jueves, 1 de mayo de 2025

Brujo Mayor: Medication 1 EP // Gelatina Magma: Liminales

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 23 de abril de 2025.)

Macerada en sustancias non-sanctas, una voz rasposa y aguardentosa te lee la cartilla del blues callejero y faltoso, ése que siempre te dirá que cuando no tienes ni dónde caerte muerto/a, todavía te quedará el blues. Así comienza Medication 1 EP, el estreno en corto de Brujo Mayor, power trío limeño nacido un año atrás y constituido por Ricardo Rodríguez (voz y eléctrica), Julio César Araujo (batería) y Fernando Acosta (bajo). Dos de ellos acreditan en su haber bandas de cierto renombre en las escenas nacionales adscritas al stoner rock, Rifle (Araujo) y Stonearth (Rodríguez), mientras que el tercero es compa del baterista desde hace muchos almanaques.

El extended play ha sido grabado en directo, emulando las arrabaleras condiciones lo fi de grabación en una 4-track, tal cual se hacía entre fines de los 60s y principios de los 70s. La idea era dotar de este acabado a M1 EP, objetivo logrado con creces gracias no sólo a ese proceso, sino también a las particularidades intrínsecas de la música que performa el trinomio. Sucio blues rock de tiempos farragosos/pesados, de guitarra psicodélica hasta la médula, de voz deliberadamente ininteligible. La impresión final es, por ende, la de estar escuchando algún combo perdido de época -y antepasado directo del stoner, a la vez.

Por supuesto, a ello suma asimismo que tres de los cuatro surcos que integran el EP sean versiones de clásicos en todo el sentido de la palabra. Abre la jornada “More Light”: único número firmado por Brujo Mayor, es un interminable jammeo que rebasa la barrera de los 14 minutos y medio, en el que la guitarra intercala trallazos inalterables con encendidos solos de efusión lisérgica, y que las baquetas rematan multiplicándose en el epílogo. De allí en más, desfilan las relecturas de gemas de la talla de “Fruit And Iceburgs” de los usamericanos Blue Cheer (sindicados como el primer line up heavy metal de la Historia), “Reberveration” de The 13th Floor Elevators (extraído de su brillante debut, 1966) y “A Storyless Junkie” de nuestros Pax (de su unigénito May God And Your Will Land You And Your Soul Miles Away From Evil, 1972).

Largas secciones instrumentales, cuerdas desbordantes de fuzz descosiéndose en enérgicos y penetrantes riffs de ADN setentero, teba de locomoción lenta -por momentos, también densa-, bajo distorsionado que titubea entre ocupar el discreto lugar que siempre ha tenido en la dialéctica rock y coger la antorcha para liderar la acometida. Todas características propias del stoner, reunidas en torno a un proyecto que curiosamente resuella más próximo al blues rock de Hendrix o The Fabulous Thunderbirds. Ello no ha impedido que BM se codee con compañeros de armas de robusta stonura como Satánicos Marihuanos o Reptil. Y es que la terna se muestra lo bastante permeable como para asimilar heavy metal, hard rock y hasta resabios de doom. Cómo se acomodan aquellas improntas en esta mancha de veteranos, para esclarecer algo más su ascendencia, se verá con la salida de su primer largo (programado para la segunda mitad del año).

Si lo tuyo es el blues de Eric Clapton o de Savoy Brown, la gruesa película de Baja Fidelidad que envuelve esta placa no tardará mucho en desanimarte. Por el contrario, si militas en la orilla opuesta, allí está.

Hacía buen rato que no se sabía nada de Gelatina Magma. Lo último de lo que se tuvo noticias fue Zapatos Ardientes EP, allá por el ‘21. Desde entonces, el dúo ha estado inmerso en un hiato del que nadie tiene certeza sobre si alguna vez terminará -por haber tomado residencia Ángela Ruesta fuera del país, y orientado todos sus esfuerzos Giancarlo Samamé a su propia aventura personal, Polvos Azules. Hoy, que existen medios para componer a cuatro manos o más estando en lugares del globo muy separados, vaya uno/a a saber qué conmina al tándem a permanecer en la congeladora por tiempo indefinido.

No ha regresado al Perú Ruesta, ni Samamé le ha dado el encuentro, entonces. Lo que ha visto la luz entre el 10 y el 11 de marzo últimos es un mini-álbum que ¿compila? ¿recopila? primeras tomas, demos y ensayos de tracks que no me queda claro si han salido antes o no, salvo por “El Río”. Estuve repasando tanto lo publicado bajo los alias de Gelatina Magma y de Polvos Azules, como lo editado por El Paso y por Soma, sin encontrar pistas que se correspondan con lo liberado en Liminales. Debo deducir, pues, que se trata de una pequeña colección de canales inéditos (descontando la excepción antedicha).

Con repertorio de ese cariz, Liminales no podía llevar mejor nombre. El mismo hecho de describirle conformado por maquetas, rehearsals y primeras tomas indica que éstas son pasos conducentes a versiones definitivas que acaso todavía no se concretan. El “tránsito” sugerido en ese concepto, y además en la portada, es identificable con la función de aquellos espacios físicos que sólo sirven para movilizarse de un lugar a otro: pasillos, escaleras, zaguanes, halls, etc. Es decir, liminales. Ergo, es imperativo sopesar este puñado de temas como dibujos inacabados de canciones futuras, que quién sabe cuándo se harán realidad.

En su cortedad, Liminales tiene de todo un poco, y no siempre en modo convergente con el background de Gelatina Magma. “Telúrica”, por ejemplo, es una inusual mezcolanza de dark ambient y post rock. Sin antecedentes en la historia de la dupla, su atípico semblante abstracto-espectral le posiciona traumáticamente alejada de los melodiosos paisajes pop de Así De Simple (‘15) o de Una Nueva Era (‘18). El mismo sino sigue “Corazones De Papel (Demo)”, sólo que sin el epatante pulso oscuro de “Telúrica” -pero con un tic-tac a inicio y final de sus más de cuatro minutos. Ídem “Recuerdos (Demo)”, sobreabundante en dub y dotado de un reloj -éste sí presente a toda hora- que dicta tempos aún más pausados. Lástima que aquí la voz de Ángela no llegue a las notas altas por más que se esfuerza.

Del post pop en plan electrónica trippy de “El Río”, que utiliza patrones vocales de Ruesta remuestreados, no hay mucho más que decir. Para más señas, repasar Lisergias (‘24), opus de Polvos Azules donde se le incluye originalmente. Sí hay algo más de chicha en “A Puerta Cerrada”, nueva expresión de ese mestizaje del que Gelatina Magma daba señales en rounds como “Oda A Malanga” y “Caminante Nocturno”. “A Puerta...” apela a la fusión de percusión afroperuana y de jazz en el mástil del bajo, matizada por teclados lúdicos y una letra bastante sombría. Como para no guardar muchas expectativas sobre el rejunte de la sociedad Ruesta-Samamé en un futuro inmediato.

Hákim de Merv

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