jueves, 25 de diciembre de 2025

Sueño Púrpura: Souvenir // Ficticio: Comenzando Desde Cero EP / Ficticio EP // Santa Madero: Los Años Difíciles

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 17 de diciembre de 2025.)

Surge Evelia, Surge (‘19) de Parahelio es de los pocos esfuerzos independientes que obvié en su día, dejándole sin comentar. Malo no era, pero algo en la propuesta me disuadía de sentarme a escribir sobre sus virtudes y defectos. O de repente era yo quien me hallaba entonces incapacitado de concretar un acercamiento exitoso al esférico. Ahora que Christian Ortega y Rodolfo Ontaneda, dos de sus guitarristas, se presentan en 33 rpm con Sueño Púrpura; será motivo para volver al unigénito volumen que legase el ¿desaparecido? conjunto.

Sueño Púrpura no es Parahelio. Mucho menos, una versión corregida y aumentada. Eso no impide que ambas formaciones compartan algunas características, sobre las que abundaré luego. Fundada a mediados del ‘22, la nueva entidad de los ex Parahelio cultiva sonoridades que cabe tipificar de enteógenas. ¿Significa que el proyecto toma plazas en la psicodelia o en el kraut rock? Mi opinión es que no, más allá de puntuales ramalazos. A decir verdad, es complicado asignar al quinteto estilos específicos. Si me avengo a ello, se debe a razones estrictamente cuantitativas, relacionadas a la (re)incidencia en que encajan las composiciones.

Para Sueño Púrpura, lo más trascendente de su obra es el aspecto instrumental de la música, rasgo heredado de Parahelio. El soporte rítmico de Juan Camba (batería asimismo en Búho Ermitaño) y de José Andrés Lezma (bajo) no cesa de prodigarse durante los más de dos tercios de hora que se dilata Souvenir. Complementariamente, las eléctricas de la sociedad Ontaneda-Ortega manejan la distorsión engrosando sus capas o disipándolas, mediante estallidos atronadores o deflactaciones instantáneas. De este modo, puede afirmarse que los largos segmentos instrumentales del vinilo son a un tiempo robustos y altamente volátiles.

A dos colores recurre de continuo el acto que completa Jandy Torres (vocales). Uno es el post rock de segunda generación, entronizado en Surge Evelia... El otro es el shoegazing de Pale Saints y de My Bloody Valentine -los de Leeds cuando el Ruido se mantiene en mínimos (“Granate”), los de Dublin cuando necesita éste reventar dentro de tus canales auditivos (“La Niebla”). Estos visos nunca llegan a mezclarse, sino que se suceden (“Sueño Púrpura”), o a lo sumo se intercalan (el entusiasta viaje estelar que supone “Mora”). Otra tintura a tener en cuenta es el slowcore (“El Tiempo Es Una Flor”, “Luz Inerte”), a pesar de que su melancólica figura aparece únicamente en secciones introductorias, no alcanzando así cantidades ponderables.

Rodaja de euritmias reverberantes y orgánicas, en Souvenir la voz podría llegarse a tener por accesoria, en el sentido en que podría considerársele así también al interior del baggy. A veces transcurre más un minuto antes de que la oigamos, tal cual los limeños saltan del post rock al ethereal noise (y viceversa) más de un minuto después de iniciado un track. Sus catárticas explosiones no sofocan la intensidad de sus tonalidades, ni extinguen sus cortantes golpes de timón el fulgor de sus hambrientas brasas. Más que post y shoegazing, la paleta de Sueño Púrpura está insuflada de rock casi instrumental y de noise rock a secas, lo que convierte a todas sus etiquetas en potencialmente circunstanciales. No consigo adjudicar a Souvenir una mejor corona de laurel que ésa, si fuera menester.

He estado rumiando sus buenos meses los EPs con que se ha dado conocer Ficticio a inicios de año, confiando en llegar a un juicio distinto del que me reportasen las primeras impresiones. Considerando que se trata de una banda nueva, de músicos a quienes probablemente doblo la edad, y que el indie del nuevo siglo en modalidad pop es terreno fértil para bluffs y estafas al por mayor; me la he jugado por el comodín que supone el beneficio de la duda cada vez que he repasado tanto la puesta en corto Comenzando Desde Cero EP (enero) como el subsiguiente Ficticio EP (febrero, equivocadamente tenido por entrée absoluto).

¿Es Ficticio una agrupación hecha y derecha? Quién sabe. Se alude a cierta alineación estable en directo, integrada por Paula Sáenz en guitarra, Matt Palacios en baquetas, Carlos Suárez al bajo y Fabián Maslucan frente al micrófono. En estudio, parece ser otra la situación. Su página Facebook no incluye ninguna foto del line up, y sí una representación abstracta donde no hay sino puro calzoncillo. Tampoco arroja mayores luces su cuenta en YouTube Music. De lo que sí podemos estar seguros/as es de la identidad de su ¿líder?/¿único animador?/¿principal responsable?: Maslucan.

Comenzando Desde Cero EP apenas excede la quincena de minutos. Se suceden los acordes finales de su apertura, “Nada Se Terminó”, y ya podemos vislumbrar una imagen bastante precisa de lo que audicionaremos hasta el último segundo del cierre “Nada Es Fácil”. Pop/rock simple y chato en extremo, demasiado elemental, que sólo en determinados tramos cada tanto recuerda al bedroom pop. En el mejor de los casos (“Entre Los Dos”), el extended huele a modern rock noventero traumáticamente desvalijado. Pese a que las letras recuperan la filia naif de nombres como The Story So Far o Brand New, el daño está hecho. Para peor, la performance vocal es asaz desabrida -su punto más bajo: “No Puedo Escapar”.

Las cosas mejoran en Ficticio EP, aunque no tanto como para sobreseer el chasco inicial. Las canciones del epónimo extended constituyen mayormente una reconvención, acometida a conciencia por Fabián, de lo mostrado en el episodio precedente. Es decir, Ficticio EP es una suerte de Comenzando Desde Cero EP 2.0. Letras más intimistas, más cercanas al/a la oyente, y por lo tanto más sinceras; a la par de una austera readecuación vocal. El esmero que no se percibe en Comenzando... EP se ve aquí reflejado en una drástica reducción de clichés rockistas, que así y todo no decrecen hasta cero. Ejemplo palmario de esta renovación: “Sin Tierra”. Pasos más allá: “Horas” y “Serú”.

Por desgracia, Ficticio EP no basta para arrancar de la medianía al “cuarteto”. A la luz de lo paladeado en los EPs, Ficticio no es sino un combo más. Nada le distingue, nada le particulariza. Nada, al menos de momento, me hace abrigar la esperanza de una evolución sostenida que desemboque no digamos ya en un sonido original, sino en algo verdaderamente sentido. Se ha hablado de shoegazing y de dream pop. Ni cagando. El pop/rock de ribetes indies que practica Ficticio es tan cansino, que deviene en genérico, cuando no en derivativo. Y no veo, por ahora, cómo va a escapar de ese empantanamiento.

Tres años después de Ya Tengo Nostalgia Por Conversaciones Que Tuve Ayer, regresa a escena Santa Madero, convertido ahora en dúo. En el interín, abandonó la terna el guitarrista José Luis Gonzales, recayendo la continuidad del alias en el tecladista Dan Joe Salazar y en la cantante Karina Castillo. Quizá sea ésa la principal razón por la que su silencio discográfico ha abarcado poco más de tres calendarios, aunque debe atenderse igualmente al grado de separación existente entre los réditos del debut y los de su nueva producción -que no por nada lleva el título de Los Años Difíciles.

Llamaba mucho la atención la impronta de Entre Ríos que Santa Madero izaba en el estreno, por cuanto exponentes de indietrónica no han abundado en Latinoamérica, menos todavía en el Perú. Tras las primeras escuchas, pareciera que Los Años Difíciles le hubiera hecho a un lado. En su reemplazo, esa electrónica argéntica y plastificada que fagocitó al synth en los 90s se posiciona en primeros planos a lo ancho del nuevo álbum. Sin embargo, conforme el lector pasa revista una y otra vez al CD, descubres que el género de múm y Ulrich Schnauss late aletargado bajo la epidermis -salvando las distancias con tamaños referentes, naturalmente.

Desde el vamos, el output de asociaciones como Republica o Garbage aflora actualizado en “Mi Ciudad Es Genial” y siguientes. El electropop impermeable de secuencias recargadas, de letras optimistamente irónicas y de actitud entre desencantada y hedonista, remite sin cortapisas a la última década del siglo XX. Es con “Oye” que se produce un cambio de ¿dirección?/¿percepción?, si bien no tan evidente, sí sustancial. De tiempos perfectamente cuadrados, la de “Oye” es una lírica irónicamente optimista, que esparce fragancias agridulces mientras afloran los resabios indietrónicos bien disueltos por el factor oxidante del pop.

En adelante, y hasta que LAD finaliza con “Me He Escapado De La Casa”, dicha solución/fórmula no se verá mayormente alterada. Tal vez la única excepción sea “Por Mientras”, de espíritu más entero. El resto participa de esa animosidad delicadamente pesarosa y amarga que, no obstante, prefiere mostrarse impoluta de tal mácula: “Mejor Me Muero” (el nombre lo dice todo), “Ya No Me Sueltes”, la ingenuota/dolorosa “Me He Escapado...”, la acibarada “Toma Tiempo”, la preciosa y ágil “Bodas De Papel” (de hermosos contrastes).

Más allá de un esmerado diseño de sonido y de una ejecución impecable, merece destacarse la performance de Karina Castillo. La muchacha canta como quien acaba de superar penurias mil. Esa entonación/ese mood le proporciona lustre extra a este puñado de canciones decididamente más realistas que las de Ya Tengo Nostalgia..., canciones cuya autoría comparte con Dan Joe y que evidencian un crecimiento firme de Santa Madero hacia la madurez. Veintisiete minutos del pop más enjundioso que puede facturarse en estas tierras.

Hákim de Merv

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