(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 13 de marzo de 2024.)
Eran los días en que existían tanto Caleta como su hermana menor Sub, y una breve reseña al respecto apareció en las páginas de esta última. Retrospectivamente, el comentario es demasiado indulgente: con un nombre como el suyo, nada sutil pero de todas maneras decidor, El Primer Compilatorio Con Grupos De Cajamarca (1998) me causó mucho curiosidad al primer golpe de vista. La maqueta presentaba en sociedad a cinco bandas oriundas del departamento ubicado en la sierra norte del país: 3º No. Club, Ruido Negro, Kaliko Y Los Kaliches (de accesos ska), Unidad 4 y Ácido Instinto. Afines al hardcore y al punk las cuatro primeras, más “british” la restante, no hay que pensárselo mucho al adivinar cuál de todas fue la que más llamó mi atención.
Pero el hándicap del demo no sólo era técnico, ya que la grabación había resultado espantosamente deficiente, sino que los esfuerzos de las alineaciones cajachas herederas de la flama ‘77 eran lamentables -cuando no patéticos. Abundantes en clichés, las letras se construyeron terriblemente mal, y la música en líneas generales se iba derrumbando sobre sí misma dese dentro; pese a la inspiración -no declarada- en el punk español y a las ganas que cada quien le echaba.
De esos cinco grupos, con el Tiempo me enteré de los debuts por cuenta propia de Ruido Negro y de Kaliko Y Los Kaliches. Ácido Instinto desapareció pronto, y su principal animador, Carlos Terán; siguió adelante, permaneciendo aún activo bajo el seudónimo de Gredel, que ha colado algunos temas en compilaciones pop limeñas. De todos ellos, Ruido Negro es el que más pronto dejó atrás su prehistoria punkoide y evolucionó labrándose una aceptable trayectoria en los predios del post punk inclinado al dark (por poco tiempo).
Escuchando su producción anterior, me queda claro que los de Cajamarca nunca se han apartado del punk ni del hardcore, abordados ambos bajo un enfoque rigurosamente melódico. En canciones como “Regresar”, “Atrapados”, “Equis” y “Momentos”; juegan todas las cartas a la ortodoxia punkera de altas cotas de energía y de líricas, por apolíticas, bastante personales. Otro ejemplo es “Corazón”, ejecución en directo del surco con que cerrasen su largo del ‘07, Fuerza Para Seguir. Debido al golpe inalterable de la teba (responsabilidad de Herman Cubas), difícilmente las composiciones enumeradas pueden mutar hacia la variante hardcore, cosa que sí sucede -y viceversa- en “Ahora” y en la apertura “Calma”. Reticencia que no deja de extrañarme, ya que punk y hardcore son ramas de un mismo tallo, y en consecuencia asaz compatibles.
Por otra parte, en “Temor” -también del Fuerza...- y en “Refugio”, Unidad 4 se acomoda mejor sobre posiciones hardcoreanas de tempo acelerado sin diluir la melodiosidad antes suscrita. Con sencillez y naturalidad, el combo esculpe letras amenas de nivel más que aceptable para los normalmente chatos estándares de ambos géneros, no alcanzando la explosividad de su guitarrero output ni la virulencia del D-beat ni la denodada agresividad del crust punk. Diez temas que se miran en el espejo de BBs Paranoicos y de Ataque Zero, sin remordimientos ni paltas. Completan el line up ¿de toda la vida? Alan Grosso (guitarra), Aníbal Narro (bajo) y Héctor Pérez (voz).
Hákim de Merv
No hay comentarios.:
Publicar un comentario