Para nadie tendría
que ser ya un secreto que el pop con derecho a escribir todas sus letras en
mayúscula ha dejado de salir masivamente de las discográficas, sean éstas majors
o labels. Ahora que cualquiera puede elaborar y editar la propia música y la
ajena, son en esa línea los sites como BandCamp y SoundCloud los que (nos)
proveen las experiencias más interesantes.
Dos de ellas se las
debemos a Castlebeat y a TeeeL, proyectos surgidos en la Unión Americana y casi
vecinos -el primero neoyorquino, neojerseíta el segundo-. La nacionalidad no es
lo único que comparten: ambos son de naturaleza indie, tienen como espacio
creativo único/último el dormitorio, abrazan entusiastas la capacidad
integrista que posee la electrónica, y se prodigan bajo el credo de moda entre
sus pares -la fidelidad DIY. Allí acaban las coincidencias.
Podría decirse que
el de Castlebeat es un caso más emblemático que el de TeeeL. Josh Hwang apenas
si cumple tres años en estas lides y ya ha logrado concatenar dos trabajos muy celebrados
por públicos diversos. El primero fue su homónimo debut (2016), precedido por
un demo extended (octubre del año 2015) y un single (inicios de enero del 2016).
El segundo es su novísimo VHS.
Hwang prefiere la
alta fidelidad (hi-fi) DIY. Su música es pop que bebe del chillwave, del
shoegazing, de la new wave, del post punk y hasta del rock alternativo. Es más,
no sólo los bebe. Los fagocita, en consonancia con su estética bedroom. Hace dos
años, temas como “Change Your Mind”, “Goon Pop”, “Downstairs” y el
sintomáticamente bautizado “Dreamgaze” lo demostraban. Hoy, incrementando el
octanaje de los tempos, lo confirman “Wasting Time”, “Zephyr”, “Tennis”, “Heart
Still Beats” y “Video Tape”. En la cuenta BandCamp de Castlebeat no aparece
esta última canción sino sólo listada, pero en SoulSeek ya puedes encontrar/descargar
el VHS completo.
A TeeeL, identidad
sonora de James A. Smith, californiano de nacimiento; le ha costado más años
llegar al mismo nivel de repercusión que el de su compatriota. Desde su opera
prima Amulet (2011), cuenta ya con
cinco títulos de largo aliento, incluido el recientísimo Overtime; además de un single en-tono-de-broma donde versionea el
opening de la popular serie Stranger Things. Ha sido un camino más dilatado, sin duda, pero también más
consolidado.
Utilizando las mismas
especias, y sin salirse del espectro pop, TeeeL suena mucho más synth que
Castlebeat. También mucho más melancólico y/o nostálgico en Overtime que en esfuerzos precedentes, si
bien admito que este matiz se ha afianzado progresivamente desde University Heights (2012). Tal vez se
deba a que Smith prefiere la baja fidelidad (lo-fi) DIY. Premeditadamente retro
-pone cuatro de cinco sentidos en los 80s, por lo que no es inexacto añadir el
ingrediente vaporwave-, TeeeL ha concretado un agradable álbum que cualquiera
puede consumir y disfrutar, a menos que seas metalero contumaz o algo parecido.
Ese saborcillo “eighties” lo lleva aún cuando trata de cambiar de ánimo, como
en “Synth City”, donde una voz femenina se encarga de evocar en todo su
esplendor los días del cubo Rubik, de México 86 y del film The Breakfast Club (1985).
Quien también iza
la bandera de la fidelidad DIY, pero para zurrarse en ella (no-fi), es ProtoU.
Tras el alias se esconde Sasha Cats, ucraniana de formación académica clásica que
muy pronto vertió todos sus talentos hacia los caminos de una electrónica
distorsionada que atravesaba géneros como el ambient y el drum’n’bass.
Posteriormente, Cats tomó contacto con la escena dark ambient, dentro de la que
se sintió mucho más a gusto -pero sin resignarse a sólo recrearla.
La carrera de
ProtoU, acto desde el principio acogido por la independiente usamericana Cryo Chamber -autoproclamada “cinematic dark ambient label” (sepárenme acciones, por
favor)-, empezó en el 2015. A la fecha, ya acredita nada menos que ¡¡¡¡ocho lanzamientos
en 33!!!! entre discos (ejem) “solistas” y colaboraciones conjuntas con otros compañeros
del sello. Este The Edge Of Architecture
(2018) es la tercera jornada en la que no comparte crédito y la primera que le
escucho.
Existe en Facebook
un grupo, Unexplained Sounds, especializado en dark ambient, composición
clásica contemporánea de sesgo noir, noise digital y todo lo que se le parezca
-creo que el norte es el Sonido de la Materia Oscura. Allí he conocido gente
como Bedian, Ambient Dub Society, Eternity Is Now y Sonologyst. Ese
conocimiento ciertamente me ha preparado para una entidad como ProtoU, pero no
le ha quitado sorpresa al hallazgo.
Porque, en esta
faceta, Sasha Cats destila un deep ambient despojado y minimal que se halla años-luz
de ser árido. A The Edge... lo copa
un pathos meditativo muy similar al de Pan•American. Pese a sus retumbantes
drones, el CD es lo suficientemente contenido o equilibrado para sincronizar
con esa sensación de vacío existencial que nos ha legado la ciencia-ficción más
achuchadamente distópica -el equivalente perfecto a explorar, con una extraña
mezcla de soledad, nostalgia, curiosidad, apatía y serenidad; las estructuras
futuristas de Blade Runner 2049. Esos
calculados drops de “Fracture”, que emulan una lluvia incesante pero también
insuficiente, me convencieron en definitiva de contarle entre los flamantes descubrimientos
más afortunados que he tenido la suerte de hacer.
Hákim de Merv
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