(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 11 de octubre del 2017.)
MERIDION
Doblemente
sorprendentes, por inadvertidas, son algunas de las circunstancias con que nos
provee el Sur a veces. Todavía recuerdo el unigénito volumen del proyecto
individual Cholomán (Mala Lengua,
2006), así como el álbum de Rojos Calientes que se paseó por estos lares (Corazón, 2009). Su poco de folk andino los
dos, también blue grass el segundo, ambos acreditaban la participación del
cuzqueño Raúl “Beto” Quintanilla (quien lleva radicando en Estados Unidos varios
años ya). Mucho más a la mano en el Tiempo y en el Espacio, está asimismo la
intensa obra sonora del músico ayacuchano
¿electrónico?/¿indietrónico?/¿electroacústico? Brageiki.
Ni puta idea de
quién diablos es Ben Allen. No sé si el man es peruano o de otro país, si va de
paso por Arequipa o si ha decidido afincarse allí. Lo que sí tengo clarísimo es
que vive actualmente en la Ciudad Blanca. También, que su estancia le ha
permitido lanzarse al ruedo de la música pop independiente con el nom de guerre de Solar Ritual: apenas en
septiembre pasado, publicó un primer single -“Perros Desesperados”- que era más
una discreta tarjeta de presentación que un manifiesto de cualquier índole.
El mini-álbum debut
Animales Del Sol sí que ha traído más
chicha. Disco de diez temas en clave de folk contemporáneo, acústico hasta la
desnudez y de baja fidelidad, su escucha evoca a los maestros norteamericanos: piensa
en un Donovan sónicamente lacónico, imagina un Daniel Johnston más dotado para
la composición y también silente, considera la posibilidad de un Bill Callahan asumiendo
el reto de decirlo todo sólo a través de su guitarra maravillosa. Porque Solar
Ritual será 100% instrumental, pero originalidad no le falta, ni en el plano
sonoro -si bien su sonido es uno, múltiples son sus encarnaciones- ni en el
bautismal -“Caballo Negro Del Este”, “Ardilla Encantadora Sagrada”, “El Águila
Azul Eléctrica”, “Ojos Volcánicos Del Halcón”-.
SR ha utilizado
para Animales Del Sol técnicas propias
del audio-verité (el mundanal ruido se ha filtrado caletaza en la grabación), le
ha registrado en una four-track (como solía hacer la escena indie usamericana en
los 90s)... Allen ha optado por el arte-nada-sencillo de crear música apacible
y trasparente, condensándola en hermosas composiciones de inexistente voltaje
eléctrico, de texturas secas pero asimismo flexibles, plácidas, tiernas... ¿El
dictamen último? Pues nada mal para un primer episodio.
Espero pronto ciclo
de lives (incluyendo gira a Lima, por
favor), y que Allen deje a un lado tanto misterio (cero fotos, ni siquiera una
caricatura), porque de veras será un gusto conocerle.
SEPTENTRION
En la rodaja titulada
“Lado A” de la compilación Lego 8:
LACASAZUL, primera entrega de tres que para su serie Lego preparase la
escudería Chip Musik sólo en el presente año, se colaba una interesante pieza de
dream pop que respondía al nombre de “Ven A Mí”. El tema supuso la presentación
en sociedad de los trujillanos Verano Del 83, a la vez que anunciaba la
inminencia de su ópera prima, el mini-álbum Llévame
A Casa -curioso cómo aquí y afuera se está optando cada vez más por este
sucinto formato, ¿no?
Desde esa aparición
en el muestrario Chip, parece que bastante y en más de un sentido se hubiese
metamorfoseado la banda de Miky Bendezú (primera guitarra), Elena Cárdenas (bajo),
Hanny Del Castillo (voz principal, segunda guitarra), Marie Ramírez (batería) y
“Derc” (voz, teclados). VD83 prefiere ahora recurrir menos al dream y apegarse
más al pop. A qué puede deberse este golpe de timón, sólo ellos lo saben. Yo no
diré que es bueno o malo -porque, habiendo transformaciones para mejor y para
peor, también las hay que no suman ni restan; pues conducen a estadios muy lejanos
del punto de partida.
Aunque el quinteto
se sigue afirmando en lo del shoegazing, hoy también señala al twee pop. Lejos
de ser pretencioso o preciosista, su pop es evocador, nostálgico. Y su Llévame A Casa, editado por Dorog
Records, bebe tanto del tontipop español como del pop independiente anglosajón.
Prevalece este último durante la primera mitad de la jornada: cortes como “A Tu
Lado”, “Despierta” y “Ven A Mí” (me siento tentado a jurar que se trata de una
nueva mezcla); inciden en melodías aparejadas a la suavidad, con debilidad
declarada por el gancho armónico y letras ligeras llenas de un humor tristón.
Juega a favor de este tramo la performance de la Del Castillo: mesurada, delicada
pero no meliflua, simultáneamente dulce y algo desasosegada.
Menos interesante
encuentro la segunda mitad del Llévame...,
pues el grupo despacha allí canciones más cercanas al tontipop ibérico. La
música gana una vitalidad que por momentos suena saltarina, calculadamente naif/bobalicona.
Lo mismo le pasa a las letras. Hasta la voz de Hanny parece contagiarse de ese
estado de cosas. Por fortuna, “Paraíso Eterno” reorienta el disco hacia los paisajes
sonoros que VD83 visitase en su primera parte, logrando un cierre bastante
digno. Balance: regular, nomás. Me reservo el derecho de cambiar de opinión
para una próxima oportunidad.
Hákim de Merv
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