(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 10 de diciembre del 2017.)
Más de año y medio
atrás, el Destino quiso que disfrutase de un directo de Vago Sagrado sin haber
caído previamente en la cuenta de ello. ¿El motivo? La tocata en El Bar De René
que conmemoraba los 20 años de existencia de Yajaira, legendaria agrupación sureña
precursora del stoner latinoamericano, ocasión para la que VS haría las veces
de acto telonero. Pocas semanas después del evento escribí una memorabilia al
respecto subrayando lo emocionante que me pareció la performance del novel
terceto y el hecho de que se pusieran a la venta discos de los agasajados y de
Hielo Negro, otro buque-insignia de la escena mapocha, pero no de quienes abrieron
esa inolvidable velada en Santiago De Chile.
Una vez de vuelta
en Lima, busqué información sobre Vago Sagrado. Averigüé así que la terna era
capitalina, que tenía ya un disco epónimo en su haber (2015) -y que, audicionado
y asimilado éste, la actuación brindada aquella noche era reflejo fiel de lo
que hasta entonces se había plasmado en estudio. Sorprendente desde cualquier
punto de vista.
Transcurridos casi
dos años desde la publicación de Vago
Sagrado, el grupo ha editado Vol. II
a través de ETC Records (cassette) y de Ceguera Records (CD). En el interín, se
lanzó el Alea Iacta Est EP (2016), íntegramente
repescado en el nuevo título. Ahora que los circuitos latinoamericanos
independientes viven el auge del meta-stoner, esta reciente entrega es la augusta
confirmación de todas las cualidades que viene acreditando la banda desde su
fundación (2013).
La de Vago Sagrado parece
una formación a la vieja usanza del power trío. Carlos González Lihn se ocupa
del bajo y apoya en las vocales, Nick Vayolence está a cargo de la batería, y Alberto
Parra se cuelga la guitarra y el cartel de voz principal. Precisamente es este
último, fundador del grupo junto a Carlos, quien ha resumido el proceso
creativo de Vol. II en una inmejorable
frase: “dejar los instrumentos sangrar”.
En algunos
aspectos, Vol. II definitivamente es
un paso adelante en relación a su predecesor. La característica desprolijidad
intencional del sonido VS no se ha abandonado, pero sí se ha optimizado su
adecuado registro. Además, la sensación de internarse en siniestras espesuras
psíquicas, azotadas por rabiosos vendavales, ha ganado peso y consistencia debido
a la maduración de la propuesta sonora.
En otros aspectos,
en cambio, y para bien; el estado de la cuestión, aunque magnificado, sigue
siendo el mismo. Tal cual ocurre en el debut, en Vol. II nos fondea una vorágine de space rock, hipnótica acidez
química, kraut rock, ruido bienencarado, proto-heavy, percusión minimalista (la
única excepción en este apartado es el bateo sofisticado de “Normandie”),
stoner desatado, delay iterativo. Y si hay una constante en el sonido/en el
imaginario/en el espíritu convulsamente enteogénico que posee a los tres de
SDCh, ésa es la psicodelia. Este color “heavy psych” está presente desde el
arranque mismo con “Ciudad Fantasma” y sus melódicos riffs, hasta el apoteósico
final de “On Your Knees”: toda la placa luce plagada de dislocadas viñetas de
delirio cósmico, de lustrosas capas de arreglos opiáceos, de agresiva distorsión
orbicular, de atmósferas alucinógenas que invocan una y otra vez la presencia
del Caos (reveladora “Alea Iacta Est”), de bajos robustos y voluptuosos que
pueblan de sombras varias los 38 minutos del disco...
Sin embargo, aún
después de estas metafóricas descripciones es posible percibir en Vol. II un equilibrio entre apolínea armonía
y dionisíaco maremágnum, entre Eros y Thanatos, entre deslumbrante luz solar y corpórea
oscuridad, entre melodiosidad y furia orgiástica. Después de todo, las
experiencias psicodélicas suelen dispensar parejamente tinieblas y luces, y
ésta no es la excepción -igual nomás he imaginado microinfinitos subatómicos
tallados quirúrgicamente en marfil o algún material similar. Curioso, ya no
sorprendente, viniendo de una banda cuya prehistoria ha estado marcada por
referentes tan dispares como Sonic Youth, Nazz, Dinosaur Jr. y Spiritualized.
En el balance, también debe haber sumado Pablo Giadach, productor de prestigio
que ha trabajado con The Ganjas y Casino.
Detalle conceptual a
tener en cuenta: la portada del primer disco incluía una frase en checo a modo
de improvisado subtítulo, “Mel kouzla se hnevem a zoufalství posvátné pobuda”,
que en buen castellano quiere decir “Él tenía hechizos de ira y desesperación debido
a la incursión sagrada”. Vol. II hace
otro tanto con la frase en latín “Negans enim quod est mortuus”, esto es,
“Renegando (de) esta existencia muerta”. ¿Cuál será el mensaje y en qué idioma para
su siguiente paso?
Jornada demoledora.
Estos triates están a punto de convertirse en una superbandaza.
Hákim de Merv
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