Vallenas, segunda frontwoman de Varsovia y fuente constante de fricciones debido a irreconciliables posturas políticas. A Gonzáles y a Pinzás, que no son excluyentemente de izquierda, les molestaba sobremanera legar el testamento de la banda con las vocales de alguien abiertamente fachoderechista -que, verbigracia, se negaba a seguir cantando “Cardenal En El Infierno” en las tocadas.

Mediando el retorno de la gritante original Sheri Corleone (quien vivió una estadía en Países Bajos), casi dos años después de aparecida la versión apócrifa culmina Varsovia el “rework” de las canciones reunidas en DYD, escritas entre el ‘15 y el ‘17 -esto es, a renglón seguido del estreno Recursos Inhumanos (‘14). Ello ha comportado la resurrección temporal del trío para compromisos promocionales del disco, finalmente colgado en octubre del ‘22 en el BandCamp de Buh Records -que también se ha encargado de la edición vinílica. Descontando el affaire de la voz, las modificaciones practicadas son si bien pequeñas, importantes.

El track list esgrime ahora un orden muy distinto. Al opus, además, se le han adjudicado ornamentos de sesgo EBM, industrial y hasta proto-trance; lo que redunda en una galvanización más intensa, en una musculatura más recia, en un imaginario más oscuro. Considerando que lo de Varsovia fue siempre synth punk, estas adiciones nimban a Diseñar Y Destruir de una aureola de tirantez levemente angustiosa, catapultando su retórica a niveles hiperbólicos. Ni siquiera en “Obedecer Sin Cuestionar”, en “Diseñar Y Destruir” (guitarra de Óscar Reátegui, de Dios Hastío) o en “Hablemos Claramente” (que samplea un discurso de Juan Velasco Alvarado); donde el synth punk que guiñaba a Suicide en Recursos... luce más nítido, éste permanece inmaculado. La filiación electronic body music va en ascenso desde el minuto cero, con las violentas secuencias martilleantes de Gonzáles y los tumultuosos sintes incendiarios de Pinzás, terminando por llevar al terceto a las puertas mismas del género en la despedida con “Torres De Tensión” (que tiene idénticamente aristas a lo Ibiza). Impávidamente machacón y dantesco, el sonido industrial hinca el diente en la apocalíptica “Cuerpos Anestesiados”, en la sepulcral “Palabra Del Demonio”, en la densa y sórdida “Gallinazos”. Corleone ofrece una performance tortuosa, siniestra y enajenada en estas piezas, correspondiendo así al esfuerzo de sus cofrades.

Mención aparte merece “Entre Velas Encendidas”. Cierto, puede reseñarse influenciada por los primeros actos EBM. La lastimera/quejumbrosa entonación que Sheri reserva para sus líneas le ubican, empero, más próxima a una tentativa electro-dark -probablemente, lo más cerca que ha estado nunca Varsovia del dark-gothic.

Esta sordidez, esta opacidad, no son gratuitas. Cuando escudriñas sus letras y los tópicos que aborda, notas que Diseñar Y Destruir no sólo es el postrer suspiro de Varsovia. Es asimismo el exorcismo de toneladas de mala vibra sedimentadas en las generaciones a las que les tocó vivir, bien en cancha bien en tribuna, la década dura del terrorismo en el país -los 80s. Una década donde la nación fue constantemente disputada, y más a menudo desgajada, por las fuerzas armadas y las organizaciones subversivas; en el marco de la guerra interna de baja intensidad que (mal)acostumbró a la población civil -tanto urbana como rural- a habitar el submundo de apagones, atentados y crónica zozobra existencial. Ése que millennials y centennials ignoran con el mayor de los desparpajos. Lástima que sea éste el adiós definitivo para Varsovia. La suerte, sin embargo, ya estaba echada en el ’17, cuando la terna se disolvió de facto. Con Vallenas fuera de órbita, Dante y Fernando se dedicaron a sus respectivos proyectos de vida, sin perder la complicidad indispensable para por fin hacer realidad este acetato.

Un EP como el jugado por Hunters Of The Alps para saltar el año anterior a la arena de las escenas independientes de sabor patrio, es menos infrecuente de lo que pudiera pensarse. Más extrañas son las coyunturas que han rodeado a este ni-tan-nuevo alias y determinado el sino que ha discurrido en su ruteo.

El rostro tras HOTA es el de Mario Giancarlo Garibaldi, compatriota emigrado a Miami. He leído que el a.k.a. nace como tándem en el ‘12, acompañado por entonces Garibaldi del también peruano Jorge Velásquez. Se dice que la dupla tuvo cierto rodaje en tierras septentrionales, lo que se me hace difícil de creer, toda vez que el extended ha sido presentado con bombos y platillos como el debut absoluto del hoy unipersonal. La presentación en sociedad, pues, ha sido diferida durante dos lustros.

Today Mañana EP, deslicé al iniciar este comentario, es menos insular de lo que sus circunstancias podrían denotar. Su pathos es idéntico al del genial Parallel Time EP de Blind Dancers, por citar un caso siempre a la mano. Siendo el músico un migrante, es bastante predecible que su ópera prima rezume esa nostalgia propia de quien ha vivido largos años lejos de la querencia/del terruño que le vio nacer. Lo que no siempre sucede es que esa añorante tribulación sea versificada en viñetas de pop exquisito, elegante y dinámico.

De “Miedo” a “Moment For Forgiveness”, me muevo en senderos dominados por un pop nostálgico de estupenda manufactura. Esa morriña se revela utilizando varias caras. La de los medios tiempos como “Moment...” (que conecta con la esencia de Peter Green y sus Fleetwood Mac) o “Tormenta” (de imponentes cortinas de teclados), es una de ellas. Otra es la de melodías de una vitalidad a la usanza del pop que sobrevivió sin inclinarse hacia el rock alternativo/grunge ni hacia el shoegazing, hasta que al promediar los 90s Garbage le dio el tiro de gracia, como “Cul De Sac” (guiñazos a The Ocean Blue) o “Tatuada” (buen trabajo de secuencias). Y otra más podría ser esa mezcla de estilizada electro-bossa nova y lounge pop que Garibaldi se saca de la manga para apechugar la relectura de “Costumbres”, original de Juan Gabriel y popularizada tiempo ha por Rocío Dúrcal.

A pesar de la diversidad de semblantes acreditada por Hunters Of The Alps, nada en la puesta de corto tiene pierde. Esto se debe a que el gran elemento unificador del extended es el excelente color de voz de Mario -la manera en que las vocales logran adaptarse a cada track de Today Mañana EP me inspira la imagen de un PedroPiedra de raíces peruanas.

Al voltear la quincena de abril del ‘22, se dispuso online un nuevo esfuerzo discográfico de Ayahuaira, agrupación que practica un black metal de letras abrumadas de referencias a la cultura y mitología quechuas provenientes de Huancayo. Esta particularidad le imprime un fortísimo aire tribal al incontenible aluvión de graves imperceptibles y de eléctricas que se precipitan raudas hacia riffs iterativos y trémolos apuñalados de reverb y distorsión, así como al titánico dique de los consabidos blast beats a los que es tan afecto el subgénero de nórdica procedencia. En consonancia con éste, los integrantes del juninense comando metalero se esconden tras crípticos seudónimos: Ochoja (primera guitarra), Sajgra (voz), Chopjas Atipac (bajo) y Mapache (batería y segunda guitarra).

Qarqaria, no obstante, viene a ser el cuarto acápite en la carrera de una sociedad que se cristalizó en 1999. Dicha carrera empezó un año después con el demotape El Poder De La Divinidad, siguió en el ‘02 con la maqueta El Dominio De La Verdadera Fuerza Suprema, y esperó por Wanka Bélica hasta fines del ‘11. Se trata, en consecuencia, de un itinerario de prolongados silencios -que en 23 años de desplazamiento sólo ha conocido cuatro paraderos.

Como si la falta de periodicidad le pasase factura al cuarteto, la primera mitad de su nuevo larga duración está reservada para el respectivo “reacondicionamiento físico”. La breve intro acústica de ribetes folk de “Lucanamarca Masacre” se desvanece rápidamente ante la irrupción de la electricidad conducida vía una pesada guitarra que no llega a estar demasiado tupida. Los efectos tipo metralleta al anochecer del canal se hacen eco de la barbarie de los hechos ocurridos en la localidad ayacuchana del mismo nombre (abril del ‘83). Con “Guerrero De Barro”, el black metal pisa más firme, aunque todavía sin la contundencia exigida. La que sí adquiere mayor protagonismo es la voz de Sajgra -una voz que ha superado cientos de veces los límites de enrojecimiento y sangrado, que luce hoy raspante y chillona, de igual modo que apenas descifrable. En “Qanpeq Taki Onkoy”, los cuatro disminuyen un poco las revoluciones, mientras que en “Mensajero De La Muerte” la tropa alternativamente se emputa y se atempera, dosificando tempos y encajando cuñas.

A partir de “Aynis”, el combo wanka asume control completo de sus capacidades, a la par que incrementa las alusiones al imaginario quechua-pagano-diabólico en las líricas que dispara. No hay que olvidar la feroz militancia anticristiana del black metal, que subsecuentemente abunda en reivindicaciones paganas, cuando no satánicas. Los blast beats a velocidades lindantes con el hardcore son la norma, pero Ayahuaira gusta de contrastarles empleando nodos de inflexión para la indesmayable marcha, como sucede en “Ayachaquinan”. El cenit de Qarqaria llega con la canción homónima, dedicada a la maligna criatura mitológica que adorna la carátula del CD -y que no es otra que aquella conocida en el sur altoandino como jarjacha, el demonio del incesto.

Ayahuaira homenajea a uno de sus principales referentes folklóricos, Los Kjarkas, ensayando una metálica variante de “Vientos Del Sur”. Razonablemente respetuosa del original, la versión concluye la travesía propuesta en Qarqaria. Ojalá no tengamos que esperar una década o más para su sucesor. La edición física en compacto corre por cuenta de la independiente capitalina Austral Holocaust Productions.

Alejandro Sarmiento estudia composición musical en la PUCP. Estuvo antes en Marbette y actualmente integra Superyó, alineaciones ninguna de las cuales había escuchado hasta ahora ni tan siquiera de oídas. Tampoco el nom de guerre de Gacelasheladas -pero la aparición de su primer EP, Lo Difícil De No Pensar, le puso de todas maneras bajo el radar.

Como sucede en el caso de los Chinese Park, Gacelasheladas lleva algún tiempo grabando y subiendo a Internet algunas de sus composiciones. La primera de ellas se cuelga el 30/03/20, cuando la pandemia del COVID-19 ya estaba declarada, y se había decretado en el Perú la emergencia sanitaria (“Ay Sí, Ay Sí, Todo Me Pasa A Mí (Lo Fi Remaster)”). De los cuatro cortes adelantados, sólo vale la pena mencionar éste y “No Sé Nadar, Pienso Violeta”. Los restantes, publicados durante el ‘21, suponen coqueteos con el trap francamente inmamables. En todo caso, ninguno ha sido repescado en el esférico.

Lo Difícil De No Pensar EP, ergo, se compone de cuatro rounds no editados previamente. Cuatro pistas en las cuales Gacelasheladas retoma el camino de los dos primeros singles virtuales. Pop con mayúsculas, que rebota entre varias salientes y camaleónicamente adopta el aspecto de éstas. “Gripe”, para empezar, es una demostración de lúdico lo fi, hiriente y doloroso. El contraste con “Surfeando Sin Olas En Italia” o “Copo” es más que palpable, si bien ambos números han sido cortados según diferentes moldes: pese a su vitalidad, el primero no es demasiado colorido, sobre todo tras la metamorfosis hacia el college rock usamericano noventero (concretada antes del minuto y medio). El segundo, en cambio, es la balada de cierre; y por lejos el asalto más dilatado del plástico.

El indie pop de “Otoño, Amsterdam Está Sola + Boxtel”, en tanto, se esfuma conforme la canción se “aflamenca”; antes de transformarse en lo que podría describirse como bedroom pop aderezado por Fernando García Escaró (a) Garzo (Metamorphosis, Radiación Selenita, Plug-Plug). A pesar de las disparidades, el artefacto completo funciona como banda sonora para las clásicas fogatas de campamento a altas horas de la noche. Aceptable, y suficiente por ahora. Edita Anti Rudo Records.

Bien distintas unas de otras, de las tres facetas bajo las que José Rodríguez publica documentos sonoros, sin duda Aloysius Acker es la que más satisfacciones le ha reportado. Entre EPs, mini-LPs y placas de largo aliento; esta identidad suya lleva ya ocho títulos a cuestas, algunos más redondos que otros, algunos más conmovedores que otros. El último de éstos, un mini-álbum eyectado en primera instancia a través de SuperSpace Records, posee un nombre lo bastante hermoso como para inscribirle en la maravillosa tradición del primigenio post rock británico.

Algo de eso tiene, pero Last Seconds Of A Cloud no sólo se alimenta de este detritus. Desarrolla AA aquí prolongaciones hacia el bliss pop y, en menor medida, el shoegazing. El magma que de esa conjunción brota es procesado por el autor manejando copiosamente motivos lánguidos/laxos. De este modo, la impresión general es la de estar ante el registro más apacible editado a la fecha por la factoría Acker.

En los cuatro tracks de Last Seconds..., pues, se revuelven y maridan el baggy y su pariente/descendiente más cercano -el bliss. En “Moonlight Monologue” y en “The Sky Is Still Sleeping”, la natural aleación se transforma en inmaculado ambient etéreo de estructuras líquidas. En “A Bird Freezing To Death” y en “Last Seconds Of A Cloud”, se acrisola además la vertiente inglesa del post rock de los 90s -léase Insides, la evolución de Main posterior al Motion Pool (1994). Previsiblemente, estos dos últimos números son los que asimilan grabaciones de campo proporcionadas por Anamorph Experimental Music, artista vienesa que ya antes había colaborado con otro unipersonal perucho -el arequipeño La Vie.

Cualquiera de los temas recogidos en LSOAC atestigua la mirada serena, la actitud contemplativa, el impulso minimal que presidiese el espíritu del artista durante la creación y grabación de los mismos -que éstos formasen parte de un único volumen, como afirma Rodríguez en la sumilla de BandCamp, es meramente incidental. O tal vez mandato del Destino, en su infinita sabiduría.

Profundamente comprometida con el shoegazing y el post IDM, es desconcertante encontrar en la plantilla de una independiente identificada con las “vanguardias sónicas” a un proyecto como Domingo. José Miranda Espinoza es quien se parapeta tras ese nombre -que es también suyo-, y lo hace dando pie en bola a un extended de indie pop erigido con pocos recursos y mucha fibra emocional. Desconcertante, pero también emocionante, porque habla de una saludable ausencia de prejuicios en quienes dirigen la escudería -y quizá augure una apertura de Chip Musik hacia este rango de sonidos.

Miranda Espinoza es una persona ya algo mayor, que compone desde el ‘92 y ambienta desde el ‘01. Esto último está en directa relación con su perfil laboral: “comunicador audiovisual, diseñador sonoro y acústico de profesión”, reza la escueta biografía de su cuenta SoundCloud. Es también padre de dos hijas, que participan respectivamente en voz (Loreto) y viola (Danitza) en algunas canciones del extended de estreno, y a quienes éste va dedicado. Una sola mirada a la portada basta para darse cuenta del denominador común afectivo que enmarca estas cinco composiciones. “Vuelve A Ser Lunes”, “Después De Que Alguien Ya Cruzó”, “One More Time”, “Con Globos De Color” y la pieza epónima: cinco lienzos de líricas reflexivas y melancólicas, como espejos donde auscultar y sobre todo desterrar desengaños, sobrecogimientos, íntimas cobardías. Un puñado de cantatas que ha necesitado siete años para cobrar definitiva forma, entre Valpo y Lima.

A través de algunas de sus variantes, el indie rock que restalló en los 90s y llegó indemne a principios de los 00s es el factor sónico constante en Tarde Para Regresar EP. Hay algo de lo fi elemental (“One More Time”), algo del Pavement más huevero y naif (“Tarde Para Regresar”), algo del pop agridulce de los escoceses Camera Obscura (“Vuelve A Ser Lunes”), e incluso declaraciones de amor a la superlativa tradición indie surgida en España durante la última década del siglo XX (“Con Globos De Color”).

Sólo por un momento, esa atmósfera relajada y slacker cede ante la irrupción de una tonalidad divergente. Ya el scratch con que empieza y termina “Después De Que Alguien Ya Cruzó” indica un retroceso mayor, hacia esos 80s en que The Cure abandonó el dark y finiquitó su traspaso al pop dulce de The Head On The Door. “Después De Que Alguien...”, de hecho, se parece ligeramente a “The Exploding Boy”, enérgico B-side de la época THOTD -para ello complotan el acabado rústico del track y su uso extensivo de una drum machine.

Se nota que la producción del EP ha sido cuidadosa y esmerada, detalle que no entra en conflicto por fuerza con el aire desprolijo del registro. Al contrario, lo sostiene y reafirma. Así es la música de Domingo, que ha anunciado su primer álbum e incluso ha lanzado ya single de adelanto (“Ha Salido El Sol”).

Hákim de Merv

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