(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 3 de mayo del 2023.)
Ad portas de la última Nochebuena, me llegó a través de Facebook el anuncio de un nuevo lanzamiento de la británica Cherry Red Records -no confundir con su homónima usamericana-, disquera fundada en 1978 que ha sobrevivido hasta la actualidad y que acredita un catálogo cercano ya a los tres millares de códigos. Una raya más al tigre, pensarás, quizá no suena precisamente a notición. La relevancia de éste se trastoca, empero, al conocerse que es un cuádruple box set programado para marzo; orientado hacia el shoegazing, antecedentes y derivados.
Considerando que últimamente a la plataforma independiente le ha dado por apostar fuerte a mega-compilaciones temáticas muy completas, las expectativas en torno a la proclama tenían asidero. Ya en el ‘16, la escudería había manufacturado la pentalogía Still In A Dream: A Story Of Shoegaze 1988-1995, por lo que una nueva entrega incidiendo en el sonido que concibiese My Bloody Valentine a inicios de los 90s para ahondar en sus raíces y prole generó mucho entusiasmo. Máxime si tras Still In A Dream... el sello no vaciló en meter la mano al bolsillo para financiar empresas similares. Así, a Close To The Noise Floor (Formative UK Electronica 1975-1984) (también ‘16) le han seguido cajas mastodónticas como Close To The Noise Floor Presents... Noise Reduction System (Formative European Electronica 1974-1984) (‘17), el triple Further Perspectives & Distortion - An Encyclopedia Of British Experimental And Avant-Garde Music 1976 - 1984 (‘19) y Close To The Noise Floor Presents... Third Noise Principle (Formative North American Electronica 1975-1984) (también ‘19). Detalle no menor es que, en estos titanescos muestrarios, la puntería de la label se enfoca en una sólida y exhaustiva documentación de los estetas electrónicos anglosajones en sus respectivos tiempos y espacios. Por lo mismo, el regreso a coordenadas baggy fomentó grandes esperanzas ante las perspectivas de una macro-antología que fuese de “consulta obligada” para principiantes y veteranos devotos al culto del ruido etéreo.
No menos evidente es el generoso lugar dispensado a line-ups y solistas que no se identifican ni de lejos con el shoegazing. ¿Cómo podría ser el caso de David Sylvian, de The Cranberries, de All About Eve o de Low? Esto, sin embargo, no es necesariamente un demérito; ya que el criterio seleccionador de Cherry Stars Collide... parece guiarse por una idea clara y desprejuiciada. Ésta es: trascender el perfil de un determinado proyecto para evaluar si en su repertorio el dream pop encontró alguna vez acogida. Ejecutar esta directriz tiene doble efecto. Por un lado, se adicionan artistas que nunca veríamos citados en un artículo sobre el género, pero que efectivamente han firmado por lo menos una composición con características compatibles. Por otro lado, a esa saludable apertura se le pasa a veces la mano, y termina rescatando canciones que de ethereal noise tienen poco o nada. La dualidad podría absolverse si se alega que la del box set es una cierta mirada acompañada/premunida de contexto, si no fuese por la inequívoca claridad de su subtítulo: ...Dream Pop, Shoegaze & Ethereal Rock 1986-1995. Aunque se respeten los límites cronológicos, los de estilo quedan en fuera de juego con Mojave 3, Dead Can Dance, Mazzy Star o Saint Etienne. Como asimismo los anteriores, todos ellos merecedores de panegíricos y laudatorios -pero no es ése el punto.
Independientemente de los resbalones hasta aquí enumerados, y como sucede de continuo, la principal fortaleza de colecciones de similar vastedad radica en la “sección perdidos”. Esto es, en aquellas canciones y/o instrumentales de combos que 1) no alcanzaron la consagración durante o después de los días de esplendor supersónico, 2) cuyo periodo de vida estuvo condicionado por colaboraciones extraordinariamente circunstanciales, 3) tuvieron una breve existencia debido a factores internos. En promedio, un tercio de los 65 surcos que integran el reciente esfuerzo de Cherry Red Records pertenece a ilustres desconocidos, cumpliéndose así con uno de los requisitos formales para que valga la pena adquirirle -ya que, si sólo se van a compilar los “greatest hits” del shoegazing, en vez de hacer el gasto ahora se puede rippear tal o cual CD para armar una carpeta equivalente/buscar en YouTube los temas y crear una lista de reproducción en cuenta propia conforme indican los créditos del box set.
Contrariamente a lo ocurrido en otras cajas,
el problema de Cherry Stars Collide... es que ese porcentaje no sólo está
conformado más por hueso que por carne, sino que igualmente no es del todo encuadrable
dentro de parámetros dream pop. En lo concerniente al primer disco, por
ejemplo, el único nombre ignoto que merece pulgares arriba es el de Shelleyan
Orphan. Y tan ignoto tampoco es, pues se trata de la primera experiencia
conjunta de Caroline Crowley (voz en algunas melodías del Blood de This
Mortal Coil), Porl Thompson y Boris Williams (respectivamente
multi-instrumentista y baterista en algunas etapas de The Cure). “Tar Baby”,
además, se halla más cerca del indie que del baggy. Los tres tendrían un
segundo aire al declinar los noventas con Babacar.
La situación se alivia un poco en la segunda rodaja con Blow-Up (“Heaven Tonight”) y The Heart Throbs (“Kiss Me When I’m Starving”), dos conjuntos incógnitos que, a juzgar por lo escuchado en ChSC..., merecían mucha mejor suerte que el olvido a que se vieron confinados. Partícipes de equivalente reivindicación son Blind Mr. Jones (“Hey”) y An April March (“All The Flowery”), alineaciones ubicadas en el cuarto esférico. En cuanto al tercero, que es donde empiezan a menudear los himnos de talante shoegazer, no encuentro nada que sea especialmente relevante. Si bien viñetas como “Rosemary Jones” (Levitation), “If I Could Shine” (The Sweetest Ache), “One Thing Leads To Another” (The Darling Buds) o “Strange Young Girls” (Smashing Orange) pueden resultar agradables al oído y fáciles de asimilar; no consiguen aportar gran cosa al vocabulario ethereal noise. O al del indie noventero.
Vamos ahora con los consagrados. Exceptuando
a los que se citan en el tercer párrafo de esta nota, con el añadido de dos o
tres actos más (Lovesliescrushing, The Boo Radleys, el primer Ride), están
todos los que deberían. Otro cantar es que figuren merced a sus momentos más
inspirados. Slowdive, verbigracia, es de la partida con la versión single de “In
Mind”. Una genialidad, pero adscrita a la época en que los de Reading sostuvieron
un breve romance con la electrónica cosecha 90s. ¿No era mejor elegir algún
track del celebérrimo Souvlaki (‘93)? Ídem con Cocteau Twins, terna precursora
del dream pop cuyas bondades la disquera retrata valiéndose del lugar común que
a estas alturas es ya “Iceblink Luck”, cuando pudo haberle favorecido más con algún
otro corte del mismo álbum, Heaven Or Las Vegas (“I Wear Your Ring”, “Cherry-Coloured
Funk”). O simplemente escoger de otro LP (el majestuoso Milk & Kisses).
Muchos de los “must” del baggy adolecen del mismo hándicap: This Mortal Coil (“Drugs”),
Pale Saints (“Fine Friend”), Kitchens Of Distinction (“Hypnogogic”), His Name Is Alive
(“As We Could Ever”), The Ecstasy Of Saint Theresa (“Fluidum”), The Telescopes
(“Celeste”), Chapterhouse (“Mesmerise”)...
¿Qué se puede sacar en limpio? Cherry Stars Collide: Dream Pop, Shoegaze & Ethereal Rock 1986-1995 es una guía de referencia de nivel elemental para el/la escucha que no ha tenido una primera vez con el shoegazing, antepasados y derivados. La siguiente parada debiera ser Still In A Dream: A Story Of Shoegaze 1988-1995. Para el/la escucha curtido/a en estas lides y enamorado/a de la sofocante caricia del huracán que supuso la primavera baggy de los primeros 90s, en cambio, este box set funciona como bonito recordatorio de los días en que la flama incombustible del ethereal noise capturaba para nuestras memorias los colores irrecuperables del crepúsculo sobre la Tierra. Hasta se puede disfrutar escuchar a los clásicos acompañados para la ocasión de otros coetáneos que transitaban direcciones paralelas -Talk Talk (“Eden (Edit)”), Red House Painters (“Japanese To English”), Bel Canto (“Unicorn”), Julee Cruise (“Falling”), The Sundays (“God Made Me”), Spiritualized (“Feel So Sad Glides And Chimes”), The Wake (UK, “English Rain”), Insides (“Yes”), The Ocean Blue (“Ballerina Out Of Control”)... Habida cuenta de la preexistencia del Still In A Dream..., no obstante, se esperaba un poco más de profundidad en los vericuetos del género.
En última instancia, ChSC... es una apetitosa invitación a repasar tantos discos maravillosos que atesoramos en el espíritu, al amparo del único sentido humano que el Alzheimer es incapaz todavía de vencer. Ah, me olvidaba: se agradece, eso sí, tener por fin “Sleep” de The Eternal con una calidad de sonido superior a la de versiones anteriores.
Hákim de Merv
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